NOTA de Mar铆a Galindo
Quemar las whiphalas -bandera que ha representado en todo el continente a los pueblos ind铆genas- de todas las instituciones p煤blicas es un acto fascista, pero igualmente fascista es todo embanderamiento de las ideas, los cuerpos y los espacios.
Entrar al Palacio de gobierno con una biblia y una carta en la mano para arrodillarse ante c谩maras con ning煤n mandato popular de legitimidad es un acto fascista y golpista.
Quemar las casas de integrantes del gobierno de Evo Morales es fascismo.
Quemar la casa del rector de la Universidad Publica, Waldo Albarrac铆n, que ha sido siempre un defensor de derechos humanos es un acto fascista de amedrentamiento social contra cualquiera que ose tomar la palabra, asumir una postura disidente contra Evo Morales o cuestionar el fraude electoral.
Estos son algunos de los ejemplos que est谩n inundando las pantallas de televisores y celulares en el mundo entero.
Escribo bajo una lluvia torrencial en una noche que la he bautizado ya como la Noche de los Cristales Rotos, porque est谩 destinada a sembrar miedo, a abrir todas las heridas de una sociedad colonial racista, mis贸gina y homof贸bica. El revanchismo ha tomado las calles en busca de sangre, en busca de enemigos.
Hoy en Bolivia lo m谩s subversivo es tener esperanzas, lo m谩s subversivo es el humor y la desobediencia, lo mas subversivo es no tener bando y es a eso a lo que nosotras estamos apostando una vez m谩s.
¿Qu茅 est谩 pasando?
No es f谩cil de explicarlo porque este conflicto a煤n no ha terminado. Fue creciendo y metamorfose谩ndose por horas. El conflicto vaci贸 ojos, paraliz贸 tres corazones y apale贸 incontables piernas y cabezas hasta convertir las calles de la ciudad de La Paz en un escenario de guerra, que se tranquiliz贸 por pocas horas con un mot铆n policial generalizado.
Evo ha denunciado ante la comunidad internacional que se trata de un golpe de Estado impulsado por la CIA y la oligarqu铆a fascista terrateniente cruce帽a y eso es en parte cierto, pero es s贸lo la mitad del conflicto.
Fuimos el 20 de octubre a unas elecciones generales a votar con la mansedumbre dulce propia de estas tierras, pero tanto las urnas como las papeletas estaban mojadas y vac铆as. Vac铆as de alternativas reales y mojadas por un fraude cuya magnitud ya ha denunciado la Comisi贸n de observaci贸n electoral de la Organizaci贸n de Estado Americanos y la Comisi贸n de observaci贸n electoral de la Uni贸n Europea.
Es por eso que el acto electoral no represent贸 sino la apertura de un conflicto latente en la sociedad boliviana y en la regi贸n. La crisis profunda de la democracia liberal representativa y de la forma “partido” como la forma exclusiva y oficial de hacer pol铆tica.
Falsa disputa entre izquierda y derecha
Me cansa volver a repetir que El Movimiento al Socialismo (MAS) est谩 exportando al mundo la idea de que lo que est谩 aconteciendo en Bolivia es un bloque popular progresista contra una derecha extrema y fundamentalista. El gobierno de Evo Morales fue desde hace muchos a帽os el instrumento de desmantelamiento de las organizaciones populares dividi茅ndolas, convirti茅ndolas en dirigencias corruptas y clientelares, haciendo pactos parciales de poder con los sectores m谩s conservadores de la sociedad incluidas las sectas cristianas fundamentalistas a las que les regal贸 la candidatura ilegal fascista de un pastor evang茅lico coreano, que fue avalado con el benepl谩cito del MAS.
Al mismo tiempo Evo Morales fue construyendo en torno de su figura un caudillismo que nos ha llevado al pa铆s entero y al propio proyecto masista a un callej贸n sin salida.
脡l es la figura 煤nica convertida de forma delirante en el s铆mbolo y la concentraci贸n de poder irreemplazable, en la figura portadora del mito del “presidente ind铆gena” cuyo 煤nico poder simb贸lico es el color de la piel, pues lleva adelante un gobierno habitado por un circulo corrupto de intelectuales y dirigentes que lo veneran porque lo necesitan como careta. Tal cual titulaba Franz Fanon en su libro Piel Negra, M谩scaras blancas. Evo es el caudillo y la m谩scara nada m谩s. Todo su contenido popular es meramente ret贸rico y eso ha llevado al hecho de que hoy est茅 al frente de un proyecto pol铆tico agotado, vac铆o y cuya 煤nica posibilidad de continuidad ha sido la destrucci贸n de toda forma de disidencia, critica, debate, producci贸n cultural o econ贸mica. Su modelo es neoliberal consumista, extractivista, ecocida y clientelar.
Es por esa raz贸n que frente al fraude electoral fue surgiendo r谩pidamente el repudio concentrado en una generaci贸n sub 25, muy joven y urbana, que fue la protagonista de esta resistencia de casi 20 d铆as.
La fascistizaci贸n del proceso: entre dos caudillos delirantes
En esos d铆as la palabra democracia fue siendo lentamente vaciada de contenido y convertida en un eslogan de grupos fascistas y fundamentalistas.
Evo Morales decidi贸 exaltar las manifestaciones racistas para victimizarse y usarlas de forma perversa, al punto que los actos de racismo cometidos en el paro se convirtieron en parte de la propaganda gubernamental amplificando su discurso y convirtiendo el racismo en un acto eficiente para el propio gobierno. Dado que el movimiento de cr铆tica fue y es exclusivamente urbano, el gobierno tambi茅n exalt贸 las contradicciones urbano-rurales, como si el conflicto fuese entre unos y otros. La intenci贸n fue usar ambas contradicciones para descalificar las cr铆ticas y ganar tiempo. El costo social no les import贸.
Frente al caudillismo evista, el proyecto cruce帽o enfrent贸 otro caudillo aparentemente antag贸nico, pero al mismo tiempo complementario. Un hombre blanco, empresario, presidente de un ente “c铆vico”, que us贸 el fanatismo religioso y un discurso abiertamente mis贸gino y que entre l铆neas promete a los hombres de la sociedad la recuperaci贸n del control sobre las mujeres. Al punto de que su brazo derecho, abogado y consejero, es el defensor de lo que en Bolivia se ha llamado la Manada boliviana, quienes violaron a su propia amiga en una noche de discoteca. El fundamentalismo religioso del c铆vico cruce帽o llamado Camacho vendi贸 la idea de la recuperaci贸n de la familia, la naci贸n y la persecuci贸n del “mal”; disfraz贸 sus racismo como inter茅s nacional y su misoginia como inter茅s de la familia. El antagonismo aparente exacerb贸 los 谩nimos, polariz贸 el conflicto, y sustituy贸 los argumentos por democracia y los convirti贸 en puestas en escena de enardecimiento machista. L@s j贸venes empezaron a desfilar con escudos y cuando la polic铆a se amotin贸, se convirti贸 inmediatamente de fuerza represora a h茅roes armados y protectores del conflicto.
Hoy con muchos millones de d贸lares de por medio se est谩 garantizando la lealtad del ejercito para alguno de los dos frentes en conflicto. Evo Morales o Camacho.
En ambos casos la salida es conservadora. La fascistizaci贸n del proceso ha silenciado a la sociedad civil y ha concentrado la decisi贸n en las c煤pulas m谩s sanguinarias de Morales o de Camacho.
Parlamento de las mujeres
Esto que les cuento ha sucedido en pocas horas en un proceso confuso de guerra intensa de fake news, que ha exacerbado todos los miedos: miedo a hablar, miedo a tomar posici贸n, miedo a no tener bando.
La capacidad de la poblaci贸n de procesar lo que esta sucediendo ha sido mutilada. No hay espacios de an谩lisis, ni de discusi贸n. La discusi贸n de la salida est谩 nuevamente lejos de la gente y muy confusa. Nadie que no tenga un arma parece tener derecho a hablar.
Es por ello que como parte de una serie infinita de acciones tomadas por Mujeres Creando estos d铆as hemos decidido abrir un espacio deliberativo de mujeres llam谩ndolo “Parlamento de las mujeres”, donde podamos dar voz a nuestras esperanzas, donde se instale un clima de di谩logo y argumentaci贸n, que es lo que esta fascistizacion nos esta arrebatando.
Hacerlo en medio de un clima que se ha convertido en la pugna entre dos golpes de Estado, entre dos fascismos, representa un esfuerzo de retornar al debate original sobre democracia. Necesitamos pensar, debatir y aportar soluciones concretas: esa es la tarea del Parlamento de las Mujeres, que retoma, pero en condiciones de emergencia, la propuesta nacida en la Grecia de Sypras y planteada por Paul Preciado.
Contra la privatizaci贸n de la pol铆tica: la crisis regional
Estoy convencida que los conflictos en Bolivia, Per煤, Ecuador y Chile muestran, con diferentes facetas y bajo diferentes contextos, la crisis de la democracia liberal representativa y la privatizaci贸n de la pol铆tica.
Todo el proceso neoliberal hab铆a ido reduciendo el contenido de la democracia a una suerte de acto burocr谩tico y de aparato eleccionario, y nada m谩s. Este proceso ha derivado en que las elecciones se hayan convertido en actos legitimadores de la exclusi贸n masiva de los intereses de la sociedad, de los intereses de sectores concretos, de las voces complejas que componen una sociedad en espectadores excluid@s legalmente del derecho de hablar, pensar y decidir.
A eso le llamo privatizaci贸n de la pol铆tica. Evo Morales, en su renuncia, dec铆a haber nacionalizado los recursos naturales en Bolivia, refiri茅ndose a la explotaci贸n del gas natural. Si bien esa nacionalizaci贸n es parcial, una cosa que ha hecho es privatizar la pol铆tica al punto que si no eras del partido ning煤n derecho ten铆as a decir nada, pero si eras del partido tampoco, puesto que las decisiones eran y son manejadas por una c煤pula cerrada. Eso ha creado alrededor un vac铆o democr谩tico gigante que es el espacio que el fascismo ha utilizado para instalar un contra-modelo caudillista, que coloque las frustraciones en el plano de una polarizaci贸n insalvable que solo sea resuelta por la v铆a del uso del terror, de la mentira, de la l贸gica del m谩s fuerte.
Esta misma crisis en Chile, Per煤 o Ecuador tiene caracter铆sticas diferentes, pero b谩sicamente expulsa a la sociedad y las luchas sociales por fuera de “la pol铆tica” y nos aleja de la idea de que las soluciones son “pol铆ticas”, son deliberativas o son en base a acuerdos. Se instala la fascistizaci贸n generalizada, el terror, para convertir las soluciones leg铆timas y los cuestionamientos sociales en escenarios de contraposici贸n violenta de fuerzas. A eso le vengo llamando la fase fascista del neoliberalismo.
La religi贸n por eso, en todos los casos, adquiere una preponderancia porque al negarle a la pol铆tica el espacio del discurso se abren los fanatismos alimentados por visiones “religiosas”, la captura de las libertades sexuales y las libertades de las mujeres es la recompensa que estos procesos prometen.
Lo invisible
El escenario se est谩 moviendo adem谩s con fuerzas invisibles no explicitadas que ponen el dinero, las armas, y que dise帽an estrat茅gicamente los escenarios de dolor y los relatos. Detr谩s est谩n los intereses de los proyectos chino, ruso y norteamericano no sobre Bolivia, sino sobre toda la regi贸n, pero tambi茅n la disputa por el yacimiento de litio m谩s grande del mundo, que est脿 sin explotar y sin dirimir en el salar de Uyuni, en Potos铆.
En Bolivia se est谩 disputando el control sobre Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua, por decir lo menos. Por lo que las protestas se han convertido en el escenario manipulado de las fuerzas que nos est谩n usando.
Desenlaces en lugar de soluciones
En el caso boliviano parece no haber soluci贸n: la gente esta presionada a asumir un bando seg煤n procesos identitarios fan谩ticos, seg煤n relatos que nada tienen que ver con los hechos, seg煤n relatos mesi谩nicos y caudillistas.
Es por eso que nosotras estamos concentrando nuestros esfuerzos en la discusi贸n m谩s b谩sica, no gastar las energ铆as en tratar de convencer a ninguno de los anillos fascistas que construyen sus respectivos relatos, sino afirmar los espacios sociales que venimos abriendo desde hace d茅cadas.
Retomar el espacio de nuestros propios cuerpos. Por eso la palabra democracia, que despierta ilusiones, puede ser convocante para preservar lo que tenemos, el lugar que ocupamos, las libertades que de hecho y sin permiso alguno ejercemos.
No 煤nicamente desde la activaci贸n de ideas, sino desde la activaci贸n de afectos, de las emociones. Por eso el humor, por muy ir贸nico que parezca, el humor social, la capacidad de burlarte de los relatos fascistas, ha surgido con mucha fuerza de forma espont谩nea desde todas las esquinas.
Si han convertido nuestros reclamos en la pregunta de ¿cu谩l es el m谩s macho, cu谩l es el m谩s fuerte? solicitamos un ring donde todos los actores en conflicto se agarren en un duelo a muerte entre ellos y a nosotr@s nos dejen en paz.
No somos carne de ca帽贸n.
https://www.lavaca.org/notas/bolivia-la-noche-de-los-cristales-rotos-por-maria-galindo/
Quemar las whiphalas -bandera que ha representado en todo el continente a los pueblos ind铆genas- de todas las instituciones p煤blicas es un acto fascista, pero igualmente fascista es todo embanderamiento de las ideas, los cuerpos y los espacios.
Entrar al Palacio de gobierno con una biblia y una carta en la mano para arrodillarse ante c谩maras con ning煤n mandato popular de legitimidad es un acto fascista y golpista.
Quemar las casas de integrantes del gobierno de Evo Morales es fascismo.
Quemar la casa del rector de la Universidad Publica, Waldo Albarrac铆n, que ha sido siempre un defensor de derechos humanos es un acto fascista de amedrentamiento social contra cualquiera que ose tomar la palabra, asumir una postura disidente contra Evo Morales o cuestionar el fraude electoral.
Estos son algunos de los ejemplos que est谩n inundando las pantallas de televisores y celulares en el mundo entero.
Escribo bajo una lluvia torrencial en una noche que la he bautizado ya como la Noche de los Cristales Rotos, porque est谩 destinada a sembrar miedo, a abrir todas las heridas de una sociedad colonial racista, mis贸gina y homof贸bica. El revanchismo ha tomado las calles en busca de sangre, en busca de enemigos.
Hoy en Bolivia lo m谩s subversivo es tener esperanzas, lo m谩s subversivo es el humor y la desobediencia, lo mas subversivo es no tener bando y es a eso a lo que nosotras estamos apostando una vez m谩s.
¿Qu茅 est谩 pasando?
No es f谩cil de explicarlo porque este conflicto a煤n no ha terminado. Fue creciendo y metamorfose谩ndose por horas. El conflicto vaci贸 ojos, paraliz贸 tres corazones y apale贸 incontables piernas y cabezas hasta convertir las calles de la ciudad de La Paz en un escenario de guerra, que se tranquiliz贸 por pocas horas con un mot铆n policial generalizado.
Evo ha denunciado ante la comunidad internacional que se trata de un golpe de Estado impulsado por la CIA y la oligarqu铆a fascista terrateniente cruce帽a y eso es en parte cierto, pero es s贸lo la mitad del conflicto.
Fuimos el 20 de octubre a unas elecciones generales a votar con la mansedumbre dulce propia de estas tierras, pero tanto las urnas como las papeletas estaban mojadas y vac铆as. Vac铆as de alternativas reales y mojadas por un fraude cuya magnitud ya ha denunciado la Comisi贸n de observaci贸n electoral de la Organizaci贸n de Estado Americanos y la Comisi贸n de observaci贸n electoral de la Uni贸n Europea.
Es por eso que el acto electoral no represent贸 sino la apertura de un conflicto latente en la sociedad boliviana y en la regi贸n. La crisis profunda de la democracia liberal representativa y de la forma “partido” como la forma exclusiva y oficial de hacer pol铆tica.
Falsa disputa entre izquierda y derecha
Me cansa volver a repetir que El Movimiento al Socialismo (MAS) est谩 exportando al mundo la idea de que lo que est谩 aconteciendo en Bolivia es un bloque popular progresista contra una derecha extrema y fundamentalista. El gobierno de Evo Morales fue desde hace muchos a帽os el instrumento de desmantelamiento de las organizaciones populares dividi茅ndolas, convirti茅ndolas en dirigencias corruptas y clientelares, haciendo pactos parciales de poder con los sectores m谩s conservadores de la sociedad incluidas las sectas cristianas fundamentalistas a las que les regal贸 la candidatura ilegal fascista de un pastor evang茅lico coreano, que fue avalado con el benepl谩cito del MAS.
Al mismo tiempo Evo Morales fue construyendo en torno de su figura un caudillismo que nos ha llevado al pa铆s entero y al propio proyecto masista a un callej贸n sin salida.
脡l es la figura 煤nica convertida de forma delirante en el s铆mbolo y la concentraci贸n de poder irreemplazable, en la figura portadora del mito del “presidente ind铆gena” cuyo 煤nico poder simb贸lico es el color de la piel, pues lleva adelante un gobierno habitado por un circulo corrupto de intelectuales y dirigentes que lo veneran porque lo necesitan como careta. Tal cual titulaba Franz Fanon en su libro Piel Negra, M谩scaras blancas. Evo es el caudillo y la m谩scara nada m谩s. Todo su contenido popular es meramente ret贸rico y eso ha llevado al hecho de que hoy est茅 al frente de un proyecto pol铆tico agotado, vac铆o y cuya 煤nica posibilidad de continuidad ha sido la destrucci贸n de toda forma de disidencia, critica, debate, producci贸n cultural o econ贸mica. Su modelo es neoliberal consumista, extractivista, ecocida y clientelar.
Es por esa raz贸n que frente al fraude electoral fue surgiendo r谩pidamente el repudio concentrado en una generaci贸n sub 25, muy joven y urbana, que fue la protagonista de esta resistencia de casi 20 d铆as.
La fascistizaci贸n del proceso: entre dos caudillos delirantes
En esos d铆as la palabra democracia fue siendo lentamente vaciada de contenido y convertida en un eslogan de grupos fascistas y fundamentalistas.
Evo Morales decidi贸 exaltar las manifestaciones racistas para victimizarse y usarlas de forma perversa, al punto que los actos de racismo cometidos en el paro se convirtieron en parte de la propaganda gubernamental amplificando su discurso y convirtiendo el racismo en un acto eficiente para el propio gobierno. Dado que el movimiento de cr铆tica fue y es exclusivamente urbano, el gobierno tambi茅n exalt贸 las contradicciones urbano-rurales, como si el conflicto fuese entre unos y otros. La intenci贸n fue usar ambas contradicciones para descalificar las cr铆ticas y ganar tiempo. El costo social no les import贸.
Frente al caudillismo evista, el proyecto cruce帽o enfrent贸 otro caudillo aparentemente antag贸nico, pero al mismo tiempo complementario. Un hombre blanco, empresario, presidente de un ente “c铆vico”, que us贸 el fanatismo religioso y un discurso abiertamente mis贸gino y que entre l铆neas promete a los hombres de la sociedad la recuperaci贸n del control sobre las mujeres. Al punto de que su brazo derecho, abogado y consejero, es el defensor de lo que en Bolivia se ha llamado la Manada boliviana, quienes violaron a su propia amiga en una noche de discoteca. El fundamentalismo religioso del c铆vico cruce帽o llamado Camacho vendi贸 la idea de la recuperaci贸n de la familia, la naci贸n y la persecuci贸n del “mal”; disfraz贸 sus racismo como inter茅s nacional y su misoginia como inter茅s de la familia. El antagonismo aparente exacerb贸 los 谩nimos, polariz贸 el conflicto, y sustituy贸 los argumentos por democracia y los convirti贸 en puestas en escena de enardecimiento machista. L@s j贸venes empezaron a desfilar con escudos y cuando la polic铆a se amotin贸, se convirti贸 inmediatamente de fuerza represora a h茅roes armados y protectores del conflicto.
Hoy con muchos millones de d贸lares de por medio se est谩 garantizando la lealtad del ejercito para alguno de los dos frentes en conflicto. Evo Morales o Camacho.
En ambos casos la salida es conservadora. La fascistizaci贸n del proceso ha silenciado a la sociedad civil y ha concentrado la decisi贸n en las c煤pulas m谩s sanguinarias de Morales o de Camacho.
Parlamento de las mujeres
Esto que les cuento ha sucedido en pocas horas en un proceso confuso de guerra intensa de fake news, que ha exacerbado todos los miedos: miedo a hablar, miedo a tomar posici贸n, miedo a no tener bando.
La capacidad de la poblaci贸n de procesar lo que esta sucediendo ha sido mutilada. No hay espacios de an谩lisis, ni de discusi贸n. La discusi贸n de la salida est谩 nuevamente lejos de la gente y muy confusa. Nadie que no tenga un arma parece tener derecho a hablar.
Es por ello que como parte de una serie infinita de acciones tomadas por Mujeres Creando estos d铆as hemos decidido abrir un espacio deliberativo de mujeres llam谩ndolo “Parlamento de las mujeres”, donde podamos dar voz a nuestras esperanzas, donde se instale un clima de di谩logo y argumentaci贸n, que es lo que esta fascistizacion nos esta arrebatando.
Hacerlo en medio de un clima que se ha convertido en la pugna entre dos golpes de Estado, entre dos fascismos, representa un esfuerzo de retornar al debate original sobre democracia. Necesitamos pensar, debatir y aportar soluciones concretas: esa es la tarea del Parlamento de las Mujeres, que retoma, pero en condiciones de emergencia, la propuesta nacida en la Grecia de Sypras y planteada por Paul Preciado.
Contra la privatizaci贸n de la pol铆tica: la crisis regional
Estoy convencida que los conflictos en Bolivia, Per煤, Ecuador y Chile muestran, con diferentes facetas y bajo diferentes contextos, la crisis de la democracia liberal representativa y la privatizaci贸n de la pol铆tica.
Todo el proceso neoliberal hab铆a ido reduciendo el contenido de la democracia a una suerte de acto burocr谩tico y de aparato eleccionario, y nada m谩s. Este proceso ha derivado en que las elecciones se hayan convertido en actos legitimadores de la exclusi贸n masiva de los intereses de la sociedad, de los intereses de sectores concretos, de las voces complejas que componen una sociedad en espectadores excluid@s legalmente del derecho de hablar, pensar y decidir.
A eso le llamo privatizaci贸n de la pol铆tica. Evo Morales, en su renuncia, dec铆a haber nacionalizado los recursos naturales en Bolivia, refiri茅ndose a la explotaci贸n del gas natural. Si bien esa nacionalizaci贸n es parcial, una cosa que ha hecho es privatizar la pol铆tica al punto que si no eras del partido ning煤n derecho ten铆as a decir nada, pero si eras del partido tampoco, puesto que las decisiones eran y son manejadas por una c煤pula cerrada. Eso ha creado alrededor un vac铆o democr谩tico gigante que es el espacio que el fascismo ha utilizado para instalar un contra-modelo caudillista, que coloque las frustraciones en el plano de una polarizaci贸n insalvable que solo sea resuelta por la v铆a del uso del terror, de la mentira, de la l贸gica del m谩s fuerte.
Esta misma crisis en Chile, Per煤 o Ecuador tiene caracter铆sticas diferentes, pero b谩sicamente expulsa a la sociedad y las luchas sociales por fuera de “la pol铆tica” y nos aleja de la idea de que las soluciones son “pol铆ticas”, son deliberativas o son en base a acuerdos. Se instala la fascistizaci贸n generalizada, el terror, para convertir las soluciones leg铆timas y los cuestionamientos sociales en escenarios de contraposici贸n violenta de fuerzas. A eso le vengo llamando la fase fascista del neoliberalismo.
La religi贸n por eso, en todos los casos, adquiere una preponderancia porque al negarle a la pol铆tica el espacio del discurso se abren los fanatismos alimentados por visiones “religiosas”, la captura de las libertades sexuales y las libertades de las mujeres es la recompensa que estos procesos prometen.
Lo invisible
El escenario se est谩 moviendo adem谩s con fuerzas invisibles no explicitadas que ponen el dinero, las armas, y que dise帽an estrat茅gicamente los escenarios de dolor y los relatos. Detr谩s est谩n los intereses de los proyectos chino, ruso y norteamericano no sobre Bolivia, sino sobre toda la regi贸n, pero tambi茅n la disputa por el yacimiento de litio m谩s grande del mundo, que est脿 sin explotar y sin dirimir en el salar de Uyuni, en Potos铆.
En Bolivia se est谩 disputando el control sobre Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua, por decir lo menos. Por lo que las protestas se han convertido en el escenario manipulado de las fuerzas que nos est谩n usando.
Desenlaces en lugar de soluciones
En el caso boliviano parece no haber soluci贸n: la gente esta presionada a asumir un bando seg煤n procesos identitarios fan谩ticos, seg煤n relatos que nada tienen que ver con los hechos, seg煤n relatos mesi谩nicos y caudillistas.
Es por eso que nosotras estamos concentrando nuestros esfuerzos en la discusi贸n m谩s b谩sica, no gastar las energ铆as en tratar de convencer a ninguno de los anillos fascistas que construyen sus respectivos relatos, sino afirmar los espacios sociales que venimos abriendo desde hace d茅cadas.
Retomar el espacio de nuestros propios cuerpos. Por eso la palabra democracia, que despierta ilusiones, puede ser convocante para preservar lo que tenemos, el lugar que ocupamos, las libertades que de hecho y sin permiso alguno ejercemos.
No 煤nicamente desde la activaci贸n de ideas, sino desde la activaci贸n de afectos, de las emociones. Por eso el humor, por muy ir贸nico que parezca, el humor social, la capacidad de burlarte de los relatos fascistas, ha surgido con mucha fuerza de forma espont谩nea desde todas las esquinas.
Si han convertido nuestros reclamos en la pregunta de ¿cu谩l es el m谩s macho, cu谩l es el m谩s fuerte? solicitamos un ring donde todos los actores en conflicto se agarren en un duelo a muerte entre ellos y a nosotr@s nos dejen en paz.
No somos carne de ca帽贸n.
https://www.lavaca.org/notas/bolivia-la-noche-de-los-cristales-rotos-por-maria-galindo/