Durante un discurso en la universidad New School de Nueva York, António Guterres dijo que observa una enorme injusticia alrededor del mundo, “un abuso que pide nuestra atención”: la desigualdad de género y la discriminación contra las mujeres y las niñas.
“En todas partes, las mujeres están peor que los hombres simplemente por ser mujeres. Las migrantes y refugiadas, las discapacitadas y las que pertenecen a cualquier tipo de minoría se enfrentan a barreras aún mayores.”
Añadió que este tipo de discriminación es perjudicial para todo el mundo y recurrió a un contexto histórico para explicarlo.
Y no se detuvo ahí. Destacó que la participación igualitaria de las mujeres es vital para la estabilidad, ayuda a prevenir conflictos y promueve un desarrollo sostenible e inclusivo. “La igualdad de género es el prerrequisito para un mundo mejor.”
Tras recordar que las mujeres llevan siglos luchando por sus derechos, subrayar los avances que consiguieron en el siglo XX y citar a Malala Yousafzai y Nadia Murad como actuales modelos femeninos que rompen barreras y crean nuevos ejemplos de liderazgo, dijo que la situación de los derechos de las mujeres sigue siendo nefasta.
“La desigualdad y la discriminación son la norma, en todas partes. El progreso se ha desacelerado y, en algunos casos, se ha dado marcha atrás. Hay un fuerte e implacable retroceso de los derechos de las mujeres.”
Como ejemplo de ello mencionó el alcance de nivel “epidémico” de la violencia contra las mujeres, la reversión o el debilitamiento de la cobertura legal contra la violación y la violencia doméstica- “la violación dentro del matrimonio sigue siendo legal en 34 países”- los escenarios de acoso y las amenazas y el abuso al que se enfrentan las figuras públicas femeninas.
En este renglón advirtió que estas desigualdades se pueden arraigar aún más en la era digital.
“Ni siquiera la fama de Hollywood protege a las mujeres de los hombres que ejercen poder físico, emocional y profesional sobre ellas. Aplaudo a las que han hablado con valentía y han contraatacado”, señalo en referencia al movimiento #MeToo.
Guterres denunció la “capa oculta de desigualdad” que está “incrustada” en las instituciones y estructuras que controlan nuestras vidas, pero que se fundamentan en las necesidades de sólo la mitad de la población.
“La escritora Caroline Criado Pérez lo llama el pensamiento del "hombre por defecto": la premisa incuestionable de que los hombres son comunes, y las mujeres son una anormalidad. Esto ha llevado a la mayor falta de datos del mundo. No se contabiliza a las mujeres y sus experiencias no se tienen en cuenta”, describió.
Las consecuencias de esta anomalía se pueden ver en cualquier parte “desde los baños hasta las rutas de autobuses”, pasando por los asientos y cinturones de seguridad diseñados pensando solo en los hombres o en los trajes espaciales que siguen el mismo patrón.
En el primer apartado destacó que la violación y la esclavitud sexual se usan como táctica de guerra de forma habitual, y que la misoginia forma parte de la ideología de casi todos los grupos extremistas violentos.
Recordó en contraste que la participación de mujeres encargadas de la toma de decisiones en los procesos de mediación conduce a una paz más duradera y sostenible.
Consideró que la actual crisis climática es resultado de decisiones que fueron tomadas principalmente por hombres, pero que tienen un impacto desproporcionado en las mujeres y niñas.
“La sequía y la hambruna implica que las mujeres tengan que trabajar más duro para encontrar alimentos y agua, mientras que las olas de calor, las tormentas y las inundaciones matan a más mujeres y niñas que a hombres y niños”, afirmó.
Recordó que las mujeres todavía ganan 77 centavos por cada dólar ganado por los hombres y que la última pesquisa del Foro Económico Mundial señala que hasta el año 2255 no se cerrará la brecha de género salarial.
“La igualdad de derechos y oportunidades económicas de las mujeres representan un imperativo mundial, si queremos construir una globalización justa que funcione para todos”, sostuvo.
Del mismo modo, abogó por que las mujeres desempeñen un papel igualitario en el diseño de las tecnologías digitales, un campo eminentemente masculino, y enfatizó el gran avance de la participación femenina en la política durante los últimos 25 años.
Por último, se comprometió a incrementar su apoyo a la igualdad de género en todas las áreas de la Organización durante los próximos dos años e insistió en la necesidad de transformar y redistribuir las áreas de poder si queremos proteger el futuro de nuestro planeta.
“En todas partes, las mujeres están peor que los hombres simplemente por ser mujeres. Las migrantes y refugiadas, las discapacitadas y las que pertenecen a cualquier tipo de minoría se enfrentan a barreras aún mayores.”
Añadió que este tipo de discriminación es perjudicial para todo el mundo y recurrió a un contexto histórico para explicarlo.
Una mancha nefasta que debería avergonzarnos
“Así como la esclavitud y el colonialismo fueron una mancha en siglos anteriores, la desigualdad de las mujeres debería avergonzarnos a todos en el siglo XXI. Porque no sólo es inaceptable: es estúpido”, sentenció.Y no se detuvo ahí. Destacó que la participación igualitaria de las mujeres es vital para la estabilidad, ayuda a prevenir conflictos y promueve un desarrollo sostenible e inclusivo. “La igualdad de género es el prerrequisito para un mundo mejor.”
Tras recordar que las mujeres llevan siglos luchando por sus derechos, subrayar los avances que consiguieron en el siglo XX y citar a Malala Yousafzai y Nadia Murad como actuales modelos femeninos que rompen barreras y crean nuevos ejemplos de liderazgo, dijo que la situación de los derechos de las mujeres sigue siendo nefasta.
“La desigualdad y la discriminación son la norma, en todas partes. El progreso se ha desacelerado y, en algunos casos, se ha dado marcha atrás. Hay un fuerte e implacable retroceso de los derechos de las mujeres.”
Como ejemplo de ello mencionó el alcance de nivel “epidémico” de la violencia contra las mujeres, la reversión o el debilitamiento de la cobertura legal contra la violación y la violencia doméstica- “la violación dentro del matrimonio sigue siendo legal en 34 países”- los escenarios de acoso y las amenazas y el abuso al que se enfrentan las figuras públicas femeninas.
En este renglón advirtió que estas desigualdades se pueden arraigar aún más en la era digital.
La igualdad de género, una cuestión de poder
El Secretario General recordó que vivimos en un mundo dominado por hombres que están al cargo de las estructuras de poder que “sustentan nuestras economías, nuestros sistemas políticos y nuestras corporaciones”.“Ni siquiera la fama de Hollywood protege a las mujeres de los hombres que ejercen poder físico, emocional y profesional sobre ellas. Aplaudo a las que han hablado con valentía y han contraatacado”, señalo en referencia al movimiento #MeToo.
Guterres denunció la “capa oculta de desigualdad” que está “incrustada” en las instituciones y estructuras que controlan nuestras vidas, pero que se fundamentan en las necesidades de sólo la mitad de la población.
“La escritora Caroline Criado Pérez lo llama el pensamiento del "hombre por defecto": la premisa incuestionable de que los hombres son comunes, y las mujeres son una anormalidad. Esto ha llevado a la mayor falta de datos del mundo. No se contabiliza a las mujeres y sus experiencias no se tienen en cuenta”, describió.
Las consecuencias de esta anomalía se pueden ver en cualquier parte “desde los baños hasta las rutas de autobuses”, pasando por los asientos y cinturones de seguridad diseñados pensando solo en los hombres o en los trajes espaciales que siguen el mismo patrón.
Cinco esferas de acción
Según António el logro de la igualdad de género transformará al mundo en cinco áreas: los conflictos y la violencia, la crisis climática, la construcción de economías inclusivas, la brecha digital y la representación política.En el primer apartado destacó que la violación y la esclavitud sexual se usan como táctica de guerra de forma habitual, y que la misoginia forma parte de la ideología de casi todos los grupos extremistas violentos.
Recordó en contraste que la participación de mujeres encargadas de la toma de decisiones en los procesos de mediación conduce a una paz más duradera y sostenible.
Consideró que la actual crisis climática es resultado de decisiones que fueron tomadas principalmente por hombres, pero que tienen un impacto desproporcionado en las mujeres y niñas.
“La sequía y la hambruna implica que las mujeres tengan que trabajar más duro para encontrar alimentos y agua, mientras que las olas de calor, las tormentas y las inundaciones matan a más mujeres y niñas que a hombres y niños”, afirmó.
Recordó que las mujeres todavía ganan 77 centavos por cada dólar ganado por los hombres y que la última pesquisa del Foro Económico Mundial señala que hasta el año 2255 no se cerrará la brecha de género salarial.
“La igualdad de derechos y oportunidades económicas de las mujeres representan un imperativo mundial, si queremos construir una globalización justa que funcione para todos”, sostuvo.
Del mismo modo, abogó por que las mujeres desempeñen un papel igualitario en el diseño de las tecnologías digitales, un campo eminentemente masculino, y enfatizó el gran avance de la participación femenina en la política durante los últimos 25 años.
Por último, se comprometió a incrementar su apoyo a la igualdad de género en todas las áreas de la Organización durante los próximos dos años e insistió en la necesidad de transformar y redistribuir las áreas de poder si queremos proteger el futuro de nuestro planeta.
“Por ese motivo, todos los hombres deben apoyar los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Y porque estoy orgulloso de ser feminista. Las mujeres han igualado y superado a los hombres en casi todas las esferas … el siglo XXI debe ser el siglo de la igualdad de la mujer”, finalizó Guterres.