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Ya no son menores migrantes sin acompañar

Son 60.000 personas adultas que precisan apoyo.


Grupo de menores migrantes no acompañados en una iglesia abandonada en Sicilia, Italia. La mayoría de ellos fueron trasladados a esta pequeña aldea sin posibilidad de elección.

Migrantes y refugiados

Las niñas y niños emigrantes que llegaron a Europa desde 2014 se han hecho mayores, pero su vida no es más fácil por llegar a la vida adulta. Distintas agencias de la ONU destacan que siguen necesitando ayuda ante las vicisitudes por las que atraviesan.


Entre los años 2014 y 2018 llegaron a Italia 60.000 adolescentes no acompañados que, desde esa fecha, han alcanzado la mayoría de edad y precisan de un apoyo continuo que les garantice una transición adecuada a la edad adulta, según destaca un nuevo informe que publican este viernes tres agencias de la ONU.

El estudio de UNICEF, la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones señala que estos jóvenes se enfrentan a una “transición triple” al cumplir los dieciocho años: el paso de la adolescencia a la edad adulta, el dolor emocional al cambiar de país y el trauma experimentado al salir de casa y tener que emprender viajes peligrosos.

Lo confirma la coordinadora del programa de migración de UNICEF en Italia, Anna Riatti, al indicar que "la posible pérdida de apoyo continuo para decenas de miles de jóvenes -debido a una distinción artificial basada en la edad- los pondrá en mayor riesgo de aislamiento social, violencia, abuso y un futuro incierto".

Por su parte, el representante de Agencia de la ONU para los Refugiados para el sur de Europa, Roland Schilling, destaca la complejidad de distinguir entre niños y adultos y señala que el eje fundamental de la publicación es resaltar que las personas que llegan a la mayoría de edad tienen necesidades específicas.

"Tener una comprensión más clara de los factores que favorecen u obstaculizan una transición positiva de ser un niño refugiado a convertirse en un adulto independiente, autosuficiente y resistente ayudará a los Estados a redoblar sus esfuerzos para proteger no sólo a los niños refugiados, sino también a una transición exitosa a la edad adulta".

Entre los factores que dificultan esta transición figuran la lentitud y complejidad de los procedimientos para obtener documentos legales; la discriminación y el racismo; la dificultad para acceder a la educación, a la formación y para encontrar trabajo; la superación de los traumas emocionales y el riesgo de violencia, en particular en el caso de las niñas.

En cambio, los elementos que favorecen a los jóvenes refugiados y migrantes durante este período decisivo en sus vidas incluyen las relaciones positivas con sus pares y tutores, el acceso a la escuela, la formación profesional y las oportunidades de empleo, así como a una vivienda segura y adecuada.

Entre los años 2014 y 2018, más de 70.000 niños refugiados y migrantes no acompañados y separados llegaron a Italia por mar, el 90% de los cuales tenían entre 15 y 17 años. Se estima que al menos 60.000 han cumplido 18 años durante los últimos cinco años.

Entre las recomendaciones de los tres organismos destacan:

A las autoridades italianas:
Adoptar una estrategia nacional multisectorial para aumentar la inclusión social de los jóvenes refugiados y migrantes que han cumplido recientemente 18 años, así como un Plan de Acción Nacional contra el racismo, la xenofobia y la discriminación.
Asegurar que los jóvenes tengan acceso a apoyo psicosocial, atención sanitaria, acceso a la educación, prevención y respuesta a la violencia de género, capacitación y servicios de empleo.
Proporcionar información a los jóvenes sobre los peligros de participar en actividades informales e ilegales como la trata y la explotación sexual.
Acelerar los trámites para el reconocimiento de títulos extranjeros.
Aumentar la participación de los jóvenes refugiados y migrantes en actividades sociales y recreativas.

A la Comisión Europea:
Facilitar la cooperación entre Estados miembros para determinar el interés que beneficie más a de cada niño y aplicar los mecanismos de reagrupación familiar.
Establecer un sistema que sirva para recopilar datos e información fidedigna sobre los niños refugiados y migrantes no acompañados y separados de sus familias, actuales y anteriores, a fin de reforzar los sistemas de protección.
Destinar recursos con cargo al próximo Fondo de la Comunidad Europea para el Asilo y la Migración que sirvan para reforzar y ampliar las buenas prácticas identificadas en el presente informe.




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