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Estas huellas significan mucho: son esperanza

Médicos Sin Fronteras

"En una pared de nuestro hospital en Bangladesh, unas sencillas huellas de pies infantiles en multitud de colores celebran la esperanza. Significan salud, pues se pintan cuando los niños son dados de alta de la unidad de cuidados intensivos". Lo explica Paul Jawor, especialista en agua y saneamiento.
"Esta foto muestra más que solo pisadas. Representan esperanza, futuro, un milagro… y, en definitiva, el trabajo de MSF.
En mis 25 años de trabajo humanitario, nunca había visto un indicador tan claro, en forma de expresión inocente, del éxito de nuestro trabajo. Reflejan la diferencia que podemos hacer en las vidas de pequeños enfermos en medio de una situación desafiante. 
Es sencillo y honesto: cada pisada representa a un niño o niña sano que ha salido de nuestra sala de cuidados intensivos neonatales en Goyalmara, en Bangladesh.
Celebrar lo imposible
Estas huellas no representan ninguna afiliación política, económica o religiosa, ni siquiera representan a los refugiados ni a la comunidad de acogida en el corazón de la crisis de refugiados de los rohingya.  Es simplemente el pie de un pequeño pintado en la pared cuando sale sano de la unidad de cuidados intensivos.
Huellas de pies en la unidad de cuidados neonatales de Goyalmara, Bangladesh
Inocente y conmovedor
La idea nació de una joven enfermera canadiense que quería mostrar, tanto al personal como a las madres de niños enfermos en la sala, que había verdaderas victorias; que, a veces, lo imposible puede ser posible, que también hay momentos de celebración.
Muestra a todas las personas que pasan por aquí que podemos reconocer a los supervivientes.
Devoción y dignidad
No soy ingenuo. Sé que por desgracia no logramos salvar a todos los niños de la sala de cuidados intensivos.
Todos los niños fueron tratados con la misma devoción, cuidado y profesionalidad. Sin embargo, algunos estaban más allá de nuestro alcance y fallecieron de una forma digna y conmovedora. Es triste, pero asumimos nuestras limitaciones y nos ayuda a comprender que hicimos todo lo posible y que brindamos cuidado y dignidad en un lugar donde a veces faltaban estos preciados valores.

Rozia y su hijo de dos meses, Zubair, en el hospital de MSF en Goyalmara. © Pablo Tosco/Angular
Por eso no se trata de ningún estado, política, finanzas o contexto, es solo un reconocimiento al gran trabajo que hacemos en MSF: permitir la recuperación de un niño enfermo y ayudarle a dar su primer paso en su nuevo mundo.
En 1969, la humanidad pisó por primera vez la luna y dejó su marca. En MSF, todos los días ayudamos a niños y niñas a dar su primer paso en la tierra, en su nuevo futuro. 




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