OPINI脫N de Emilio Cafassi.- Escrib铆a en uno de los art铆culos de este mes en Caras&Caretas que en Uruguay quedaba un esfuerzo tit谩nico por lograr reconquistar la “capacidad de movilizaci贸n, persuasi贸n y denuncia sin el cual ser谩 imposible recuperar el enorme terreno perdido en materia de apego electoral”. Al momento de redactar esto, no hay veredicto de la Corte Electoral confirmando de este modo que la recuperaci贸n adopt贸 un formato de epopeya, m谩s all谩 de las probabilidades de que en el recuento final de los votos observados, el Poder Ejecutivo quede en manos de la derecha. Tambi茅n suger铆a que independientemente del resultado del balotaje, no deb铆a dejarse pasar la oportunidad de escuchar la alarma que supuso una ca铆da estrepitosa en la primera vuelta respecto a la 煤ltima elecci贸n. La entend铆 como resultante de varias deserciones en materia de participaci贸n en la vida frentista. Un llamado a revisar cr铆ticamente el funcionamiento del Frente Amplio (FA) y dar inicio a un debate por su refundaci贸n organizativa, su rearme te贸rico e ideol贸gico, su necesaria renovaci贸n generacional.
No era optimista respecto a alcanzar semejante distancia electoral entre las dos vueltas en tan solo un mes. Ven铆a recibiendo comentarios sobre el reavivamiento del entusiasmo militante en viejos actores sin necesaria sede organizativa (sea de base o sectorial) y nuevos protagonistas de franjas etarias menores, pero me resultaba y sigue resultando dif铆cil de mensurar a la distancia. Algo similar parece haberle sucedido a las empresas de encuestadores profesionales, sin distancia alguna. Es un hecho pol铆tico y social que nunca deber铆a excluirse del an谩lisis porque expresar铆a los efectos electorales de una proporci贸n de la militancia que se vio aletargada o que dej贸 de encontrar hospitalidad y contenci贸n en la estructura pol铆tica. Encarar tales revisiones a la luz de este acontecimiento, ser谩 un ejercicio veraniego indispensable. Particularmente en lo que a lo propositivo refiere porque desmiente la inevitabilidad de la abulia, el desinter茅s o la fatiga del militante. Hipotetizo que esto ocurre cuando imagina que puede influir en su propio destino, de forma tal que al FA se le presenta el desaf铆o de reafilarse como herramienta pol铆tica para permitir a la militancia decidir sobre s铆 y sobre su entorno.
La expresi贸n popular con la que la actual vicepresidenta Luc铆a Topolansky explic贸 la realidad electoral de la primera vuelta del 2014 en la que los encuestadores vaticinaban inalcanzable las mayor铆as parlamentarias, a la que varias veces alud铆 por su contundencia sint茅tica, no debe escapar de una primera aproximaci贸n como la de estos d铆as. Por el contrario, cierta ilusi贸n de que las t谩cticas electoralistas y de marketing, o simplemente las tradiciones y la memoria popular resolver铆an en la elemental y pasiva actividad de inserci贸n de una papeleta, lo que se ven铆a perdiendo en materia de presencia militante y movilizaci贸n popular. Aquel susto y el presente, hoy deber铆an dar paso a reflexi贸n y cambios.
Pero as铆 como en la primera vuelta el FA sufri贸 las consecuencias, no deben soslayarse otras derrotas en esta oportunidad. La primera de las cuales es la de lo que llamar铆a el “ningunismo”, es decir el de los llamamientos (supuestamente por izquierda) a la anulaci贸n del voto o al voto en blanco, bajo el argumento disparatado de que ambas alternativas son id茅nticas o bien sist茅micas, etc. Casi no ha habido incremento entre la primera y segunda vuelta. Ser谩 muy dif铆cil desmentir que no sean los mismos ciudadanos, de forma tal que los electores de esas opciones se han inclinado por alguna de la disyuntiva. El otro gran derrotado es el candidato de la derecha, Lacalle Pou que conform贸 una coalici贸n electoral con las 5 opciones de la rancia derecha y el neofascismo. La misma que si obtiene consenso dominar谩 holgadamente los escenarios parlamentarios, pero que en esta instancia convertir谩 a su candidato al ejecutivo, en caso de imponerse, en el primer presidente que no obtiene mayor铆a absoluta, a煤n en ballotage.
En lo que al FA refiere, no s贸lo deber铆an debatirse aspectos cualitativos como algunos de los apenas aqu铆 esbozados, sino tambi茅n -sin dejar de reconocer la magnitud de lo recuperado- la importante distancia que a煤n nos separa tanto del punto m谩ximo de inflexi贸n del 2004, cuanto a la 煤ltima elecci贸n en segunda vuelta. En el ballotaje, se logr贸 casi la misma cantidad y proporci贸n que en la primera vuelta de 2014, una recuperaci贸n de cerca de 190.000 votos. Algo hist贸rico aunque cerca de 100.000 votos menos del 煤ltimo triunfo de Tabar茅 V谩zquez. No niego que la remontada merece celebraci贸n pero sospecho que una proporci贸n de la euforia proviene de la propagandizaci贸n de los medios hegem贸nicos del supuesto triunfo de la derecha por importantes m谩rgenes, ampliando inclusive el error de encuestadores. Hasta la elecci贸n de 5 a帽os atr谩s el caudal electoral del FA, si bien 4% por debajo de su apogeo enga帽aba con mantenerse casi constante a pesar de la ca铆da sistem谩tica de sus votos en las internas, cosa que no se traduce mec谩nicamente en caudal militante, pero en alguna proporci贸n guarda correlato, es s铆ntoma.
Convertir el resultado del domingo -que a primera vista parece ser un estertor de rechazo, no exento de espanto por la candidatura y las alianzas de las derechas- requiere adem谩s de apelaciones a la racionalidad, concebir arquitecturas organizativas y tareas a煤n vacantes. No son lejanos los antecedentes de movimientismo y autorganizaci贸n motivados en la oposici贸n a iniciativas, como lo fueron el rechazo por refer茅ndum de 2014 llamado “no a la baja” (de edad de imputabilidad) y el reciente contra la intervenci贸n militar de la seguridad, sin que las bravatas de asesinos golpistas se hubieran expresado a煤n en el continente y en el propio Uruguay. En ambos casos, por cerca del 47% eludiendo la afirmativa. Guarismo tan pr贸ximo al porcentual obtenido por el candidato del FA, Daniel Mart铆nez.
Entretanto, ser谩 necesario prepararnos para algo m谩s que resistir. Digamos construir.
No era optimista respecto a alcanzar semejante distancia electoral entre las dos vueltas en tan solo un mes. Ven铆a recibiendo comentarios sobre el reavivamiento del entusiasmo militante en viejos actores sin necesaria sede organizativa (sea de base o sectorial) y nuevos protagonistas de franjas etarias menores, pero me resultaba y sigue resultando dif铆cil de mensurar a la distancia. Algo similar parece haberle sucedido a las empresas de encuestadores profesionales, sin distancia alguna. Es un hecho pol铆tico y social que nunca deber铆a excluirse del an谩lisis porque expresar铆a los efectos electorales de una proporci贸n de la militancia que se vio aletargada o que dej贸 de encontrar hospitalidad y contenci贸n en la estructura pol铆tica. Encarar tales revisiones a la luz de este acontecimiento, ser谩 un ejercicio veraniego indispensable. Particularmente en lo que a lo propositivo refiere porque desmiente la inevitabilidad de la abulia, el desinter茅s o la fatiga del militante. Hipotetizo que esto ocurre cuando imagina que puede influir en su propio destino, de forma tal que al FA se le presenta el desaf铆o de reafilarse como herramienta pol铆tica para permitir a la militancia decidir sobre s铆 y sobre su entorno.
La expresi贸n popular con la que la actual vicepresidenta Luc铆a Topolansky explic贸 la realidad electoral de la primera vuelta del 2014 en la que los encuestadores vaticinaban inalcanzable las mayor铆as parlamentarias, a la que varias veces alud铆 por su contundencia sint茅tica, no debe escapar de una primera aproximaci贸n como la de estos d铆as. Por el contrario, cierta ilusi贸n de que las t谩cticas electoralistas y de marketing, o simplemente las tradiciones y la memoria popular resolver铆an en la elemental y pasiva actividad de inserci贸n de una papeleta, lo que se ven铆a perdiendo en materia de presencia militante y movilizaci贸n popular. Aquel susto y el presente, hoy deber铆an dar paso a reflexi贸n y cambios.
Pero as铆 como en la primera vuelta el FA sufri贸 las consecuencias, no deben soslayarse otras derrotas en esta oportunidad. La primera de las cuales es la de lo que llamar铆a el “ningunismo”, es decir el de los llamamientos (supuestamente por izquierda) a la anulaci贸n del voto o al voto en blanco, bajo el argumento disparatado de que ambas alternativas son id茅nticas o bien sist茅micas, etc. Casi no ha habido incremento entre la primera y segunda vuelta. Ser谩 muy dif铆cil desmentir que no sean los mismos ciudadanos, de forma tal que los electores de esas opciones se han inclinado por alguna de la disyuntiva. El otro gran derrotado es el candidato de la derecha, Lacalle Pou que conform贸 una coalici贸n electoral con las 5 opciones de la rancia derecha y el neofascismo. La misma que si obtiene consenso dominar谩 holgadamente los escenarios parlamentarios, pero que en esta instancia convertir谩 a su candidato al ejecutivo, en caso de imponerse, en el primer presidente que no obtiene mayor铆a absoluta, a煤n en ballotage.
En lo que al FA refiere, no s贸lo deber铆an debatirse aspectos cualitativos como algunos de los apenas aqu铆 esbozados, sino tambi茅n -sin dejar de reconocer la magnitud de lo recuperado- la importante distancia que a煤n nos separa tanto del punto m谩ximo de inflexi贸n del 2004, cuanto a la 煤ltima elecci贸n en segunda vuelta. En el ballotaje, se logr贸 casi la misma cantidad y proporci贸n que en la primera vuelta de 2014, una recuperaci贸n de cerca de 190.000 votos. Algo hist贸rico aunque cerca de 100.000 votos menos del 煤ltimo triunfo de Tabar茅 V谩zquez. No niego que la remontada merece celebraci贸n pero sospecho que una proporci贸n de la euforia proviene de la propagandizaci贸n de los medios hegem贸nicos del supuesto triunfo de la derecha por importantes m谩rgenes, ampliando inclusive el error de encuestadores. Hasta la elecci贸n de 5 a帽os atr谩s el caudal electoral del FA, si bien 4% por debajo de su apogeo enga帽aba con mantenerse casi constante a pesar de la ca铆da sistem谩tica de sus votos en las internas, cosa que no se traduce mec谩nicamente en caudal militante, pero en alguna proporci贸n guarda correlato, es s铆ntoma.
Convertir el resultado del domingo -que a primera vista parece ser un estertor de rechazo, no exento de espanto por la candidatura y las alianzas de las derechas- requiere adem谩s de apelaciones a la racionalidad, concebir arquitecturas organizativas y tareas a煤n vacantes. No son lejanos los antecedentes de movimientismo y autorganizaci贸n motivados en la oposici贸n a iniciativas, como lo fueron el rechazo por refer茅ndum de 2014 llamado “no a la baja” (de edad de imputabilidad) y el reciente contra la intervenci贸n militar de la seguridad, sin que las bravatas de asesinos golpistas se hubieran expresado a煤n en el continente y en el propio Uruguay. En ambos casos, por cerca del 47% eludiendo la afirmativa. Guarismo tan pr贸ximo al porcentual obtenido por el candidato del FA, Daniel Mart铆nez.
Entretanto, ser谩 necesario prepararnos para algo m谩s que resistir. Digamos construir.