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La eutanasia y los enemigos de la libertad

OPINI脫N de Joan del Alc谩zar

Los enemigos de la libertad no descansan nunca. Ni de d铆a ni de noche, ni en invierno ni en verano; ellos est谩n siempre vigilantes para que nadie desborde sus dogmas, sus postulados ideol贸gicos, incluso sus supersticiones. Se llenan la boca hablando de libertad, pero para ellos la libertad es lo que ellos entienden, lo que ellos consideran, lo que ellos toleran; la que ellos homologan como tal. Todo aquello que no quepa dentro de estos marcos, es inaceptable y debe ser prohibido y perseguido. Con el C贸digo Penal en una mano y una estaca en la otra, si hace falta.

Lo mismo da que hablemos de econom铆a que de derechos individuales, como el de expresarse libremente, o el de amar a quien queramos, o incluso el de morir sin temor a perder la dignidad debido al dolor o el sufrimiento, f铆sico o an铆mico.

En Espa帽a, los enemigos de la libertad siempre se ubican en la derecha pol铆tica y partidaria, y siempre se consideran los 煤nicos legitimados para discernir qu茅 es y qu茅 no es aceptable, ya sea en el terreno de la pol铆tica, la econom铆a, la cultura o la moral p煤blica e, incluso, la privada. 
Adem谩s, los enemigos de la libertad siempre han contado con la Iglesia Cat贸lica, la Instituci贸n, con su ej茅rcito de frailes, curas, obispos, arzobispos y cardenales preconciliares, directamente integristas y reaccionarios.
No hace falta hablar de la Conferencia Episcopal, incapaz de aceptar que millones de ciudadanos no forman parte de su reba帽o.

En cuanto al terreno partidario, es f谩cil comprobar que los enemigos de la libertad siempre han dado la batalla ante cualquier propuesta progresista. Es p煤blico y notorio que los m谩s encarnizados defensores actuales de la Constituci贸n de 1978 son los que votaron No en el refer茅ndum de aquel 6 de diciembre.  Despu茅s, en 1981, se opusieron, con argumentos que sorprend铆an por su pobreza reaccionaria, al divorcio. M谩s tarde, cavaron trincheras en contra de las leyes para la interrupci贸n voluntaria del embarazo -en las dos, la de 1985 y la de 2010-, esgrimiendo la bandera de sus creencias religiosas, que siempre han querido y quieren imponer todos como dogma inviolable. Algo parecido ocurri贸 en 2005, cuando el gobierno Zapatero sac贸 adelante la Ley que permit铆a el matrimonio entre personas del mismo sexo. 
Constancia emp铆rica hay de que destacados dirigentes pol铆ticos de la derecha espa帽ola han utilizado las leyes contra las que bramaban cuando lo han considerado oportuno. La coherencia no es una virtud que los caracterice.
Es siempre muy previsible la pauta, el protocolo de actuaci贸n de los enemigos de la libertad, como es impresionante constatar qu茅 est谩n dispuestos a decir y hacer en contra de los avances en la ampliaci贸n del marco de las libertades individuales que una sociedad como la nuestra pretende reiteradamente ensanchar. En el reciente debate en el Parlamento de Madrid, la derecha partidaria ha sido muy expl铆cita en su oposici贸n a la propuesta de ley cuando, desde el Partido Popular, su portavoz, Jos茅 Ignacio Ech谩niz, lleg贸 a afirmar que el gobierno de S谩nchez ha presentado esta ley para abaratar costos, para ahorrar en la atenci贸n a "personas que son muy caras al final de su vida", de forma que "para el PSOE, la eutanasia es una pol铆tica de recortes" [ya que] "detr谩s hay una filosof铆a de la izquierda para evitar el coste social del envejecimiento en nuestro pa铆s". Nadie lo ha desmentido desde las filas de su partido. Tampoco fue sorpresa la intervenci贸n de la representante de Vox -una escisi贸n reciente del PP, que ahora son socios en toda Espa帽a, conviene no olvidarlo-, quien adem谩s de insistir en el argumento del ahorro con los viejos, sostuvo que la ley de eutanasia convierte al Estado en "una m谩quina de matar" y a los m茅dicos en "verdugos". No, no conocen l铆mites. NI los m谩s elementales de la decencia intelectual.

Esa respuesta predeterminada de las derechas hisp谩nicas, ese "de que se trata, que me opongo", ya ha sido denunciado incluso por conservadores inteligentes como Jos茅 Antonio Zarzalejos quien, a prop贸sito del debate parlamentario sobre la ley reguladora de la eutanasia, escribi贸: "Confieso que enrojec铆 cuando escuch茅 la intervenci贸n de Jos茅 Ignacio Ech谩niz en el Congreso el pasado martes. Oponerse a la ley reguladora de la eutanasia con argumentos financieros, suponiendo que el proyecto de ley est谩 inspirado en que la sanidad p煤blica ahorre los gastos que conlleva la atenci贸n a enfermos de las caracter铆sticas que describe el texto, me result贸 ofensivo". Adem谩s, el periodista, que fue director del ABC, remat贸 su argumentaci贸n al a帽adir: "La derecha espa帽ola no est谩 teniendo respuestas a estos fen贸menos de transformaci贸n social que lo expulsan de su zona de confort ideol贸gica [...] el refugio en la negativa y en el lenguaje grueso e hiperb贸lico (a veces insultante) es un placebo pol铆tico, una manera de envolver en palabras duras la debilidad de ideas y de estrategias".

Tiene mucha raz贸n Zarzalejos. La sociedad actual es m谩s abierta, m谩s democr谩tica y m谩s liberal que la derecha partidaria pura y dura, y es por ello que -seg煤n encuestas fiables- m谩s de tres cuartas partes de los ciudadanos est谩n a favor de regular el derecho de eutanasia. Incluso el propio Parlamento de Madrid es m谩s abierto, como lo demuestra que PP y Vox se quedaron solos en el rechazo a la propuesta, mientras que dos centenares de diputados la apoyaron.

Es muy importante, y conviene decirlo alto y claro, que esta ley salga adelante, de forma que los tr谩mites parlamentarios, que no son pocos, permitan que est茅 en el BOE antes de que finalice el a帽o. Sin embargo, este reconocimiento no nos debe ocultar que la propuesta confirmada se queda lejos de garantizar la verdadera libertad de aquellos que consideramos que la vida nos pertenece en exclusiva, y que esta convicci贸n no admite limitaciones ni ideol贸gicas, ni morales.

La propuesta aprobada por el Parlamento de Madrid es muy garantista, demasiado, hasta el punto de ser mucho m谩s restrictiva de lo que convendr铆a. M谩s all谩 del reconocimiento a la objeci贸n de conciencia de los profesionales sanitarios -que es un asunto que habr谩 que gestionar adecuadamente para que no se convierta en un obst谩culo para la aplicaci贸n efectiva de la Ley-, hay tres aspectos que pueden provocar una efectividad asim茅trica de esta seg煤n desde qu茅 lugar de Espa帽a se pida su aplicaci贸n.

Una importante limitaci贸n del proyecto presentado al debate parlamentario es que s贸lo ser谩 posible acogerse a la Ley por dos motivos: enfermedad grave e incurable o enfermedad grave, cr贸nica e invalidante. Otra es que el ciudadano que quiera ejercer su derecho deber谩 estar “capaz y consciente”, lo que margina a las personas con problemas mentales con dependencia severa o que hayan entrado en coma. Habr铆a que excluir de esta limitaci贸n a aquellos que antes hubieran manifestado en tiempo y forma -mediante el Testamento Vital- su deseo de no alargar in煤til y penosamente su vida.

La tercera limitaci贸n es la que viene de la mano de los plazos y de las instancias que el peticionario debe superar para ver cumplirse su deseo de morir de forma digna. Primero habr谩 que obtener la opini贸n del m茅dico responsable del paciente y luego la de otro como segunda opini贸n. Se le otorgan quince d铆as al primero y diez en el segundo, lo que ya suma veinticinco d铆as que pueden ser interminables. Pero a煤n queda la parte m谩s dura de lo que puede ser un calvario tremendamente doloroso. Una Comisi贸n de Evaluaci贸n y Control Previo (formada en cada territorio por consenso entre el Ministerio de Sanidad y los gobiernos aut贸nomos) ser谩 la que, finalmente, en su caso, deber谩 dictaminar en el plazo "m谩s breve posible" la aceptaci贸n o no de la petici贸n del interesado.

Demasiados d铆as para los pasos uno y dos, y absolutamente inaceptable el tercero, especialmente por la indefinici贸n en cuanto al plazo para el dictamen de la Comisi贸n de Evaluaci贸n. Adem谩s, esta comisi贸n se puede convertir en una trinchera inexpugnable en la que se hagan fuertes los saboteadores de la propia Ley, logrando as铆 que su actuaci贸n dilate insoportablemente los plazos o que, finalmente, haga que la Ley resulte papel mojado por razones aparentemente administrativas. Si esto ocurre, ser谩 porque el Legislativo no habr谩 sido capaz de poner negro sobre blanco un plazo concreto, al mantener eso tan vago como peligroso de que el dictamen debe producirse en el tiempo "m谩s breve posible".

El doctor Luis Montes, quien fue presidente de la Asociaci贸n Federal Derecho a Morir Dignamente (DMD), sosten铆a que en Espa帽a se pod铆a morir mejor o peor seg煤n el m茅dico que te tocar谩 en suerte. Ser铆a terrible que la sentencia del Dr. Montes mantuviera su validez s贸lo sustituyendo "m茅dico" por "comisi贸n". Ser铆a deseable, por tanto, que una Comisi贸n evaluara el proceso a posteriori, tal y como se hace en otros pa铆ses, de forma que en caso de mala praxis la Fiscal铆a actuara contra los infractores. Confiemos en las enmiendas que puedan introducirse durante la tramitaci贸n parlamentaria de la ley.
Etimol贸gicamente, eutanasia significa muerte digna, entendida como la forma de finalizar la vida sin sufrimiento ni dolor. La aprobaci贸n de una ley que la permita no obliga a nadie a acogerse a ella. Aquellos que no puedan integrar este derecho en sus par谩metros morales o ideol贸gicos con no hacer uso estar谩n listos. Nadie les debe obligar a morir sin dolor ni sufrimiento, como nadie les obliga a divorciarse, ni a abortar, ni a casarse con quien no les apetezca. Eso se llama libertad, y cada uno tiene que gestionar la suya sin perjudicar la de los dem谩s.
Parece sencillo, pero por alguna extra帽a raz贸n los enemigos de la libertad no lo entienden. Ni quieren entenderlo tampoco.

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