Por Carlos Flanagan.- Hace pocos d铆as el Poder Ejecutivo de Uruguay envi贸 al Parlamento para su consideraci贸n un proyecto de ley que propone crear el Ministerio de Cultura y Derechos Culturales.
De esta forma se separan los cometidos del actual Ministerio de Educaci贸n y Cultura: existir谩 un Ministerio de Educaci贸n y por otro lado el nuevo Ministerio propuesto.
Esta noticia podr铆a ser considerada en principio como de 铆ndole meramente administrativo. Pero en realidad, por el abordaje en la tem谩tica de la cultura y sus derechos, pone al pa铆s en un lugar de privilegio y amerita alg煤n comentario que intente aportar a una reflexi贸n preliminar sobre estos temas.
Cultura y hegemon铆a
La cultura (o las culturas) en cuanto a sus definiciones y contenidos no han sido ajenas ni lo son hoy al devenir hist贸rico y a la lucha de clases; sea como relato funcional a la hegemon铆a de los opresores o como arma de resistencia de los oprimidos.
No olvidemos el importante papel que jugaron las expresiones culturales en la resistencia a las tiran铆as de corte fascista que asolaron nuestros pa铆ses en los a帽os setenta del pasado siglo.
El relato hegem贸nico eurocentrista que nos han inculcado durante d茅cadas, del “descubrimiento del Nuevo Mundo luego denominado Am茅rica”, tambi茅n es un ejemplo muy ilustrativo.
El t茅rmino “descubrimiento” intent贸 dar la imagen de un continente virgen, apenas poblado por grupos humanos catalogados muchas veces despectivamente como tribus primitivas y atrasadas.
Se present贸 la conquista espa帽ola como un proceso civilizatorio y evangelizador (toda una “carga del hombre blanco” parafraseando a Kipling) y no como una invasi贸n despiadada a sangre y fuego, que blandi贸 la espada y la cruz, en una enorme extensi贸n territorial – desde Panam谩 a Tierra del Fuego - habitada desde muchos siglos antes por pueblos originarios que la llamaron “Abya Yala”. Civilizaciones poseedoras en algunos casos de conocimientos y sistemas sociales m谩s avanzados que aquellos de los supuestos “civilizadores”.
Hace tiempo me contaron que durante una visita a Buenos Aires de Zbigniew Brzezinski (tenebroso asesor en geopol铆tica de Carter y Obama), al final de una conferencia se le pregunt贸 c贸mo definir铆a el concepto de “poder”: y respondi贸 algo as铆 como que en su opini贸n era la capacidad de influenciar para determinar lo que la gente piensa, come, viste y baila.
Una definici贸n brutal pero muy clara del papel de “la” cultura hegem贸nica en el actual capitalismo trasnacional.
Estado y cultura
Este proyecto de ley, al crear un Ministerio de Cultura y Derechos Culturales institucionaliza el compromiso del Estado en reivindicar, proteger y promover aspectos fundamentales de las actividades culturales y sus actores. Mencionamos algunos aspectos principales del mismo:
• Asumir los derechos culturales como parte de los derechos inherentes al ser humano, indivisibles e interdependientes, de acuerdo a lo establecido en el Art. 22 de la Declaraci贸n Universal de los Derechos Humanos aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de la Organizaci贸n de Naciones Unidas, as铆 como en otras varias convenciones internacionales de las cuales Uruguay es signatario.
• En tal sentido, generar una Pol铆tica Nacional de Cultura que sea el instrumento apto para generar las condiciones necesarias para habilitar el ejercicio y acceso a la cultura para todas las personas; referido al fomento, producci贸n, circulaci贸n, promoci贸n de la creatividad y acceso a la informaci贸n, conocimientos y patrimonio cultural.
• Garantizar la protecci贸n del Estado a las personas y o grupos de creadores de expresiones y bienes culturales; tanto en su libertad de creaci贸n y expresi贸n, libre de toda discriminaci贸n, como con el amparo de los beneficios de la Seguridad Social.
• Este v铆nculo pleno de la sociedad con estos valores culturales y el respeto a su diversidad, apuntan a concebir una aut茅ntica “ciudadan铆a cultural”.
Culturas, identidad e integraci贸n contrahegem贸nica
Entendemos que proyectos de este tipo, nos brindan elementos para ir construyendo:
1) Una aut茅ntica identidad cultural propia, de gran importancia para la consolidaci贸n y avance de un proyecto nacional, popular y democr谩tico avanzado.
2) Una carta de presentaci贸n como pa铆s, imprescindible en una estrategia de inserci贸n internacional, para que nos conozcan como algo m谩s que “vendedores de materias primas a domicilio”.
3) Un aporte a la construcci贸n de una verdadera integraci贸n regional, que debe comprender mucho m谩s que los fluctuantes aspectos comerciales. No existir谩 integraci贸n pol铆tica sin una plena integraci贸n de nuestras culturas. Es triste comprobar el desconocimiento que tenemos unos y otros en la regi贸n de nuestras expresiones culturales. Y no es un hecho casual. Los imperialismos de turno nos han dividido y puestos de espaldas unos con otros para imponernos as铆 sus relatos hegem贸nicos.
En definitiva daremos un gran paso en la construcci贸n de la Patria Grande, si “la cultura” deja de ser patrimonio de minor铆as privilegiadas y damos un salto cualitativo hacia una concepci贸n de nuestras culturas en tanto la acumulaci贸n de saberes (concebidos como la sumatoria de factores de ilustraci贸n y expresiones art铆sticas de la m谩s variada gama) que recoge y hace suyas como patrimonio, las mejores tradiciones de nuestros pueblos y de la humanidad toda - en tanto instrumento liberador - al servicio de la plena vigencia y goce de los Derechos Humanos y la justicia social en su m谩s amplia acepci贸n.
De esta manera honraremos el precepto de Jos茅 Mart铆 de que “ser cultos es el 煤nico modo de ser libres”.
https://www.alainet.org/es/articulo/201724
De esta forma se separan los cometidos del actual Ministerio de Educaci贸n y Cultura: existir谩 un Ministerio de Educaci贸n y por otro lado el nuevo Ministerio propuesto.
Esta noticia podr铆a ser considerada en principio como de 铆ndole meramente administrativo. Pero en realidad, por el abordaje en la tem谩tica de la cultura y sus derechos, pone al pa铆s en un lugar de privilegio y amerita alg煤n comentario que intente aportar a una reflexi贸n preliminar sobre estos temas.
Cultura y hegemon铆a
La cultura (o las culturas) en cuanto a sus definiciones y contenidos no han sido ajenas ni lo son hoy al devenir hist贸rico y a la lucha de clases; sea como relato funcional a la hegemon铆a de los opresores o como arma de resistencia de los oprimidos.
No olvidemos el importante papel que jugaron las expresiones culturales en la resistencia a las tiran铆as de corte fascista que asolaron nuestros pa铆ses en los a帽os setenta del pasado siglo.
El relato hegem贸nico eurocentrista que nos han inculcado durante d茅cadas, del “descubrimiento del Nuevo Mundo luego denominado Am茅rica”, tambi茅n es un ejemplo muy ilustrativo.
El t茅rmino “descubrimiento” intent贸 dar la imagen de un continente virgen, apenas poblado por grupos humanos catalogados muchas veces despectivamente como tribus primitivas y atrasadas.
Se present贸 la conquista espa帽ola como un proceso civilizatorio y evangelizador (toda una “carga del hombre blanco” parafraseando a Kipling) y no como una invasi贸n despiadada a sangre y fuego, que blandi贸 la espada y la cruz, en una enorme extensi贸n territorial – desde Panam谩 a Tierra del Fuego - habitada desde muchos siglos antes por pueblos originarios que la llamaron “Abya Yala”. Civilizaciones poseedoras en algunos casos de conocimientos y sistemas sociales m谩s avanzados que aquellos de los supuestos “civilizadores”.
Hace tiempo me contaron que durante una visita a Buenos Aires de Zbigniew Brzezinski (tenebroso asesor en geopol铆tica de Carter y Obama), al final de una conferencia se le pregunt贸 c贸mo definir铆a el concepto de “poder”: y respondi贸 algo as铆 como que en su opini贸n era la capacidad de influenciar para determinar lo que la gente piensa, come, viste y baila.
Una definici贸n brutal pero muy clara del papel de “la” cultura hegem贸nica en el actual capitalismo trasnacional.
Estado y cultura
Este proyecto de ley, al crear un Ministerio de Cultura y Derechos Culturales institucionaliza el compromiso del Estado en reivindicar, proteger y promover aspectos fundamentales de las actividades culturales y sus actores. Mencionamos algunos aspectos principales del mismo:
• Asumir los derechos culturales como parte de los derechos inherentes al ser humano, indivisibles e interdependientes, de acuerdo a lo establecido en el Art. 22 de la Declaraci贸n Universal de los Derechos Humanos aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de la Organizaci贸n de Naciones Unidas, as铆 como en otras varias convenciones internacionales de las cuales Uruguay es signatario.
• En tal sentido, generar una Pol铆tica Nacional de Cultura que sea el instrumento apto para generar las condiciones necesarias para habilitar el ejercicio y acceso a la cultura para todas las personas; referido al fomento, producci贸n, circulaci贸n, promoci贸n de la creatividad y acceso a la informaci贸n, conocimientos y patrimonio cultural.
• Garantizar la protecci贸n del Estado a las personas y o grupos de creadores de expresiones y bienes culturales; tanto en su libertad de creaci贸n y expresi贸n, libre de toda discriminaci贸n, como con el amparo de los beneficios de la Seguridad Social.
• Este v铆nculo pleno de la sociedad con estos valores culturales y el respeto a su diversidad, apuntan a concebir una aut茅ntica “ciudadan铆a cultural”.
Culturas, identidad e integraci贸n contrahegem贸nica
Entendemos que proyectos de este tipo, nos brindan elementos para ir construyendo:
1) Una aut茅ntica identidad cultural propia, de gran importancia para la consolidaci贸n y avance de un proyecto nacional, popular y democr谩tico avanzado.
2) Una carta de presentaci贸n como pa铆s, imprescindible en una estrategia de inserci贸n internacional, para que nos conozcan como algo m谩s que “vendedores de materias primas a domicilio”.
3) Un aporte a la construcci贸n de una verdadera integraci贸n regional, que debe comprender mucho m谩s que los fluctuantes aspectos comerciales. No existir谩 integraci贸n pol铆tica sin una plena integraci贸n de nuestras culturas. Es triste comprobar el desconocimiento que tenemos unos y otros en la regi贸n de nuestras expresiones culturales. Y no es un hecho casual. Los imperialismos de turno nos han dividido y puestos de espaldas unos con otros para imponernos as铆 sus relatos hegem贸nicos.
En definitiva daremos un gran paso en la construcci贸n de la Patria Grande, si “la cultura” deja de ser patrimonio de minor铆as privilegiadas y damos un salto cualitativo hacia una concepci贸n de nuestras culturas en tanto la acumulaci贸n de saberes (concebidos como la sumatoria de factores de ilustraci贸n y expresiones art铆sticas de la m谩s variada gama) que recoge y hace suyas como patrimonio, las mejores tradiciones de nuestros pueblos y de la humanidad toda - en tanto instrumento liberador - al servicio de la plena vigencia y goce de los Derechos Humanos y la justicia social en su m谩s amplia acepci贸n.
De esta manera honraremos el precepto de Jos茅 Mart铆 de que “ser cultos es el 煤nico modo de ser libres”.
https://www.alainet.org/es/articulo/201724