AN脕LISIS de Isaac Bigio.
En el 2019 se ha iniciado una nueva forma de llegar al poder. 脡sta no se da mediante el uso exclusivo de los votos o las botas, sino mediante auto-proclamaciones presidenciales.
En 3 de las 5 rep煤blicas andinas emancipadas por Sim贸n Bol铆var hace 2 siglos se ha venido dando durante este a帽o este nuevo fen贸meno. Primero fue en la patria del libertador cuando el 23 de enero Juan Guaid贸, presidente de la asamblea, decidi贸 auto-juramentarse como el presidente constitucional aunque no consult贸 ni inform贸 previamente de tal medida al parlamento que representa.
Despu茅s fue la sede de lo que fuese el gran virreinato sudamericano cuando al llegar octubre Mercedes Araoz, quien fue electa en el 2016 como la segunda vicepresidente de la rep煤blica, se puso la banda presidencial aduciendo el voto de la mayor铆a del congreso, el cual acababa de ser disuelto por el presidente Mart铆n Vizcarra.
Finalmente, fue el pa铆s que lleva el nombre de Bol铆var cuando el 12 de noviembre la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine A帽ez, se proclama como la nueva presidenta tras salir de una sesi贸n donde solo participaron unos 10 senadores y no hubo qu贸rum.
Tr铆o
De estos 3 casos es el primero de todos ellos el que fue el 煤nico que logr贸 congregar nutridas manifestaciones, primeras planas y amenazas de intervenci贸n militar por parte de EEUU y de sus aliados en la regi贸n. The Economist puso a Guaid贸 en su tapa (cosa que no ha hecho con otro sudamericano en el 2019) y adujo que 茅l hab铆a sido capaz de movilizar a un mill贸n de venezolanos. Los otros dos, Ar谩oz y A帽ez, han sido incapaces de movilizar gente.
El cierre del congreso peruano fue respondido con aplausos por una poblaci贸n que en su inmensa mayor铆a ped铆a que 茅ste sea renovado debido a graves denuncias de corrupci贸n o violaciones a los derechos humanos (las cuales han conllevado a que todos los 6 expresidentes vivos hasta este a帽o sean arrestados o procesados judicialmente), mientras que tan pocos fueron los que fueron a defender al parlamento peruano que Ar谩oz tuvo que desistir de sus intenciones a las 24 horas de haberse querido ser la primera mujer presidenta en la historia peruana.
Fuerza Popular, el partido que inicialmente controlaba unos 3/5 del congreso unicameral peruano, apenas hab铆a aglutinado entre ¼ y 1/5 de los votos emitidos en 2016. Este es el partido de los Fujimori, quienes el 5 de abril de 1992 lanzaron tanques a intervenir los poderes legislativo y judicial. Con esos antecedentes y teniendo a su ex presidente Alberto Fujimori y tambi茅n a su lideresa Keiko Fujimori en la c谩rcel bajo seria imputaciones de corrupci贸n, los fujimoristas no ten铆an posibilidades de apelar al pueblo, el cual, m谩s bien, festejaba su ca铆da.
A帽ez, a diferencia de Ar谩oz, nunca ha candidateado en ninguna plancha presidencial y tampoco ha llegado a ser primera ministra. Es m谩s, ella ni siquiera fue reelecta en el senado (ya sea como titular o como suplente) en las elecciones generales del 20 de octubre.
Guaid贸 puede arrogarse el hecho de haber sido nominado por la asamblea legislativa venezolana (que el gobierno considera que est谩 en desacato) y contar con una mayor铆a que le apoye. As铆 tambi茅n 茅l puede haberse proclamado en una concurrida manifestaci贸n y haber inicialmente liderado marchas con cientos de miles de personas. A帽ez, en cambio, cuenta con el respaldo de un 30% o menos de la Asamblea Legislativa y nunca ha liderado ninguna manifestaci贸n masiva.
Cuando ella apareci贸 en palacio presidencial de La Paz portando la banda presidencial en la noche del 12 de octubre, apenas unas cuantas personas locales le avivaba en la plaza Murillo. Sin embargo, horas antes una gran marcha de 60,000 bolivianos hab铆an caminado unos 15 o m谩s kil贸metros de largo desde la ciudad de El Alto pidiendo que ella no fue nominada presidente por considerarla una racista.
Mientras Guaid贸 y Ar谩oz se colocaron la banda presidencial contando con el respaldo de la mayor铆a congresal (del de Venezuela que el gobierno considera que no tiene poderes ni competencias, y del de Per煤 que fue suspendido por el presidente Vizcarra), A帽ez se encuentra en gran minor铆a dentro del parlamento.
Exitosa
Seg煤n la constituci贸n boliviana si un presidente renuncia a su puesto le reemplazan: 1) su vicepresidente electo; 2) la presidencia del senado; 3) la presidencia de los diputados. Como todos esos cargos, al igual que el de primer vicepresidente del senado, estaban en manos de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y todos ellos se negaban a suplantar a su l铆der en la jefatura del Estado, A帽ez decidi贸 que solamente ella pod铆a reclamar la presidencia.
A pesar que la carta magna boliviana estipula que no se acepta la renuncia de un presidente (del pa铆s o de una c谩mara) sin que pudiese sesionar la asamblea y 茅sta lo decida, A帽ez pas贸 por encima de todo ello y apareci贸 ungida como la nueva presidenta.
De las 3 figuras que se autoproclaman como presidentes solo Ar谩oz era relativamente conocida en su pa铆s antes de hacer ello, pero Guaid贸 y A帽ez eran unos virtuales desconocidos para la opini贸n p煤blica nacional e internacional.
Guaid贸 lleg贸 a ser titular de la asamblea venezolana sin que 茅l hubiese ganado una sola elecci贸n interna ya sea dentro de ese parlamento o dentro de su partido para lograr ser convertido en el jefe de su bancada. En Venezuela la Mesa de Unidad Democr谩tica hab铆a dispuesto que todos sus partidos se alternan anualmente y de manera rotatoria la presidencia de dicha asamblea donde este frente opositor es mayor铆a. Al cuarto a帽o de 茅sta le correspondi贸 al cuarto partido en importancia de dicho bloque, por lo que el turno pas贸 a Voluntad Popular. El jefe de este 煤ltimo partido, Leopoldo L贸pez, design贸 a dedo al cuarto en importancia dentro de su directiva a que ocupe dicho lugar pues los otros 3 dirigentes que estaban por encima de 茅l estaban impedidos ya sea por estar uno preso el otro asilado y uno m谩s refugiado en el exterior.
A帽ez llega a la presidencia por otro accidente. Resulta que ella era la segunda vicepresidenta del senado. A pesar que su partido (el Dem贸crata Social) apenas sac贸 el 4% de los votos emitidos en las elecciones generales del 20 de octubre y solo 1 de los 36 senadores y 3 de los 130 diputados, y que ella no fue re-electa como senadora, ella era la 煤nica que pod铆a reclamar la cadena de sucesi贸n, aunque la constituci贸n no menciona a la segunda vicepresidencia del senado en esa l铆nea ni autoriza que 茅sta ocupe la presidencia sin que la asamblea haya sesionado con qu贸rum.
Tanto Guaid贸 como Araoz se han llegado a reclamar como miembros de la Internacional Socialdem贸crata. Sin embargo, A帽ez milita en un partido cuyo nombre, emblema e ideas se inspiran en el anterior Partido Democr谩tico Social que es el heredero del partido m谩s a la derecha que tuvo la dictadura militar del Brasil (1964-85). El jefe y candidato presidencial del partido de A帽ez es 脫scar Ortiz, el presidente de la rama latinoamericana de la Uni贸n Democr谩tica Internacional en la cual est谩n los republicanos de Donald Trump, los conservadores colombianos y brit谩nicos y los partidos de los gobiernos de derecha de Paraguay, Argentina y Chile.
Pese a todos los intentos de EEUU de ayudar militar y financieramente a Guaid贸 para que 茅ste tome el poder y derroque al chavismo, dicho proyecto ha fracasado debido a que el alto mando castrense y policial de Venezuela se ha alineado con Nicol谩s Maduro.
En el caso peruano los EEUU y la OEA no tomaron la misma posici贸n que en Venezuela. A diferencia del chavismo Vizcarra ha sido uno de los principales propulsores del Grupo de Lima (ciudad capital de su gobierno), el cual tiene como meta producir un “cambio de r茅gimen” en Caracas. Vizcarra se alinea en cuestiones diplom谩ticas y econ贸micas dentro de la estrategia de Washington. De all铆 que Trump, lejos de querer minar a su aliado peruano, ha aceptado que 茅l disuelva el congreso, algo que jam谩s se lo permitir铆a a Maduro.
Fragilidad
En Bolivia, a diferencia de Venezuela, los mandos policiales y militares se rebelaron contra Evo Morales y le llamaron p煤blicamente a que dimita. Morales, a su vez, no cre贸 su cuerpo de milicias, las cuales en el caso venezolano bordean los 2 millones de combatientes. Sin el apoyo de las fuerzas armadas y sin que la Central Obrera Boliviana (COB) y otras organizaciones sociales aliadas quisiese sacar multitudes a las calles para socorrer, Morales calcul贸 que era mejor replegarse, no seguir el camino de Allende y dar paso a una situaci贸n en la cual no habr铆a l铆nea sucesoria y quedase deslegitimado cualquier posible recambio.
En el caso venezolano EEUU ha venido haciendo todo lo posible para lograr que Guaid贸 derroque a Maduro. Incluso ha hecho que por primera vez en sus 7 d茅cadas de existencia la Organizaci贸n de Estados Americanos (OEA) reconozca a un gobierno que no controla ni un pedazo de su territorio y que tiene embajadores, pero no ministros.
En el caso peruano EEUU y la OEA no le dieron ni luz verde ni amarilla a Ar谩oz por lo que inmediatamente ella tuvo que retractarse.
En el caso boliviano EEUU y la OEA si lograron su cometido pues lograron deponer a Morales y reemplazarlo por una persona ligada a ellos. Se trata del primer presidente autoproclamado que ha podido entrar al palacio de gobierno y ser apoyada por los altos mandos.
Por el momento, EEUU y la OEA tratan de presentar el cambio en Bolivia como una exitosa batalla de los comit茅s c铆vicos y la democracia para haber impedido un fraude electoral y una dictadura en ciernes. Sin embargo, la llegada de A帽ez al poder viene siendo muy resistida por los sectores m谩s pobres e ind铆genas que recuerdan de sus declaraciones llamando a que los indios vuelvan a sus comarcas o su desprecio hacia su bandera (la wiphala).
Cada vez m谩s crecen las fuertes medidas represivas. A la antigua presidenta del senado, Adriana Salvatierra, se le impidi贸 a golpes y con gas el poder ingresar al parlamento junto a varios colegas de su bancada. Varias manifestaciones han sido duramente reprimidas, incluso con balas, lo cual ha producido varios muertos. A帽ez, a su vez, ha declarado que su objetivo es desarticular al “socialismo del siglo XXI” y al viejo r茅gimen, para lo cual su prioridad es imponer el orden y llamar a los uniformados a responder con firmeza a las rebeliones y a los “subversivos” que le dan la contra.
Si Guaid贸 es el lugarteniente de L贸pez y Ar谩oz era la portavoz de la alianza entre el fujimorismo y el APRA (socialdem贸cratas movidos hacia la derecha), A帽ez se ha convertido en la pantalla que las fuerzas armadas y policiales y los grupos paramilitares usan pues 茅stos no se atreven a aparecer directamente a fin de evitar que se acuse al nuevo gobierno de ser una dictadura militar.
La situaci贸n constitucional de A帽ez es m谩s fr谩gil que la que pudiese haber tenido Guaid贸 o Ar谩oz se hubiesen logrado tener el respaldo de las instituciones armadas. Ella est谩 en minor铆a en una asamblea legislativa, la cual acaba de renovar su directiva colocando a partidarios de Evo Morales en la direcci贸n de sus dos c谩maras. En cualquier momento el congreso boliviano podr铆a votar nulo todo el proceso, por lo que A帽ez si quisiese mantenerse en palacio va a tener que aparecer m谩s abiertamente como un instrumento de los altos mandos y EEUU.
Si en los sesentas y setentas hubo una plaga de dictaduras militares comandadas por generales. Si a inicios del siglo a los gobiernos izquierdistas o nacionalistas (como los de Honduras, Paraguay o Brasil) se les cambi贸 con impeachments o golpes parlamentarios, lo que hoy vemos en los Andes es una nueva forma de querer hablar de democracia tumbando gobiernos democr谩ticamente electos mediante personalidades que se auto-proclamen como presidentes. Y, encima, todo esto, aunque estas mismas personas carezcan de grandes partidos o incluso de un historial propio de haber sido conocidos o populares.
Bolpress
En el 2019 se ha iniciado una nueva forma de llegar al poder. 脡sta no se da mediante el uso exclusivo de los votos o las botas, sino mediante auto-proclamaciones presidenciales.
En 3 de las 5 rep煤blicas andinas emancipadas por Sim贸n Bol铆var hace 2 siglos se ha venido dando durante este a帽o este nuevo fen贸meno. Primero fue en la patria del libertador cuando el 23 de enero Juan Guaid贸, presidente de la asamblea, decidi贸 auto-juramentarse como el presidente constitucional aunque no consult贸 ni inform贸 previamente de tal medida al parlamento que representa.
Despu茅s fue la sede de lo que fuese el gran virreinato sudamericano cuando al llegar octubre Mercedes Araoz, quien fue electa en el 2016 como la segunda vicepresidente de la rep煤blica, se puso la banda presidencial aduciendo el voto de la mayor铆a del congreso, el cual acababa de ser disuelto por el presidente Mart铆n Vizcarra.
Finalmente, fue el pa铆s que lleva el nombre de Bol铆var cuando el 12 de noviembre la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine A帽ez, se proclama como la nueva presidenta tras salir de una sesi贸n donde solo participaron unos 10 senadores y no hubo qu贸rum.
Tr铆o
De estos 3 casos es el primero de todos ellos el que fue el 煤nico que logr贸 congregar nutridas manifestaciones, primeras planas y amenazas de intervenci贸n militar por parte de EEUU y de sus aliados en la regi贸n. The Economist puso a Guaid贸 en su tapa (cosa que no ha hecho con otro sudamericano en el 2019) y adujo que 茅l hab铆a sido capaz de movilizar a un mill贸n de venezolanos. Los otros dos, Ar谩oz y A帽ez, han sido incapaces de movilizar gente.
El cierre del congreso peruano fue respondido con aplausos por una poblaci贸n que en su inmensa mayor铆a ped铆a que 茅ste sea renovado debido a graves denuncias de corrupci贸n o violaciones a los derechos humanos (las cuales han conllevado a que todos los 6 expresidentes vivos hasta este a帽o sean arrestados o procesados judicialmente), mientras que tan pocos fueron los que fueron a defender al parlamento peruano que Ar谩oz tuvo que desistir de sus intenciones a las 24 horas de haberse querido ser la primera mujer presidenta en la historia peruana.
Fuerza Popular, el partido que inicialmente controlaba unos 3/5 del congreso unicameral peruano, apenas hab铆a aglutinado entre ¼ y 1/5 de los votos emitidos en 2016. Este es el partido de los Fujimori, quienes el 5 de abril de 1992 lanzaron tanques a intervenir los poderes legislativo y judicial. Con esos antecedentes y teniendo a su ex presidente Alberto Fujimori y tambi茅n a su lideresa Keiko Fujimori en la c谩rcel bajo seria imputaciones de corrupci贸n, los fujimoristas no ten铆an posibilidades de apelar al pueblo, el cual, m谩s bien, festejaba su ca铆da.
A帽ez, a diferencia de Ar谩oz, nunca ha candidateado en ninguna plancha presidencial y tampoco ha llegado a ser primera ministra. Es m谩s, ella ni siquiera fue reelecta en el senado (ya sea como titular o como suplente) en las elecciones generales del 20 de octubre.
Guaid贸 puede arrogarse el hecho de haber sido nominado por la asamblea legislativa venezolana (que el gobierno considera que est谩 en desacato) y contar con una mayor铆a que le apoye. As铆 tambi茅n 茅l puede haberse proclamado en una concurrida manifestaci贸n y haber inicialmente liderado marchas con cientos de miles de personas. A帽ez, en cambio, cuenta con el respaldo de un 30% o menos de la Asamblea Legislativa y nunca ha liderado ninguna manifestaci贸n masiva.
Cuando ella apareci贸 en palacio presidencial de La Paz portando la banda presidencial en la noche del 12 de octubre, apenas unas cuantas personas locales le avivaba en la plaza Murillo. Sin embargo, horas antes una gran marcha de 60,000 bolivianos hab铆an caminado unos 15 o m谩s kil贸metros de largo desde la ciudad de El Alto pidiendo que ella no fue nominada presidente por considerarla una racista.
Mientras Guaid贸 y Ar谩oz se colocaron la banda presidencial contando con el respaldo de la mayor铆a congresal (del de Venezuela que el gobierno considera que no tiene poderes ni competencias, y del de Per煤 que fue suspendido por el presidente Vizcarra), A帽ez se encuentra en gran minor铆a dentro del parlamento.
Exitosa
Seg煤n la constituci贸n boliviana si un presidente renuncia a su puesto le reemplazan: 1) su vicepresidente electo; 2) la presidencia del senado; 3) la presidencia de los diputados. Como todos esos cargos, al igual que el de primer vicepresidente del senado, estaban en manos de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y todos ellos se negaban a suplantar a su l铆der en la jefatura del Estado, A帽ez decidi贸 que solamente ella pod铆a reclamar la presidencia.
A pesar que la carta magna boliviana estipula que no se acepta la renuncia de un presidente (del pa铆s o de una c谩mara) sin que pudiese sesionar la asamblea y 茅sta lo decida, A帽ez pas贸 por encima de todo ello y apareci贸 ungida como la nueva presidenta.
De las 3 figuras que se autoproclaman como presidentes solo Ar谩oz era relativamente conocida en su pa铆s antes de hacer ello, pero Guaid贸 y A帽ez eran unos virtuales desconocidos para la opini贸n p煤blica nacional e internacional.
Guaid贸 lleg贸 a ser titular de la asamblea venezolana sin que 茅l hubiese ganado una sola elecci贸n interna ya sea dentro de ese parlamento o dentro de su partido para lograr ser convertido en el jefe de su bancada. En Venezuela la Mesa de Unidad Democr谩tica hab铆a dispuesto que todos sus partidos se alternan anualmente y de manera rotatoria la presidencia de dicha asamblea donde este frente opositor es mayor铆a. Al cuarto a帽o de 茅sta le correspondi贸 al cuarto partido en importancia de dicho bloque, por lo que el turno pas贸 a Voluntad Popular. El jefe de este 煤ltimo partido, Leopoldo L贸pez, design贸 a dedo al cuarto en importancia dentro de su directiva a que ocupe dicho lugar pues los otros 3 dirigentes que estaban por encima de 茅l estaban impedidos ya sea por estar uno preso el otro asilado y uno m谩s refugiado en el exterior.
A帽ez llega a la presidencia por otro accidente. Resulta que ella era la segunda vicepresidenta del senado. A pesar que su partido (el Dem贸crata Social) apenas sac贸 el 4% de los votos emitidos en las elecciones generales del 20 de octubre y solo 1 de los 36 senadores y 3 de los 130 diputados, y que ella no fue re-electa como senadora, ella era la 煤nica que pod铆a reclamar la cadena de sucesi贸n, aunque la constituci贸n no menciona a la segunda vicepresidencia del senado en esa l铆nea ni autoriza que 茅sta ocupe la presidencia sin que la asamblea haya sesionado con qu贸rum.
Tanto Guaid贸 como Araoz se han llegado a reclamar como miembros de la Internacional Socialdem贸crata. Sin embargo, A帽ez milita en un partido cuyo nombre, emblema e ideas se inspiran en el anterior Partido Democr谩tico Social que es el heredero del partido m谩s a la derecha que tuvo la dictadura militar del Brasil (1964-85). El jefe y candidato presidencial del partido de A帽ez es 脫scar Ortiz, el presidente de la rama latinoamericana de la Uni贸n Democr谩tica Internacional en la cual est谩n los republicanos de Donald Trump, los conservadores colombianos y brit谩nicos y los partidos de los gobiernos de derecha de Paraguay, Argentina y Chile.
Pese a todos los intentos de EEUU de ayudar militar y financieramente a Guaid贸 para que 茅ste tome el poder y derroque al chavismo, dicho proyecto ha fracasado debido a que el alto mando castrense y policial de Venezuela se ha alineado con Nicol谩s Maduro.
En el caso peruano los EEUU y la OEA no tomaron la misma posici贸n que en Venezuela. A diferencia del chavismo Vizcarra ha sido uno de los principales propulsores del Grupo de Lima (ciudad capital de su gobierno), el cual tiene como meta producir un “cambio de r茅gimen” en Caracas. Vizcarra se alinea en cuestiones diplom谩ticas y econ贸micas dentro de la estrategia de Washington. De all铆 que Trump, lejos de querer minar a su aliado peruano, ha aceptado que 茅l disuelva el congreso, algo que jam谩s se lo permitir铆a a Maduro.
Fragilidad
En Bolivia, a diferencia de Venezuela, los mandos policiales y militares se rebelaron contra Evo Morales y le llamaron p煤blicamente a que dimita. Morales, a su vez, no cre贸 su cuerpo de milicias, las cuales en el caso venezolano bordean los 2 millones de combatientes. Sin el apoyo de las fuerzas armadas y sin que la Central Obrera Boliviana (COB) y otras organizaciones sociales aliadas quisiese sacar multitudes a las calles para socorrer, Morales calcul贸 que era mejor replegarse, no seguir el camino de Allende y dar paso a una situaci贸n en la cual no habr铆a l铆nea sucesoria y quedase deslegitimado cualquier posible recambio.
En el caso venezolano EEUU ha venido haciendo todo lo posible para lograr que Guaid贸 derroque a Maduro. Incluso ha hecho que por primera vez en sus 7 d茅cadas de existencia la Organizaci贸n de Estados Americanos (OEA) reconozca a un gobierno que no controla ni un pedazo de su territorio y que tiene embajadores, pero no ministros.
En el caso peruano EEUU y la OEA no le dieron ni luz verde ni amarilla a Ar谩oz por lo que inmediatamente ella tuvo que retractarse.
En el caso boliviano EEUU y la OEA si lograron su cometido pues lograron deponer a Morales y reemplazarlo por una persona ligada a ellos. Se trata del primer presidente autoproclamado que ha podido entrar al palacio de gobierno y ser apoyada por los altos mandos.
Por el momento, EEUU y la OEA tratan de presentar el cambio en Bolivia como una exitosa batalla de los comit茅s c铆vicos y la democracia para haber impedido un fraude electoral y una dictadura en ciernes. Sin embargo, la llegada de A帽ez al poder viene siendo muy resistida por los sectores m谩s pobres e ind铆genas que recuerdan de sus declaraciones llamando a que los indios vuelvan a sus comarcas o su desprecio hacia su bandera (la wiphala).
Cada vez m谩s crecen las fuertes medidas represivas. A la antigua presidenta del senado, Adriana Salvatierra, se le impidi贸 a golpes y con gas el poder ingresar al parlamento junto a varios colegas de su bancada. Varias manifestaciones han sido duramente reprimidas, incluso con balas, lo cual ha producido varios muertos. A帽ez, a su vez, ha declarado que su objetivo es desarticular al “socialismo del siglo XXI” y al viejo r茅gimen, para lo cual su prioridad es imponer el orden y llamar a los uniformados a responder con firmeza a las rebeliones y a los “subversivos” que le dan la contra.
Si Guaid贸 es el lugarteniente de L贸pez y Ar谩oz era la portavoz de la alianza entre el fujimorismo y el APRA (socialdem贸cratas movidos hacia la derecha), A帽ez se ha convertido en la pantalla que las fuerzas armadas y policiales y los grupos paramilitares usan pues 茅stos no se atreven a aparecer directamente a fin de evitar que se acuse al nuevo gobierno de ser una dictadura militar.
La situaci贸n constitucional de A帽ez es m谩s fr谩gil que la que pudiese haber tenido Guaid贸 o Ar谩oz se hubiesen logrado tener el respaldo de las instituciones armadas. Ella est谩 en minor铆a en una asamblea legislativa, la cual acaba de renovar su directiva colocando a partidarios de Evo Morales en la direcci贸n de sus dos c谩maras. En cualquier momento el congreso boliviano podr铆a votar nulo todo el proceso, por lo que A帽ez si quisiese mantenerse en palacio va a tener que aparecer m谩s abiertamente como un instrumento de los altos mandos y EEUU.
Si en los sesentas y setentas hubo una plaga de dictaduras militares comandadas por generales. Si a inicios del siglo a los gobiernos izquierdistas o nacionalistas (como los de Honduras, Paraguay o Brasil) se les cambi贸 con impeachments o golpes parlamentarios, lo que hoy vemos en los Andes es una nueva forma de querer hablar de democracia tumbando gobiernos democr谩ticamente electos mediante personalidades que se auto-proclamen como presidentes. Y, encima, todo esto, aunque estas mismas personas carezcan de grandes partidos o incluso de un historial propio de haber sido conocidos o populares.
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