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Fortino, un ser amoroso, seductor y trabajador (XVII-XX)

Por Teodoro Rentería Arróyave.- En un principio la autoridad había dispuesto que nuestra primera concesión de radiodifusión se ubicara en Arispe, Sonora. En vista de ello programamos un viaje para conocer el destino de nuestra futura inversión. Sabíamos de la ciudad de Ramos Arizpe, Coahuila, pero nada sobre esta localidad, que según nos informaron fue la capital de la región minera.


Es un municipio que se localiza en el centro del estado, en la región de la Sierra Madre Occidental, cercano a la afluencia del Río Sonora. Desde Hermosillo iniciamos la travesía de la montaña mi hijo Teodoro Raúl, mi sobrino Ricardo, hijo mayor de mi hermano Fortino Ricardo, a quien en su memoria hacemos estas remembranzas y el autor.

Fue toda una aventura, después de varias horas llegamos a Arizpe, a la cabecera del mismo nombre. Un pueblo fantasma, un puñado de hombres porque la inmensa mayoría trabajaba de inmigrantes en Estados Unidos; una maquiladora de ropa donde laboran sólo mujeres, una escuela, la iglesia, una tienda de abarrotes con carnicería y botica, un bar con tres parroquianos y las calles desiertas. El drama de nuestros pueblos: sin nada en que ocuparse se provoca el éxodo de nuestra fuerza de trabajo para que subsistan sus familias.

Lo tomamos con calma, platicamos con algunas personas que amables nos contestaban todas nuestras dudas. Conclusión, imposible instalar en esa localidad una radiodifusora de Frecuencia Modulada de 50 mil watts de potencia. ¿A quién la íbamos a destinar? ¿Quién nos iba a escuchar? ¿Cómo y Cuándo se iba a recuperar la inversión? Y continuamos la aventura.

Expresé una broma: “Aquí sólo se puede instalar Radio Lagartija, La Voz de la Piedra”, en verdad admito que me equivoqué, después me ilustre y supe que Arizpe viene de Aritpa del idioma ópata y quiere decir “Lugar de hormigas bravas y coloradas”, por tanto debí de haber dicho “Radio Hormiga”. Seguramente los técnicos se fueron “con la finta”, en tiempo de la Colonia, Arizpe como ya dijimos fue la capital de la zona minera del Occidente mexicano.

Nuestro consanguíneo esperaba ansioso noticias nuestras, no teníamos forma de comunicarnos, los amables Arispenses nos aconsejaron que siguiéramos camino que no regresáramos y que así llegaríamos a Nogales, quién lo iba a suponer, donde finalmente fue el lugar que se nos asignó para nuestra primera radiodifusora.

Otro viaje los hicimos en una avioneta de Hermosillo a Nogales, mi hijo Teodoro, un colega, el piloto y el que esto escribe. Otra vez en plena Sierra el capitán, muy avezado, nos platicó que precisamente en el claro de la montaña que divisábamos desde arriba, hacía tres meses se había precipitado precisamente en la nave en la que ahora nos trasladamos, “pude planear -nos relató-, y por ello se pudo arreglar, no se preocupen, este cacharro llega a todos lados.

Fortino, entre fascinado y angustiado escuchó nuestras aventuras. Su primogénito había participado en una de ellas.


DÉCIMA OCTAVA PARTE


Siempre hemos sido críticos de los gobiernos, aunque también hemos dicho que el periodista, de acuerdo a su trabajo realizado, tiene todo el derecho, en la forma de presentar las noticias o sus análisis, a ser ecuánime, reconocer aciertos o a disentir de las obras y decisiones de los funcionarios o mandatarios.

Sin embargo lo cortés no quita lo valiente, somos una familia de capitalinos, aunque algunos nos endosa el gentilicio de chilangos, que llegábamos a Nogales a instalar una radiodifusora que habíamos ganado en buena lid al cumplir con todos los requisitos de la licitación.

La institucionalidad no es desdoro, es honra. En esas condiciones y no obstante que la radiodifusión es materia de orden federal nos entrevistamos con el entonces gobernador del estado de Sonora, Manlio Fabio Beltrones a quien habíamos conocido y estrechado lazos de amistad desde la campaña electoral del presidente Miguel de la Madrid Hurtado.

Desde la primera entrevista la cordialidad se hizo presente, a tal grado que, recuerdo nos preguntó qué necesitamos; le dijimos: adquirir una propiedad en un cerro para instalar la torre y todo el sistema radiador. En un asunto de índole económico de acuerdo a la altura del terreno te ahorras tramos de torre.

Manlio se empezó a reír, para luego explicarnos que a Nogales lo que le sobraban eran cerros, el gobernante nos facilitó el camino a Nogales, además le llamó a su amigo y compadre Nikita Kyriakis para que nos atendiera; seguro que por ese contacto el empresario de los corredores industriales con fraccionamientos para los trabajadores, empleados y ejecutivos, de inmediato se dio la química entre nosotros y accedió a vendernos la cima del Cerro Carlos, donde se ubicaba uno de sus desarrollos.

La inauguración de la Radiodifusora “La Sonora de Nogales”, fue todo un acontecimiento. Mi hermano Fortino Ricardo, ya director general primigenio, lo planeó todo y demostró la fuerza de la convocatoria de la señal radiada. Convocó a los habitantes de Nogales y sus alrededores al acontecimiento con el atractivo de que habría baile en el cerro.

Era el 13 de febrero de 1998; la estación ya estaba al aire desde el 14 de noviembre de 1997. Invitó a todos los conjuntos musicales de la región para que participaran con transmisión en vivo; uno tras otro, participaron en la maratón de la inauguración, convocó a los famosos taqueros, previa negociación para que ofrecieran sus exquisiteces al pueblo en general y otra negociación con la cervecera pudieran ofrecer la bebida espirituosa. Aquello fue de antología, la temperatura bajo cero y el cerro a reventar. No obstante lo gélido, las latas heladas después de consumido su contenido, iban formando una alfombra de hoja de lata. Y aún faltan más recuerdos que relatamos en memoria de mi hermano Fortino Ricardo.


DÉCIMA NOVENA PARTE

La inauguración de la “La Sonora de Nogales”, tuvo un ingrediente más y muy trascendente, resulta que la misma coincidió con la reunión del Consejo Consultivo de la Cámara de Nacional de la Industria de la Radio y Televisión, CIRT, cuyos socios habían decidido que se llevara a cabo en la ciudad capital, Hermosillo.

El gobernador Manlio Fabio Beltrones Rivera era el anfitrión, con esa condición tomó la decisión de invitar a los delegados radiodifusores a que visitaran la ciudad Nogales, en vista de que se inauguraba en la comunidad fronteriza una radiodifusora más.

Los consejeros enterados que los concesionarios eran “los Rentería”, aceptaron la invitación. Aquí cabe recordar, que cuando nos fueron otorgadas las concesiones de Nogales, Sonora y Matamoros, Tamaulipas, estaban dispuestos a oponerse a la decisión gubernamental.

Cuando los mismos se enteraron y constaron que los concesionaron a través de nuestra empresa, eran de los Rentería, retiraron las oposiciones y en forma más que límpida nos fueron otorgados los títulos de concesión.

Los radiodifusores, ahora nuestros colegas, llegaron a Nogales a atestiguar la salida de nuestra primera estación en el 104.3 del cuadrante de FM, nosotros en un acuerdo de intercambio publicitario de última hora, firmamos con el multicitado querido empresario Nikita Kyriaquis un intercambio publicitario.

Obvio, lo había logrado mi hermano Fortino Ricardo, buen y seductor vendedor, como siempre fue. Excuso decirles que nos lucimos con esa atención que se prolongó varias horas. Sin embargo, los miembros de la familia nos relevábamos para hacerle al don de la ubicuidad.

Unos atendiendo a los invitados en el cerro de San Carlos y otros a los colegas de la radio. Cumplimos con todos. La fiesta en la cima del montículo terminó a la 5 de la mañana, aunque todavía quedaban varios rezagados que seguían en el bailongo.

Como siempre sucede, no faltaron los abusivos, apenas en la apertura de nuestra radiodifusora y aún en proyecto la de Matamoros, nos hicieron ofertas tentadoras para comprárnoslas. Desde luego que no asistimos.

Ahí seguimos, haciendo una radio pública responsable y comprometida con la sociedad a la que servimos. En ello participaron mi hermano Fortino Ricardo y sus hijos Fortino Ricardo y Raúl, y no se diga, mi doble cuñada Yoland.

VIGÉSIMA PARTE


“La Sonora de Nogales”, fue a renovar la radiodifusión en esa franja fronteriza del noroeste mexicano que hasta esas fechas estaba muy influenciada por las emisiones que se realizaban en las ciudades fronterizas del sur de Estados Unidos, incluyendo la colindante de Nogales, Arizona.

No sólo ese era el problema de la programación de la mayoría de las estaciones locales, en verdad había emisiones degradantes donde el lenguaje era pobre e inclusive soez. Tal parecía que competían para obtener la medalla de procacidad.

Cuando iniciamos nuestras emisiones, inclusive los futuros clientes, amigos periodistas y funcionarios, nos advertían que con la programación, para nosotros de renovación, fracasaríamos irremisiblemente.

Sí, nos estamos refiriendo a la programación hablada, pero también había que renovar la programación musical, en verdad era un lastre. Por principio jamás programamos canciones o corridos que hicieran apología de la violencia y demás temas degradantes de la sociedad.

Impusimos nuestra programación de noticiarios en vivo, donde informábamos al momento del acontecer local, estatal, nacional y mundial. Invitamos a colaborar a colegas de prestigio.

Mi sobrino Raúl Rentería Villa, fue nombrado director de Noticiario y conductor de las dos las emisiones diarias. Desde el principio se incorporó el colega José Manuel Velarde Vázquez.

Las noticias al instante; las entrevistas, inclusive con invitados en cabina, los análisis a las mismas; los comentarios o las quejas de los radioescuchas al abrirles los micrófonos, nada de primero grabarlos. El “Comentario a Tiempo” del autor, que transmitimos desde la ciudad de México o de cualquier lugar del mundo donde nos encontremos, sin fallar un solo día, bueno, hasta de mi cuarto de paciente en un hospital donde tuve que someterme a una intervención quirúrgica.

Todo esto lo realizábamos, pero sin dejar de atender el gusto musical de la región, combinábamos las melodías con las tradicionales de nuestro México, la audiencia, sobre todo de los adultos mayores, nos la ganábamos. A la fecha hacemos todo esto y sigue siendo de corte “grupera”.

El sobrino Raúl emigró a otros derroteros con gran éxito, José Manuel Velarde, fiel a la causa, sigue ahora como titular de los noticiarios.

Y va la anécdota, que platicaba actuada mi hermano Fortino Ricardo quien en su memoria dedicamos esta serie. Los bailes fueron punto de referencia de “La Sonora de Nogales”, los promocionábamos y los transmitíamos en vivo.

Se hizo famosa una frase institucional de la radiodifusora: el locutor preguntaba a un radioescucha: ¿Qué suena en la Sonora de Nogales? el entrevistado tenía que contestar: “Pura dinamita grupera” y se llevaba un premio. Es el caso, que en una de esas emisiones se le hizo la concebida pregunta a un adolescente, la respuesta nos dejó fríos, fue: “Sabe”. Al igual que en Yucatán, cuando a los oriundos se les pregunta por algo perdido contestan: “Lo busqué, lo busqué y no lo busqué”, es decir, que no lo encontró. CONTINAURÁ.




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