En Rep煤blica Centroafricana, miles de personas sufren agresiones sexuales, que se esconden por verg眉enza y tab煤 en el seno de la comunidad. El largo conflicto y la presencia de hombres armados han agravado a煤n m谩s esta lacra.
"Asistimos a supervivientes, pero las necesidades a煤n son enormes", se帽ala la organizaci贸n M茅dicos SIn Fronteras.
Olga lo cuenta con la voz temblorosa: “Ayer por la tarde sal铆 de casa para ir a buscar un poco de yuca en un campo cerca del aeropuerto. Cuando iba para all谩, dos hombres armados de machetes me cortaron el camino y me dijeron que me sentara. Uno me tap贸 los ojos y el otro empez贸 a desnudarme”.
"Asistimos a supervivientes, pero las necesidades a煤n son enormes", se帽ala la organizaci贸n M茅dicos SIn Fronteras.
Olga lo cuenta con la voz temblorosa: “Ayer por la tarde sal铆 de casa para ir a buscar un poco de yuca en un campo cerca del aeropuerto. Cuando iba para all谩, dos hombres armados de machetes me cortaron el camino y me dijeron que me sentara. Uno me tap贸 los ojos y el otro empez贸 a desnudarme”.
As铆 empieza este relato, que podr铆a ser el de casi cualquiera de las miles de personas que sufren agresiones sexuales en Bangui, la capital centroafricana. El a帽o pasado, asistimos a casi 4.000 supervivientes por todo el pa铆s y solo en nuestro proyecto en el Hospital Comunitario de Bangui, ya se han superado las 800 personas atendidas en la primera mitad de este a帽o.
Como en muchos otros pa铆ses, en Rep煤blica Centroafricana (RCA) la violencia sexual es tab煤, y tras muchas de las agresiones se impone el silencio por la verg眉enza en el seno familiar. Alguna de las lenguas locales ni siquiera tiene un vocablo espec铆fico para violaci贸n. “Varias veces pens茅 en suicidarme, pasaba verg眉enza cuando iba por la calle, siento que todo el mundo me mira y de noche no consigo dormir”, explica Olga, de 41 a帽os, a la psic贸loga de MSF que atiende a supervivientes de agresiones sexuales. El proyecto se llama Tongolo, ‘estrella’ en idioma sango.
El manto de silencio
El largo conflicto en el pa铆s y la presencia de hombres armados en casi cualquier rinc贸n son terreno abonado para la violencia sexual. “Pero aqu铆 muchas agresiones se cometen entre vecinos o en el seno de la familia, y en la mayor铆a de casos el problema se resuelve amistosamente en la comunidad o entre familias para evitar el deshonor familiar, y se olvidan de que es una urgencia m茅dica que debe atenderse”, lamenta la coordinadora del proyecto Tongolo, Beatriz Garc铆a.
Para acercar la atenci贸n a la comunidad, hemos abierto una extensi贸n del proyecto del Hospital Comunitario en las afueras de Bangui, en el popular barrio de B茅d茅-Combattant. “Estamos seguros de que as铆 estamos facilitando la llegada de supervivientes en un lapso inferior a las 72 horas, lo cual es clave para mitigar las posibles consecuencias de la agresi贸n”, explica Garc铆a. Olga se present贸 24 horas despu茅s de la agresi贸n y se le prescribi贸 profilaxis para protegerla de infecciones de transmisi贸n sexual como el VIH.
‘Me siento aliviada’
Martine tiene 53, es viuda y tiene tres hijos. Sale con aire relajado de consulta psicol贸gica en el nuevo centro de Bed茅-Combattant. “Me siento aliviada. Desde hace seis a帽os que llevaba un peso en mis hombros, no le hab铆a contado a nadie lo que me hab铆a pasado, pero algunas personas me dijeron que no deb铆a tener miedo ni verg眉enza. Y aqu铆 estoy”, explica. “Durante los combates de 2013, me refugi茅 en el bosque y all铆 dos hombres armados me retuvieron a la fuerza y me violaron. Luego tuve intensos dolores en el vientre, me sent铆a sucia y ten铆a terror a encontrarme con hombres armados”, relata sin perder la serenidad. Ahora Martine tendr谩 consulta semanal gratuita en nuestro servicio.
En Bangui hay un vac铆o en cuanto a servicios para supervivientes de violencia sexual. M谩s all谩 de los servicios m茅dicos que prestamos, las v铆ctimas no encuentran apoyo legal o socioecon贸mico para superar las consecuencias de las agresiones que han sufrido. Es esencial que la problem谩tica se haga visible y llamar la atenci贸n de donantes, autoridades y agencias humanitarias. Las necesidades en cuanto a violencia sexual siguen siendo enormes.
Gracias en parte a diversas campa帽as de sensibilizaci贸n, la poblaci贸n empieza a darse cuenta de la dimensi贸n del problema y muchas supervivientesse presentan en nuestros servicios incluso a帽os despu茅s de la agresi贸n, como Martine. Por otra parte, el proyecto est谩 abierto a toda la poblaci贸n pero est谩 poniendo especial empe帽o en atender a menores y a hombres, porque son casos a煤n menos visibles y que suelen presentar condiciones m谩s complejas. “En RCA hay muchos hombres v铆ctimas de violencia sexual pero no se atreven a hablar. Casi no llegan a nuestros puntos de atenci贸n, son reticentes a pedir ayuda. Hay una gran presi贸n en la comunidad y una estigmatizaci贸n muy violenta”, detalla la coordinadora del proyecto.
*Los nombres de las supervivientes han sido modificados
Como en muchos otros pa铆ses, en Rep煤blica Centroafricana (RCA) la violencia sexual es tab煤, y tras muchas de las agresiones se impone el silencio por la verg眉enza en el seno familiar. Alguna de las lenguas locales ni siquiera tiene un vocablo espec铆fico para violaci贸n. “Varias veces pens茅 en suicidarme, pasaba verg眉enza cuando iba por la calle, siento que todo el mundo me mira y de noche no consigo dormir”, explica Olga, de 41 a帽os, a la psic贸loga de MSF que atiende a supervivientes de agresiones sexuales. El proyecto se llama Tongolo, ‘estrella’ en idioma sango.
El manto de silencio
El largo conflicto en el pa铆s y la presencia de hombres armados en casi cualquier rinc贸n son terreno abonado para la violencia sexual. “Pero aqu铆 muchas agresiones se cometen entre vecinos o en el seno de la familia, y en la mayor铆a de casos el problema se resuelve amistosamente en la comunidad o entre familias para evitar el deshonor familiar, y se olvidan de que es una urgencia m茅dica que debe atenderse”, lamenta la coordinadora del proyecto Tongolo, Beatriz Garc铆a.
Para acercar la atenci贸n a la comunidad, hemos abierto una extensi贸n del proyecto del Hospital Comunitario en las afueras de Bangui, en el popular barrio de B茅d茅-Combattant. “Estamos seguros de que as铆 estamos facilitando la llegada de supervivientes en un lapso inferior a las 72 horas, lo cual es clave para mitigar las posibles consecuencias de la agresi贸n”, explica Garc铆a. Olga se present贸 24 horas despu茅s de la agresi贸n y se le prescribi贸 profilaxis para protegerla de infecciones de transmisi贸n sexual como el VIH.
‘Me siento aliviada’
Martine tiene 53, es viuda y tiene tres hijos. Sale con aire relajado de consulta psicol贸gica en el nuevo centro de Bed茅-Combattant. “Me siento aliviada. Desde hace seis a帽os que llevaba un peso en mis hombros, no le hab铆a contado a nadie lo que me hab铆a pasado, pero algunas personas me dijeron que no deb铆a tener miedo ni verg眉enza. Y aqu铆 estoy”, explica. “Durante los combates de 2013, me refugi茅 en el bosque y all铆 dos hombres armados me retuvieron a la fuerza y me violaron. Luego tuve intensos dolores en el vientre, me sent铆a sucia y ten铆a terror a encontrarme con hombres armados”, relata sin perder la serenidad. Ahora Martine tendr谩 consulta semanal gratuita en nuestro servicio.
En Bangui hay un vac铆o en cuanto a servicios para supervivientes de violencia sexual. M谩s all谩 de los servicios m茅dicos que prestamos, las v铆ctimas no encuentran apoyo legal o socioecon贸mico para superar las consecuencias de las agresiones que han sufrido. Es esencial que la problem谩tica se haga visible y llamar la atenci贸n de donantes, autoridades y agencias humanitarias. Las necesidades en cuanto a violencia sexual siguen siendo enormes.
Gracias en parte a diversas campa帽as de sensibilizaci贸n, la poblaci贸n empieza a darse cuenta de la dimensi贸n del problema y muchas supervivientesse presentan en nuestros servicios incluso a帽os despu茅s de la agresi贸n, como Martine. Por otra parte, el proyecto est谩 abierto a toda la poblaci贸n pero est谩 poniendo especial empe帽o en atender a menores y a hombres, porque son casos a煤n menos visibles y que suelen presentar condiciones m谩s complejas. “En RCA hay muchos hombres v铆ctimas de violencia sexual pero no se atreven a hablar. Casi no llegan a nuestros puntos de atenci贸n, son reticentes a pedir ayuda. Hay una gran presi贸n en la comunidad y una estigmatizaci贸n muy violenta”, detalla la coordinadora del proyecto.
*Los nombres de las supervivientes han sido modificados