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Ir al banco, no por dinero, sino por alimentos

En 2020, se espera que m谩s personas pasen hambre y necesiten ayuda para alimentar a sus familias en los pa铆ses m谩s ricos del mundo.


Kartik Raj.- Tal como lo document贸 Human Rights Watch, el Reino Unido es un claro ejemplo de ello. Desde que en 2010 empezaron los recortes al gasto p煤blico destinado al bienestar de las familias con menos recursos, la red m谩s grande de bancos de alimentos de ese pa铆s —que se encarga de dos tercios de la distribuci贸n de alimentos del Reino Unido– utiliza cincuenta veces m谩s que antes, lo que representa un incremento sideral. Tan solo el a帽o pasado entreg贸 1,6 millones de paquetes de emergencia para tres d铆as. Los bancos de alimentos m谩s peque帽os e independientes, que hace 10 a帽os eran unos pocos en todo el pa铆s, ahora son cerca de 820.

Las escuelas, jardines de infantes, centros comunitarios, entidades ben茅ficas locales y grupos religiosos han intervenido para cubrir las carencias provocadas por una d茅cada de recortes; hoy en d铆a, muchos brindan alimentos a familias vulnerables en las que, a menudo, los padres trabajan, e incluso se aseguran de que los ni帽os reciban una comida caliente durante las vacaciones escolares.

Esto no solo ocurre en el Reino Unido. La red Tafel de Alemania, formada por aproximadamente 940 bancos de alimentos (o comedores), que inici贸 sus actividades en 1993, brind贸 alimentos a 1,65 millones de personas el a帽o pasado, con una demanda en constante aumento en los 煤ltimos 15 a帽os, ya que cada vez hay m谩s mujeres, ni帽os y personas mayores que necesitan este tipo de asistencia.

En Francia, la red Restos du Coeur (Restaurantes del Coraz贸n) entreg贸 alrededor de 130 millones de comidas durante 2017 y 2018 (el 煤ltimo a帽o respecto del cual tienen cifras) a trav茅s de su programa de asistencia alimentaria de emergencia. Un tercio de esa asistencia se destin贸 a familias monoparentales, y hay una creciente inquietud respecto de las personas mayores que quedan abandonadas y dependen de la asistencia.

Algunos analistas que han estudiado de qu茅 manera, en el transcurso de las d茅cadas, los bancos de alimentos se han convertido en algo cotidiano en Estados Unidos y Canad谩, han advertido que, si no se aplica una estrategia clara para abordar el hambre y mejorar la seguridad social, es probable que el uso de la asistencia alimentaria pase a considerarse normal y se convierta en algo permanente.

Este hambre, que durante mucho tiempo fue caracter铆stico de los pa铆ses m谩s pobres, corre el riesgo de normalizarse en los m谩s ricos, lo cual a su vez mella la confianza de las personas en las instituciones democr谩ticas y las sociedades con recursos relativamente abundantes en las que viven.

El Brexit podr铆a agravar la problem谩tica del hambre en el Reino Unido, en especial, si ese pa铆s decide abandonar la Uni贸n Europea sin haber llegado a un acuerdo. A los proveedores de asistencia alimentaria del Reino Unido les preocupa que la salida abrupta y sin planificaci贸n de la UE pueda alterar el abastecimiento de alimentos y causar alzas repentinas en los precios para los consumidores de m谩s bajos recursos del pa铆s, cuyos ingresos ser铆an los m谩s golpeados por los problemas econ贸micos en el corto plazo.

En Francia, en medio de las protestas multitudinarias por el nivel de vida y las reformas en las leyes laborales, el Gobierno ha comenzado a reestructurar los beneficios de desempleo y se estima que, en 2020, incorporar谩 cambios en las pensiones p煤blicas con el fin de abordar los d茅ficits. Es probable que esto signifique que m谩s personas necesitar谩n la ayuda de los Restos du Coeur para poder comer lo suficiente.

En Alemania, el a帽o que viene habr谩 interesantes debates en la justicia sobre la legalidad de reducir la ayuda de bienestar para solicitantes de asilo —alrededor de 127 000 en los primeros nueve meses de 2019, lo que pondr铆a a muchos de ellos en dificultades para alimentarse—, teniendo en cuenta que la Constituci贸n alemana garantiza “una existencia m铆nima digna”.

Es dif铆cil ver un lado esperanzador en el hecho de que haya hambre y en el uso de bancos de alimentos en pa铆ses que cuentan con recursos m谩s que suficientes para asegurarse de que todos puedan tener comida en la mesa.

A煤n as铆, es alentador ver que en el Reino Unido existe una amplia coalici贸n de organizaciones de la sociedad civil que logran comprometer a partidos pol铆ticos para que adopten pol铆ticas tendientes a que el derecho a la alimentaci贸n sea exigible en el derecho interno. En t茅rminos m谩s amplios, la discusi贸n sobre si la alimentaci贸n es o no un derecho humano permitir铆a que el Reino Unido abandone una conversaci贸n sobre derechos humanos que suele tener connotaciones t贸xicas, por otra que sea m谩s cercana al p煤blico general.

En Francia, una ley de 2016 exige que las grandes tiendas de venta minorista de alimentos se cercioren de que aquellos que tengan una fecha de vencimiento cercana se entreguen a quienes los necesiten, en lugar de desperdiciarse. Esta ley todav铆a no se aplica plenamente. Sin embargo, las primeras se帽ales son prometedoras y han inspirado a activistas a exigirles a otros productores de alimentos (agricultores, plantas de procesamiento y restaurantes) que tomen medidas similares. Tambi茅n es necesario que el Estado adopte medidas que garanticen que todos tengan los medios para alimentar a sus familias.

Las organizaciones de la sociedad civil habituadas a usar la terminolog铆a de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030 en sus iniciativas de asistencia internacionales tienen ahora que articular algunos de esos mismos objetivos —erradicar la pobreza y lograr el hambre cero— de derechos humanos en sitios m谩s pr贸ximos dentro de su pa铆s.

Si se establecieran protecciones legales m谩s adecuadas, se realizaran mediciones m谩s precisas y se obtuvieran respuestas m谩s s贸lidas en materia de pol铆ticas, la problem谩tica del hambre, que es totalmente evitable, podr铆a reducirse de manera dr谩stica. El hambre en los pa铆ses ricos no es irremediable, y los bancos de alimentos no reemplazan la acci贸n estatal. Tal como lo han advertido el ex relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentaci贸n y otros 57 destacados acad茅micos y actores de organizaciones no gubernamentales, nunca debemos acostumbrarnos a la idea de destinar “los restos de comida a los desfavorecidos”.

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