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Trump debe dejar de atacar a la prensa

OPINI脫N de Amy Goodman y Denis Moynihan.- Las estocadas diarias del presidente Donald Trump hacia la prensa y otros medios de comunicaci贸n son censurables y despreciables. Trump nunca pierde la oportunidad de atacar periodistas en las conferencias de prensa, en las “conferencias expr茅s” que brinda en los jardines de la Casa Blanca bajo el rugido de las h茅lices del helic贸ptero presidencial y, especialmente, en sus actos de campa帽a. La semana pasada, en una convenci贸n de tres d铆as para partidarios de Trump, celebrada en su resort de golf National Doral, en Miami –donde, por cierto, Trump pretende organizar el encuentro del G-7 del pr贸ximo a帽o, con el consecuente beneficio econ贸mico personal–, se mostr贸 un video en el que se representa a Trump entrando a una “iglesia de noticias falsas” y matando feligreses cuyas cabezas fueron reemplazadas por logotipos de medios de comunicaci贸n o rostros de opositores pol铆ticos. Los informes acerca del violento video desataron indignaci贸n. Pero ya pas贸 el tiempo de sorprenderse por la demonizaci贸n de la prensa que hace Trump. Hace mucho que viene alimentando el odio y alentando la violencia y debe rendir cuentas por ello.

Seg煤n el 脥ndice de Libertad de Prensa de Estados Unidos, los y las periodistas han enfrentado m谩s de cien incidentes separados de violaciones a la libertad de prensa en lo que va del a帽o, como arrestos arbitrarios mientras cubr铆an protestas y la negaci贸n del acceso a c谩rceles de inmigrantes o audiencias p煤blicas importantes. Afortunadamente, este a帽o no ha habido muertes de periodistas radicados en Estados Unidos. Sin embargo, periodistas de todo el mundo han sufrido heridas e incluso la muerte en el curso de su trabajo.

El 6 de octubre pasado, poco despu茅s de haber mantenido una conversaci贸n telef贸nica con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Trump hizo un sorpresivo anuncio por medio del cual ordenaba a las tropas estadounidenses retirarse del norte de Siria, regi贸n controlada por los kurdos. Poco despu茅s, Turqu铆a lanz贸 una invasi贸n contra esos territorios. El mi茅rcoles, en una conferencia de prensa, Trump se jact贸 de que ning煤n soldado estadounidense hab铆a resultado herido y opin贸 que la situaci贸n estaba “bien”: “Todo en orden. Nadie fue herido. No hay nadie desaparecido. Est谩 todo muy bien”.

No obstante, el domingo pasado, en plena embestida, un ataque a茅reo turco contra una caravana civil en el norte de Siria mat贸 a 15 personas, entre ellas dos periodistas sirios de origen kurdo, Mohammed Hussein Rasho y Saad Ahmed.

La semana pasada se cumpli贸 el primer aniversario del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi dentro del Consulado de Arabia Saud铆 en Estambul, presuntamente asesinado por orden del pr铆ncipe heredero de Arabia Saud铆, Mohammed bin Salman. Khashoggi escrib铆a art铆culos cr铆ticos sobre el dictador saud铆 y fue convocado al consulado para obtener documentos para su boda. All铆, aparentemente, result贸 torturado, sofocado hasta la muerte y luego desmembrado por un equipo de una decena de agentes de inteligencia saud铆es. La CIA rastre贸 las 贸rdenes hasta Bin Salman. A pesar de ello, Trump sigue respaldando al pr铆ncipe heredero. Incluso lleg贸 a vetar las medidas de condena del Congreso estadounidense en torno al asesinato de Khashoggi y las restricciones a la venta de armas a Arabia Saud铆, lo que tambi茅n habilita el bombardeo continuo a Yemen por parte del reino.

El periodismo, incluso fuera de las zonas de guerra, sigue siendo una profesi贸n peligrosa. Esta semana se cumple el segundo aniversario del asesinato de la periodista independiente Daphne Caruana Galizia, de la naci贸n isle帽a mediterr谩nea de Malta. Galizia ven铆a informando de manera persistente sobre la corrupci贸n en los niveles m谩s altos del gobierno malt茅s. Como escribi贸 el Comit茅 para la Protecci贸n de los Periodistas en el aniversario de su muerte, el 16 de octubre, “actualmente tres hombres est谩n detenidos en relaci贸n con el asesinato… sin embargo, los autores, incluidos los autores intelectuales, a煤n no han sido llevados ante la justicia”.

Un consorcio de organizaciones de prensa ha adoptado un novedoso enfoque para garantizar la continuidad del trabajo de colegas asesinados o silenciados. Forbidden Stories (“Historias prohibidas”, en espa帽ol) es una red de periodistas que se han comprometido a seguir las investigaciones de estos colegas. Su sitio web reza: “Aunque logres detener a un mensajero, decenas m谩s tomar谩n su lugar y entregar谩n el mensaje”. Forbidden Stories coordina el Proyecto Daphne, con 45 periodistas que contin煤an el trabajo de Galizia e investigan su asesinato, con resultados importantes y continuos.

“Green Blood” (“Sangre verde”, en espa帽ol) es el proyecto de Forbidden Stories sobre periodistas ambientales asesinados y censurados. Con profundidad y rigor, estos informes sin desperdicio rinden homenaje a estos periodistas y ofrecen un modelo de c贸mo los periodistas pueden mantenerse unidos ante amenazas graves.

Los primeros informes de este proyecto cubrieron tres casos donde se recurri贸 a la violencia y la intimidaci贸n para silenciar la libertad de prensa: el asesinato del periodista indio Jagendra Singh por su trabajo sobre el crimen organizado, relacionado con las poderosas “mafias de la arena” de la India que extraen y venden arena de forma ilegal, la obstrucci贸n de las investigaciones sobre la gran mina de oro altamente contaminante de North Mara en Tanzania y la resistencia ind铆gena contra una mina de n铆quel en Guatemala. All铆, el periodista Carlos Choc ha debido enfrentar cargos penales durante m谩s de dos a帽os a ra铆z de sus informes; finalmente tuvo que huir a El Salvador para evitar el arresto. Mientras la investigaci贸n judicial se prolonga indefinidamente, Choc tiene prohibido continuar con su cobertura period铆stica.

La libertad de prensa es vital para una sociedad democr谩tica. Es por eso que est谩 consagrada en la Constituci贸n de Estados Unidos. Con sus constantes agresiones, el presidente Trump fomenta la violencia contra los periodistas. El rechazo y la condena a su actitud y sus palabras deben ser en茅rgicos, bipartidarios e implacables.

© 2019 Amy Goodman

Traducci贸n al espa帽ol del texto en ingl茅s: In茅s Coira. Edici贸n: Mar铆a Eva Blotta y Democracy Now! en espa帽ol, spanish@democracynow.org

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