Por Carolina V谩squez Araya.- Camila termin贸 de peinarse. Se colg贸 la mochila a la espalda y se prepar贸 para salir a la escuela. Su madre le alcanz贸 la lonchera con el almuerzo y la despidi贸 con la recomendaci贸n de todos los d铆as: “Con cuidado, nena”. Camila nunca regres贸. Su imagen en una de las m煤ltiples alertas Alba Keneth sigue circulando por las redes sociales con la esperanza de que alguien la identifique en alg煤n lugar del pa铆s; aunque han transcurrido m谩s de seis meses desde que sali贸 de su hogar, sus padres mantienen viva la esperanza de encontrarla.
Camila es una de los miles de ni帽os, ni帽as, adolescentes y mujeres que desaparecen en Guatemala y cuyo destino se desconoce. Los sistemas de alerta Alba Keneth e Isabel Claudina (creado el primero para localizar a menores de ambos sexos y el segundo para mujeres mayores de 18 a帽os) ambos dependientes de la Procuradur铆a General de la Naci贸n, lanzan a diario decenas de notificaciones de desaparici贸n en uno de los pa铆ses m谩s vulnerables del continente frente a las redes de tr谩fico de personas; un negocio transformado en una m谩s de las siniestras amenazas que persiguen a ni帽os, ni帽as y mujeres en el mundo entero. Consideradas por las organizaciones criminales como un elemento susceptible de generar grandes beneficios econ贸micos, las ni帽as y mujeres atrapadas en estas redes terminan en situaci贸n de esclavitud con escasas posibilidades de escapar.
En pa铆ses como Guatemala, Honduras y El Salvador, en donde los grandes consorcios de la droga afincaron sus ra铆ces muy firmemente, la diversificaci贸n del “negocio” no fue m谩s que una derivaci贸n natural de las actividades delictivas de estas redes, amparadas por pol铆ticos corruptos y confiadas en el ambiente de impunidad debido a la baja capacidad de los sistemas de investigaci贸n de denuncias y de administraci贸n de justicia. Los elevados niveles de corrupci贸n y los r铆os de dinero sucio -imposible de detectar desde las instancias estatales de control- pavimentan f谩cilmente las rutas del tr谩fico sin que las fuerzas de seguridad ni los familiares de las v铆ctimas puedan hacer nada por evitarlo, consolid谩ndose as铆 una de las m谩s espeluznantes tragedias que puede experimentar una sociedad.
En pa铆ses cuyo sistema patriarcal ha marginado hist贸ricamente al segmento femenino de la poblaci贸n y expone a ni帽as y mujeres a los mayores riesgos en todos los aspectos de su vida, el negocio de la trata ha encontrado un sustrato id贸neo para desarrollarse. Quienes sufren el flagelo con mayor crudeza se encuentran por lo general en las 谩reas rurales y en los sectores de menores ingresos, en donde la violencia contra las ni帽as y mujeres es parte de la cotidianidad. Es f谩cil imaginar las enormes dificultades enfrentadas por los familiares que habitan en caser铆os o aldeas alejadas de los centros urbanos y, por ende, sin capacidad alguna para presentar denuncias y obtener apoyo de las autoridades.
Esta situaci贸n hace presumir que de los datos compartidos por algunas instituciones y organizaciones dedicadas a investigar las actividades de estos grupos criminales existe un fuerte sub registro. Si se calcula en aproximadamente medio millar al a帽o las v铆ctimas de trata –de acuerdo con el informe del PDH en 2017- destinadas a la prostituci贸n, al trabajo forzado y a otras formas de esclavitud, es imposible no sospechar de la complicidad de algunas autoridades, dado que muchas de las v铆ctimas son trasladadas a trav茅s de las fronteras sin dejar registro alguno; como si se hubieran desvanecido en el aire, como si nunca hubieran existido.
http://barometrolatinoamericano.blogspot.com/
elquintopatio@gmail.com
Camila es una de los miles de ni帽os, ni帽as, adolescentes y mujeres que desaparecen en Guatemala y cuyo destino se desconoce. Los sistemas de alerta Alba Keneth e Isabel Claudina (creado el primero para localizar a menores de ambos sexos y el segundo para mujeres mayores de 18 a帽os) ambos dependientes de la Procuradur铆a General de la Naci贸n, lanzan a diario decenas de notificaciones de desaparici贸n en uno de los pa铆ses m谩s vulnerables del continente frente a las redes de tr谩fico de personas; un negocio transformado en una m谩s de las siniestras amenazas que persiguen a ni帽os, ni帽as y mujeres en el mundo entero. Consideradas por las organizaciones criminales como un elemento susceptible de generar grandes beneficios econ贸micos, las ni帽as y mujeres atrapadas en estas redes terminan en situaci贸n de esclavitud con escasas posibilidades de escapar.
En pa铆ses como Guatemala, Honduras y El Salvador, en donde los grandes consorcios de la droga afincaron sus ra铆ces muy firmemente, la diversificaci贸n del “negocio” no fue m谩s que una derivaci贸n natural de las actividades delictivas de estas redes, amparadas por pol铆ticos corruptos y confiadas en el ambiente de impunidad debido a la baja capacidad de los sistemas de investigaci贸n de denuncias y de administraci贸n de justicia. Los elevados niveles de corrupci贸n y los r铆os de dinero sucio -imposible de detectar desde las instancias estatales de control- pavimentan f谩cilmente las rutas del tr谩fico sin que las fuerzas de seguridad ni los familiares de las v铆ctimas puedan hacer nada por evitarlo, consolid谩ndose as铆 una de las m谩s espeluznantes tragedias que puede experimentar una sociedad.
En pa铆ses cuyo sistema patriarcal ha marginado hist贸ricamente al segmento femenino de la poblaci贸n y expone a ni帽as y mujeres a los mayores riesgos en todos los aspectos de su vida, el negocio de la trata ha encontrado un sustrato id贸neo para desarrollarse. Quienes sufren el flagelo con mayor crudeza se encuentran por lo general en las 谩reas rurales y en los sectores de menores ingresos, en donde la violencia contra las ni帽as y mujeres es parte de la cotidianidad. Es f谩cil imaginar las enormes dificultades enfrentadas por los familiares que habitan en caser铆os o aldeas alejadas de los centros urbanos y, por ende, sin capacidad alguna para presentar denuncias y obtener apoyo de las autoridades.
Esta situaci贸n hace presumir que de los datos compartidos por algunas instituciones y organizaciones dedicadas a investigar las actividades de estos grupos criminales existe un fuerte sub registro. Si se calcula en aproximadamente medio millar al a帽o las v铆ctimas de trata –de acuerdo con el informe del PDH en 2017- destinadas a la prostituci贸n, al trabajo forzado y a otras formas de esclavitud, es imposible no sospechar de la complicidad de algunas autoridades, dado que muchas de las v铆ctimas son trasladadas a trav茅s de las fronteras sin dejar registro alguno; como si se hubieran desvanecido en el aire, como si nunca hubieran existido.
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