OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- Cuando yo era ni帽o -hablo de la primera mitad de la d茅cada de los sesenta del siglo pasado-, en el piso de abajo del que viv铆a con mis padres, entonces un joven matrimonio, viv铆a una pareja de la misma edad. 脡l era -creo recordar- compa帽ero de trabajo de mi padre, y ella ten铆a bastante relaci贸n con mi madre. Los tengo en la memoria como una pareja muy atractiva. 脡l muy templado, con moto y cazadora de cuero, con largas patillas y bigote; y ella muy simp谩tica, guapa y siempre cari帽osa conmigo. Eran Ram贸n y Judith, y hace tiempo que ya habr谩n muerto los dos.
Pues bien, la mujer sub铆a de vez en cuando a mi casa y en algunas ocasiones yo la sent铆a llorar mientras le susurraba a mi madre que Ram贸n la hab铆a vuelto a golpear. Ella intentaba ocultar las marcas, sobre todo las de la cara con maquillaje extra. Por supuesto que a m铆 nadie me contaba nada, pero luego yo cog铆a recortes, fragmentos de frases, cuando mi madre le refer铆a a mi padre la visita, y la pena profunda que sent铆a por su amiga. Ambos coincid铆an en la repugnancia hacia Ram贸n y en la pena por el sufrimiento de Judith, pero no se les pasaba por la cabeza hacer nada. ¿Qu茅 hubieran podido hacer? Aquello era algo de la intimidad de la pareja, de puertas adentro del matrimonio y, por tanto, nadie pod铆a hacer nada; nadie ten铆a derecho a intervenir. As铆 eran las cosas en este pa铆s.
Entend铆 a帽os m谩s tarde que mi madre hac铆a lo 煤nico que pod铆a: trasladarle a la vecina y amiga que no estaba sola. No del todo, al menos, aunque estuviera absolutamente aislada dentro de su casa.
Finalmente, aquella joven pareja se march贸 del edificio. Se hab铆an “separado", seg煤n supe, aunque sin entender qu茅 significaba eso exactamente. El divorcio tardar铆a a煤n m谩s de dos d茅cadas en ser legal en Espa帽a, y las 煤ltimas noticias que guardo de aquella mujer es que march贸 con los dos hijos que hab铆a tenido con aquel agresor impune. Ten铆a buena mano para coser, y a ello se dedic贸 casi monacalmente. Eso contaban.
Aquella amiga de casa era una v铆ctima de lo que ahora las derechas del Tr铆o de Col贸n dir铆an violencia intra familiar.
En Andaluc铆a han decidido poner en marcha un tel茅fono, para que llamen las mujeres que sean v铆ctimas de los hombres, y los hombres que lo sean de la violencia de las mujeres. As铆, dicen, es como hay que defender "La verdadera igualdad" entre hombres y mujeres.
En el pacto que Vox ha firmado con el Partido Popular y con Ciudadanos se recoge, en su punto n煤mero 9, el que titulan Tel茅fono de atenci贸n a las v铆ctimas de la violencia intra familiar, lo siguiente: "El presupuesto de 2020 incorporar谩 las dotaciones necesarias para que la Consejer铆a de Igualdad, Pol铆ticas Sociales y Conciliaci贸n ponga en marcha un tel茅fono de atenci贸n debidamente gestionado por personal cualificado para la protecci贸n de v铆ctimas de la violencia intra familiar, en un sentido amplio. Para ello, deben dotarse de los medios t茅cnicos necesarios para su atenci贸n y derivaci贸n, si procede, a los servicios sociales o a las propias fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado". Dejemos de lado que en Andaluc铆a ya exist铆a el tel茅fono del menor y del mayor, que este ahora es un detalle sin importancia.
Lo realmente relevante, lo que importa es que el Tr铆o de Col贸n quiere hacer retroceder el reloj de la historia de la sociedad espa帽ola. La cruda realidad es que esto de atender a las "v铆ctimas de la violencia intra familiar" significa dar muchos pasos atr谩s. El 016 fue creado por el gobierno de Zapatero para ofrecer a las mujeres v铆ctimas de violencia de g茅nero informaci贸n sobre recursos y derechos en materia de empleo, servicios sociales, ayudas econ贸micas, recursos de informaci贸n, de asistencia y de acogida y asesoramiento jur铆dico. A las derechas les estorba ese servicio, y han establecido otro m谩s deliberadamente brumoso en el que quieren diluir el problema real y tangible de la violencia de g茅nero. Efectivamente, como han denunciado las organizaciones feministas, lo que quieren es invisibilizar la violencia machista. Quieren a las mujeres subordinadas y, en su caso, atemorizadas y respetuosas ante la autoridad que el hombre ha de ejercer en la casa y en la calle, en el espacio privado como en el p煤blico. Es su ideolog铆a.
Pero, la realidad es muy tozuda. M谩s all谩 de otras actuaciones propiciadas desde las diversas administraciones, m谩s all谩 de la indiscutible mayor sensibilidad social hacia la violencia contra las mujeres, m谩s all谩 de las hist贸ricas movilizaciones de los 8M, acaba de ser asesinada la mujer que hace la n煤mero mil, ¡¡¡1.000!!! desde que se puso en marcha el contador hace s贸lo quince a帽os.
Y ahora, justamente ahora, cuando las v铆ctimas de la violencia de g茅nero han llegado al millar, las derechas espa帽olas aceptan que Vox haga valer una posici贸n ideol贸gica franquista, propia de los a帽os sesenta del siglo pasado y resucitan lo de la violencia intra familiar. Lo han hecho en Andaluc铆a, y pronto lo har谩n en Madrid y all铆 donde los n煤meros para constituir mayor铆as de gobierno con el PP y con Ciudadanos se lo permita. Esto significa -entre otras cosas- la entrada de la extrema derecha espa帽ola en las instituciones.
El Gobierno de Moreno Bonilla y sus aliados de Ciudadanos han aceptado las tesis de Vox para sacar adelante los Presupuestos de 2020, sabiendo que son m谩s ideol贸gicas que econ贸micas. No es el dinero lo m谩s importante ahora para Vox, ni para el PP y Ciudadanos: han conseguido que la guerra de los tres partidos contra el feminismo haya sido inaugurada con una primera victoria; y ahora querr谩n replicarla all铆 donde puedan.
A Pablo Casado y a Albert Rivera esta unidad de acci贸n con la extrema derecha machista les resulta l贸gica y deseable. Un poco m谩s dif铆cil deber铆a serlo para las mujeres de sus partidos. Seguramente ser谩n mujeres que no han conocido ninguna como aquella que yo tengo en la memoria desde hace m谩s de medio siglo. ¿Era violencia intra familiar? No, Judith ya sufr铆a violencia machista, violencia de g茅nero a manos de Ram贸n.
Pues no deber铆an olvidar que hay todav铆a miles de Judith que son v铆ctimas d铆a tras d铆a, que sufren violencia de g茅nero a manos del Ram贸n de turno. Estamos obligados a reaccionar ante estos b谩rbaros que, desde las instituciones, quieren volver a imponernos su ideario machista y reaccionario, negando la realidad que las mil 煤ltimas v铆ctimas de la violencia de g茅nero han certificado con su sangre. No podemos permitir que equiparen a Ram贸n y a Judith. Sencillamente, no podemos. No es s贸lo que sea injusto, es que constituye un insulto a la raz贸n, a la evidencia y a la memoria de tantas asesinadas. Son ellas las que mueren, y ya van mil. ¿Cu谩ntas har谩n falta para que unamos todas las fuerzas disponibles para detener a los b谩rbaros?
Pues bien, la mujer sub铆a de vez en cuando a mi casa y en algunas ocasiones yo la sent铆a llorar mientras le susurraba a mi madre que Ram贸n la hab铆a vuelto a golpear. Ella intentaba ocultar las marcas, sobre todo las de la cara con maquillaje extra. Por supuesto que a m铆 nadie me contaba nada, pero luego yo cog铆a recortes, fragmentos de frases, cuando mi madre le refer铆a a mi padre la visita, y la pena profunda que sent铆a por su amiga. Ambos coincid铆an en la repugnancia hacia Ram贸n y en la pena por el sufrimiento de Judith, pero no se les pasaba por la cabeza hacer nada. ¿Qu茅 hubieran podido hacer? Aquello era algo de la intimidad de la pareja, de puertas adentro del matrimonio y, por tanto, nadie pod铆a hacer nada; nadie ten铆a derecho a intervenir. As铆 eran las cosas en este pa铆s.
Entend铆 a帽os m谩s tarde que mi madre hac铆a lo 煤nico que pod铆a: trasladarle a la vecina y amiga que no estaba sola. No del todo, al menos, aunque estuviera absolutamente aislada dentro de su casa.
Finalmente, aquella joven pareja se march贸 del edificio. Se hab铆an “separado", seg煤n supe, aunque sin entender qu茅 significaba eso exactamente. El divorcio tardar铆a a煤n m谩s de dos d茅cadas en ser legal en Espa帽a, y las 煤ltimas noticias que guardo de aquella mujer es que march贸 con los dos hijos que hab铆a tenido con aquel agresor impune. Ten铆a buena mano para coser, y a ello se dedic贸 casi monacalmente. Eso contaban.
Aquella amiga de casa era una v铆ctima de lo que ahora las derechas del Tr铆o de Col贸n dir铆an violencia intra familiar.
En Andaluc铆a han decidido poner en marcha un tel茅fono, para que llamen las mujeres que sean v铆ctimas de los hombres, y los hombres que lo sean de la violencia de las mujeres. As铆, dicen, es como hay que defender "La verdadera igualdad" entre hombres y mujeres.
En el pacto que Vox ha firmado con el Partido Popular y con Ciudadanos se recoge, en su punto n煤mero 9, el que titulan Tel茅fono de atenci贸n a las v铆ctimas de la violencia intra familiar, lo siguiente: "El presupuesto de 2020 incorporar谩 las dotaciones necesarias para que la Consejer铆a de Igualdad, Pol铆ticas Sociales y Conciliaci贸n ponga en marcha un tel茅fono de atenci贸n debidamente gestionado por personal cualificado para la protecci贸n de v铆ctimas de la violencia intra familiar, en un sentido amplio. Para ello, deben dotarse de los medios t茅cnicos necesarios para su atenci贸n y derivaci贸n, si procede, a los servicios sociales o a las propias fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado". Dejemos de lado que en Andaluc铆a ya exist铆a el tel茅fono del menor y del mayor, que este ahora es un detalle sin importancia.
Lo realmente relevante, lo que importa es que el Tr铆o de Col贸n quiere hacer retroceder el reloj de la historia de la sociedad espa帽ola. La cruda realidad es que esto de atender a las "v铆ctimas de la violencia intra familiar" significa dar muchos pasos atr谩s. El 016 fue creado por el gobierno de Zapatero para ofrecer a las mujeres v铆ctimas de violencia de g茅nero informaci贸n sobre recursos y derechos en materia de empleo, servicios sociales, ayudas econ贸micas, recursos de informaci贸n, de asistencia y de acogida y asesoramiento jur铆dico. A las derechas les estorba ese servicio, y han establecido otro m谩s deliberadamente brumoso en el que quieren diluir el problema real y tangible de la violencia de g茅nero. Efectivamente, como han denunciado las organizaciones feministas, lo que quieren es invisibilizar la violencia machista. Quieren a las mujeres subordinadas y, en su caso, atemorizadas y respetuosas ante la autoridad que el hombre ha de ejercer en la casa y en la calle, en el espacio privado como en el p煤blico. Es su ideolog铆a.
Pero, la realidad es muy tozuda. M谩s all谩 de otras actuaciones propiciadas desde las diversas administraciones, m谩s all谩 de la indiscutible mayor sensibilidad social hacia la violencia contra las mujeres, m谩s all谩 de las hist贸ricas movilizaciones de los 8M, acaba de ser asesinada la mujer que hace la n煤mero mil, ¡¡¡1.000!!! desde que se puso en marcha el contador hace s贸lo quince a帽os.
Y ahora, justamente ahora, cuando las v铆ctimas de la violencia de g茅nero han llegado al millar, las derechas espa帽olas aceptan que Vox haga valer una posici贸n ideol贸gica franquista, propia de los a帽os sesenta del siglo pasado y resucitan lo de la violencia intra familiar. Lo han hecho en Andaluc铆a, y pronto lo har谩n en Madrid y all铆 donde los n煤meros para constituir mayor铆as de gobierno con el PP y con Ciudadanos se lo permita. Esto significa -entre otras cosas- la entrada de la extrema derecha espa帽ola en las instituciones.
El Gobierno de Moreno Bonilla y sus aliados de Ciudadanos han aceptado las tesis de Vox para sacar adelante los Presupuestos de 2020, sabiendo que son m谩s ideol贸gicas que econ贸micas. No es el dinero lo m谩s importante ahora para Vox, ni para el PP y Ciudadanos: han conseguido que la guerra de los tres partidos contra el feminismo haya sido inaugurada con una primera victoria; y ahora querr谩n replicarla all铆 donde puedan.
A Pablo Casado y a Albert Rivera esta unidad de acci贸n con la extrema derecha machista les resulta l贸gica y deseable. Un poco m谩s dif铆cil deber铆a serlo para las mujeres de sus partidos. Seguramente ser谩n mujeres que no han conocido ninguna como aquella que yo tengo en la memoria desde hace m谩s de medio siglo. ¿Era violencia intra familiar? No, Judith ya sufr铆a violencia machista, violencia de g茅nero a manos de Ram贸n.
Pues no deber铆an olvidar que hay todav铆a miles de Judith que son v铆ctimas d铆a tras d铆a, que sufren violencia de g茅nero a manos del Ram贸n de turno. Estamos obligados a reaccionar ante estos b谩rbaros que, desde las instituciones, quieren volver a imponernos su ideario machista y reaccionario, negando la realidad que las mil 煤ltimas v铆ctimas de la violencia de g茅nero han certificado con su sangre. No podemos permitir que equiparen a Ram贸n y a Judith. Sencillamente, no podemos. No es s贸lo que sea injusto, es que constituye un insulto a la raz贸n, a la evidencia y a la memoria de tantas asesinadas. Son ellas las que mueren, y ya van mil. ¿Cu谩ntas har谩n falta para que unamos todas las fuerzas disponibles para detener a los b谩rbaros?