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El consenso, las alianzas y el trabajo en equipo impulsan a la FAO hacia el futuro

24 de junio de 2019, Roma - Un nuevo espíritu de consenso, la adopción de alianzas y un nuevo enfoque interdisciplinario de trabajo en equipo para hacer frente a los desafíos de la seguridad alimentaria, son el sello distintivo del funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aseguró hoy el Director General, José Graziano da Silva, ante los países miembros.

Foto: ©FAO/Giuseppe Carotenuto

Estas innovaciones institucionales han aumentado la importancia de dos cambios de políticas clave en el cumplimiento de los mandatos de la FAO: entender que la reducción del hambre tiene más que ver con el acceso que con la producción, y comprender que la creación de resiliencia ante las crisis es más barata y eficaz que tratar de suministrar ayuda después de una catástrofe, señaló Graziano da Silva, al intervenir en la apertura de la Conferencia de la FAO, el máximo órgano de gobierno de la Organización de las Naciones Unidas.

El Director General finaliza un mandato de ocho años al frente de la FAO, cuyos miembros eligieron el domingo a Qu Dongyu, de China, como su próximo responsable.

Tras recordar que la Red de Evaluación del Desempeño de las Organizaciones Multilaterales –creada por varios donantes relevantes- reconoció recientemente “cambios profundos” en la gestión operativa de la FAO que hacen que sea “muy valorada entre sus asociados”, Graziano da Silva hizo hincapié en tres avances fundamentales logrados durante su mandato.

En primer lugar, señaló que se ha fomentado un enfoque consensuado del presupuesto, sustituyendo una “cultura de contencioso” que enfrenta a los países desarrollados y a los países en desarrollo entre sí. Ahora es el momento de aumentar las inversiones en la FAO, “que corre el riesgo de depender excesivamente de la volatilidad de las contribuciones voluntarias”.

En segundo lugar, la FAO está ahora abierta a las alianzas, y desde 2013 ha firmado casi 200 acuerdos con el sector privado, la sociedad civil, el mundo académico y las instituciones de investigación. También se ha incrementado la colaboración práctica con otros organismos de las Naciones Unidas, lo que ha resultado ser “sorprendentemente fácil, porque el propio marco estratégico de la FAO y los objetivos relacionados coinciden plenamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, explicó Graziano da Silva.

En tercer lugar, la FAO ha puesto en marcha cinco equipos de programas estratégicos para aprovechar mejor los conocimientos especializados en todas las disciplinas, a fin de hacer frente a los complejos desafíos de la agricultura y el desarrollo rural en una época en la que el cambio climático, la biodiversidad, el género y la nutrición tienen cada vez mayor prioridad. Este proceso de pensar de forma distinta a la convencional, “cobrará impulso a medida que surjan más ejemplos de éxito”.

Mirando hacia el futuro

Reflexionando sobre su mandato al frente de la FAO, Graziano da Silva destacó que “las políticas innovadoras pueden conseguir rápidamente una amplia aceptación”, incluso con relativamente poca inversión en su promoción formal.

Hoy en día, los gobiernos están de acuerdo en que los programas de protección social específicos son una parte clave de las iniciativas de lucha contra el hambre, y es de esperar que pronto lleguen a la conclusión de que fomentar una nutrición saludable es un imperativo de políticas urgente. Demasiada gente está “comiendo mal, en especial alimentos ultraprocesados y productos artificiales”, dijo, añadiendo que se necesitan con urgencia normas nacionales e internacionales para ayudar a que el enfoque de la inocuidad alimentaria vaya más allá de las enfermedades transmitidas por los alimentos y haga frente a todas las formas de malnutrición.

También es necesario un cambio de paradigma para promover transformaciones asociadas con la creciente conciencia de que la Revolución Verde ha llegado a sus límites. “Espero que hayamos logrado desmitificar la opinión popular de que la agricultura a escala industrial, con fuerte dependencia de las tecnologías que hacen un uso intensivo de energía, puede garantizar la seguridad alimentaria mundial a largo plazo”, dijo Graziano da Silva, haciendo hincapié en que el futuro de la alimentación y la agricultura será intensivo en conocimientos y tecnología y dependerá principalmente de los agricultores familiares.

Añadió que la FAO debería ser más agresiva en la promoción de sus ventajas comparativas como organismo multilateral para la provisión de bienes públicos a nivel mundial, citando el Acuerdo sobre Medidas del Estado rector del puerto (AMERP), el primer instrumento internacional vinculante que aborda específicamente la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

Expresando preocupación por el “surgimiento de políticas nacionalistas involutivas en muchos países”, Graziano da Silva subrayó que: “muchas de las cuestiones relacionadas con alimentar al mundo y gestionar de forma sostenible los recursos naturales tienen dimensiones transnacionales, regionales y mundiales que no pueden ser abordadas por los países trabajando por si solos”.




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