OPINI脫N de Emilio Cafassi.- Ambas orillas del R铆o de la Plata inician este mes un calendario electoral virtualmente sincr贸nico, cosa que puede darse exclusivamente cada 20 a帽os (o sea volver a repetirse en 2039) si no hubiera modificaciones en los mecanismos ya legislados con las reformas constitucionales del ´94 y ´97 en cada pa铆s y en la orilla occidental con la introducci贸n de internas obligatorias en 2011. Vibrar谩n en simult谩neo por la frecuencia de elecci贸n del Poder Ejecutivo que es de 4 a帽os en Argentina y 5 en Uruguay. En cuanto al poder legislativo en Uruguay se eligen todos los senadores y diputados nacionales junto con el Presidente y Vice. En el caso argentino, con la elecci贸n de la f贸rmula presidencial se renueva s贸lo parcialmente el poder legislativo (130 diputados y 24 senadores). Sin embargo, lo que estar谩 en juego mediante las formalidades previstas es, en un caso, la derrota de la m谩s salvaje versi贸n del neoliberalismo autoritario, a煤n sumando excrecencias y en el otro evitar que algo similar se instale en Uruguay y arrase con las enormes conquistas populares, derechos y libertades alcanzadas, cuyo detalle expuso Ortega Salinas en la edici贸n anterior de Caras&Caretas.
En ambos casos, habr谩 elecciones internas antes de arribar a la definitiva en octubre. En Uruguay el pr贸ximo domingo 30 de este mes mientras que en Argentina ser谩n en agosto, pero a 4 d铆as de la publicaci贸n de este art铆culo vence el plazo para la inscripci贸n de partidos y alianzas (10 d铆as m谩s tarde para los precandidatos) y nada est谩 definido sino que crecen disparatados rumores de acuerdos de c煤pula de algunas minor铆as que oscilan entre extremos polarizados, a diferencia de la margen oriental. Se elegir谩n candidatos presidenciales 煤nicos (en Argentina, la f贸rmula con su vice) y en Uruguay los 贸rganos deliberativos nacional y departamental que ser谩n los que definan la f贸rmula presidencial y los candidatos a intendentes para las elecciones departamentales del a帽o siguiente.
El prop贸sito de introducir estos breves aspectos procedimentales, es subrayar el modo en que se expresan por los poros institucionales, las diferencias de cultura c铆vica entre los dos pa铆ses y particularmente las grotescas manipulaciones, oportunismos y especulaciones a las que asistimos perplejos en Argentina, comenzando por el oficialismo. A mediados de enero de este a帽o, el Presidente Macri -que gobierna prescindiendo pr谩cticamente del poder legislativo- redact贸 tres decretos (N° 45, 54 y 55) modificatorios de los mecanismos electorales del exterior (casi medio mill贸n de votos) que no fueron difundidos a la opini贸n p煤blica. La oposici贸n, al enterarse un mes despu茅s, lo acus贸 de intento de fraude y acudi贸 a la justicia electoral que en una acordada los revoc贸. Un nuevo decreto redobl贸 la estafa, porque posterg贸 la entrada en vigencia de dos de ellos, pero ratific贸 el tercero que afecta a m谩s del 70% de ese potencial electorado. Siguiendo con su estilo “decretista”, emiti贸 hace menos de dos meses un nuevo decreto (N° 259) derogando otro (esta vez el N° 443 de Cristina Fern谩ndez de Kirchner de 2011) que habilitaba las listas “colectoras”, as铆 llamadas por llevar un mismo candidato al poder ejecutivo (nacional o provincial) desde listas locales -legislativas o ejecutivas- divergentes, argumentando que confunden a la ciudadan铆a. En la pr谩ctica, mucho antes inclusive de los decretos que las autorizan o proh铆ben, las colectoras fueron utilizadas profusamente en la historia electoral argentina no s贸lo por el kirchnerismo sino por sus cr铆ticos, tanto los hoy oficialistas cuanto los m谩s ac茅rrimos opositores de ambos gobiernos, aprovechando la ausencia de reglamentaci贸n.
Sin embargo hoy, a menos de dos meses de la publicaci贸n del decreto, la alianza gobernante parece reconsiderar sus posturas al negociar el retorno de las colectoras a pesar del propio decreto, aunque no ya para acumular hacia la figura presidencial sino para la gobernaci贸n de la Provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del pa铆s cuya definici贸n carece de segunda vuelta o ballotage. M谩s all谩 de estos bochornosos bandazos especulativos, la filosof铆a que anima a los dispositivos electorales de ambos pa铆ses es casi id茅ntica, aunque con una diferencia significativa en el car谩cter optativo de la elecci贸n en la orilla oriental y obligatorio en la opuesta. Pero se hace evidente el modo en que las reglas se acomodan a cualquier conveniencia del poder en Argentina. Las internas abiertas m谩s all谩 de detalles pretenden ser una respuesta a la creciente indiferencia ciudadana y la crisis de credibilidad en los partidos pol铆ticos que lejos de solucionarla le aporta tan s贸lo una p谩tina ilusoria de amplitud participativa, aunque var铆a much铆simo seg煤n como tramite las decisiones cada fuerza pol铆tica en cada orilla.
En el caso del Frente Amplio (FA) fue el Plenario Nacional el que propuso en noviembre elevar a 4 precandidatos (de evidente recambio generacional) al Congreso de diciembre donde m谩s de un millar de delegados los formalizamos y cuyo an谩lisis dedicar茅 en un pr贸ximo art铆culo. En varios otros ejemplos, las precandidaturas fueron decididas en transacciones y pactos a puertas cerradas.
En Uruguay fueron los partidos tradicionales los que impulsaron la reforma electoral que entre otros profundos cambios -alertados por el crecimiento del FA- introdujeron las internas simult谩neas. Los que hoy, luego de casi dos siglos de representaci贸n de los intereses olig谩rquicos ven florecer, tanto en su interior como por fuera, alternativas cada vez m谩s semejantes a la descomposici贸n 茅tica y pol铆tica argentina como el aterrizaje de Sartori en el partido Nacional o la fundaci贸n del partido del ex comandante del ej茅rcito.
El descr茅dito de las derechas proviene de la completa subordinaci贸n al liberalismo fiduciario, cosa imposible de superar reduciendo los procedimientos democr谩ticos al mero acto de votar.
En ambos casos, habr谩 elecciones internas antes de arribar a la definitiva en octubre. En Uruguay el pr贸ximo domingo 30 de este mes mientras que en Argentina ser谩n en agosto, pero a 4 d铆as de la publicaci贸n de este art铆culo vence el plazo para la inscripci贸n de partidos y alianzas (10 d铆as m谩s tarde para los precandidatos) y nada est谩 definido sino que crecen disparatados rumores de acuerdos de c煤pula de algunas minor铆as que oscilan entre extremos polarizados, a diferencia de la margen oriental. Se elegir谩n candidatos presidenciales 煤nicos (en Argentina, la f贸rmula con su vice) y en Uruguay los 贸rganos deliberativos nacional y departamental que ser谩n los que definan la f贸rmula presidencial y los candidatos a intendentes para las elecciones departamentales del a帽o siguiente.
El prop贸sito de introducir estos breves aspectos procedimentales, es subrayar el modo en que se expresan por los poros institucionales, las diferencias de cultura c铆vica entre los dos pa铆ses y particularmente las grotescas manipulaciones, oportunismos y especulaciones a las que asistimos perplejos en Argentina, comenzando por el oficialismo. A mediados de enero de este a帽o, el Presidente Macri -que gobierna prescindiendo pr谩cticamente del poder legislativo- redact贸 tres decretos (N° 45, 54 y 55) modificatorios de los mecanismos electorales del exterior (casi medio mill贸n de votos) que no fueron difundidos a la opini贸n p煤blica. La oposici贸n, al enterarse un mes despu茅s, lo acus贸 de intento de fraude y acudi贸 a la justicia electoral que en una acordada los revoc贸. Un nuevo decreto redobl贸 la estafa, porque posterg贸 la entrada en vigencia de dos de ellos, pero ratific贸 el tercero que afecta a m谩s del 70% de ese potencial electorado. Siguiendo con su estilo “decretista”, emiti贸 hace menos de dos meses un nuevo decreto (N° 259) derogando otro (esta vez el N° 443 de Cristina Fern谩ndez de Kirchner de 2011) que habilitaba las listas “colectoras”, as铆 llamadas por llevar un mismo candidato al poder ejecutivo (nacional o provincial) desde listas locales -legislativas o ejecutivas- divergentes, argumentando que confunden a la ciudadan铆a. En la pr谩ctica, mucho antes inclusive de los decretos que las autorizan o proh铆ben, las colectoras fueron utilizadas profusamente en la historia electoral argentina no s贸lo por el kirchnerismo sino por sus cr铆ticos, tanto los hoy oficialistas cuanto los m谩s ac茅rrimos opositores de ambos gobiernos, aprovechando la ausencia de reglamentaci贸n.
Sin embargo hoy, a menos de dos meses de la publicaci贸n del decreto, la alianza gobernante parece reconsiderar sus posturas al negociar el retorno de las colectoras a pesar del propio decreto, aunque no ya para acumular hacia la figura presidencial sino para la gobernaci贸n de la Provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del pa铆s cuya definici贸n carece de segunda vuelta o ballotage. M谩s all谩 de estos bochornosos bandazos especulativos, la filosof铆a que anima a los dispositivos electorales de ambos pa铆ses es casi id茅ntica, aunque con una diferencia significativa en el car谩cter optativo de la elecci贸n en la orilla oriental y obligatorio en la opuesta. Pero se hace evidente el modo en que las reglas se acomodan a cualquier conveniencia del poder en Argentina. Las internas abiertas m谩s all谩 de detalles pretenden ser una respuesta a la creciente indiferencia ciudadana y la crisis de credibilidad en los partidos pol铆ticos que lejos de solucionarla le aporta tan s贸lo una p谩tina ilusoria de amplitud participativa, aunque var铆a much铆simo seg煤n como tramite las decisiones cada fuerza pol铆tica en cada orilla.
En el caso del Frente Amplio (FA) fue el Plenario Nacional el que propuso en noviembre elevar a 4 precandidatos (de evidente recambio generacional) al Congreso de diciembre donde m谩s de un millar de delegados los formalizamos y cuyo an谩lisis dedicar茅 en un pr贸ximo art铆culo. En varios otros ejemplos, las precandidaturas fueron decididas en transacciones y pactos a puertas cerradas.
En Uruguay fueron los partidos tradicionales los que impulsaron la reforma electoral que entre otros profundos cambios -alertados por el crecimiento del FA- introdujeron las internas simult谩neas. Los que hoy, luego de casi dos siglos de representaci贸n de los intereses olig谩rquicos ven florecer, tanto en su interior como por fuera, alternativas cada vez m谩s semejantes a la descomposici贸n 茅tica y pol铆tica argentina como el aterrizaje de Sartori en el partido Nacional o la fundaci贸n del partido del ex comandante del ej茅rcito.
El descr茅dito de las derechas proviene de la completa subordinaci贸n al liberalismo fiduciario, cosa imposible de superar reduciendo los procedimientos democr谩ticos al mero acto de votar.