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Aznar y los comunistas

OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- El ex presidente Aznar ha declarado que vive angustiado por dos razones: una, porque los comunistas puedan entrar en el gobierno de Espa帽a por primera vez tras la guerra civil; dos, porque no est谩 dispuesto a aceptar la posibilidad que la naci贸n espa帽ola se rompa [sic].

Aznar, un hombre siempre agrio, de aquellos que tienen un problema para cada soluci贸n, ha recuperado el concepto, la etiqueta m谩s bien, de comunista como descalificaci贸n, casi como insulto. 脡l dictamina qui茅n es comunista, lo descalifica y, acto seguido, lo inhabilita como actor pol铆tico aceptable en la Espa帽a actual.

Al se帽or Aznar le parecer铆a de perlas que los post fascistas de Vox formaran parte del gobierno de Espa帽a [茅l los califica de constitucionalistas; ¡hay que tener cuajo!], como ya est谩n en Andaluc铆a y Madrid con la venia del Partido Popular. Pero no puede soportar la idea -de angustia habla-, que aquellos que 茅l considera los herederos de Pasionaria y Carrillo tengan responsabilidades ministeriales.

Afirma, adem谩s, que los comunistas son chavistas [sic], y est谩n aliados con los separatistas y los terroristas [vascos]. Nadie podr谩 negar que Aznar se mantiene fiel a sus mayores. Sigue pensando igual que Manuel Fraga en 1977, cuando en la campa帽a electoral ped铆a el voto para Alianza Popular: "Que nadie se equivoque: hay que hacerles frente a los enemigos de Espa帽a, que son el marxismo y el separatismo".

Dejando de lado la sobre-actuaci贸n de un personaje de la catadura moral del aludido, que es el 煤nico dirigente internacional implicado que todav铆a no ha pedido perd贸n por la guerra de Irak, no parece arriesgado afirmar que Aznar no sabe ni como son los comunistas espa帽oles, ni conoce m铆nimamente el papel que estos han jugado en la historia de Espa帽a. Tampoco sabe nada de lo que es el chavismo ni de cu谩l es su corpus doctrinal, algo de lo que podr铆amos hablar en otro momento. Como igualmente ser铆a oportuno, en otra ocasi贸n, poner el foco sobre tanto como 茅l ha hecho para provocar la desafecci贸n hacia Espa帽a de muchos de los que ahora descalifica como separatistas.

Es evidente que Aznar mantiene la misma idea sobre los comunistas que era la propia de la sociedad franquista inserta en la Guerra Fr铆a en la que creci贸; aquella en la que, como su colega Mayor Oreja, vivi贸 tan pl谩cidamente instalado.

Cuando sus mayores a煤n nos hac铆an ir con flores a Mar铆a y glorificaban la Cruzada del invicto caudillo, los comunistas espa帽oles ya hablaban -desde 1956- de Reconciliaci贸n Nacional, y eso que a煤n eran torturados y encarcelados, incluso ejecutados, por los poderes pol铆ticos en manos de la familia ideol贸gica de Aznar.

Cuando el joven Jos茅 Mar铆a Aznar publicaba art铆culos de prensa en contra de la aprobaci贸n de la Constituci贸n de la que ahora es el Supremo Sacerdote y palad铆n de su ortodoxia, los comunistas hab铆an enterrado en silencio a los abogados de Atocha y, al mismo tiempo, hab铆an aceptado la bandera bicolor y la monarqu铆a -entre las l谩grimas de muchos de sus militantes- en beneficio de la convivencia pac铆fica.

Cuando Aznar hizo todo lo que estuvo en su mano para privatizar el patrimonio industrial del Estado y para desregular todos los avances sociales de d茅cadas de lucha obrera, los comunistas le hicieron frente a cara descubierta desde las CCOO y desde otras entidades de la sociedad civil para preservar los derechos de los trabajadores y de los sectores populares espa帽oles.

Ahora dice, ni m谩s ni menos, que los que 茅l [des]califica como comunistas no pueden participar en las responsabilidades de gobierno de Espa帽a. ¿Por qu茅? ¿Qu茅 clase de espa帽oles son esos a los que Aznar discrimina, por razones ideol贸gicas, en contra de lo que dice la sacrosanta Constituci贸n?

¿Qui茅n es 茅l para decidir qu茅 votos de los espa帽oles habilitan o no para formar parte de un gobierno en Madrid? ¿Desde qu茅 Espa帽a nos habla Aznar? ¿Ser谩 que la angustia le perjudica el entendimiento o ser谩 que mantiene una concepci贸n similar a la que explica la indignidad del alcalde de Madrid de retirar los nombres de los republicanos fusilados en los muros del cementerio de la Almudena?

Seguramente el alcalde Mart铆nez-Almeida y Aznar piensan, como escrib铆a Jes煤s Cintora, que estuvieron muy bien fusilados, y que no se merecen ning煤n recuerdo ni homenaje.

La angustia de Aznar le viene provocada sencillamente porque no es dem贸crata, y por qu茅 no ha asumido aquello de la soberan铆a de los ciudadanos, ni lo de la alternancia en el gobierno seg煤n dicten las urnas. Aznar es un franquista de manual, que nunca podr谩 dejar atr谩s lo que mam贸 de peque帽o en la Espa帽a de la dictadura contra la que lucharon los comunistas; una lucha valerosa que tanto contribuy贸 a alcanzar las libertades y a asegurar la convivencia en las Espa帽as, por cierto, a un precio elevad铆simo en dolor y en l谩grimas.

Aznar no habr谩 pensado en el resultado de las elecciones de 1977, ni en lo que signific贸 para el Partido Comunista de Espa帽a y sus militantes. Aznar, por tanto, nunca ha valorado que los comunistas aceptaran resignada y dignamente lo que hab铆an dicho las urnas, en las que los ciudadanos no recompensaron lo que hab铆an sido cuarenta a帽os de lucha casi en solitario contra la dictadura de Franco.

Tampoco habr谩 pensado en lo que significaron las elecciones de 1982, en las que la candidatura comunista obtuvo s贸lo cuatro esca帽os en el Parlamento. Aznar nunca habr谩 pensado que los comunistas acataron el veredicto de la ciudadan铆a sin decir esta boca es m铆a. A diferencia de 茅l, que a煤n busca culpables para el resultado que, muchos a帽os despu茅s, dio la victoria al PSOE de Zapatero.

Seguramente Aznar es el presidente de gobierno que ha generado m谩s tensiones innecesarias en la Espa帽a reciente, el m谩s sectario y el m谩s autoritario. Tambi茅n el que menos ha aprendido de la historia del pa铆s del que fue presidente durante ocho a帽os. Un per铆odo en el que pas贸 de reconocer y negociar con el Movimiento de Liberaci贸n Nacional Vasco (MLNV) y de hablar catal谩n en la intimidad [sic], a liderar la "derecha sin complejos" re-centralizadora y castellanista.

Este curr铆culo, sin embargo, no le quitar铆a ni un gramo de legitimidad para volver a ser presidente si es que los electores volvieran a votarlo m谩s que a ning煤n otro candidato y/o consiguiera conformar una mayor铆a de gobierno en el Parlamento de Madrid.

Esto es lo que tiene la democracia, que debe gobernar el candidato que logra el mayor apoyo en la C谩mara de los Diputados. Pero esto a Jos茅 Mar铆a Aznar le importa un bledo. 脡l no respeta otra democracia que no sea la que le d茅 el gobierno a 茅l o a sus correligionarios. Los otros candidatos, por definici贸n, han recibido votos de peor calidad que los suyos; son votos indignos y peligrosos, y -como ocurre ahora- abocan necesariamente a un escenario apocal铆ptico.

Porque lo dice 茅l. Y punto.

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