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"Buscar seguridad no es un crimen"

70 millones de personas han huido de sus hogares y luchan hoy por sobrevivir a la violencia extrema. Al conflicto, a la persecuci贸n. Y a las inhumanas pol铆ticas de disuasi贸n de Europa y EEUU.

© Christina Simons/MSF



Daniela, una vida de violencia



Daniela, es una mujer transexual de Guatemala que tuvo que huir de su pa铆s para salvar su vida y dejar de ser prostituida. A ella se le ha ofrecido una segunda oportunidad en Canad谩.

Antes de llegar al pa铆s norteamericano, Daniela fue atendida en un centro de Ciudad de M茅xico en el que un equipo  de la organizaci贸n M茅dicos Sin Fronteras ofrece ayuda multidisciplinar (f铆sica, psicol贸gica y de trabajo social) a v铆ctimas de violencia extrema, tortura o trato cruel e inhumano.


A d铆a de hoy, 70,8 millones de personas han sido obligadas a abandonar sus hogares en todo el mundo. Es la cifra m谩s alta de la historia moderna.

Estas 70,8 millones de personas, cada una de ellas, han huido de peligros extremos, ya sea para escapar de bombardeos implacables, de un ej茅rcito invasor, de la violencia de pandillas, o de otras circunstancias que amenazan sus vidas.

En todo el mundo, en decenas de pa铆ses, M茅dicos Sin Fronteras (MSF) brindam atenci贸n m茅dica a personas refugiadas y desplazadas.

Trabajamos en zonas de conflicto donde millones de personas han sido desarraigadas, obligadas a dejar su tierra, parte de su identidad. Es el caso de Siria, Irak, Afganist谩n, Sud谩n del Sur y Rep煤blica Democr谩tica del Congo.

Tambi茅n estamos presentes en Europa y en Am茅rica, donde atendemos a miles de refugiados y desplazados en algunas de las rutas migratorias m谩s peligrosas y mortales del mundo.
Y, adem谩s, proporcionamos atenci贸n a un gran n煤mero de personas desplazadas en los principales pa铆ses receptores de refugiados, como Pakist谩n, Bangladesh, L铆bano, Uganda y Etiop铆a.

Cada vez m谩s, las personas en tr谩nsito, en situaci贸n de m谩xima vulnerabilidad, est谩n tratando de sobrevivir no solo a los angustiosos desaf铆os que supone la migraci贸n en s铆, sino tambi茅n a las perjudiciales pol铆ticas de disuasi贸n que son puestas en pr谩ctica por gobiernos que intentan mantener alejados a toda costa a los migrantes y solicitantes de asilo.

En Estados Unidos, a lo largo de Europa y en todo el mundo, los refugiados no son bienvenidos.

Algunos de los pa铆ses m谩s ricos del mundo est谩n abandonando sus obligaciones legales internacionales y sus viejos compromisos por proteger a los refugiados y solicitantes de asilo.

Muchos gobiernos criminalizan ahora la migraci贸n, convirtiendo a los refugiados en chivos expiatorios y cerrando sus pa铆ses, sus fronteras, a los solicitantes de asilo.

Las personas que buscan seguridad son tratadas como criminales, al igual que las personas y organizaciones que brindan ayuda humanitaria para salvar vidas.

En los 煤ltimos meses, nuestra vital asistencia humanitaria ha sido bloqueada en lugares como Nauru y el mar Mediterr谩neo, como un resultado directo de las pol铆ticas de disuasi贸n.

Mientras tanto, los solicitantes de asilo y refugiados son rechazados y contenidos en pa铆ses de ingresos bajos y medios, donde a menudo tienen dificultades para acceder a la atenci贸n adecuada que necesitan.

Con cada vez m谩s frecuencia, las naciones m谩s ricas del mundo ofrecen apoyo financiero y otros incentivos a pa铆ses que est谩n dispuestos a acoger a los refugiados.

Una realidad que transforma la ayuda internacional, que debe asignarse en funci贸n de las necesidades de las personas, no como una herramienta para el control migratorio.

Lo que a menudo se pierde en los acalorados debates pol铆ticos sobre la migraci贸n son los seres humanos, cuyas vidas se han visto afectadas por la violencia extrema y la persecuci贸n.

En este D铆a Mundial del Refugiado, queremos contarte estas historias de supervivencia. Son testimonios de primera mano de personas que han arriesgado todo por una oportunidad para conseguir seguridad.

Nada, ni un muro, ni un oc茅ano, detendr谩 a las personas que simplemente intentan sobrevivir.

Lo sabemos bien. Necesitan nuestra ayuda. Tambi茅n la tuya.


"A veces ven铆an y se llevaban a una de las ni帽as"

P. O., 27 a帽os, Nigeria.

"Me mantuvieron en un centro de detenci贸n en Libia. Los hombres y las mujeres estaban todos juntos en la misma habitaci贸n. A veces ven铆an y se llevaban a una de las ni帽as. Rog谩bamos a Dios para que las trajeran de vuelta. Donde resido ahora, hay personas que cuidan de m铆. Me acompa帽an al hospital para mis revisiones. Es mi primer embarazo. Estoy esperando una ni帽a. Espero que pueda vivir en un lugar m谩s tranquilo que este. Se llamar谩 Testimony".

A finales de 2016, M茅dicos Sin Fronteras (MSF) introdujimos un programa destinado a facilitar el acceso a la salud de los residentes de uno de los asentamientos informales m谩s grandes de Italia, el antiguo mercado mayorista de frutas de Tur铆n.

Aqu铆, al menos 1.000 hombres, mujeres y ni帽os, en su mayor铆a procedentes de 脕frica subsahariana y el Cuerno de 脕frica viv铆an en condiciones inadecuadas, hacinados, sin calefacci贸n y frecuentes interrupciones en el suministro de agua y electricidad. Adem谩s, enfrentaban barreras ling眉铆sticas para acceder al sistema nacional de salud.

"Me ca铆 de un cami贸n y me romp铆 un brazo"

M., 21 a帽os, Guinea.

Hace unos a帽os, M. se fue a Italia y ahora vive en el asentamiento informal en la ciudad de Tur铆n. "Me ca铆 de un cami贸n y me romp铆 un brazo. Estuve en el hospital durante dos d铆as y luego volv铆 al asentamiento. El personal de M茅dicos Sin Fronteras (MSF) me ayud贸 a conseguir una tarjeta sanitaria y a ver a un m茅dico. Luego me acompa帽aron al hospital para la operaci贸n y la fisioterapia. Tambi茅n me ayudaron cuando decid铆 denunciar a mi empleador que no hab铆a informado que hab铆a sido v铆ctima de un accidente de trabajo. No hablar italiano significa que no puedes hacer nada por tu cuenta".


"Desde entonces, no he vuelto a Venezuela"

Marilyn D铆az, Venezuela.

"Mi nombre es Marilyn D铆az, llegu茅 a Tib煤 hace a帽o y medio, conoc铆 a M茅dicos Sin Fronteras (MSF) porque me comentaron que hab铆a una jornada de atenci贸n a venezolanos, me acerqu茅 porque ten铆a malestares f铆sicos y porque el ni帽o casi no com铆a. Llegu茅 en la ma帽ana y tuve que esperar a la tarde, pero me atendieron y al ni帽o tambi茅n. 脡l estaba mal de peso, le dieron cremitas (plumpy nut) y lo pusieron en control. Primero, cada semana, y luego cada 15 d铆as. Afortunadamente ya est谩 mucho mejor.

Cuando vinimos por primera vez a MSF, yo estaba embarazada, me hicieron la prueba y me dieron medicamentos y vitaminas. Tambi茅n me dijeron que ten铆a que venir a control. Hace tres d铆as, di a luz y vine hoy para que me pusieran un anticonceptivo. Asistieron al parto aqu铆, en el hospital. Todo sali贸 bien, aunque otros venezolanos me met铆an miedo, me dec铆an que no me iban a atender, que deber铆a irme a C煤cuta porque ac谩 me iban a dejar morir porque no atienden a los venezolanos. Yo tengo el PEP (Permiso Especial de Permanencia), pero el Sisb茅n (seguro de salud) est谩 en tr谩mite. Entonces cuando me dieron los dolores de parto me vine para urgencias y, afortunadamente, me atendieron r谩pido y todo sali贸 bien.

Vengo del Estado Zulia, decidimos venir porque la situaci贸n estaba fuerte, mi esposo es barbero y no resultaba, el trabajo no daba para nada. Yo tambi茅n trabajaba vendiendo desayunos en la calle, pero no me daba la base. 脡l se vino antes que yo, luego fue a buscarme y me vine con 茅l y con el ni帽o. Desde entonces no he vuelto a Venezuela, tengo ganas de volver, pero no se puede porque la situaci贸n est谩 cada vez peor.

Por eso tambi茅n le dije a mi pap谩 que se viniera aqu铆. 脡l all谩 trabajaba transportando pasajeros, pero lleg贸 el momento en el que no se consegu铆an cauchos (llantas), bater铆as ni repuestos. Ahora 茅l trabaja ac谩 vendiendo tintos, ya tiene una ruta establecida por los locales comerciales y, afortunadamente, le da para pagar el alquiler y los servicios. A pesar de eso, le ha dado paludismo tres veces en cuatro meses. Todas las veces hemos venido y nos han atendido y nos han entregado los medicamentos. El doctor le dijo que eso se transmite por un mosquito, y por eso le regal贸 tambi茅n un mosquitero para protegerse. Nosotros creemos que es porque un vecino mantiene mucha agua empozada y hay muchos zancudos, pero no podemos hacer nada por ahora. Ac谩 estamos sobreviviendo, pero no vemos la hora de regresar a nuestro pa铆s".

Hay diferentes situaciones por las que una persona huye de su pa铆s y, dependiendo de sus motivos y de la perspectiva del pa铆s receptor, ser谩 declarada Migrante o Refugiado. En el caso de los venezolanos, se presenta una doble vulnerabilidad ya que, adem谩s de las causas que los llevan a salir de su pa铆s, en el lugar receptor no se les garantiza acceso a la salud, alimentaci贸n o seguridad. Esta poblaci贸n huye de un pa铆s en crisis hacia un pa铆s en medio del conflicto armado y otras situaciones de violencia. 

MSF nos preocupamos por las necesidades y condiciones humanitarias independientemente de las connotaciones jur铆dicas internacionales. M谩s all谩 de que sean clasificados migrantes o refugiados, es indispensable que haya una respuesta efectiva e inmediata a las condiciones humanitarias de esta poblaci贸n. 


"Mi hijo sali贸 de su refugio para intervenir y lo mataron de un disparo"

Nunahar y Abdul Zolel, Myanmar.

Nunahar y su esposo Abdul Zolel en el hospital de Kutupalong. Nunahar y Abdul Zolel huyeron de Myanmar despu茅s de que su hijo mayor, Irshadul谩, fuera asesinado en 2017. Actualmente viven en el campo de refugiados rohingya en Cox’s Bazar, Bangladesh.

"Somos campesinos y hoy somos una familia de seis. Hace dos a帽os, en Rakhine, el ej茅rcito comenz贸 a arrestar a todos los hombres. Mi hijo Irshadullah ten铆a veinte a帽os en ese momento. Todos nos est谩bamos escondiendo en nuestras casas, no pod铆amos ir a ning煤n lado, ni siquiera a conseguir comida. Un d铆a el ej茅rcito vino a nuestra casa y comenzaron a llevarse a mi hija de 16 a帽os. Mi hijo sali贸 de su refugio para intervenir y lo mataron de un disparo.

Tuvimos que huir.

Yo no soy tan vieja como parezco. Desde que tengo diabetes, comenc茅 a perder peso. Mi condici贸n empeor贸 en los 煤ltimos tres a帽os. Mi esposo y yo somos viejos, no podemos trabajar. Ser铆a lindo cocinar un pescado grande pero no es posible, no tenemos dinero extra.

Hoy siento dolor. Estoy mareada y mi coraz贸n late fuerte. Tengo una pierna afectada.

En los campos es seguro. Aqu铆 podemos ayunar y rezar. Al menos el ej茅rcito de Myanmar no puede venir en la noche y arrestarnos. Pero Myanmar es mi lugar natal, all铆 es donde est谩n enterrados todos nuestros ancestros. Todos ustedes pueden ir a casa, pero yo no, nosotros tenemos que quedarnos en una peque帽a tienda en un campo. Sue帽o con mi casa cuando duermo. Un d铆a volveremos a Myanmar o tal vez a alg煤n otro pa铆s donde haya paz".


"Mataban a la gente y violaban en grupo a nuestras mujeres"

Shabir Ahmed y Mohamed Harun, Myanmar.

Shabir Ahmed y su hijo Mohamed Harun buscan atenci贸n m茅dica en el hospital de Kutupalong. La familia de Shabir huy贸 de Bangladesh despu茅s de que su hijo mayor Salim fuera asesinado en 2017, y ahora viven en el campo de refugiados en Cox’s Bazar, Bangladesh.

“Soy campesino. Cuando era ni帽o, recuerdo correr hacia los bosques para escondernos de los oficiales y los locales en el estado de Rakhine. Ellos nos quitaban el dinero y la producci贸n de los campos. Nos golpeaban. Es la tercera vez en mi vida que estoy dejando Myanmar. Debo haber tenido 10 u 11 a帽os la primera vez que escapamos de nuestra casa en los setenta. Entonces nos quedamos aqu铆, en Kunyapalong durante dos a帽os antes de volver, nos dijeron que ser铆a seguro regresar.

Siempre fue dif铆cil vivir en Rakhine. Nos quitaban las cosechas. El gobierno sol铆a arrestar a los hombres y muchas veces no ten铆amos nada para comer. Escapamos a Bangladesh por segunda vez en 1992. Aqu铆 conoc铆 a mi futura esposa, Khatija. Yo ten铆a 23 a帽os cuando nos casamos. Mi primer hijo, Salim, naci贸 en este pa铆s. Ten铆a apenas 40 d铆as cuando nos devolvieron a Myanmar por la fuerza.

He sido llevado muchas veces por el ej茅rcito de Myanmar en mi casa o en el mercado. Nos llevaban a las junglas y nos hac铆an llevar cargas pesadas por 7 u 8 d铆as. Si se me ca铆a la carga, me golpeaban. La vida fue de mal en peor durante m谩s de dos a帽os. El gobierno dec铆a que todos nosotros 茅ramos extremistas armados y cerraron la mezquita y la madraza. Nos impidieron sembrar y limitaron el cultivo. No pod铆amos ganar dinero, arrestaban a la gente, la mataban y violaban en grupo a nuestras mujeres. La ma帽ana de Eid al Azha, mataron a mi hijo mayor, Salim. Ten铆a 15a帽os.

Dejamos nuestra casa y corrimos aqu铆 por seguridad. Caminamos durante 14 d铆as antes de llegar al campo. Estoy feliz aqu铆, al menos puedo dormir tranquilo. Mis hijos pueden estudiar. No nos permiten salir fuera del campo ni buscar trabajo, dinero o ropa nueva. Quiero regresar a Myanmar con ciudadan铆a plena y el derecho a moverme libremente".

"No sabemos hasta cu谩ndo tendremos tratamiento si nos obligan a regresar a Somalia"

Muse Bare Shangalow, 55 a帽os, Kenia.

Vive con c谩ncer de es贸fago desde septiembre de 2018. Forma parte de nuestro programa de cuidados paliativos.

“Me costaba tragar comida o agua. No pod铆a tomar nada. ¡Incluso escupir era dif铆cil, el dolor era insoportable!”, explica. Tras realizarle una prueba de Barrium Swallow en septiembre de 2018, fue diagnosticado de c谩ncer de es贸fago. Luego se le recomend贸 que comenzara los servicios de cuidados paliativos que ofrecemos en Dagahaley, en el campo de refugiados de Dahaab, en Kenia.

“Comenc茅 a sentir malestar al tragar alimentos a principios de 2018 y, con el tiempo, empeor贸 gradualmente. Llegu茅 a un punto en el que, cada vez que com铆a, solo llevar铆a unos minutos antes de que todo saliera a la luz. Fue en ese momento cuando fui al servicio de urgencias de MSF, aqu铆 en Dagahaley. Me enviaron a IFO para una prueba de ingesti贸n de bario. Aprecio de verdad el seguimiento y los medicamentos ofrecidos por MSF, realmente me est谩n ayudando y el dolor empeora cuando se acaban. Me gustar铆a que se hicieran m谩s investigaciones para poder tener una mejor atenci贸n”.

MSF enviamos un equipo a diario para verificar los pacientes de cuidados paliativos en el programa. Nuestro equipo venda las heridas, cambia los fluidos intravenosos (IV) para paliar el dolor, y proporcionamos tanto medicamentos como consejos a nuestros pacientes.

La mayor铆a de los pacientes bajo este programa padece enfermedades cr贸nicas o afecciones que no tienen cura, o los tratamientos que necesitan no est谩n disponibles en los campamentos o, en ocasiones, pueden ser demasiado costosos de tratar fuera del campamento.

As铆, nuestros compa帽eros solo ayudan a aliviar su dolor. Muse Bare lleg贸 al campamento en 1992 y se estableci贸 en Dagahaley. "Todos mis seis hijos nacieron en este campamento, pero uno muri贸 en 1995. Uno de ellos est谩 casado y tiene hijos". "Escuchamos rumores de que se planea cerrar el campamento. Estamos desesperanzados porque tenemos a este paciente que necesita atenci贸n cercana y no sabemos hasta cu谩ndo ser谩 posible si nos obligan a regresar a Somalia", se lamenta su esposa.

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