Jacob Burns, coordinador de Comunicaci贸n de M茅dicos Sin Fronteras en Territorios Palestinos Ocupados, reflexiona sobre la actual situaci贸n en la Franja, un a帽o despu茅s de las manifestaciones semanales de la 'Marcha del Retorno'.

El pasado 30 de marzo, nuestros equipos estaban preparados para atender a cientos de heridos. Se cumpl铆a un a帽o de llamada ‘Marcha del Retorno’ y, en ese tiempo, m谩s de 190 personas hab铆an muerto y 6.800 hab铆an recibido disparos y heridas por parte del Ej茅rcito israel铆.
Al final, ese d铆a ‘solo’ cuatro personas fallecieron y 64 resultaron heridas. Jacob Burns, reflexiona sobre lo que significa que se considere ‘bueno’ un d铆a con tal cantidad de heridos y en la que cuatro personas perdieron la vida.
El d铆a estaba configurado para el drama: una tormenta soplaba desde el Mediterr谩neo; el mar blanco y el aire lleno de polvo desafiaban lo que se supon铆a que era la primavera. En el hospital al Aqsa, en el centro de la Franja de Gaza, el viento azotaba una carpa instalada en los terrenos del centro y brindaba algo de fresco al personal m茅dico.
La carpa se hab铆a levantado como parte de un sistema de triaje m茅dico, un sistema de clasificaci贸n y gesti贸n del riesgo cl铆nico de los pacientes ante la afluencia masiva de heridos que se esperaba procedentes de las protestas cerca del l铆mite fronterizo con Israel.
Era 30 de marzo y se cumpl铆a el primer aniversario de las manifestaciones semanales de la llamada ‘Marcha del Retorno’. En este a帽o, m谩s de 190 personas hab铆an perdido la vida y 6.800 hab铆an resultados heridas por disparos de las fuerzas israel铆es. Todo el sistema de salud de Gaza estaba en alerta, listo para recibir cientos de heridos en unas pocas horas, tal como lo hab铆a hecho en los peores d铆as de la primavera y el verano del a帽o pasado.
Sobre las dos y media de la tarde, la radio crepit贸 y se corri贸 la voz: hab铆a diez casos en camino. La primera sirena de la tarde cort贸 el aire, la ambulancia naranja y blanca se detuvo y empezaron bajar los heridos:un joven con un vendaje en el cuello, tal vez a causa de cortes por metralla; un hombre inm贸vil en una camilla con un impacto de una bala de goma en la cabeza; otro joven con una bala en el pie y con una mueca en el rostro mientras saltaba a una pierna para entrar en la tienda.
La tarde continu贸 as铆, con pacientes llegando juntos en peque帽as r谩fagas de dolor y m茅dicos y enfermeras de MSF ayudando al personal del Ministerio de Salud y de otra ONG en las exploraciones, diagn贸sticos y tratamientos. Muchos ven铆an con heridas de bala en las piernas, con sangre acumul谩ndose en lo que antes hab铆an sido vendas blancas. Al mismo tiempo, enfermeras sujetaban f茅rulas detr谩s de la espinilla para mantener los huesos rotos inmovilizados. Algunos gem铆an y lloraban, otros callaban y los hab铆a que, afectados por los gases lacrim贸genos, temblaban y vomitaban.
Y sin embargo, una sensaci贸n de alivio se extend铆a gradualmente entre el personal m茅dico. No era tan malo como se ven铆a pensando tras una semana que hab铆a estado marcada por el lanzamiento de cohetes palestinos, los bombardeos israel铆es y los rumores de guerra. Los esfuerzos de Egipto para negociar la calma entre Hamas, el grupo palestino que controla Gaza, e Israel, parec铆an haber tenido 茅xito.
No estaba siendo como el 30 de marzo del a帽o pasado, o el 14 de mayo, u otras fechas menos conocidas, cuando los hospitales se vieron desbordados y los pacientes esperaban ser atendidos en los pasillos.
Lo que ser铆a inimaginable en otro lugar se ha vuelto normal aqu铆 en Gaza. Se terminaba un d铆a en el que finalmente murieron cuatro personas y 64 sufrieron heridas por munici贸n real. Y no sent铆amos casi felices porque no hab铆a concluido con los doscientos o trescientos heridos, o incluso m谩s, que hab铆amos temido.
Esto no es normal
No es normal que nuestros cirujanos tengan que reemplazar toda la sangre a un hombre de 25 a帽os porque una bala le desgarre la arteria y la vena principal del pecho.
No es normal que tengan que extraer el ri帽贸n de un ni帽o porque intentar salvarlo significar铆a que se desangrar铆a hasta morir.
No es normal que nuestros m茅dicos de urgencia escuchen c贸mo los pulmones de un paciente, alcanzado en la garganta por lo que aparentemente era un bote de gas lacrim贸geno, se llenan de sangre.
No es normal que demos de alta a un paciente de nuestras cl铆nicas, y luego lo readmitamos cuando le vuelvan a disparar, solo para que su familia nos diga que volvi贸 a la valla y lo mataron.
El cruce entre Gaza e Israel ahora est谩 abierto de nuevo para los pocos afortunados que pueden usarlo. Se habla de que Israel proporciona m谩s electricidad y m谩s espacio a los pescadores de Gaza para ejercer su oficio. Israel espera a cambio la calma de los palestinos.
La mayor铆a de los medios de comunicaci贸n de todo el mundo que vinieron a ver qu茅 pasar铆a el fin de semana del aniversario se fueron a casa, y Gaza, una vez m谩s, desapareci贸 de los titulares… hasta que la violencia vuelva a estallar.
Mientras tanto, Gaza contin煤a sufriendo circunstancias a las que sus habitantes se han acostumbrado: una econom铆a en ca铆da libre, un sistema de salud pr谩cticamente quebrado por el bloqueo israel铆 y por las luchas internas palestinas, miles de pacientes con heridas de bala que esperan, con la esperanza de que se curar谩n.
Tras el paso de una tormenta que afortunadamente no estall贸, volvimos a nuestras actividades habituales en nuestras cl铆nicas y hospitales en toda Gaza.
Ingresaremos a m谩s pacientes con heridas de bala y continuaremos tratando al casi millar incluido en nuestros registros, un recordatorio vivo del sufrimiento que ha padecido Gaza durante el 煤ltimo a帽o.
Sin embargo y a medida que volvemos a la rutina, debemos hacer todo lo posible por recordar que esto no ha terminado. No es as铆 como deben vivir las personas. Esto no es normal.
Art铆culo originalmente publicado en El Huff Post.

Laurence Geai
El pasado 30 de marzo, nuestros equipos estaban preparados para atender a cientos de heridos. Se cumpl铆a un a帽o de llamada ‘Marcha del Retorno’ y, en ese tiempo, m谩s de 190 personas hab铆an muerto y 6.800 hab铆an recibido disparos y heridas por parte del Ej茅rcito israel铆.
Al final, ese d铆a ‘solo’ cuatro personas fallecieron y 64 resultaron heridas. Jacob Burns, reflexiona sobre lo que significa que se considere ‘bueno’ un d铆a con tal cantidad de heridos y en la que cuatro personas perdieron la vida.
El d铆a estaba configurado para el drama: una tormenta soplaba desde el Mediterr谩neo; el mar blanco y el aire lleno de polvo desafiaban lo que se supon铆a que era la primavera. En el hospital al Aqsa, en el centro de la Franja de Gaza, el viento azotaba una carpa instalada en los terrenos del centro y brindaba algo de fresco al personal m茅dico.
La carpa se hab铆a levantado como parte de un sistema de triaje m茅dico, un sistema de clasificaci贸n y gesti贸n del riesgo cl铆nico de los pacientes ante la afluencia masiva de heridos que se esperaba procedentes de las protestas cerca del l铆mite fronterizo con Israel.
Era 30 de marzo y se cumpl铆a el primer aniversario de las manifestaciones semanales de la llamada ‘Marcha del Retorno’. En este a帽o, m谩s de 190 personas hab铆an perdido la vida y 6.800 hab铆an resultados heridas por disparos de las fuerzas israel铆es. Todo el sistema de salud de Gaza estaba en alerta, listo para recibir cientos de heridos en unas pocas horas, tal como lo hab铆a hecho en los peores d铆as de la primavera y el verano del a帽o pasado.
Sobre las dos y media de la tarde, la radio crepit贸 y se corri贸 la voz: hab铆a diez casos en camino. La primera sirena de la tarde cort贸 el aire, la ambulancia naranja y blanca se detuvo y empezaron bajar los heridos:un joven con un vendaje en el cuello, tal vez a causa de cortes por metralla; un hombre inm贸vil en una camilla con un impacto de una bala de goma en la cabeza; otro joven con una bala en el pie y con una mueca en el rostro mientras saltaba a una pierna para entrar en la tienda.
La tarde continu贸 as铆, con pacientes llegando juntos en peque帽as r谩fagas de dolor y m茅dicos y enfermeras de MSF ayudando al personal del Ministerio de Salud y de otra ONG en las exploraciones, diagn贸sticos y tratamientos. Muchos ven铆an con heridas de bala en las piernas, con sangre acumul谩ndose en lo que antes hab铆an sido vendas blancas. Al mismo tiempo, enfermeras sujetaban f茅rulas detr谩s de la espinilla para mantener los huesos rotos inmovilizados. Algunos gem铆an y lloraban, otros callaban y los hab铆a que, afectados por los gases lacrim贸genos, temblaban y vomitaban.
Y sin embargo, una sensaci贸n de alivio se extend铆a gradualmente entre el personal m茅dico. No era tan malo como se ven铆a pensando tras una semana que hab铆a estado marcada por el lanzamiento de cohetes palestinos, los bombardeos israel铆es y los rumores de guerra. Los esfuerzos de Egipto para negociar la calma entre Hamas, el grupo palestino que controla Gaza, e Israel, parec铆an haber tenido 茅xito.
No estaba siendo como el 30 de marzo del a帽o pasado, o el 14 de mayo, u otras fechas menos conocidas, cuando los hospitales se vieron desbordados y los pacientes esperaban ser atendidos en los pasillos.
Lo que ser铆a inimaginable en otro lugar se ha vuelto normal aqu铆 en Gaza. Se terminaba un d铆a en el que finalmente murieron cuatro personas y 64 sufrieron heridas por munici贸n real. Y no sent铆amos casi felices porque no hab铆a concluido con los doscientos o trescientos heridos, o incluso m谩s, que hab铆amos temido.
Esto no es normal
No es normal que nuestros cirujanos tengan que reemplazar toda la sangre a un hombre de 25 a帽os porque una bala le desgarre la arteria y la vena principal del pecho.
No es normal que tengan que extraer el ri帽贸n de un ni帽o porque intentar salvarlo significar铆a que se desangrar铆a hasta morir.
No es normal que nuestros m茅dicos de urgencia escuchen c贸mo los pulmones de un paciente, alcanzado en la garganta por lo que aparentemente era un bote de gas lacrim贸geno, se llenan de sangre.
No es normal que demos de alta a un paciente de nuestras cl铆nicas, y luego lo readmitamos cuando le vuelvan a disparar, solo para que su familia nos diga que volvi贸 a la valla y lo mataron.
El cruce entre Gaza e Israel ahora est谩 abierto de nuevo para los pocos afortunados que pueden usarlo. Se habla de que Israel proporciona m谩s electricidad y m谩s espacio a los pescadores de Gaza para ejercer su oficio. Israel espera a cambio la calma de los palestinos.
La mayor铆a de los medios de comunicaci贸n de todo el mundo que vinieron a ver qu茅 pasar铆a el fin de semana del aniversario se fueron a casa, y Gaza, una vez m谩s, desapareci贸 de los titulares… hasta que la violencia vuelva a estallar.
Mientras tanto, Gaza contin煤a sufriendo circunstancias a las que sus habitantes se han acostumbrado: una econom铆a en ca铆da libre, un sistema de salud pr谩cticamente quebrado por el bloqueo israel铆 y por las luchas internas palestinas, miles de pacientes con heridas de bala que esperan, con la esperanza de que se curar谩n.
Tras el paso de una tormenta que afortunadamente no estall贸, volvimos a nuestras actividades habituales en nuestras cl铆nicas y hospitales en toda Gaza.
Ingresaremos a m谩s pacientes con heridas de bala y continuaremos tratando al casi millar incluido en nuestros registros, un recordatorio vivo del sufrimiento que ha padecido Gaza durante el 煤ltimo a帽o.
Sin embargo y a medida que volvemos a la rutina, debemos hacer todo lo posible por recordar que esto no ha terminado. No es as铆 como deben vivir las personas. Esto no es normal.
Art铆culo originalmente publicado en El Huff Post.