
Las restricciones a la libertad de prensa ya no son solo un problema de pa铆ses autoritarios. Tambi茅n est谩 amenazada en cada vez m谩s democracias, poniendo en peligro su esencia, dice Ines Pohl, jefa de redacci贸n de DW.
Ines Pohl.- El derecho a la libertad de expresi贸n no es un producto de lujo. Una libertad de prensa sin restricciones no es algo de lo que las democracias puedan prescindir, sino algo que deben defender con todas sus fuerzas. Porque es uno de los pilares de su sistema de gobierno, que garantiza la mayor libertad posible para cada individuo y la mayor protecci贸n para las minor铆as. Solo es posible descubrir, y en el mejor de los casos obstaculizar, la corrupci贸n y las injusticias cuando todos tienen el derecho de expresar libremente su opini贸n, cuestionar de forma cr铆tica lo que pasa en la pol铆tica y los negocios, investigar sin obst谩culos y publicar el resultado de sus investigaciones.
Lecci贸n aprendida de Hitler
Por supuesto que no hay nada nuevo en esta observaci贸n. Los alemanes aprendimos de la era nazi lo importante que es la informaci贸n independiente. No fue una coincidencia que el reinado de terror de Adolf Hitler comenzara con el fin de la libertad de prensa.
¿Pero qu茅 significa todo esto hoy? Ante todo, que nunca podemos dejar de informar sobre la opresi贸n de los periodistas, que no podemos dejar de exigir la liberaci贸n de nuestros colegas encarcelados y que exigimos a los que est谩n en el poder que dejen de tratar de restringir la libertad de expresi贸n. Y significa que debemos exigir que nuestro propio gobierno y los partidos de oposici贸n se ubiquen tambi茅n en esta l铆nea. Diplom谩ticamente, pero tambi茅n con medidas de presi贸n cuando sea necesario.
La UE debe reflexionar sobre c贸mo pretende tratar con los estados miembros que limitan la libertad de prensa, en los que se cambian las leyes respectivas, se despide a los jueces cr铆ticos y se silencia a los opositores. Debe quedar meridianamente claro a los pa铆ses aspirantes en las conversaciones de adhesi贸n que la libertad de prensa no es negociable y que sin ella no hay posibilidad de ser miembro de la Uni贸n Europea. Las actitudes laxas hacia los nuevos estados miembros en este sentido en los 煤ltimos a帽os han pasado factura.
Las tendencias que vemos en Europa son todo menos banales. Y las cosas est谩n llegando a un punto cr铆tico en pa铆ses como Polonia, Hungr铆a o Rumania. La situaci贸n de blogueros y periodistas ciudadanos, que en muchos lugares son una de las pocas fuentes de informaci贸n independiente, se ha deteriorado hasta el punto de resultar actividades potencialmente mortales. Trece de ellos fueron asesinados este a帽o en todo el mundo, casi el doble que en 2017.
Trump ataca a la prensa
Pero la violencia directa contra los periodistas no es la 煤nica amenaza. Pol铆ticos como Donald Trump o Vladimir Putin saben d贸nde atacar al periodismo: en su activo m谩s valioso, su credibilidad. Cuando el presidente de Estados Unidos acusa a los medios de comunicaci贸n de difundir "noticias falsas", se trata de mucho m谩s que de simplemente distraer la atenci贸n de sus propias mentiras. Es una estrategia a largo plazo dise帽ada para socavar la credibilidad de sus cr铆ticos m谩s peligrosos y as铆 debilitar a aquellos que est谩n en v铆as de descubrir sus intrigas y sus motivos ocultos.
Eso tambi茅n significa que los periodistas y las empresas de medios deben enfrentar el desaf铆o y realizar su investigaci贸n con mayor esmero, cuestionar a sus propios colegas de manera a煤n m谩s cr铆tica y admitir los errores sin reservas. Pues cada montaje premeditado, cada exageraci贸n infundada y cada noticia sesgada juegan a favor de quienes intentan evitar que los ciudadanos se informen para poder formarse sus propias opiniones. Y este es al final el requisito indispensable para que las elecciones sean realmente democr谩ticas.
Autora: Ines Pohl (lgc/dzc)
