OPINI脫N de Ilka Oliva Corado.- Vivimos en un mundo de vanaglorias, donde se premia lo m谩s ruin, a quien traiciona, a quien no tiene escr煤pulos, a quien pisotea con tal de lograr objetivos propios. En un mundo de farsas, donde lo 煤nico real es la burla. 脡se es el mundo que creamos y alimentamos todos los d铆as con nuestras acciones o pasividades; dependen 茅stas de lo que nos convenga seg煤n sean los vientos que soplen hacia nuestra burbuja de indiferencia y egolatr铆a.
Un mundo de irrespeto al otro y a todo ser viviente. Somos sociedades de individuos desechables y peleles. Individuos que han perdido toda integridad, que la han vendido a cambio de lo ef铆mero que dura lo que una patada en el culo. Estamos hechos de autodestrucci贸n, una humanidad que d铆a a d铆a se empe帽a en su lucha por desaparecer; no sin antes llevarse todo a su paso, todo lo que no le pertenece pero que se lo ha apropiado descaradamente crey茅ndose autosuficiente y due帽o, peor que eso: ¡patr贸n!
Y bajo esa premisa muchos andamos por la vida creyendo que otros nos deben pleites铆a y que se deben arrastrar ante nosotros para darles lo que por derecho les corresponde pero que necesitamos que se humillen para que nos vean hacia arriba, en esa altura de donde cualquiera con una brisa puede caer hasta el culo del guindo.
Y pensamos ingenuamente que nos hace un apellido, un t铆tulo, un puesto de trabajo, una marca de ropa o una loci贸n. Y cuando en realidad lo que nos hace, lo que nos crea, lo que nos convierte en seres humanos es nuestra capacidad para sentir el dolor del otro, para ver con los ojos del otro, ponernos en los zapatos del otro. Nos convierten en seres humanos nuestras acciones ante la injusticia, ante la burla, ante la deslealtad y la opresi贸n. Ante la avaricia de unos pocos que crey茅ndose patrones y caporales quedados en La Patria del Criollo pisotean los derechos de miles.
Nos creemos los seres evolucionados del universo y al contrario; somos el retroceso constante y la p茅rdida, adrede. Creemos que lastimando a otros estaremos a salvo, que el dolor de otros nunca nos tocar谩, que la sed de otros nunca la tendremos y que nuestras deslealtades, nuestras traiciones, nuestras egolatr铆as ser谩n suficientes para no caer nunca en el fondo de ese abismo al que tanto miedo le tenemos: el de la pobreza y miseria a la que hemos obligado a vivir a miles.
En el culo del abismo ya estamos como humanidad y si no tenemos la capacidad de reaccionar y pensar en colectivo, d谩ndole contenido a nuestra existencia y unificando criterios, propuestas, acciones; acabaremos por la autodestrucci贸n definitiva. Y no habr谩n t铆tulos, ni lociones, ni puestos de trabajo, ni 铆nfula alguna que pueda rescatarnos.
Es com煤n que veamos las faltas de los otros y que cobardes nos escondamos de las nuestras, deber铆amos tal vez empezar por nosotros mismos con ese ejercicio tan simple de vernos frente al espejo y conversar con nuestra memoria individual y colectiva acerca de esa humanidad que se cree autosuficiente cuando ni siquiera puede respirar por s铆 misma.
Ojal谩 que alg煤n d铆a aprendamos a vernos sin vestiduras y aprendamos de nuestra fragilidad e inconsistencia y, que no sea tarde en esta marcha sin retorno que hemos emprendido con nuestro mundo de vanaglorias.
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado
20 de febrero de 2019
Un mundo de irrespeto al otro y a todo ser viviente. Somos sociedades de individuos desechables y peleles. Individuos que han perdido toda integridad, que la han vendido a cambio de lo ef铆mero que dura lo que una patada en el culo. Estamos hechos de autodestrucci贸n, una humanidad que d铆a a d铆a se empe帽a en su lucha por desaparecer; no sin antes llevarse todo a su paso, todo lo que no le pertenece pero que se lo ha apropiado descaradamente crey茅ndose autosuficiente y due帽o, peor que eso: ¡patr贸n!
Y bajo esa premisa muchos andamos por la vida creyendo que otros nos deben pleites铆a y que se deben arrastrar ante nosotros para darles lo que por derecho les corresponde pero que necesitamos que se humillen para que nos vean hacia arriba, en esa altura de donde cualquiera con una brisa puede caer hasta el culo del guindo.
Y pensamos ingenuamente que nos hace un apellido, un t铆tulo, un puesto de trabajo, una marca de ropa o una loci贸n. Y cuando en realidad lo que nos hace, lo que nos crea, lo que nos convierte en seres humanos es nuestra capacidad para sentir el dolor del otro, para ver con los ojos del otro, ponernos en los zapatos del otro. Nos convierten en seres humanos nuestras acciones ante la injusticia, ante la burla, ante la deslealtad y la opresi贸n. Ante la avaricia de unos pocos que crey茅ndose patrones y caporales quedados en La Patria del Criollo pisotean los derechos de miles.
Nos creemos los seres evolucionados del universo y al contrario; somos el retroceso constante y la p茅rdida, adrede. Creemos que lastimando a otros estaremos a salvo, que el dolor de otros nunca nos tocar谩, que la sed de otros nunca la tendremos y que nuestras deslealtades, nuestras traiciones, nuestras egolatr铆as ser谩n suficientes para no caer nunca en el fondo de ese abismo al que tanto miedo le tenemos: el de la pobreza y miseria a la que hemos obligado a vivir a miles.
En el culo del abismo ya estamos como humanidad y si no tenemos la capacidad de reaccionar y pensar en colectivo, d谩ndole contenido a nuestra existencia y unificando criterios, propuestas, acciones; acabaremos por la autodestrucci贸n definitiva. Y no habr谩n t铆tulos, ni lociones, ni puestos de trabajo, ni 铆nfula alguna que pueda rescatarnos.
Es com煤n que veamos las faltas de los otros y que cobardes nos escondamos de las nuestras, deber铆amos tal vez empezar por nosotros mismos con ese ejercicio tan simple de vernos frente al espejo y conversar con nuestra memoria individual y colectiva acerca de esa humanidad que se cree autosuficiente cuando ni siquiera puede respirar por s铆 misma.
Ojal谩 que alg煤n d铆a aprendamos a vernos sin vestiduras y aprendamos de nuestra fragilidad e inconsistencia y, que no sea tarde en esta marcha sin retorno que hemos emprendido con nuestro mundo de vanaglorias.
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado
20 de febrero de 2019