OPINI脫N de Adri谩n Mac Liman.- El primer ministro israel铆, Benjam铆n Netanyahu, presidi贸 el pasado fin de semana la ceremonia inaugural de una nueva localidad jud铆a ubicada en la meseta del Gol谩n: RamatTrump (los Altos de Trump). Se trataba de una inauguraci贸n meramente simb贸lica; el emblem谩tico proyecto no cuenta con el visto bueno del Gabinete interino, desprovisto de capacidad decisoria, ni con el aval de la Knesset (Parlamento).
Tambi茅n brillan por su ausencia los imprescindibles planos urban铆sticos y la financiaci贸n. Sin embargo, a la inauguraci贸n virtual de Los Altos asisti贸 el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, valedor de Netanyahu y ferviente defensor de su pol铆tica expansionista.
No hay que extra帽arse: basta recordar que el actual representante diplom谩tico de la Casa Blanca en Jerusal茅n provoc贸 la ira de la comunidad palestina al pronunciarse p煤blicamente a favor de la anexi贸n de gran parte, si no de la totalidad del territorio de Cisjordania al Estado Jud铆o. Sus declaraciones, reproducidas por el rotativo New York Times, sorprendieron a los profesionales de la diplomacia.
Pero Friedman es un embajador pol铆tico quien, junto con el yerno de Trump, Jared Kushner, y Jason Greenblatt, vicepresidente de la organizaci贸n Trump, particip贸 en la elaboraci贸n del famoso Acuerdo del Siglo, el plan de paz estadounidense que ser谩 desvelado a partir de la semana pr贸xima en varias reuniones internacionales que tendr谩n por escenario las capitales 谩rabes.
Detalle interesante: en el primer encuentro, pomposamente bautizado Paz para la Prosperidad, no participar谩n representantes palestinos ni altos cargos del Gobierno israel铆. La Casa Blanca confirm贸 la asistencia en la cumbre que se celebrar谩 en Bahr茅in la semana pr贸xima de Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos 脕rabes Unidos, Egipto, Jordania y Marruecos. Seg煤n la Administraci贸n Trump, dicha reuni贸n facilitar谩 el di谩logo sobre una visi贸n ambiciosa y viable para un futuro pr贸spero para el pueblo palestino y la regi贸n. ¿Frases huecas? ¿Cortina de humo?
El objetivo principal de este encuentro es la creaci贸n de una alianza 谩rabe de corte pro occidental susceptible de promover la iniciativa estadounidense. Aunque el Gobierno israel铆 no haya sido invitado oficialmente a la primera cumbre, un exfuncionario de alto rango del Ministerio de Defensa hebreo, que ejerci贸 de enlace entre Tel Aviv y la Autoridad Nacional Palestina, participar谩 en los debates. Se trata, aparentemente, de una presencia discreta, que revela las preferencias del equipo Kushner, integrado por jud铆os ortodoxos norteamericanos formados en escuelas rab铆nicas neoyorquinas o… israel铆es.
La segunda fase del flamante plan estadounidense consistir铆a en anular pura y simplemente el legado de las negociaciones llevadas a cabo en las 煤ltimas d茅cadas por israel铆es y palestinos, tratando de privar a la ANP de las prerrogativas derivadas de los Acuerdos de Oslo, el Memor谩ndum de Wye Plantation o las cumbres econ贸micas celebradas en Par铆s.
En resumidas cuentas, dejar entender a los dirigentes de la Autoridad Nacional que la derrota diplom谩tica es un hecho consumado, que la opci贸n de los dos Estados – palestino e israel铆 – es inviable, que los poderes f谩cticos del Planeta s贸lo aceptar铆an el sometimiento del enemigo palestino a la autoridad del aliado israel铆.
De hecho, durante el mandato de Donald Trump, los Estados Unidos suspendieron la ayuda econ贸mica a la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados Palestinos (UNRWA), aceleraron el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusal茅n, haciendo caso omiso de los acuerdos internacionales, cerraron la representaci贸n de la ANP en Washington, reconocieron la soberan铆a de Israel sobre los Altos del Gol谩n – territorio sirio ocupado tras la guerra de 1967 – ningunearon sistem谩ticamente a los interlocutores palestinos.
Para el equipo de Trump, el Acuerdo del siglo ser铆a una simple imposici贸n a la parte palestina, cuyo porvenir depender谩, siempre seg煤n Washington, de la aquiescencia de los potentados del Golfo: el pr铆ncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, y del Presidente de los Emiratos 脕rabes Unidos, Mohammed Bin Zayed.
Por si fuera poco, el equipo de Jared Kushner no ver铆a con malos ojos la posible soberan铆a saud铆 sobre la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del Islam, opci贸n barajada hace ya alg煤n tiempo por los Gobiernos conservadores de Tel Aviv. Malos augurios, pues, para los pobladores de Cisjordania y la Franja de Gaza, empe帽ados en forjar su propia identidad nacional.
La tercera y 煤ltima fase de la presentaci贸n del Acuerdo del Siglo coincidir谩, muy probablemente, con la celebraci贸n de las elecciones generales israel铆es, previstas para mediados del mes de septiembre. Washington cuenta con la victoria de Netanyahu o de su partido, con los inevitables regateos postelectorales que deber铆an eclipsar el debate sobre el porvenir de las relaciones israelo palestinas.
Obviamente, el ofrecimiento de la Administraci贸n Trump resultar谩 muy apetecible para los halcones jud铆os. Un aut茅ntico disparate, clamar谩n los palestinos, la izquierda israel铆, los polit贸logos 谩rabes o los analistas occidentales, poco propensos a confiar en la sinceridad y la ecuanimidad de la diplomacia donaldiana.
En alg煤n lugar de Tierra Santa, en la meseta del Gol谩n, quedar谩 un recuerdo de esta triste farsa; una hermosa placa de polivinilo con la inscripci贸n Ramat Trump – los Altos de Trump. Un asentamiento ideado por Benjam铆n Netanyahu, un pol铆tico cuyo dudoso porvenir depende de la judicatura del Estado de Israel.
Tambi茅n brillan por su ausencia los imprescindibles planos urban铆sticos y la financiaci贸n. Sin embargo, a la inauguraci贸n virtual de Los Altos asisti贸 el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, valedor de Netanyahu y ferviente defensor de su pol铆tica expansionista.
No hay que extra帽arse: basta recordar que el actual representante diplom谩tico de la Casa Blanca en Jerusal茅n provoc贸 la ira de la comunidad palestina al pronunciarse p煤blicamente a favor de la anexi贸n de gran parte, si no de la totalidad del territorio de Cisjordania al Estado Jud铆o. Sus declaraciones, reproducidas por el rotativo New York Times, sorprendieron a los profesionales de la diplomacia.
Pero Friedman es un embajador pol铆tico quien, junto con el yerno de Trump, Jared Kushner, y Jason Greenblatt, vicepresidente de la organizaci贸n Trump, particip贸 en la elaboraci贸n del famoso Acuerdo del Siglo, el plan de paz estadounidense que ser谩 desvelado a partir de la semana pr贸xima en varias reuniones internacionales que tendr谩n por escenario las capitales 谩rabes.
Detalle interesante: en el primer encuentro, pomposamente bautizado Paz para la Prosperidad, no participar谩n representantes palestinos ni altos cargos del Gobierno israel铆. La Casa Blanca confirm贸 la asistencia en la cumbre que se celebrar谩 en Bahr茅in la semana pr贸xima de Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos 脕rabes Unidos, Egipto, Jordania y Marruecos. Seg煤n la Administraci贸n Trump, dicha reuni贸n facilitar谩 el di谩logo sobre una visi贸n ambiciosa y viable para un futuro pr贸spero para el pueblo palestino y la regi贸n. ¿Frases huecas? ¿Cortina de humo?
El objetivo principal de este encuentro es la creaci贸n de una alianza 谩rabe de corte pro occidental susceptible de promover la iniciativa estadounidense. Aunque el Gobierno israel铆 no haya sido invitado oficialmente a la primera cumbre, un exfuncionario de alto rango del Ministerio de Defensa hebreo, que ejerci贸 de enlace entre Tel Aviv y la Autoridad Nacional Palestina, participar谩 en los debates. Se trata, aparentemente, de una presencia discreta, que revela las preferencias del equipo Kushner, integrado por jud铆os ortodoxos norteamericanos formados en escuelas rab铆nicas neoyorquinas o… israel铆es.
La segunda fase del flamante plan estadounidense consistir铆a en anular pura y simplemente el legado de las negociaciones llevadas a cabo en las 煤ltimas d茅cadas por israel铆es y palestinos, tratando de privar a la ANP de las prerrogativas derivadas de los Acuerdos de Oslo, el Memor谩ndum de Wye Plantation o las cumbres econ贸micas celebradas en Par铆s.
En resumidas cuentas, dejar entender a los dirigentes de la Autoridad Nacional que la derrota diplom谩tica es un hecho consumado, que la opci贸n de los dos Estados – palestino e israel铆 – es inviable, que los poderes f谩cticos del Planeta s贸lo aceptar铆an el sometimiento del enemigo palestino a la autoridad del aliado israel铆.
De hecho, durante el mandato de Donald Trump, los Estados Unidos suspendieron la ayuda econ贸mica a la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados Palestinos (UNRWA), aceleraron el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusal茅n, haciendo caso omiso de los acuerdos internacionales, cerraron la representaci贸n de la ANP en Washington, reconocieron la soberan铆a de Israel sobre los Altos del Gol谩n – territorio sirio ocupado tras la guerra de 1967 – ningunearon sistem谩ticamente a los interlocutores palestinos.
Para el equipo de Trump, el Acuerdo del siglo ser铆a una simple imposici贸n a la parte palestina, cuyo porvenir depender谩, siempre seg煤n Washington, de la aquiescencia de los potentados del Golfo: el pr铆ncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, y del Presidente de los Emiratos 脕rabes Unidos, Mohammed Bin Zayed.
Por si fuera poco, el equipo de Jared Kushner no ver铆a con malos ojos la posible soberan铆a saud铆 sobre la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del Islam, opci贸n barajada hace ya alg煤n tiempo por los Gobiernos conservadores de Tel Aviv. Malos augurios, pues, para los pobladores de Cisjordania y la Franja de Gaza, empe帽ados en forjar su propia identidad nacional.
La tercera y 煤ltima fase de la presentaci贸n del Acuerdo del Siglo coincidir谩, muy probablemente, con la celebraci贸n de las elecciones generales israel铆es, previstas para mediados del mes de septiembre. Washington cuenta con la victoria de Netanyahu o de su partido, con los inevitables regateos postelectorales que deber铆an eclipsar el debate sobre el porvenir de las relaciones israelo palestinas.
Obviamente, el ofrecimiento de la Administraci贸n Trump resultar谩 muy apetecible para los halcones jud铆os. Un aut茅ntico disparate, clamar谩n los palestinos, la izquierda israel铆, los polit贸logos 谩rabes o los analistas occidentales, poco propensos a confiar en la sinceridad y la ecuanimidad de la diplomacia donaldiana.
En alg煤n lugar de Tierra Santa, en la meseta del Gol谩n, quedar谩 un recuerdo de esta triste farsa; una hermosa placa de polivinilo con la inscripci贸n Ramat Trump – los Altos de Trump. Un asentamiento ideado por Benjam铆n Netanyahu, un pol铆tico cuyo dudoso porvenir depende de la judicatura del Estado de Israel.