OPINI脫N de Elaine Tavares.- La generaci贸n que vivi贸 encerrada durante la dictadura civil / militar, a partir de 1984, aparentemente siempre tuvo la ilusi贸n de que viv铆a en un pa铆s democr谩tico, capaz de caminar seguro hacia periodo de derechos y justicia. Nada m谩s falso. Brasil, hist贸ricamente, estuvo mucho m谩s cerca del autoritarismo que de la libertad y los tiempos llamados "democr谩ticos" tambi茅n estuvieron llenos de represi贸n. Los avances conquistados con mucha lucha fueron pocos y ahora est谩n amenazados ante una nueva avanzada del conservadurismo.
Primero es importante recordar que fue ese gigante dormido uno de los 煤ltimos espacios de Am茅rica del Sur que se independiz贸 de la servidumbre de la colonia. Mientras que los pa铆ses colonizados por Espa帽a empezaron sus procesos en 1808, en Venezuela, con revoluci贸n armada, Brasil s贸lo cort贸 lazos con Portugal en 1822 despu茅s de un arreglo en familia entre Don Jo茫o VI y su hijo Pedro. Y, tras esa llamada quiebra de lazos, tampoco se hizo Rep煤blica, y 茅sta s贸lo vendr铆a en 1889, fruto de un golpe militar, disimulado, sin mucho alboroto y tambi茅n arreglado. Es decir, mientras el resto del continente ya respiraba una vida republicana por m谩s de medio siglo, Brasil dormitaba bajo un "imperio".
El mariscal Deodoro da Fonseca, que estuvo al frente del cuartelazo que fund贸 la Rep煤blica, asumi贸 la presidencia como interino, y s贸lo en 1891 se realizaron elecciones que lo formalizaron en el cargo. Pero no eran elecciones generales, sino hechas dentro del Congreso Constituyente, por lo tanto indirectas. Deodoro cumpli贸 dos a帽os y luego asumi贸 su vice, Floriano Peixoto, de triste memoria para los moradores de la isla de Santa Catarina (obligados a cargar el nombre de Florian贸polis). Este gobierno fue tan duro que se conoci贸 como "Rep煤blica de la Espada". Despu茅s de 茅l vinieron otros, de 1894 a hasta 1930, constituyendo la llamada Rep煤blica Vieja, que hasta tuvo elecci贸n, pero con baj铆sima participaci贸n popular.
La Segunda Rep煤blica o primera fase de la "Era Vargas", iniciada con la revoluci贸n de 1930, tuvo a Get煤lio Vargas como jefe provisional hasta 1934, siendo luego respaldado por la Asamblea Constituyente que lo llev贸, por elecci贸n indirecta, a la presidencia, en la que se qued贸 hasta 1937. Un per铆odo m谩s, largo, con la poblaci贸n excluida de las decisiones. En ese a帽o, cuando ya se preparaban las elecciones para presidente, Get煤lio dio un golpe, alegando que Brasil atravesaba por una grave "amenaza comunista", y sigue en el gobierno hasta 1945, cuando se cierra lo que se conoci贸 como la Tercera Rep煤blica. Fue un tiempo de profundo autoritarismo, en el que, incluso, Get煤lio entreg贸 a Olga Ben谩rio, embarazada, a los nazis.
La Cuarta Rep煤blica va desde 1946 hasta 1964, pasando por la silla de presidente nueve personas, con algunas de ellas ocup谩ndola muy poco tiempo. En ese per铆odo tambi茅n sucedi贸 el suicidio de Vargas, cuando estaba de nuevo en la presidencia. Per铆odo turbulento y lleno de intrigas en la alta c煤pula del poder. De nuevo, la llamada "amenaza comunista" fue el pretexto para un golpe, comandado por los militares, pero con amplio apoyo de la clase dominante civil. Lo que sigui贸 a la ca铆da de Jo茫o Goulart fue la dictadura, tenebroso per铆odo de torturas, muertes y desapariciones, que se denomin贸 Quinta Rep煤blica, en el que s贸lo militares comandaron al gobierno. Tiempo duro, sin libertad y sin posibilidad de participaci贸n en las decisiones de la vida nacional. En medio de un "milagro" en el que se contrajo una gran deuda, se viv铆a la paz de los cementerios que ahora algunos se dedican a saludar. La llamada democracia s贸lo vino a dar aire de la gracia en Brasil en 1984 cuando la dictadura se desmont贸 en la transici贸n a la Sexta Rep煤blica, en un proceso que tampoco tuvo la participaci贸n popular. A pesar de las grandes manifestaciones nacionales clamando por elecciones directas, el presidente civil fue elegido de manera indirecta: Tancredo Neves. Pero no asumi贸. Muri贸 antes de la toma de posesi贸n, asumiendo en su lugar, el vice, Jos茅 Sarney. A partir de ah铆 fue llegando el neoliberalismo que clav贸 una estaca en el coraz贸n de la naci贸n. Collor, Itamar y Fernando Henrique Carodos. Gobiernos dif铆ciles para los trabajadores, de mucha p茅rdida de derechos y muchas batallas sindicales y populares.
A partir de 2003, con Lula y luego Dilma, ambos del Partido de los Trabajadores, el gobierno asumi贸 una coloraci贸n m谩s social, pero a煤n atado a las pol铆ticas neoliberales. En ese per铆odo se garantizaron algunos avances, pero nada de cambiar las estructuras de la naci贸n. La participaci贸n popular no fue estimulada y la democracia participativa no lleg贸. Entonces, vino el golpe en 2016 y Temer asumi贸, iniciando la curva conservadora otra vez.
N贸tese que la historia pol铆tica brasile帽a es una sucesi贸n de situaciones complicadas, golpes, autoritarismos, caudillismo y muy poco, casi nada, de participaci贸n real de las gentes. Y, si retrocedemos a煤n m谩s en el tiempo, la herencia esclavista puede ser una explicaci贸n para esa interminable hilera de conservadurismo y retraso. "La cosa es loca", se podr铆a decir, al final, de toda esa gente que comand贸 el pa铆s desde el inicio de la Rep煤blica s贸lo 12 terminaron el mandato. Y la poblaci贸n nunca fue llamada a decidir sobre cualquier cosa. Incluso los llamados consejos, creados en la 茅poca neoliberal, no eran m谩s que espacios rituales, en los que el dominio segu铆a en manos del Estado.
As铆 que la asunci贸n de Jair Bolsonaro, representando lo m谩s atrasado en la “hacienda” Brasil no es ninguna sorpresa. Estas fuerzas del oscurantismo nunca estuvieron por mucho tiempo escondidas. Dormitaban, pero con los ojos abiertos. Tampoco es novedad el poder que est谩 tomando las fuerzas religiosas. Siempre fue as铆, s贸lo que quien andaba junto a 茅l era la iglesia cat贸lica. Hoy, son las neo pentecostales. Hemos tenido un corto per铆odo, el de la Teolog铆a de la Liberaci贸n, en que algunos sacerdotes hicieron la diferencia entre la poblaci贸n. Pero esta pastoral fue aplastada por la pol铆tica del Vaticano, que no quer铆a saber de transformaciones.
Dicho esto, el hecho de que todo parezca una incre铆ble pel铆cula de terror, sobre todo para las generaciones m谩s j贸venes, que desconocen la historia, no deber铆a paralizar a la gente. Pero, aparentemente muchos todav铆a est谩n anestesiados por algunos a帽os de la pol铆tica "paz y amor", esa equivocada t谩ctica de la conciliaci贸n de clases llevada a cabo por el PT. La historia siempre mostr贸 que cualquier alianza con la clase dominante siempre acaba mal para los trabajadores, para los indios, para los negros y para los campesinos. Por eso, el conocimiento profundo sobre el car谩cter del c铆rculo de poder del pa铆s es fundamental para la forma en que se movilizan las gentes. El an谩lisis correcto dar谩 lugar a una decisi贸n correcta sobre c贸mo enfrentar el gobierno que asume ahora, renovando el autoritarismo hist贸rico que nos acompa帽a desde la invasi贸n de los portugueses.
Los primeros d铆as vienen causando una conmoci贸n inexplicable. Al final, todo eso estaba bien claro en el discurso y en el sucinto plan de gobierno del entonces candidato Bolsonaro. Creado como un personaje del "whatsapp", 茅l incorpor贸 el discurso que ven铆a de las calles. Y ese discurso ped铆a r茅gimen militar, tortura, seguridad con mano dura, fin de la corrupci贸n. Era el Brasil esclavista expres谩ndose. Brasil que ve el trabajo y las gentes del pueblo como "cosa inferior". Brasil que mata al indio para abrir camino, que poco se preocupa por el hambre de los pobres o por el dolor de los que nada tienen. "Si no tiene es porque no se ha esforzado", dicen las se帽oras cristianas.
Entonces, vencida la elecci贸n por la candidatura que se ancl贸 en esa postura no podr铆a ser sorpresa el gabinete que ha sido conformado. Todo lo que vendr铆a ser铆a para destruir los pocos avances ya conquistados y aplastar cualquier otra idea de autonom铆a o participaci贸n popular. Por eso el ministro de Educaci贸n est谩 contra la educaci贸n, el del Medio Ambiente est谩 a favor de la destrucci贸n del ambiente, el de la salud ama a las farmac茅uticas, el de Hacienda es amigo de banqueros y la de la Agricultura quiere acabar con las tierras ind铆genas y quilombolas, etc茅tera. Es todo lo contrario de lo que las fuerzas progresistas quer铆an que fuera.
¿Y por qu茅 es as铆? Porque ese pueblo que asumi贸, amparado por la clase dominante siempre lista para el retorno, sabe muy bien lo que es la lucha de clases. Entonces, hay que borrar todos los vestigios de las conquistas populares. No puede dejar piedra sobre piedra. Por eso todos los cartuchos ser谩n usados contra lo que es m谩s preciado para la izquierda o los progresistas, sea lo que eso signifique. Acciones contra Cuba, contra Venezuela, contra los pa铆ses africanos. Y muchas bendiciones para los Estados Unidos, para Israel, para Colombia. Nadie all铆 est谩 para hacer el juego del buen-joven. Por eso vendr谩n acciones contra la Universidad, contra la educaci贸n, contra el patrimonio p煤blico, contra la agricultura familiar, los sin tierra, los trabajadores. Es la guerra, compas. No hay conciliaci贸n. Y, de nuevo, el "comunismo" aparece como un enemigo a combatir y todo lo que no encuadra en la agenda de la destrucci贸n, es comunista. Ellos saben que no lo es. Pero, apuntan el dedo y la masa apunta el tiro. Es la guerra. La poblaci贸n, sin conocimiento sobre lo que es socialismo o comunismo, cree que esa forma de gobiernos es cosa del "demonio" y as铆 la nave va.
Ante eso, ¿qu茅 hacer? Bueno, lo que hemos hecho a lo largo de los siglos, como pueblo y como trabajadores: luchar. Pero lucha de verdad, re帽ida y dura. No es tiempo para mociones, cartas de repudio, creencia en la Justicia o denuncias en el Ministerio P煤blico. Los 煤ltimos acontecimientos nacionales dejaron bien claro una verdad que se escond铆a: no hay justicia para los empobrecidos, para las v铆ctimas del capital. El poder judicial es arma de la clase dominante, que es peque帽a, contra la mayor铆a. La justicia es cosa a conquistar. Por eso es hora de los sindicatos, de los partidos pol铆ticos, de los movimientos. Hay que explicar, hay que ganar mentes, hay que organizar. Hay que dar batallas colectivas. No hay superh茅roes, aquellos que llegan a la hora H y salvan el mundo. No es una cruzada individual. Es una lucha de clase. Y tiene que ser enfrentada colectivamente.
Ellos no est谩n para los juegos. Saben bien lo que est谩n haciendo y d贸nde quieren llegar.
¿Y nosotros?
https://www.alainet.org/es/articulo/197702
Primero es importante recordar que fue ese gigante dormido uno de los 煤ltimos espacios de Am茅rica del Sur que se independiz贸 de la servidumbre de la colonia. Mientras que los pa铆ses colonizados por Espa帽a empezaron sus procesos en 1808, en Venezuela, con revoluci贸n armada, Brasil s贸lo cort贸 lazos con Portugal en 1822 despu茅s de un arreglo en familia entre Don Jo茫o VI y su hijo Pedro. Y, tras esa llamada quiebra de lazos, tampoco se hizo Rep煤blica, y 茅sta s贸lo vendr铆a en 1889, fruto de un golpe militar, disimulado, sin mucho alboroto y tambi茅n arreglado. Es decir, mientras el resto del continente ya respiraba una vida republicana por m谩s de medio siglo, Brasil dormitaba bajo un "imperio".
El mariscal Deodoro da Fonseca, que estuvo al frente del cuartelazo que fund贸 la Rep煤blica, asumi贸 la presidencia como interino, y s贸lo en 1891 se realizaron elecciones que lo formalizaron en el cargo. Pero no eran elecciones generales, sino hechas dentro del Congreso Constituyente, por lo tanto indirectas. Deodoro cumpli贸 dos a帽os y luego asumi贸 su vice, Floriano Peixoto, de triste memoria para los moradores de la isla de Santa Catarina (obligados a cargar el nombre de Florian贸polis). Este gobierno fue tan duro que se conoci贸 como "Rep煤blica de la Espada". Despu茅s de 茅l vinieron otros, de 1894 a hasta 1930, constituyendo la llamada Rep煤blica Vieja, que hasta tuvo elecci贸n, pero con baj铆sima participaci贸n popular.
La Segunda Rep煤blica o primera fase de la "Era Vargas", iniciada con la revoluci贸n de 1930, tuvo a Get煤lio Vargas como jefe provisional hasta 1934, siendo luego respaldado por la Asamblea Constituyente que lo llev贸, por elecci贸n indirecta, a la presidencia, en la que se qued贸 hasta 1937. Un per铆odo m谩s, largo, con la poblaci贸n excluida de las decisiones. En ese a帽o, cuando ya se preparaban las elecciones para presidente, Get煤lio dio un golpe, alegando que Brasil atravesaba por una grave "amenaza comunista", y sigue en el gobierno hasta 1945, cuando se cierra lo que se conoci贸 como la Tercera Rep煤blica. Fue un tiempo de profundo autoritarismo, en el que, incluso, Get煤lio entreg贸 a Olga Ben谩rio, embarazada, a los nazis.
La Cuarta Rep煤blica va desde 1946 hasta 1964, pasando por la silla de presidente nueve personas, con algunas de ellas ocup谩ndola muy poco tiempo. En ese per铆odo tambi茅n sucedi贸 el suicidio de Vargas, cuando estaba de nuevo en la presidencia. Per铆odo turbulento y lleno de intrigas en la alta c煤pula del poder. De nuevo, la llamada "amenaza comunista" fue el pretexto para un golpe, comandado por los militares, pero con amplio apoyo de la clase dominante civil. Lo que sigui贸 a la ca铆da de Jo茫o Goulart fue la dictadura, tenebroso per铆odo de torturas, muertes y desapariciones, que se denomin贸 Quinta Rep煤blica, en el que s贸lo militares comandaron al gobierno. Tiempo duro, sin libertad y sin posibilidad de participaci贸n en las decisiones de la vida nacional. En medio de un "milagro" en el que se contrajo una gran deuda, se viv铆a la paz de los cementerios que ahora algunos se dedican a saludar. La llamada democracia s贸lo vino a dar aire de la gracia en Brasil en 1984 cuando la dictadura se desmont贸 en la transici贸n a la Sexta Rep煤blica, en un proceso que tampoco tuvo la participaci贸n popular. A pesar de las grandes manifestaciones nacionales clamando por elecciones directas, el presidente civil fue elegido de manera indirecta: Tancredo Neves. Pero no asumi贸. Muri贸 antes de la toma de posesi贸n, asumiendo en su lugar, el vice, Jos茅 Sarney. A partir de ah铆 fue llegando el neoliberalismo que clav贸 una estaca en el coraz贸n de la naci贸n. Collor, Itamar y Fernando Henrique Carodos. Gobiernos dif铆ciles para los trabajadores, de mucha p茅rdida de derechos y muchas batallas sindicales y populares.
A partir de 2003, con Lula y luego Dilma, ambos del Partido de los Trabajadores, el gobierno asumi贸 una coloraci贸n m谩s social, pero a煤n atado a las pol铆ticas neoliberales. En ese per铆odo se garantizaron algunos avances, pero nada de cambiar las estructuras de la naci贸n. La participaci贸n popular no fue estimulada y la democracia participativa no lleg贸. Entonces, vino el golpe en 2016 y Temer asumi贸, iniciando la curva conservadora otra vez.
N贸tese que la historia pol铆tica brasile帽a es una sucesi贸n de situaciones complicadas, golpes, autoritarismos, caudillismo y muy poco, casi nada, de participaci贸n real de las gentes. Y, si retrocedemos a煤n m谩s en el tiempo, la herencia esclavista puede ser una explicaci贸n para esa interminable hilera de conservadurismo y retraso. "La cosa es loca", se podr铆a decir, al final, de toda esa gente que comand贸 el pa铆s desde el inicio de la Rep煤blica s贸lo 12 terminaron el mandato. Y la poblaci贸n nunca fue llamada a decidir sobre cualquier cosa. Incluso los llamados consejos, creados en la 茅poca neoliberal, no eran m谩s que espacios rituales, en los que el dominio segu铆a en manos del Estado.
As铆 que la asunci贸n de Jair Bolsonaro, representando lo m谩s atrasado en la “hacienda” Brasil no es ninguna sorpresa. Estas fuerzas del oscurantismo nunca estuvieron por mucho tiempo escondidas. Dormitaban, pero con los ojos abiertos. Tampoco es novedad el poder que est谩 tomando las fuerzas religiosas. Siempre fue as铆, s贸lo que quien andaba junto a 茅l era la iglesia cat贸lica. Hoy, son las neo pentecostales. Hemos tenido un corto per铆odo, el de la Teolog铆a de la Liberaci贸n, en que algunos sacerdotes hicieron la diferencia entre la poblaci贸n. Pero esta pastoral fue aplastada por la pol铆tica del Vaticano, que no quer铆a saber de transformaciones.
Dicho esto, el hecho de que todo parezca una incre铆ble pel铆cula de terror, sobre todo para las generaciones m谩s j贸venes, que desconocen la historia, no deber铆a paralizar a la gente. Pero, aparentemente muchos todav铆a est谩n anestesiados por algunos a帽os de la pol铆tica "paz y amor", esa equivocada t谩ctica de la conciliaci贸n de clases llevada a cabo por el PT. La historia siempre mostr贸 que cualquier alianza con la clase dominante siempre acaba mal para los trabajadores, para los indios, para los negros y para los campesinos. Por eso, el conocimiento profundo sobre el car谩cter del c铆rculo de poder del pa铆s es fundamental para la forma en que se movilizan las gentes. El an谩lisis correcto dar谩 lugar a una decisi贸n correcta sobre c贸mo enfrentar el gobierno que asume ahora, renovando el autoritarismo hist贸rico que nos acompa帽a desde la invasi贸n de los portugueses.
Los primeros d铆as vienen causando una conmoci贸n inexplicable. Al final, todo eso estaba bien claro en el discurso y en el sucinto plan de gobierno del entonces candidato Bolsonaro. Creado como un personaje del "whatsapp", 茅l incorpor贸 el discurso que ven铆a de las calles. Y ese discurso ped铆a r茅gimen militar, tortura, seguridad con mano dura, fin de la corrupci贸n. Era el Brasil esclavista expres谩ndose. Brasil que ve el trabajo y las gentes del pueblo como "cosa inferior". Brasil que mata al indio para abrir camino, que poco se preocupa por el hambre de los pobres o por el dolor de los que nada tienen. "Si no tiene es porque no se ha esforzado", dicen las se帽oras cristianas.
Entonces, vencida la elecci贸n por la candidatura que se ancl贸 en esa postura no podr铆a ser sorpresa el gabinete que ha sido conformado. Todo lo que vendr铆a ser铆a para destruir los pocos avances ya conquistados y aplastar cualquier otra idea de autonom铆a o participaci贸n popular. Por eso el ministro de Educaci贸n est谩 contra la educaci贸n, el del Medio Ambiente est谩 a favor de la destrucci贸n del ambiente, el de la salud ama a las farmac茅uticas, el de Hacienda es amigo de banqueros y la de la Agricultura quiere acabar con las tierras ind铆genas y quilombolas, etc茅tera. Es todo lo contrario de lo que las fuerzas progresistas quer铆an que fuera.
¿Y por qu茅 es as铆? Porque ese pueblo que asumi贸, amparado por la clase dominante siempre lista para el retorno, sabe muy bien lo que es la lucha de clases. Entonces, hay que borrar todos los vestigios de las conquistas populares. No puede dejar piedra sobre piedra. Por eso todos los cartuchos ser谩n usados contra lo que es m谩s preciado para la izquierda o los progresistas, sea lo que eso signifique. Acciones contra Cuba, contra Venezuela, contra los pa铆ses africanos. Y muchas bendiciones para los Estados Unidos, para Israel, para Colombia. Nadie all铆 est谩 para hacer el juego del buen-joven. Por eso vendr谩n acciones contra la Universidad, contra la educaci贸n, contra el patrimonio p煤blico, contra la agricultura familiar, los sin tierra, los trabajadores. Es la guerra, compas. No hay conciliaci贸n. Y, de nuevo, el "comunismo" aparece como un enemigo a combatir y todo lo que no encuadra en la agenda de la destrucci贸n, es comunista. Ellos saben que no lo es. Pero, apuntan el dedo y la masa apunta el tiro. Es la guerra. La poblaci贸n, sin conocimiento sobre lo que es socialismo o comunismo, cree que esa forma de gobiernos es cosa del "demonio" y as铆 la nave va.
Ante eso, ¿qu茅 hacer? Bueno, lo que hemos hecho a lo largo de los siglos, como pueblo y como trabajadores: luchar. Pero lucha de verdad, re帽ida y dura. No es tiempo para mociones, cartas de repudio, creencia en la Justicia o denuncias en el Ministerio P煤blico. Los 煤ltimos acontecimientos nacionales dejaron bien claro una verdad que se escond铆a: no hay justicia para los empobrecidos, para las v铆ctimas del capital. El poder judicial es arma de la clase dominante, que es peque帽a, contra la mayor铆a. La justicia es cosa a conquistar. Por eso es hora de los sindicatos, de los partidos pol铆ticos, de los movimientos. Hay que explicar, hay que ganar mentes, hay que organizar. Hay que dar batallas colectivas. No hay superh茅roes, aquellos que llegan a la hora H y salvan el mundo. No es una cruzada individual. Es una lucha de clase. Y tiene que ser enfrentada colectivamente.
Ellos no est谩n para los juegos. Saben bien lo que est谩n haciendo y d贸nde quieren llegar.
¿Y nosotros?
https://www.alainet.org/es/articulo/197702