Ir al contenido principal

A modo de balance del 2019: preocupaciones y esperanzas para 2020

OPINIÓN de Joan del Alcàzar.- Cuando en estas mismas páginas hacíamos balance del 2018 afirmábamos que no sería recordado por su bonanza, sino más bien por su adversidad. Tanto en el ámbito internacional como en el interno, 2018 había sido marcado por problemas de gran calado que amenazaban con agravarse en 2019. Así ha sido.


Se han agudizado cuestiones como las migratorias y las medioambientales, si atendemos al ámbito internacional; mientras que, en el interno, se ha agravado la crisis de Estado por el Proceso catalán, aunque en estos precisos momentos disfrutamos de una brizna de esperanza en cuanto a la formación de un nuevo gobierno en Madrid; un ejecutivo multi-partidario y progresista que comience a reducir presión de la olla en la que nos hemos pasado todo el 2019.

Donald Trump -además de seguir explotando los miedos y las fobias relacionadas con el fenómeno migratorio- sigue siendo un prepotente enemigo del planeta, pero no está solo como se ha podido comprobar en la Cumbre del Clima de Madrid, que habría de haberse celebrado en Santiago de Chile. Tanto China como la India, que con los Estados Unidos son los países que se niegan a unir esfuerzos desde posiciones negacionistas, respaldan el grosero y grotesco Trump.

Pasarán los años, tampoco tendrán que ser demasiados, y serán millones de terrícolas los que se preguntarán cómo fue que no reaccionamos en los inicios de este siglo cuando vivíamos los diciembres con temperaturas de mayo, unas nevadas desmesuradas que se convertían en desbordamientos de ríos e inundaciones por el deshielo inmediatamente posterior, unas lluvias devastadoras que lo arrastraban todo o el imparable avance de la sequía hacia latitudes cada vez más septentrionales. Serán los que nos maldecirán por nuestra incapacidad para poner freno a la locura contaminadora; por nuestra pasividad ante la amenaza cada vez más explícita de que corremos desbocados hacia el desastre climático.

El mejor amigo europeo de Trump, Boris Johnson -también explotando los miedos y las fobias de los británicos- se ha salido con la suya, y el Brexit es inminente tras las elecciones que le han dado una amplia y contundente victoria. Ha resultado que el referéndum en el que los británicos votaron para irse de la Unión Europea no fue un accidente; no fue que una buena parte del pueblo británico fue engañado por unos desaprensivos que no habían vacilado en mentirles y en prometerles cosas imposibles. Dejando de lado a los escoceses, los británicos han confirmado el resultado de aquel plebiscito, y de paso han desnudado una vez más al Partido Laborista que no sabe ni qué decir ni qué hacer, tal y como su líder Jeremy Corbin. Ha quedado claro que el problema de la socialdemocracia no es si su programa es más moderado o más radical; sino que el verdadero problema es que ha perdido absolutamente su credibilidad; y ello en paralelo a la mansa y acrítica asunción de los dogmas neoliberales, convertidos en hegemónicos por buena parte de los electores.

En España todo ha girado durante 2019 en torno a Cataluña. La conversión de los post fascistas de Vox en la tercera fuerza del Parlamento de Madrid es una prueba definitiva de cómo el Procés ha polarizado la política española. Ahora, a las puertas del 2020, podríamos escribir, más o menos, palabras similares a aquellas con las que finalizábamos el balance del año 2018 hace doce meses, cuando afirmábamos que la tentación autoritaria de las derechas hispánicas constituía -y constituye- una amenaza a la que habrá que estar muy atentos. Hace un año pedíamos a los políticos responsables de las diversas organizaciones partidarias que trabajaran por la distensión para volver al terreno de la política; para que abandonáramos el de la represión y el de la judicialización. Hoy, hay que seguir insistiendo en esa idea.

Parece que ahora, recientemente, los partidos progresistas están en esa lógica. Percibimos a estas alturas unos débiles rayos de esperanza a los que nos acogemos cruzando los dedos y esperando el favor de los dioses. Ojalá sea así.

Pese a lo que pueda parecer, también hay otros motivos para no caer en el pesimismo ni en la melancolía contagiosa, y con ellos queremos terminar el año.

Kiko Llaneras firmaba recientemente una pieza en el diario El País bajo un sugerente y llamativo título: “El mundo no empeora, mejora”. Llaneras citaba 46 buenas noticias, obviamente de diferente calado. Voy a quedarme con las diez que me parecen más positivas para empezar este 2020 que ya tenemos ad portas.

1-Mueren menos niños. En 1960 uno de cada cinco se moría antes de cumplir cinco años; ahora sobreviven 24 de cada 25. Es así en todas partes. Desde 2000, la mortalidad infantil se redujo en 96 de los 97 países más pobres del mundo, con la única excepción de Siria. En África la mortalidad se redujo a la mitad, algo que no había ocurrido en los ochenta y los noventa.

2-La pobreza extrema no para de bajar en el mundo. En los últimos 30 años, el porcentaje de personas que viven en condiciones de pobreza extrema se ha reducido a una cuarta parte: pasó del 36% en 1990 a un 9% en 2018.

3-Estamos más educados. El analfabetismo ha caído desde el 44% al 15% en los últimos 30 años, según datos de la OCDE y la UNESCO.

4-En África subsahariana hay mejores casas. Los hogares más salubres (con agua, baño y espacio suficiente) se duplicaron entre 2000 y 2015, pasando del 11% al 23%.

5-Hay más mujeres en los Parlamentos. Las mujeres son el 24% de los parlamentarios en el mundo, comparado con el 13% de 1990. En Europa son el 28% y en los países nórdicos superan el 42%. En España son el 43% desde las elecciones de noviembre, aunque en abril llegaron a ser el 47%.

6-En China hay más mujeres universitarias. Las mujeres representan ahora más de la 50% de los estudiantes, mientras que en 1978 no llegaban a la cuarta parte.

7-En España cada vez hay más energía renovable. El año pasado produjo el 40% de su electricidad con energías renovables, más del doble que en 2007, cuando el consumo estaba en máximos y las fuentes limpias no llegaban al 20%. España supera la media de la UE.

8-Hay países europeos que están recuperando casi el 100% del plástico que se usa en envases. Pasa en Austria, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Noruega, pero en España sólo se recuperan dos terceras partes. El porcentaje que se recicla ha pasado del 59% en 2007 al 67% en 2016.

9-Los adolescentes españoles también beben menos. Sólo el 8% toma alcohol cada semana, una tercera parte que en 2006. Los jóvenes gastan menos en tabaco. Entre 1999 y 2015 los menores de 30 años redujeron el gasto en alcohol (un 33%) y en tabaco (50%).

10-Muere menos gente en guerras y ataques terroristas. Entre 1960 y 1990, los conflictos entre estados provocaron 4 de cada 100.000 muertos, pero desde el año 2000 han provocado menos de 1 de cada 100.000. Los muertos en ataques terroristas se redujeron un 33% en 2018, alcanzando la cifra más baja desde 2011.

Diez razones para encarar el nuevo año con un poco de optimismo. Hay vida más allá de Donald Trump y Boris Johnson; más allá de la formación de gobierno en Madrid o de la crisis catalana. Ambas cosas deberán ser resuelta y atenuada, respectivamente, pero si somos capaces de mirar más allá de nuestro ombligo particular quizás el 2020 sea un año propicio para la mayoría. Es una pincelada de esperanza para el año que ahora empezaremos.




">


ARCHIVOS

Mostrar más


OTRA INFORMACIÓN ES POSIBLE

Información internacional, derechos humanos, cultura, minorías, mujer, infancia, ecología, ciencia y comunicación

El Mercurio Digital (elmercuriodigital.es) se edita bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra información es posible




AI FREE: DIARIO LIBRE DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL