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Ad portas de la larga cuaresma electoral

OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- S铆, estamos justamente a las puertas de una cuaresma que finalizar谩 el 10 de noviembre.

Para muchas de las iglesias cristianas, los cuarenta d铆as que preceden a la Pascua son un tiempo de purificaci贸n del cuerpo y del alma, durante el cual los creyentes rememoran los 40 d铆as que Jesucristo pas贸 en el desierto de Judea, prepar谩ndose para a irrumpir en la vida p煤blica. Esos 40 d铆as mal contados, dado que los domingos no computan, por lo que estamos hablando de siete semanas, tienen una intenci贸n penitencial mediante la cual los fieles renuevan y refuerzan su fe. No son d铆as f谩ciles, no son d铆as c贸modos, dado que est谩n marcados por el ayuno y la meditaci贸n. Se comprende f谩cilmente el dicho popular ante una situaci贸n o circunstancia azarosa o pesada: "es m谩s larga que la cuaresma".

Pues eso, esa cuaresma electoral que tenemos por delante va a ser dura, interminable, agotadora. Sin embargo, ser谩 necesario resistir y sobrevivir para poder llegar al segundo domingo de noviembre sanos y salvos para ejercer el derecho de votar.

Queda mucho, demasiado tiempo. No voy compararlo con 40 d铆as en el desierto, que tampoco hay que exagerar, pero todos somos conscientes de que van a ser unas semanas dif铆ciles e inacabables. Ahora bien, que todo hay que decirlo, para unos m谩s que para otros.

As铆 como habr谩 cosas que nos perturbar谩n a todos, como las tonter铆as, las mentiras y la demagogia de la gran mayor铆a de los l铆deres partidarios; como las tertulias monocrom谩ticas; como las entrevistas del "pregunte lo que quiera que responder茅 lo que me d茅 la gana"; como las intoxicaciones disfrazadas de noticias contrastadas; como las descalificaciones y/o los insultos entre los contendientes. Estas cosas nos afectar谩n a todos, pero otras ser谩n de impacto exclusivo para una parte del colectivo electoral/penitencial.

Dividamos este en dos partes: los que van a volver a votar lo mismo que el pasado abril y los que van a cambiar su voto, ya sea a otra sigla o porqu茅 han decidido refugiarse en la abstenci贸n.

Los que van a votar lo mismo, tienen menos problemas. Se trata de aislarse. De purificar el cuerpo y el alma, como buenos creyentes en la democracia: no tertulias, no declaraciones de los l铆deres, no promesas electorales, no a nada que tenga que ver con la convocatoria del 10N.

Los otros son los que lo tienen peor. ¿Qu茅 pueden hacer? Se sienten enga帽ados, irritados, ofendidos, humillados incluso, por aquellos a quienes dieron la confianza y no han sabido o no han querido gestionarla. Tienen una cuaresma para decidir qu茅 hacen con su voto. ¿Vuelven a elegir la misma sigla y el mismo l铆der como mal menor, a pesar de la decepci贸n supina? ¿Eligen otro como alternativa un poco arriesgada? ¿Abandonan la fe y se declaran abstencionistas, m谩s all谩 del compromiso con la democracia? Uf, no provocan envidia, no, los pobres electores que deben decidir si cambian su voto.

Parece bastante claro que las pr贸ximas semanas ser谩n un poco m谩s soportables por aquellos electores que no responsabilizan a sus representantes del desastroso fracaso que ha sido no poder formar un gobierno de progreso en Madrid. Con todo, con car谩cter general, lo que nos espera hasta el 10N "va a ser m谩s largo que la Cuaresma".

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