OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H.- Buen viento y buena mar. Todos quieren llegar a buen puerto, todos lo desean afanosamente. La educaci贸n es similar a un barco, unos que gu铆an y los dem谩s conf铆an su suerte al capit谩n. Es cierto, en la definici贸n de nuestro camino precisamos de un gu铆a competente que sepa orientar, que no vaya a desviarnos, confiamos de su buen equipamiento y de su br煤jula bien calibrada. Y decimos desviarnos en su conjugaci贸n posesiva porque cada quien descubrir谩 su propio camino, “Caminante no hay camino, se hace camino al andar,” esa responsabilidad s贸lo es de cada qui茅n y de nadie m谩s, el gu铆a o pedagogo s贸lo ayuda, acompa帽a, y ese es el sentido etimol贸gico del t茅rmino pedagog铆a, un viaje en compa帽铆a.
Se precisa entonces del buen capit谩n y con 茅l sus coequiperos para que conduzcan a buen puerto. Y llevado esto a la ense帽anza la cuesti贸n es similar, no cambia. Ese l铆der que conduce la educaci贸n deber谩 tener ante todo buen conocimiento, buena competencia y buen gusto por su profesi贸n, que ame el ense帽ar, que guste de la gente, que aprecie vivir en comunidad, en la com煤n unidad, que no sea ego铆sta ni anquilosado, que guste del compartir, que entienda el ser social que nos define y cuyo centro all铆 en el claustro es el estudiante. Y en espec铆fico se requiere de ese l铆der, que comprenda e imparta o mejor comparta las rutas encomendadas, y por supuesto que lleve sobre sus hombros esa carta de navegaci贸n trazada en el proyecto educativo. En suma, que comprenda y viva el mundo cambiante, que sea flexible, escuche a sus colaboradores, que siempre vea posibilidades de salir de atolladeros y no se hunda, no se ancle, no se atasque, que sea un l铆der h谩bil para vivir el conflicto de manera constructiva. De 茅l se requiere que se reinvente permanentemente.
Esto dicho as铆 preocupa porque pareciera que estamos arando sobre tierra poco f茅rtil. Se constata de la mala calidad educativa y cuyos art铆fices responsables son precisamente los maestros, bien sea por su incompetencia o mala formaci贸n, pues se sabe que est谩n all铆 muy a su pesar, su lugar era otro, pero por descarte terminaron en lugar equivocado, y son precisamente esas frustraciones con las que carga el estudiante que no tiene ni arte ni parte en esas desgracias. Recordamos con el Ministerio de Educaci贸n que el 50% de la deserci贸n estudiantil corresponde al maltrato o bullying que hacen los maestros y los mismos estudiantes a los m谩s vulnerables, a los m谩s d茅biles, a los m谩s excluidos. Recordamos tambi茅n que el estudiante es un ser que demanda toda la atenci贸n y protecci贸n de sus maestros, y si 茅stos est谩n en puerto extraviado no pueden dar de lo que no tienen. Recordemos tambi茅n, para reforzar y enfatizar de la importancia de la vocaci贸n de servicio y de la comprensi贸n de un contexto que agrede a la poblaci贸n infantil, que en Colombia seg煤n Medicina Legal cada 14 minutos se abusa sexualmente a un ni帽o, y s贸lo de ellos se denuncia el 5 o 10%, el drama social es complejo, y con el cual debe contar la escuela, es una realidad para trabajar y no para sustraerse.
Todos queremos llegar a buen puerto. Todos deseamos buen viento y buena mar. Pero ¿Qu茅 estamos haciendo para que as铆 sea? Percibimos a la educaci贸n desfondada, su cuestionada calidad nos lo evidencia una y otra vez. ¿A qu茅 se debe todo esto? ¿Hay posibilidades de remediarlo?
Preocupa mucho que el nuevo mundo de cambios tecnol贸gicos y demandado por las competencias nuevas y diferentes a las del mundo ya ido, no est谩 siendo aprehendidas por el cuerpo docente, ellos siguen con lo mismo a espaldas de la realidad, siguen formando ascensoristas, carteros todas estas profesiones desaparecidas y las que a煤n est谩n apunto de estarlo. Ellos, los profes, s贸lo padecen lo que se avecina y parece no preocupar mucho mientras la paga no falte, los estudiantes s铆 que pagan el precio cuando chocan con esa realidad, cuando lo aprendido en la escuela no sirve en ese mundo real cambiante y en constante transformaci贸n que por lo dem谩s no los perdona y los excluye por incompetentes, por no tener las habilidades necesarias para el desempe帽o requerido, nos referimos a los j贸venes claro est谩, que no est谩n recibiendo lo que deber铆a ense帽arse. ¿Qu茅 ciudadano se requiere hoy d铆a? Pregunta a煤n sin responder. Di贸genes repercute una vez m谩s en la b煤squeda a plena luz del d铆a de ese hombre nuevo. Nuestra paradoja: No podemos vivir sin las tecnolog铆as pero ellas no pueden vivir sin nosotros. Ellas, las tecnolog铆as, est谩n para hacernos m谩s libres, para vivir m谩s y mejor!
Referimos algunas habilidades o competencias para llegar a buen puerto. Las hay de tres tipos. Las llamadas competencias del siglo XXI que refieren a las cualidades que debe tener todo l铆der de nuestros tiempos modernos como de aprender a trabajar en equipo y de manera horizontal, nada de egos vanos que comanda el autoritarismo o la verticalidad, mejor construir en equipo con el convencimiento y con el conjuro de las voluntades generales.
El capit谩n o l铆der deber谩 albergar otras cualidades del mundo hoy virtual y necesidades de vivir en paz. El deber谩, el capit谩n, velar por el cumplimiento del deber, que no haya fraude en la ense帽anza, nada de docentes (ni de capitanes) vagos que malogran la educaci贸n de los j贸venes, del futuro de un pa铆s. Nuestro l铆der har谩 posible el sentido de comunidad, todos en clave del bien com煤n, el estudiante es el centro de la educaci贸n, a 茅l damos lo mejor de s铆, y tambi茅n por ello nos rodeamos de la comunidad tanto la educativa como la de sus alrededores, el afuera y el adentro en funci贸n de educar al hombre del ma帽ana.
Decimos entonces lo particular de las competencias. Aprender a convivir con los dem谩s requiere ser conscientes de lo diferentes que son los otros y por lo mismo que en esa diferencia nos enriquecemos, crecemos y nos liberamos del tedio de la amenaza de ser iguales, de la aburrici贸n de ser lo mismo, lo otro diferente nos abre las posibilidades de mundos desconocidos. Requerimos entonces de vivir en la diferencia y cuando la dificultad advenga, se precisa de manejar las emociones, de aquellas que nublan la raz贸n. Por ello viene a bien echar mano de la argumentaci贸n, puedo expresar puntos de visto incluso diferentes a los de los otros sin necesidad de violentar o pelearnos. Argumentar y comunicar para habilitar en la diferencia que nos caracteriza y los libera de lo mismo que resulta aburrido.
Ha de suponerse, como lo creemos, que el mundo hoy nos facilita vivir mejor, las tecnolog铆as nos acerca lo lejano requerido, y entonces por qu茅 los capitanes, muchos de ellos, se resisten, no la gestionan, no lo incluyen en sus urgencias pedag贸gicas y privan a sus chicos de conocerlas. Es un acto irresponsable y poco 茅tico que desdice de sus funciones. Fuente de inspiraci贸n para estas l铆neas fueron el decreto 1075, y las cartillas reglamentarias que ense帽an las competencias ciudadanas y las de las nuevas tecnolog铆as, y por supuesto, las que tienen que ver con los liderazgos modernos.
Que el deseo de llegar a buen puerto no cese, pero en especial no olvidemos exigir que haya buen capit谩n y coequiperos, que sean competentes para no naufragar.
Se precisa entonces del buen capit谩n y con 茅l sus coequiperos para que conduzcan a buen puerto. Y llevado esto a la ense帽anza la cuesti贸n es similar, no cambia. Ese l铆der que conduce la educaci贸n deber谩 tener ante todo buen conocimiento, buena competencia y buen gusto por su profesi贸n, que ame el ense帽ar, que guste de la gente, que aprecie vivir en comunidad, en la com煤n unidad, que no sea ego铆sta ni anquilosado, que guste del compartir, que entienda el ser social que nos define y cuyo centro all铆 en el claustro es el estudiante. Y en espec铆fico se requiere de ese l铆der, que comprenda e imparta o mejor comparta las rutas encomendadas, y por supuesto que lleve sobre sus hombros esa carta de navegaci贸n trazada en el proyecto educativo. En suma, que comprenda y viva el mundo cambiante, que sea flexible, escuche a sus colaboradores, que siempre vea posibilidades de salir de atolladeros y no se hunda, no se ancle, no se atasque, que sea un l铆der h谩bil para vivir el conflicto de manera constructiva. De 茅l se requiere que se reinvente permanentemente.
Esto dicho as铆 preocupa porque pareciera que estamos arando sobre tierra poco f茅rtil. Se constata de la mala calidad educativa y cuyos art铆fices responsables son precisamente los maestros, bien sea por su incompetencia o mala formaci贸n, pues se sabe que est谩n all铆 muy a su pesar, su lugar era otro, pero por descarte terminaron en lugar equivocado, y son precisamente esas frustraciones con las que carga el estudiante que no tiene ni arte ni parte en esas desgracias. Recordamos con el Ministerio de Educaci贸n que el 50% de la deserci贸n estudiantil corresponde al maltrato o bullying que hacen los maestros y los mismos estudiantes a los m谩s vulnerables, a los m谩s d茅biles, a los m谩s excluidos. Recordamos tambi茅n que el estudiante es un ser que demanda toda la atenci贸n y protecci贸n de sus maestros, y si 茅stos est谩n en puerto extraviado no pueden dar de lo que no tienen. Recordemos tambi茅n, para reforzar y enfatizar de la importancia de la vocaci贸n de servicio y de la comprensi贸n de un contexto que agrede a la poblaci贸n infantil, que en Colombia seg煤n Medicina Legal cada 14 minutos se abusa sexualmente a un ni帽o, y s贸lo de ellos se denuncia el 5 o 10%, el drama social es complejo, y con el cual debe contar la escuela, es una realidad para trabajar y no para sustraerse.
Todos queremos llegar a buen puerto. Todos deseamos buen viento y buena mar. Pero ¿Qu茅 estamos haciendo para que as铆 sea? Percibimos a la educaci贸n desfondada, su cuestionada calidad nos lo evidencia una y otra vez. ¿A qu茅 se debe todo esto? ¿Hay posibilidades de remediarlo?
Preocupa mucho que el nuevo mundo de cambios tecnol贸gicos y demandado por las competencias nuevas y diferentes a las del mundo ya ido, no est谩 siendo aprehendidas por el cuerpo docente, ellos siguen con lo mismo a espaldas de la realidad, siguen formando ascensoristas, carteros todas estas profesiones desaparecidas y las que a煤n est谩n apunto de estarlo. Ellos, los profes, s贸lo padecen lo que se avecina y parece no preocupar mucho mientras la paga no falte, los estudiantes s铆 que pagan el precio cuando chocan con esa realidad, cuando lo aprendido en la escuela no sirve en ese mundo real cambiante y en constante transformaci贸n que por lo dem谩s no los perdona y los excluye por incompetentes, por no tener las habilidades necesarias para el desempe帽o requerido, nos referimos a los j贸venes claro est谩, que no est谩n recibiendo lo que deber铆a ense帽arse. ¿Qu茅 ciudadano se requiere hoy d铆a? Pregunta a煤n sin responder. Di贸genes repercute una vez m谩s en la b煤squeda a plena luz del d铆a de ese hombre nuevo. Nuestra paradoja: No podemos vivir sin las tecnolog铆as pero ellas no pueden vivir sin nosotros. Ellas, las tecnolog铆as, est谩n para hacernos m谩s libres, para vivir m谩s y mejor!
Referimos algunas habilidades o competencias para llegar a buen puerto. Las hay de tres tipos. Las llamadas competencias del siglo XXI que refieren a las cualidades que debe tener todo l铆der de nuestros tiempos modernos como de aprender a trabajar en equipo y de manera horizontal, nada de egos vanos que comanda el autoritarismo o la verticalidad, mejor construir en equipo con el convencimiento y con el conjuro de las voluntades generales.
El capit谩n o l铆der deber谩 albergar otras cualidades del mundo hoy virtual y necesidades de vivir en paz. El deber谩, el capit谩n, velar por el cumplimiento del deber, que no haya fraude en la ense帽anza, nada de docentes (ni de capitanes) vagos que malogran la educaci贸n de los j贸venes, del futuro de un pa铆s. Nuestro l铆der har谩 posible el sentido de comunidad, todos en clave del bien com煤n, el estudiante es el centro de la educaci贸n, a 茅l damos lo mejor de s铆, y tambi茅n por ello nos rodeamos de la comunidad tanto la educativa como la de sus alrededores, el afuera y el adentro en funci贸n de educar al hombre del ma帽ana.
Decimos entonces lo particular de las competencias. Aprender a convivir con los dem谩s requiere ser conscientes de lo diferentes que son los otros y por lo mismo que en esa diferencia nos enriquecemos, crecemos y nos liberamos del tedio de la amenaza de ser iguales, de la aburrici贸n de ser lo mismo, lo otro diferente nos abre las posibilidades de mundos desconocidos. Requerimos entonces de vivir en la diferencia y cuando la dificultad advenga, se precisa de manejar las emociones, de aquellas que nublan la raz贸n. Por ello viene a bien echar mano de la argumentaci贸n, puedo expresar puntos de visto incluso diferentes a los de los otros sin necesidad de violentar o pelearnos. Argumentar y comunicar para habilitar en la diferencia que nos caracteriza y los libera de lo mismo que resulta aburrido.
Ha de suponerse, como lo creemos, que el mundo hoy nos facilita vivir mejor, las tecnolog铆as nos acerca lo lejano requerido, y entonces por qu茅 los capitanes, muchos de ellos, se resisten, no la gestionan, no lo incluyen en sus urgencias pedag贸gicas y privan a sus chicos de conocerlas. Es un acto irresponsable y poco 茅tico que desdice de sus funciones. Fuente de inspiraci贸n para estas l铆neas fueron el decreto 1075, y las cartillas reglamentarias que ense帽an las competencias ciudadanas y las de las nuevas tecnolog铆as, y por supuesto, las que tienen que ver con los liderazgos modernos.
Que el deseo de llegar a buen puerto no cese, pero en especial no olvidemos exigir que haya buen capit谩n y coequiperos, que sean competentes para no naufragar.