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"No más caza de ballenas"

Greenpeace exige la liberación de las ballenas encarceladas en su hábitat.

Greenpeace

Seis activistas de la organización Greenpeace realizaron hoy una protesta junto a la cárcel de ballenas, en el extremo oriente de Rusia, para exigir la liberación de las orcas y belugas en su hábitat natural y no junto al lugar de su reclusión.


Seis activistas a bordo de kayaks hinchables colocaron a 150 metros del lugar de reclusión de los cetáceos un cartel de 30 metros con la inscripción “Libertad para las ballenas” y dos pancartas con los textos “liberar y no botar” y “No a las cárceles de ballenas”, según un comunicado de la ONG.

Devueltas a su hábitat

“Consideramos que las orcas deben ser devueltas a su hábitat y no botadas en la bahía más cercana. Soltarlas en la bahía Srédniaya es una solución simple, barata y absolutamente incorrecta”, declaró el experto de Greenpeace, Oganes Targulián.
Según el analista, esto se hace para que las ballenas no abandonen la bahía y poder decir que son incapaces de sobrevivir en condiciones naturales para justificar su recaptura y el envío a los acuarios chinos.

La readaptación y traslado de las 10 orcas hasta las islas Chantar puede costar alrededor de 100 millones de rublos (1,55 millones de dólares).

El director del Instituto de Ecología y Evolución Severtsov, de la Academia de Ciencias de Rusia, Viacheslav Rozhnov, declaró que las autoridades de momento no disponen de presupuesto para una operación de este tipo.

Greenpeace y expertos independientes han señalado en reiteradas ocasiones que los cetáceos deben ser liberados en el mismo lugar en que fueron capturados, ya que es donde existen las condiciones climáticas y de alimentación adecuadas.


En diciembre de 2018, el Gobierno japonés anunció que abandonaría la Comisión Ballenera Internacional y volvería a matar ballenas con fines comerciales. Es una noticia terrible.

Estos grandes mamíferos ya están amenazados por el cambio climático, los plásticos, la sobrepesca, el intenso tráfico marítimo, la contaminación tóxica de los mares y las detonaciones de las cargas sísmicas.

Matar ballenas con fines comerciales está prohibido desde hace 30 años. Volver a su caza es innecesario y peligroso para la especie.


No podemos permitir que el Gobierno japonés vuelva a poner en riesgo a las ballenas y pretenda reanudar esta actividades en sus aguas. ¡Pide que dejen de cazarlas y que trabajen con la comunidad internacional para su protección!




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