Cara Balen, miembro estudiantil de Amnist铆a Internacional.- No es f谩cil hablar de violaci贸n, entrar en los terribles detalles de lo que sucede y el trauma devastador que deja. Es tan dif铆cil que, como personas y como sociedad, a menudo rehuimos totalmente el asunto.

Pero, por dif铆cil que sea, tenemos que hablar de la violaci贸n.
Las cifras de una reciente encuesta realizada en la Uni贸n Europea muestran que, a partir de los 15 a帽os de edad, una de cada 20 mujeres de la UE ha sido violada. Eso representa alrededor de 9 millones de mujeres. Un estudio brit谩nico concluy贸 el a帽o pasado que una de cada 10 mujeres dijo que hab铆a sido violada mientras estaba en la universidad.
Como estudiante universitaria, me he dado cuenta de que muchas personas j贸venes no tienen muy claro qu茅 constituye una violaci贸n o una agresi贸n sexual. Hay demasiadas “l铆neas borrosas” o “zonas grises” y, a diferencia de otros delitos como el robo, la agresi贸n o el fraude, parece que muchas personas no tenemos claro qu茅 constituye violaci贸n.
Pero a pesar de esta confusi贸n, la propia definici贸n de violaci贸n deber铆a ser muy sencilla. A saber: se comete una violaci贸n cuando una persona penetra deliberadamente en la vagina, el ano o la boca de otra persona sin el consentimiento de 茅sta.
Es muy sencillo. Un acto sexual es ileg铆timo cuando se realiza sin el consentimiento de la otra persona.
Aun as铆, a pesar de que parece clara la definici贸n legal de violaci贸n contenida en las normas internacionales, aparentemente la sociedad no termina de reconocerla.
La investigaci贸n revel贸 tambi茅n que m谩s del 25 por ciento de la poblaci贸n de la UE cree que las relaciones sexuales sin consentimiento podr铆an estar justificadas en ciertas circunstancias, por ejemplo si la v铆ctima est谩 borracha o bajo los efectos de drogas, va voluntariamente a casa con alguien, lleva ropa sugerente, no dice claramente que no o no se resiste f铆sicamente.
Estas inquietantes conclusiones quiz谩 no son tan sorprendentes dado que solo nueve pa铆ses del Espacio Econ贸mico Europeo (EEE) reconocen actualmente que las relaciones sexuales sin consentimiento constituyen violaci贸n. En otros pa铆ses europeos, las leyes se centran, en cambio, en la resistencia y la violencia en lugar de en el consentimiento. Suponer que la v铆ctima da su consentimiento porque no se resiste f铆sicamente es sumamente problem谩tico, pues especialistas en la materia reconocen que la “par谩lisis involuntaria” o “bloqueo” es una respuesta fisiol贸gica y psicol贸gica habitual a la agresi贸n sexual.
Las definiciones incorrectas y desfasadas de violaci贸n perpet煤an en todo el continente la peligrosa pr谩ctica de culpar a la v铆ctima. El temor de las mujeres a que no las crean se confirma una y otra vez, y vemos que, a menudo, la ley no sirve a los intereses de las valerosas sobrevivientes que buscan justicia.
Pero las definiciones no bastan. Aunque la ley en Gran Breta帽a dice claramente que la relaci贸n sexual ha de ser consentida, esto no siempre se traslada a la vida cotidiana. La popularizaci贸n de las actitudes brutalmente machistas en las universidades brit谩nicas, que promueven la hipermasculinidad y la glorificaci贸n de las conquistas sexuales, perpet煤a la idea de que los estudiantes varones deben tener acceso al cuerpo de las mujeres para su propia gratificaci贸n.
Esto, junto con la mentalidad “los hombres son as铆”, convierte el sexo en algo para hombres: algo que los hombres hacen a las mujeres con independencia de la felicidad o bienestar sexual de estas. Hay que abordar esta cultura t贸xica que fomenta que los hombres consideren a las mujeres objetos sexuales pasivos.
Mucha gente cree que la violaci贸n se produce s贸lo cuando una persona lucha y dice activamente que no. No es as铆; si no hay consentimiento, es violaci贸n, incluso si la v铆ctima no dice nada y no se resiste.
Tambi茅n es esencial darse cuenta de que el consentimiento no consiste meramente en no decir no, sino en el poder de decir que s铆. Adem谩s, es la capacidad de cambiar de opini贸n, pues el consentimiento es un proceso y no una declaraci贸n 煤nica. El consentimiento empodera y da a todas y cada una de las personas poder sobre su propio cuerpo; para participar en actos sexuales voluntariamente o para detenerse antes de empezar a sentirse inc贸modas. Todo acto sexual que vaya en contra de estos principios es ileg铆timo y saber esto es importante.
Por esta raz贸n es tan necesaria hoy la campa帽a ¡Hablemos del S脥! de Amnist铆a Internacional, centrada en la importancia del consentimiento y en el hecho de que 茅ste se da de forma activa y no se presupone de la pasividad de una persona.
En esta campa帽a reivindicamos nuestro derecho a hacer solamente lo que queremos hacer en el dormitorio y en cualquier otro lugar, con el conocimiento de que dar activamente nuestro consentimiento tiene mucho peso ante los ojos de la ley.
El consentimiento es algo muy poderoso, pero tenemos que saber c贸mo funciona y usarlo para sentirnos todas a salvo y felices.
Ahora que empieza un nuevo curso universitario y hombres y mujeres j贸venes llegan a las aulas y los campus de todo el continente, es vital que estos sean espacios seguros para aprender y amar.
No tengamos miedo de hablar sobre la violaci贸n y el significado del consentimiento.
Cara Balen es miembro estudiantil de Amnist铆a Internacional.
Este art铆culo se public贸 originalmente en Euronews.

Pero, por dif铆cil que sea, tenemos que hablar de la violaci贸n.
Las cifras de una reciente encuesta realizada en la Uni贸n Europea muestran que, a partir de los 15 a帽os de edad, una de cada 20 mujeres de la UE ha sido violada. Eso representa alrededor de 9 millones de mujeres. Un estudio brit谩nico concluy贸 el a帽o pasado que una de cada 10 mujeres dijo que hab铆a sido violada mientras estaba en la universidad.
Como estudiante universitaria, me he dado cuenta de que muchas personas j贸venes no tienen muy claro qu茅 constituye una violaci贸n o una agresi贸n sexual. Hay demasiadas “l铆neas borrosas” o “zonas grises” y, a diferencia de otros delitos como el robo, la agresi贸n o el fraude, parece que muchas personas no tenemos claro qu茅 constituye violaci贸n.
Pero a pesar de esta confusi贸n, la propia definici贸n de violaci贸n deber铆a ser muy sencilla. A saber: se comete una violaci贸n cuando una persona penetra deliberadamente en la vagina, el ano o la boca de otra persona sin el consentimiento de 茅sta.
Es muy sencillo. Un acto sexual es ileg铆timo cuando se realiza sin el consentimiento de la otra persona.
Aun as铆, a pesar de que parece clara la definici贸n legal de violaci贸n contenida en las normas internacionales, aparentemente la sociedad no termina de reconocerla.
La investigaci贸n revel贸 tambi茅n que m谩s del 25 por ciento de la poblaci贸n de la UE cree que las relaciones sexuales sin consentimiento podr铆an estar justificadas en ciertas circunstancias, por ejemplo si la v铆ctima est谩 borracha o bajo los efectos de drogas, va voluntariamente a casa con alguien, lleva ropa sugerente, no dice claramente que no o no se resiste f铆sicamente.
Estas inquietantes conclusiones quiz谩 no son tan sorprendentes dado que solo nueve pa铆ses del Espacio Econ贸mico Europeo (EEE) reconocen actualmente que las relaciones sexuales sin consentimiento constituyen violaci贸n. En otros pa铆ses europeos, las leyes se centran, en cambio, en la resistencia y la violencia en lugar de en el consentimiento. Suponer que la v铆ctima da su consentimiento porque no se resiste f铆sicamente es sumamente problem谩tico, pues especialistas en la materia reconocen que la “par谩lisis involuntaria” o “bloqueo” es una respuesta fisiol贸gica y psicol贸gica habitual a la agresi贸n sexual.
Las definiciones incorrectas y desfasadas de violaci贸n perpet煤an en todo el continente la peligrosa pr谩ctica de culpar a la v铆ctima. El temor de las mujeres a que no las crean se confirma una y otra vez, y vemos que, a menudo, la ley no sirve a los intereses de las valerosas sobrevivientes que buscan justicia.
Pero las definiciones no bastan. Aunque la ley en Gran Breta帽a dice claramente que la relaci贸n sexual ha de ser consentida, esto no siempre se traslada a la vida cotidiana. La popularizaci贸n de las actitudes brutalmente machistas en las universidades brit谩nicas, que promueven la hipermasculinidad y la glorificaci贸n de las conquistas sexuales, perpet煤a la idea de que los estudiantes varones deben tener acceso al cuerpo de las mujeres para su propia gratificaci贸n.
Esto, junto con la mentalidad “los hombres son as铆”, convierte el sexo en algo para hombres: algo que los hombres hacen a las mujeres con independencia de la felicidad o bienestar sexual de estas. Hay que abordar esta cultura t贸xica que fomenta que los hombres consideren a las mujeres objetos sexuales pasivos.
Mucha gente cree que la violaci贸n se produce s贸lo cuando una persona lucha y dice activamente que no. No es as铆; si no hay consentimiento, es violaci贸n, incluso si la v铆ctima no dice nada y no se resiste.
Tambi茅n es esencial darse cuenta de que el consentimiento no consiste meramente en no decir no, sino en el poder de decir que s铆. Adem谩s, es la capacidad de cambiar de opini贸n, pues el consentimiento es un proceso y no una declaraci贸n 煤nica. El consentimiento empodera y da a todas y cada una de las personas poder sobre su propio cuerpo; para participar en actos sexuales voluntariamente o para detenerse antes de empezar a sentirse inc贸modas. Todo acto sexual que vaya en contra de estos principios es ileg铆timo y saber esto es importante.
Por esta raz贸n es tan necesaria hoy la campa帽a ¡Hablemos del S脥! de Amnist铆a Internacional, centrada en la importancia del consentimiento y en el hecho de que 茅ste se da de forma activa y no se presupone de la pasividad de una persona.
En esta campa帽a reivindicamos nuestro derecho a hacer solamente lo que queremos hacer en el dormitorio y en cualquier otro lugar, con el conocimiento de que dar activamente nuestro consentimiento tiene mucho peso ante los ojos de la ley.
El consentimiento es algo muy poderoso, pero tenemos que saber c贸mo funciona y usarlo para sentirnos todas a salvo y felices.
Ahora que empieza un nuevo curso universitario y hombres y mujeres j贸venes llegan a las aulas y los campus de todo el continente, es vital que estos sean espacios seguros para aprender y amar.
No tengamos miedo de hablar sobre la violaci贸n y el significado del consentimiento.
Cara Balen es miembro estudiantil de Amnist铆a Internacional.
Este art铆culo se public贸 originalmente en Euronews.