OPINI脫N de Juan Tom谩s Frutos.- Los milagros, los concibas como los concibas, siempre vienen por amor. La vida es un milagro, como tambi茅n lo ha sido este verano, y lo ser谩 este oto帽o. Todo va r谩pido, como si jam谩s se hubiera ido del todo, que seguramente as铆 es y ser谩. Por eso albergamos un punto inexplicable a cuanto sucede. Toca decir, pese a todo, un hola como si el tr谩nsito hubiera sido real, que lo habr谩 sido. Y con una dosis, insistamos, de cari帽o.
La existencia es un ciclo. Lo hemos dicho cientos de veces, y las que quedan. La prontitud, las prisas, el no terminar e iniciar de nuevo, el no parar… nos llevan por sendas que no registran como antes el paso de los per铆odos de tiempo. Todo sucede como a medias, fundi茅ndose como las im谩genes en las pel铆culas.
En esta tesitura, pues, viene el d铆a, la semana, el mes, con sus mejores deseos. Por favor, no olvidemos activarlos. De no hacerlo corremos el peligro de no poner par茅ntesis, puntos y comas, cambios de p谩rrafos a las traves铆as y las mudanzas del destino. Amagar, incluso detenernos, analizar el rumbo, rectificar (cuando convenga) y seguir han de constituirse en divisas de esperanza.
Y todo, con amor, que nos sobrepone a las circunstancias, que nos intentan devorar con sus ansias de silencios, que vienen y van con brumas y partes de ganancias relativas. En todo caso, lo que importa de verdad es la alegr铆a que cada jornada lleva con premisas de frutos de libertad. El amor nos pone en una briega que todo lo dispensa en materia de ilusi贸n, de grandeza, de ser, de vivir, de estar sin esperas. El amor, si lo es, lo da todo, y con 茅l podemos.
Y si es factible… tambi茅n acompa帽emos el d铆a con la magia (el verano tambi茅n la tuvo), que siempre es perfecta. Lo es porque es misterio y fe. Si alimentamos sanamente la una y la otra iremos por un buen camino. Puede que no sea el mejor, pero malo no ser谩. Habr谩 divertimento, actividad, interacci贸n y aprendizaje. Son ingredientes superlativos.
Nace una nueva etapa, y con ella renovamos nuestros votos por estar bien. Supone esfuerzo. No olvidemos que no hablamos de la perfecci贸n, que, a menudo, es enemiga de lo bueno.
La existencia es un ciclo. Lo hemos dicho cientos de veces, y las que quedan. La prontitud, las prisas, el no terminar e iniciar de nuevo, el no parar… nos llevan por sendas que no registran como antes el paso de los per铆odos de tiempo. Todo sucede como a medias, fundi茅ndose como las im谩genes en las pel铆culas.
En esta tesitura, pues, viene el d铆a, la semana, el mes, con sus mejores deseos. Por favor, no olvidemos activarlos. De no hacerlo corremos el peligro de no poner par茅ntesis, puntos y comas, cambios de p谩rrafos a las traves铆as y las mudanzas del destino. Amagar, incluso detenernos, analizar el rumbo, rectificar (cuando convenga) y seguir han de constituirse en divisas de esperanza.
Y todo, con amor, que nos sobrepone a las circunstancias, que nos intentan devorar con sus ansias de silencios, que vienen y van con brumas y partes de ganancias relativas. En todo caso, lo que importa de verdad es la alegr铆a que cada jornada lleva con premisas de frutos de libertad. El amor nos pone en una briega que todo lo dispensa en materia de ilusi贸n, de grandeza, de ser, de vivir, de estar sin esperas. El amor, si lo es, lo da todo, y con 茅l podemos.
Y si es factible… tambi茅n acompa帽emos el d铆a con la magia (el verano tambi茅n la tuvo), que siempre es perfecta. Lo es porque es misterio y fe. Si alimentamos sanamente la una y la otra iremos por un buen camino. Puede que no sea el mejor, pero malo no ser谩. Habr谩 divertimento, actividad, interacci贸n y aprendizaje. Son ingredientes superlativos.
Nace una nueva etapa, y con ella renovamos nuestros votos por estar bien. Supone esfuerzo. No olvidemos que no hablamos de la perfecci贸n, que, a menudo, es enemiga de lo bueno.