CARTA de Alberto Garz贸n
Querida compa帽era, querido compa帽ero,
Quisiera comenzar esta misiva agradeci茅ndote el trabajo inmenso que has realizado a lo largo de esta reciente campa帽a electoral. Est谩bamos ante un escenario muy complejo y complicado para nuestras candidaturas, pero a pesar de ello has contribuido con tu esfuerzo y tiempo para lograr el mejor resultado posible. Gracias de coraz贸n porque la direcci贸n de esta organizaci贸n nos debemos a nuestra militancia, y la determinaci贸n con la que 茅sta ha defendido nuestro proyecto es merecedora de todo el reconocimiento.
Quienes prefirieron convocar estas elecciones antes que alcanzar un acuerdo de izquierdas pretend铆an lograr dos cosas: por un lado, crear las condiciones de un acuerdo de Gobierno que tuviera como columna vertebral un programa neoliberal; y por otro lado, se pretend铆a tambi茅n nuestra desaparici贸n, en tanto que obstru铆amos el primero de los objetivos. Deteriorar nuestro espacio de unidad pol铆tica era un plan que contaba con la simpat铆a de las grandes empresas y de las grandes fortunas de nuestro pa铆s, ya que son conscientes de que nuestros votos nunca han estado ni van a estar al servicio de pol铆ticas como la mochila austriaca, una nueva reforma laboral neoliberal o la reducci贸n de la inversi贸n p煤blica.
Afortunadamente, Izquierda Unida cuenta con una militancia de oro que ha luchado para evitarlo. Hemos perdido esca帽os, pero hemos resistido muy por encima de las expectativas de quienes nos empujaron a esta situaci贸n. No se trata de ser autocomplacientes, puesto que en los 煤ltimos a帽os hemos retrocedido electoralmente de forma sistem谩tica y ello requiere nuestra m谩xima atenci贸n, pero s铆 es cierto que no han conseguido acabar con nuestro espacio pol铆tico y debemos estar satisfechos y satisfechas del trabajo realizado ante retos tan importantes. Desde hoy mismo, nuestra intenci贸n es hacer valor nuestro peso parlamentario para empujar hacia la conformaci贸n de un gobierno que se enfrente a la extrema derecha y que aplique un programa en defensa de las familias trabajadoras, como por ejemplo frenar la expansi贸n de las casas de apuestas en nuestros barrios, poner en marcha medidas contra el cambio clim谩tico que no sean meros barnices verdes, desarrollar una estrategia transversal que tenga como objetivo acabar con el patriarcado en todas sus formas o convertir en una prioridad la lucha contra la precariedad.
Con todo, los resultados de las elecciones generales del 10 de noviembre deben preocuparnos enormemente. Estas elecciones no s贸lo no han permitido al PSOE cumplir sus objetivos declarados, sino que, adem谩s, ha provocado el fortalecimiento de la extrema derecha. A nadie debe sorprender este hecho tras haber vivido un agudizamiento del nacionalismo m谩s reaccionario en los 煤ltimos a帽os, elemento al que no son ajenos ni las derechas conservadoras ni el propio PSOE. Los discursos incendiarios y el populismo nacionalista de partidos falsamente autoproclamados constitucionalistas han creado las condiciones id贸neas para una fuerte irrupci贸n de la extrema derecha. La coincidencia de la convocatoria electoral con uno de los hitos fundamentales en el conflicto catal谩n -elemento buscado por el PSOE-, como es la sentencia contra los dirigentes del proc茅s, unido a la normalizaci贸n medi谩tica y pol铆tica del discurso y propuestas fascistas ha sido un evidente caldo de cultivo para el crecimiento de la extrema derecha.
Espa帽a cuenta ahora con una de las extremas-derechas m谩s fuertes de toda Europa, lo que nos hace sincronizarnos con uno de los fen贸menos m谩s preocupantes de nuestro mundo contempor谩neo: el de la ola reaccionaria que recorre todo el planeta. Aunque la extrema derecha espa帽ola es una escisi贸n franquista del PP, lo que refiere a un componente de clase acomodada y ultraliberal, en los 煤ltimos tiempos se detecta un intento consciente de aproximarse a la clase trabajadora con discursos xen贸fobos y falsamente protectores de las familias populares. La extrema derecha pretende homologarse con otros fen贸menos reaccionarios que s铆 han logrado en Europa atraer un gran componente popular, dirigi茅ndose a las v铆ctimas de la globalizaci贸n y el capitalismo con soluciones neofascistas que enfrentan a unos trabajadores con otros y que apuntalan el dominio del capital y del patriarcado. Que este fen贸meno se haya fortalecido en nuestro pa铆s es enormemente preocupante.
La unidad de la izquierda y la unidad popular ha sido una m谩xima de la actual direcci贸n de Izquierda Unida, y que fue ratificada en la 煤ltima asamblea federal. La dispersi贸n y fragmentaci贸n electoral que hemos vivido este a帽o 2019 en los diferentes procesos, con especial 茅nfasis en el que acabamos de vivir, apunta notoriamente a los costes de no construir colectivamente. La ley electoral penaliza la fragmentaci贸n de la izquierda y, para el caso que nos ocupa, nos ha hecho perder varios esca帽os.
Tendremos oportunidades para debatir colectivamente sobre estos procesos y nuestras propuestas para abordarlos. Sin embargo, quisiera aprovechar esta ocasi贸n para mandar un mensaje de optimismo no s贸lo t谩ctico sino tambi茅n estrat茅gico: debemos considerar que, de la misma manera que la extrema derecha se ha fortalecido, tambi茅n es posible hacer que se debilite y desaparezca. Hay experiencias recientes, como la griega, en la que los neofascistas llegaron a ocupar una tercera posici贸n y ahora no s贸lo han pasado a ser una fuerza extraparlamentaria, sino que adem谩s est谩n enfrent谩ndose a la justicia por defender propuestas contrarias a los Derechos Humanos. Confiemos en nuestra gente y en nuestra capacidad para acertar en la toma de decisiones. De esa manera, estaremos en condiciones de conseguir que nuestro grito «No pasar谩n» se haga realidad.
Salud y Rep煤blica,
Querida compa帽era, querido compa帽ero,
Quisiera comenzar esta misiva agradeci茅ndote el trabajo inmenso que has realizado a lo largo de esta reciente campa帽a electoral. Est谩bamos ante un escenario muy complejo y complicado para nuestras candidaturas, pero a pesar de ello has contribuido con tu esfuerzo y tiempo para lograr el mejor resultado posible. Gracias de coraz贸n porque la direcci贸n de esta organizaci贸n nos debemos a nuestra militancia, y la determinaci贸n con la que 茅sta ha defendido nuestro proyecto es merecedora de todo el reconocimiento.
Quienes prefirieron convocar estas elecciones antes que alcanzar un acuerdo de izquierdas pretend铆an lograr dos cosas: por un lado, crear las condiciones de un acuerdo de Gobierno que tuviera como columna vertebral un programa neoliberal; y por otro lado, se pretend铆a tambi茅n nuestra desaparici贸n, en tanto que obstru铆amos el primero de los objetivos. Deteriorar nuestro espacio de unidad pol铆tica era un plan que contaba con la simpat铆a de las grandes empresas y de las grandes fortunas de nuestro pa铆s, ya que son conscientes de que nuestros votos nunca han estado ni van a estar al servicio de pol铆ticas como la mochila austriaca, una nueva reforma laboral neoliberal o la reducci贸n de la inversi贸n p煤blica.
Afortunadamente, Izquierda Unida cuenta con una militancia de oro que ha luchado para evitarlo. Hemos perdido esca帽os, pero hemos resistido muy por encima de las expectativas de quienes nos empujaron a esta situaci贸n. No se trata de ser autocomplacientes, puesto que en los 煤ltimos a帽os hemos retrocedido electoralmente de forma sistem谩tica y ello requiere nuestra m谩xima atenci贸n, pero s铆 es cierto que no han conseguido acabar con nuestro espacio pol铆tico y debemos estar satisfechos y satisfechas del trabajo realizado ante retos tan importantes. Desde hoy mismo, nuestra intenci贸n es hacer valor nuestro peso parlamentario para empujar hacia la conformaci贸n de un gobierno que se enfrente a la extrema derecha y que aplique un programa en defensa de las familias trabajadoras, como por ejemplo frenar la expansi贸n de las casas de apuestas en nuestros barrios, poner en marcha medidas contra el cambio clim谩tico que no sean meros barnices verdes, desarrollar una estrategia transversal que tenga como objetivo acabar con el patriarcado en todas sus formas o convertir en una prioridad la lucha contra la precariedad.
Con todo, los resultados de las elecciones generales del 10 de noviembre deben preocuparnos enormemente. Estas elecciones no s贸lo no han permitido al PSOE cumplir sus objetivos declarados, sino que, adem谩s, ha provocado el fortalecimiento de la extrema derecha. A nadie debe sorprender este hecho tras haber vivido un agudizamiento del nacionalismo m谩s reaccionario en los 煤ltimos a帽os, elemento al que no son ajenos ni las derechas conservadoras ni el propio PSOE. Los discursos incendiarios y el populismo nacionalista de partidos falsamente autoproclamados constitucionalistas han creado las condiciones id贸neas para una fuerte irrupci贸n de la extrema derecha. La coincidencia de la convocatoria electoral con uno de los hitos fundamentales en el conflicto catal谩n -elemento buscado por el PSOE-, como es la sentencia contra los dirigentes del proc茅s, unido a la normalizaci贸n medi谩tica y pol铆tica del discurso y propuestas fascistas ha sido un evidente caldo de cultivo para el crecimiento de la extrema derecha.
Espa帽a cuenta ahora con una de las extremas-derechas m谩s fuertes de toda Europa, lo que nos hace sincronizarnos con uno de los fen贸menos m谩s preocupantes de nuestro mundo contempor谩neo: el de la ola reaccionaria que recorre todo el planeta. Aunque la extrema derecha espa帽ola es una escisi贸n franquista del PP, lo que refiere a un componente de clase acomodada y ultraliberal, en los 煤ltimos tiempos se detecta un intento consciente de aproximarse a la clase trabajadora con discursos xen贸fobos y falsamente protectores de las familias populares. La extrema derecha pretende homologarse con otros fen贸menos reaccionarios que s铆 han logrado en Europa atraer un gran componente popular, dirigi茅ndose a las v铆ctimas de la globalizaci贸n y el capitalismo con soluciones neofascistas que enfrentan a unos trabajadores con otros y que apuntalan el dominio del capital y del patriarcado. Que este fen贸meno se haya fortalecido en nuestro pa铆s es enormemente preocupante.
La unidad de la izquierda y la unidad popular ha sido una m谩xima de la actual direcci贸n de Izquierda Unida, y que fue ratificada en la 煤ltima asamblea federal. La dispersi贸n y fragmentaci贸n electoral que hemos vivido este a帽o 2019 en los diferentes procesos, con especial 茅nfasis en el que acabamos de vivir, apunta notoriamente a los costes de no construir colectivamente. La ley electoral penaliza la fragmentaci贸n de la izquierda y, para el caso que nos ocupa, nos ha hecho perder varios esca帽os.
Tendremos oportunidades para debatir colectivamente sobre estos procesos y nuestras propuestas para abordarlos. Sin embargo, quisiera aprovechar esta ocasi贸n para mandar un mensaje de optimismo no s贸lo t谩ctico sino tambi茅n estrat茅gico: debemos considerar que, de la misma manera que la extrema derecha se ha fortalecido, tambi茅n es posible hacer que se debilite y desaparezca. Hay experiencias recientes, como la griega, en la que los neofascistas llegaron a ocupar una tercera posici贸n y ahora no s贸lo han pasado a ser una fuerza extraparlamentaria, sino que adem谩s est谩n enfrent谩ndose a la justicia por defender propuestas contrarias a los Derechos Humanos. Confiemos en nuestra gente y en nuestra capacidad para acertar en la toma de decisiones. De esa manera, estaremos en condiciones de conseguir que nuestro grito «No pasar谩n» se haga realidad.
Salud y Rep煤blica,