Photo by Lynn Betts/ Wikimedia Commons
El nitrógeno (N2) es un componente esencial del aire que respiramos. Algunas de sus formas son vitales para el planeta, pero la conversión de este elemento en otras formas químicamente reactivas está causando al planeta una peligrosa y costosa contaminación.
"Los humanos están produciendo un cóctel de nitrógeno reactivo que amenaza la salud, el clima y los ecosistemas, convirtiendo el nitrógeno en uno de los problemas de contaminación más importantes que enfrenta la humanidad. A pesar de esto, la magnitud del problema sigue siendo en gran medida desconocida y no reconocida fuera de los círculos científicos", advierte el informe Fronteras 2018-2019.
La Evaluación Europea del Nitrógeno identificó cinco áreas clave amenazadas por la contaminación por nitrógeno: calidad del agua, calidad del aire, balance de gases de efecto invernadero, ecosistemas y biodiversidad.
La creciente demanda en los sectores de agricultura, transporte, industria y energía ha llevado a un fuerte aumento en los niveles de contaminación por nitrógeno y en las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas. El óxido nitroso (N2O), por ejemplo, es un gas de efecto invernadero 300 veces más potente que el dióxido de carbono.
Una central eléctrica de carbón en Wyoming, Estados Unidos. La combustión de combustibles fósiles es una fuente importante de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero. Foto de Greg Goebel / Wikimedia Commons,
"Las adiciones de nitrógeno al suelo a través de los fertilizantes refuerzan el efecto invernadero. Alrededor de 60% de las emisiones de óxido nitroso vienen de los campos fertilizados, abonos y otras fuentes agrícolas", dice Mahesh Pradhan, experto en contaminación por nutrientes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La escorrentía de fertilizantes también puede causar floraciones de algas en lagos y vías fluviales, y estos brotes de algas emiten gases de efecto invernadero.
Por su parte, los procesos de combustión fósil y de biomasa liberan óxido nítrico (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2), denominados colectivamente óxidos de nitrógeno (NOx). Si bien se han realizado grandes esfuerzos para reducir los NOx de los vehículos y la generación de energía, las emisiones siguen aumentando en las partes del mundo que están en más rápido desarrollo, y la deposición de estos gases en la naturaleza resulta en mayores emisiones de NOx en los ecosistemas.
"Sucede lo mismo con las emisiones de amoníaco (NH3) de la agricultura, que alcanzan los ecosistemas naturales, generan un aumento de las emisiones de óxidos de nitrógeno y degradan la biodiversidad", dice Mark Sutton, un experto internacional en nitrógeno en el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, en Edimburgo, Escocia.
Cambiando el uso del nitrógeno
"Existen múltiples amenazas de contaminación como resultado del nitrógeno reactivo antropogénico. Este tiene efectos adversos en el agua dulce y el medio marino, y acelera la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero", dice Sutton. "Lo que se necesita ahora son políticas prácticas, y Escocia, en el Reino Unido, es uno de los pocos países que está trabajando en el tema", agrega Sutton.
"Escocia es uno de los primeros en incluir un presupuesto de nitrógeno en su proyecto de Ley de Cambio Climático de 2019. El objetivo de la propuesta es que la nación alcance la neutralidad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2045", dice Keesje Avis, oficial senior de políticas en Nourish Scotland, una organización que ha estado creando conciencia sobre la contaminación por nitrógeno.
Las actitudes hacia el uso de nitrógeno en Escocia están cambiando a medida que los distintos actores se han dado cuenta de sus impactos. En 2017, el óxido nitroso (N20) representó 7,9% de las emisiones locales de gases de efecto invernadero y 81% de esa cantidad provino de la agricultura.
La mitad del nitrógeno aplicado por los agricultores en Escocia se pierde en el medio ambiente. Esto es un desperdicio de recursos y de dinero de los agricultores.
El agua de lluvia se lleva consigo el fertilizante de las tierras agrícolas, el cual puede contaminar los cuerpos de agua dulce y causar floraciones de algas que emiten gases de efecto invernadero. Foto de Eric Vance, US EPA
"Reconocer la importancia y las limitaciones del nitrógeno para nuestros sistemas agrícolas y ambientales es crucial para el éxito de nuestros agricultores y para combatir el cambio climático", dice Avis.
“El cambio siempre es difícil, pero si tienes la ciencia y la voluntad, y confías en las políticas, se puede generar un cambio real”, añade la especialista.
El nitrógeno (N2) es un componente esencial del aire que respiramos. Algunas de sus formas son vitales para el planeta, pero la conversión de este elemento en otras formas químicamente reactivas está causando al planeta una peligrosa y costosa contaminación.
"Los humanos están produciendo un cóctel de nitrógeno reactivo que amenaza la salud, el clima y los ecosistemas, convirtiendo el nitrógeno en uno de los problemas de contaminación más importantes que enfrenta la humanidad. A pesar de esto, la magnitud del problema sigue siendo en gran medida desconocida y no reconocida fuera de los círculos científicos", advierte el informe Fronteras 2018-2019.
La Evaluación Europea del Nitrógeno identificó cinco áreas clave amenazadas por la contaminación por nitrógeno: calidad del agua, calidad del aire, balance de gases de efecto invernadero, ecosistemas y biodiversidad.
La creciente demanda en los sectores de agricultura, transporte, industria y energía ha llevado a un fuerte aumento en los niveles de contaminación por nitrógeno y en las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas. El óxido nitroso (N2O), por ejemplo, es un gas de efecto invernadero 300 veces más potente que el dióxido de carbono.
Una central eléctrica de carbón en Wyoming, Estados Unidos. La combustión de combustibles fósiles es una fuente importante de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero. Foto de Greg Goebel / Wikimedia Commons,
"Las adiciones de nitrógeno al suelo a través de los fertilizantes refuerzan el efecto invernadero. Alrededor de 60% de las emisiones de óxido nitroso vienen de los campos fertilizados, abonos y otras fuentes agrícolas", dice Mahesh Pradhan, experto en contaminación por nutrientes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La escorrentía de fertilizantes también puede causar floraciones de algas en lagos y vías fluviales, y estos brotes de algas emiten gases de efecto invernadero.
Por su parte, los procesos de combustión fósil y de biomasa liberan óxido nítrico (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2), denominados colectivamente óxidos de nitrógeno (NOx). Si bien se han realizado grandes esfuerzos para reducir los NOx de los vehículos y la generación de energía, las emisiones siguen aumentando en las partes del mundo que están en más rápido desarrollo, y la deposición de estos gases en la naturaleza resulta en mayores emisiones de NOx en los ecosistemas.
"Sucede lo mismo con las emisiones de amoníaco (NH3) de la agricultura, que alcanzan los ecosistemas naturales, generan un aumento de las emisiones de óxidos de nitrógeno y degradan la biodiversidad", dice Mark Sutton, un experto internacional en nitrógeno en el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, en Edimburgo, Escocia.
Cambiando el uso del nitrógeno
"Existen múltiples amenazas de contaminación como resultado del nitrógeno reactivo antropogénico. Este tiene efectos adversos en el agua dulce y el medio marino, y acelera la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero", dice Sutton. "Lo que se necesita ahora son políticas prácticas, y Escocia, en el Reino Unido, es uno de los pocos países que está trabajando en el tema", agrega Sutton.
"Escocia es uno de los primeros en incluir un presupuesto de nitrógeno en su proyecto de Ley de Cambio Climático de 2019. El objetivo de la propuesta es que la nación alcance la neutralidad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2045", dice Keesje Avis, oficial senior de políticas en Nourish Scotland, una organización que ha estado creando conciencia sobre la contaminación por nitrógeno.
Las actitudes hacia el uso de nitrógeno en Escocia están cambiando a medida que los distintos actores se han dado cuenta de sus impactos. En 2017, el óxido nitroso (N20) representó 7,9% de las emisiones locales de gases de efecto invernadero y 81% de esa cantidad provino de la agricultura.
La mitad del nitrógeno aplicado por los agricultores en Escocia se pierde en el medio ambiente. Esto es un desperdicio de recursos y de dinero de los agricultores.
El agua de lluvia se lleva consigo el fertilizante de las tierras agrícolas, el cual puede contaminar los cuerpos de agua dulce y causar floraciones de algas que emiten gases de efecto invernadero. Foto de Eric Vance, US EPA
"Reconocer la importancia y las limitaciones del nitrógeno para nuestros sistemas agrícolas y ambientales es crucial para el éxito de nuestros agricultores y para combatir el cambio climático", dice Avis.
“El cambio siempre es difícil, pero si tienes la ciencia y la voluntad, y confías en las políticas, se puede generar un cambio real”, añade la especialista.