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Trump arremete y chantajea a la Corte Penal Internacional

OPINI脫N de Emilio Mar铆n.- Por algo EEUU no es parte de la Corte Penal Internacional. Ahora la administraci贸n Trump la amenaza y chantajea para que no se investiguen sus cr铆menes en Afganist谩n.

La Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Holanda, no es ninguna maravilla, por m谩s que se la cre贸 con muchas expectativas con el Tratado de Roma en 2002.

No podr铆a serlo porque de una u otra manera esos tribunales y organismos internacionales, como la ONU, son parte en 煤ltima instancia del mundo desigual y dominado por grandes potencias como EE UU y la Uni贸n Europea.

De todas maneras, en la medida que la CPI fue creada con competencia en cr铆menes de guerra, delitos de lesa humanidad y genocidio, fue acumulando expedientes provenientes de muchas partes del mundo. Y algo deb铆a hacer, claro que con un retraso monumental y eligiendo muy bien a qu茅 pa铆ses abrirles expedientes y a cu谩les no.

A los africanos los sent贸 a menudo en el banquillo de los acusados, por lo que se gan贸 el justo mote de que s贸lo persegu铆a a 脕frica. Aclaraci贸n obvia, el cronista no est谩 diciendo que all铆 no se violen los derechos humanos y no se cometan delitos, pero es evidente la parcialidad. Gambia, Sud谩frica y Burundi anunciaron en 2016 que se iban de la CPI; Kenia y otros cuatro pa铆ses sopesan hacer lo mismo.

En cambio, otros tienen “coronita”, como Israel, denunciado infinidad de veces por los cr铆menes cometidos contra la poblaci贸n de Gaza. Incurri贸 en eso en 2008-2009, en 2014 y desde marzo de 2018, con miles de v铆ctimas mortales y heridos en cada caso, sin que la Corte se decidiera a juzgarlo. El 22 de mayo pasado el ministro palestino de Asuntos Exteriores, Riad al Maliki, formul贸 su 煤ltima denuncia, por la represi贸n contra Gaza, iniciada el 30 de marzo. Y a煤n no hay novedades…

El otro coloso que se ha vuelto furioso contra la posibilidad de que los cr铆menes de sus marines en Afganist谩n sean ventilados en La Haya, es EEUU. Ya en septiembre pasado, el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, anunci贸 grandes represalias en el caso que la CPI investigara cr铆menes de “patriotas estadounidenses” en el pa铆s asi谩tico, invadido por George W. Bush.

“Estados Unidos utilizar谩 cualquier medio que sea necesario para proteger a nuestros ciudadanos y a los de nuestros aliados contra las acusaciones injustas de este tribunal ileg铆timo”, amenaz贸 Bolton ante la Federalist Society, un foro ultra conservador de Washington.

El funcionario reci茅n designado en Seguridad reaccionaba de ese modo, luego que en 2017 la CPI pidiera autorizaci贸n a Washington para investigaciones preliminares sobre Afganist谩n. Las sanciones podr铆an ser, dijo Bolton, prohibir la entrada a EE UU a jueces y fiscales del Tribunal, procesarlos ante la justicia, afectar sus fondos e inversiones en EE UU. Otro tanto con los fondos de cualquier empresa o pa铆s que colaborara con la investigaci贸n a esos marines, y agravar las sanciones a los estados que entregaran a ciudadanos norteamericanos al tribunal en sede holandesa.

Bolton no se anduvo con chiquitas: “no cooperamos con la CPI. No le prestaremos asistencia. No nos uniremos a ella. Dejaremos que muera ella sola. Despu茅s de todo, la CPI ya est谩 muerta para nosotros”.

El tr谩mite inicial de este caso lo hab铆a asumido en 2015 la fiscal jefa de la CPI, Fatou Bensuoda, una jurista nacida en Gambia.

Quiz谩s lo 煤nico positivo de estas amenazas es que puede hacer pensar a la parte del mundo equivocada, creyente que los dictadores del mundo ser铆an Nicol谩s Maduro o Kim Jong un. Los dictadores de esa 铆ndole tienen Oficina Oval en una casa pintada de blanco.

Cunde el miedo

Los delitos imputados a los militares que invadieron Afganist谩n datan de 2001-2003. Reci茅n catorce a帽os despu茅s la fiscal jefa Bensuoda pide a Washington autorizaci贸n para investigar y eventualmente abrir un juicio. Una lentitud evidente que no tiene tanto que ver con la capacidad jur铆dica de la nacida en Gambia, que en abril de 2018 recibi贸 un honoris causa por esa labor humanitaria en la Universidad Nacional de Lan煤s. La lentitud tiene que ver con lo dicho al principio: las potencias hacen sentir su rigor, con amenazas brutales como las de Bolton y en muchos otros casos con maniobras m谩s sutiles.

Y empez贸 a brotar el miedo. Uno de los jueces de la CPI, Christoph Flugge, dimiti贸 en enero pasado y lo explic贸 al peri贸dico Die Zeit como una reacci贸n ante la “interferencia impactante de EE UU”. El magistrado hab铆a participado de las investigaciones preliminares de los delitos en tierra afgana por parte de las tropas y servicios de inteligencia norteamericana. “Bolton pronunci贸 su discurso en un momento en que La Haya estaba planeando realizar investigaciones preliminares sobre soldados estadounidenses que hab铆an sido acusados de torturar a personas en Afganist谩n. Las amenazas estadounidenses contra los jueces internacionales muestran claramente el nuevo clima pol铆tico. Eso es impactante. Nunca hab铆a escuchado semejante amenaza", declar贸 el renunciante, que como sus 17 colegas ganaba 180.000 euros anuales libres de impuestos.

Ni EEUU ni Israel son firmantes del Tratado de Roma que cre贸 la CPI. Otros 123 pa铆ses s铆 lo son, pero varios del continente africano est谩n empezando a renunciar a la membres铆a porque ven que el tribunal s贸lo es duro con ellos.

El Estatuto de la CPI lo tipifica claramente: art铆culo 6, sobre Genocidio; art铆culo 7, Cr铆menes de lesa humanidad y art铆culo 8, Cr铆menes de guerra. Pero los soldados yanquis tienen impunidad. En marzo de 2003 invadieron Irak y cometieron genocidio. En 2006 la revista brit谩nica The Lancet estimaba que hab铆an asesinado a 654.965 iraqu铆es. Ninguno de los asesinos fue juzgado en La Haya y menos los que dieron las 贸rdenes, como Bush.

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