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"La ley no discrimina. Tampoco nosotros debemos hacerlo"

"La discriminaci贸n y el ostracismo son la realidad cotidiana de millones de personas que se encuentran en zonas de conflicto en todo el mundo"

Discurso del presidente del Comit茅 Internacional de la Cruz Roja (CICR) ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reunido en 2019



Hace algunas semanas, visit茅 la ciudad de Mosul, donde se libr贸 una batalla emblem谩tica de la guerra en Irak. La destrucci贸n f铆sica era inmensa y, aunque no era visible, la desintegraci贸n del tejido social tambi茅n pod铆a palparse claramente.

Lo mismo puede decirse de las comunidades afectadas por conflictos y por violencia en todo el mundo: Siria, Sud谩n del Sur, Yemen, Myanmar y otros lugares tambi茅n. El conflicto destruye las comunidades y las afecta hasta lo m谩s profundo.

La discriminaci贸n y el ostracismo son la realidad cotidiana de millones de personas que se encuentran en zonas de conflicto en todo el mundo. La exclusi贸n las marca de m煤ltiples formas.

A algunas -sobrevivientes de violencia sexual, personas con discapacidad- se las excluye de la sociedad. Son ignoradas, invisibles, no tienen voz. Se las excluye de los servicios b谩sicos, la vida comunitaria, la educaci贸n y el trabajo.

A otras se los excluye deliberadamente, en nombre del castigo: son las personas acusadas de cometer actos terroristas y detenidas sin que medie proceso judicial, las que integran las filas del enemigo, incluidas las familias de los combatientes extranjeros.

¿C贸mo pueden las sociedades reparar las divisiones sociales, que pueden entrar en un espiral de ciclos intergeneracionales de violencia? ¿C贸mo se puede lograr la paz y, al mismo tiempo, lograr que se haga justicia y que se trate a los enemigos de manera humanitaria?

Algunas de las respuestas est谩n en el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, y se materializan en los principios de imparcialidad, no discriminaci贸n, inclusi贸n, igualdad, humanidad, dignidad y representaci贸n.

El derecho internacional humanitario no emite juicio sobre los motivos de los enfrentamientos; no discrimina a las personas que protege, ni alienta la discriminaci贸n entre ellas. El trato humano es para todos.

Este a帽o se conmemora el 70.o aniversario de los Convenios de Ginebra, acordados luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en un mundo que hab铆a sufrido los terribles horrores de esa guerra y no quer铆a que volvieran a repetirse.

Un mundo que sufr铆a la falta de protecci贸n jur铆dica para los civiles que se encontraban en el territorio de un Estado enemigo, incluidos los detenidos por una potencia enemiga por razones de seguridad. Eran 茅pocas en las que hab铆a millones de civiles en territorios ocupados, desprotegidos ante la posibilidad de que se los deportara, tomados como rehenes o internados en campos de concentraci贸n.

Y tambi茅n, por primera vez, el derecho internacional estableci贸 obligaciones vinculantes sobre la protecci贸n de los civiles, hombres, mujeres y ni帽os comunes.

El esp铆ritu humanitario y la determinaci贸n de aliviar el sufrimiento de las personas fueron tales que las negociaciones que tuvieron lugar en 1949 duraron solo cuatro meses.

No obstante, el proceso de negociaci贸n no estuvo exento de dificultades. Reconoci贸 los dilemas, incluidos los derechos leg铆timos de los Estados en materia de seguridad, y las normas del DIH se redactaron cuidadosamente para lograr un equilibrio entre la necesidad militar y las consideraciones humanitarias, a fin de brindar la mejor protecci贸n a las poblaciones afectadas por conflictos.

Estimados y estimadas colegas,

En 2019, tambi茅n debemos participar con m谩s ah铆nco en conversaciones dif铆ciles sobre c贸mo aplicar el derecho en las guerras complejas que se libran hoy en d铆a, cuando los conflictos se prolongan cada vez m谩s, los enfrentamientos tienen lugar en zonas urbanas densamente pobladas, las batallas son asim茅tricas, la distinci贸n entre combatientes y civiles se torna dif铆cil, y los civiles son cada vez m谩s victimizados y estigmatizados.

No se trata de conversaciones sencillas, y es necesario tener en cuenta los imperativos de seguridad, tanto humana como del Estado. Sin embargo, y al igual que en 1949, el di谩logo y las acciones deben centrarse, por sobre todas las cosas, en proteger al gran n煤mero de civiles afectados y a otras personas que quedan fuera de combate, as铆 como a defender sus derechos y su dignidad.

El derecho internacional humanitario brinda protecci贸n ante la peligrosa percepci贸n de que ciertos grupos son inhumanos y, por ende, se los puede descartar o maltratar impunemente. Nadie queda fuera de la protecci贸n de la ley.

El derecho internacional humanitario contribuye a que las sociedades convivan una vez finalizada la guerra y, m谩s que promover medidas que alimenten las represalias, prioriza el trato humano y digno de los excluidos.

El derecho internacional humanitario tambi茅n puede servir de gu铆a para el respeto de principios b谩sicos en la lucha contra el terrorismo y la guerra asim茅trica.

Asimismo, importa destacar que la acci贸n humanitaria debe poder ejercerse con libertad, para que se la pueda llevar adelante sin discriminaci贸n. Las organizaciones humanitarias imparciales no pueden llegar hasta las personas necesitadas de forma oportuna y eficaz si la acci贸n la acci贸n humanitaria es criminalizada u obstaculizada por posiciones de soberan铆a exageradas, procedimientos para la aplicaci贸n de sanciones complejos y medidas de lucha contra el terrorismo.

Los principios humanitarios significan, adem谩s, que las mismas organizaciones humanitarias deben ser m谩s inclusivas y dotar de m谩s poder a las comunidades afectadas por el conflicto, para que ellas mismas velen por las personas discriminadas, ignoradas o invisibilizadas.

A la luz de este imperativo, en el d铆a de ayer el Secretario General y yo nos reunimos con la abogada Julienne Lusenge para tratar el enorme da帽o que provocan la violencia sexual y de g茅nero. Con demasiada frecuencia, estas violaciones est谩n rodeadas de un halo de estigma y suelen quedar sin respuesta. Nos hemos comprometido a que nuestras organizaciones hagan m谩s por las y los sobrevivientes de la violencia sexual en todo el mundo.

Setenta a帽os despu茅s del establecimiento de los Convenios de Ginebra, continuamos buscando nuevas v铆as de di谩logo y un nuevo consenso sobre estos dif铆ciles temas.

El mundo ha avanzado desde 1949, y deber铆amos haber aprendido la lecci贸n. Ya se han acordado est谩ndares m铆nimos de trato humano. No deber铆amos tener que llegar al punto de sufrir horrores a mayor escala para alcanzar nuevamente este compromiso. Es hora de que quienes abogan por la imparcialidad y el trato humano den un paso adelante.




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