Jorge Zavaleta Alegre
¡Me gusta!. Leer esta frase en Facebook, genera, exactamente, la misma dopamina que un "jackpot" (premio mayor) en un casino.
Esta conclusión, que publica la Revista Time Edicion Especial Abril, 2020, sugiere que los jóvenes enganchados al teléfono inteligente están condenados mental y socialmente.
Y esta realidad implica y convoca a profesionales de la salud mental, publicistas, ejecutivos de grandes consorcios y comentarios de diversos profesionales de la comunicación.
New York Times Magazine, refiere que el alarmante aumento en el número de universitarios afectados por «ansiedad acuciante» se manifiesta en las redes sociales como uno de los factores responsables.
Asinismo, la psicóloga social Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, argumentaba que tanto adultos como adolescentes estaban perdiendo la capacidad de entenderse y prestarse atención mutua por culpa de la naturaleza desarticulada y solitaria de las comunicaciones electrónicas.
A las redes sociales se las acusa a menudo de ser culpables de los problemas mentales que afectan a los adolescentes, y una de las manifestaciones podría generar insomnio.
Pero los traumas psicológicos y la pobreza, se asocian por ejemplo, a la inestabilidad económica. Tras la recesión probablemente sea esta más responsable del repunte de la ansiedad que el uso del fono móvil.
¿Hay algún colectivo más difamado que el de los adolescentes? Son desgarbados, narcisistas, superficiales, se sienten fuera de lugar, se creen que tienen derecho a todo, están saturados de hormonas:
En 2015, Lauren Sherman, en Psychological Science desató una ola de exageraciones. «Puesto que implican los mismos circuitos cerebrales, la prensa llegó a decir que los “me gusta” de facebook, eran como el crack. ¡Y no lo son en absoluto!».
Una emisora de televisión se atrevió a proclamar que los «me gusta» eran mejores que las drogas y el sexo.
Existen estudios que destacan los riesgos del acoso cibernético, y otros que subrayan todos los recursos en línea pueden resultar útiles a los adolescentes que afrontan problemas.
Entre lo que empieza a decirse de los jóvenes de la Generación Z (aquellos nacidos alrededor del año 2000), de lo que más ha cuajado es que son más depresivos y ansiosos y que la culpa es del teléfono.
Que el adolescente sufra o no una crisis de autoestima o tristeza por influencia de otros depende de con quién se esté relacionando en línea y de lo que esté buscando exactamente.
Los investigadores, sin embargo, no se muestran tan preocupados. «No hay indicios de que el uso de redes sociales altere el desarrollo de las habilidades sociales. De hecho, conectarse a través del móvil incluso podría mejorar la empatía", es una afirmación de un estudio de la Universidad de Arkansas.
Otra área vinculada al teléfono es el acceso sin precedentes a la pornografía, que podría dificultar que muchos adolescentes, sobre todo aquellos con otros factores de riesgo, entablen relaciones amorosas en la vida real.
«Aunque no existen pruebas concluyentes, la exposición sin restricciones a la pornografía podría influir en su manera de entender la sexualidad y las relaciones afectivas, afirma una profesora de psicología de la Universidad de Nueva Brunswick, en Canadá.
Investigaciones de la Universidad de Tilburg, en los Países Bajos, consideran los móviles inteligentes como un arma de doble filo para la formación de la identidad. «Una cosa que los adolescentes suelen hacer es buscar a personas que son como ellos para hallar un espejo».
Aunque el teléfono móvil no esté fomentando el aislamiento social de los adolescentes ni esté agravando la confusión acerca de su identidad, sí parece estar arrebatándoles parte de un elemento esencial de su etapa vital: el sueño.
El dormir al lado de un celular ocasiona efectos neurológicos negativos y al despertase immediatemente al mirar el celular altera el estado de ánimo de la trasalad a insomnio persona, como sentirse feliz o ansiosa, etc.
El siguiente compendio de datos pertenecientes a 690.747 niños de 20 países entre 1905 y 2008 permitió calcular que, hoy, los jóvenes duermen una hora larga menos que hace un siglo.
Una visión desde el Sur. Según Julia Zavaleta-Camerieri, psicóloga de la Universidad Ricardo Palma (Lima-Perú) y Master en negocios administrativos de la Mount St Mary's University, señala que el funcionamiento del cerebro aún en esta era del desarrollo tecnológico sigue siendo un misterio. Ese misterio que convierte al ser humano como el animal más destructivo del planeta.
Es útil adoptar la visión antropológica. Los adolescentes de hoy están creciendo en un mundo muy distinto, en otro contexto «El desempleo es galopante en muchas partes del mundo. Es realmente difícil emprender tu propia vida si eres joven; emanciparse de los padres y obtener la independencia económica y psicológica. Esos son peligros peores que el uso del móvil»
Los investigadores ven oportunidades para paliar los efectos negativos del uso del teléfono. Diversos profesionales de la salud instan a los adolescentes a que no se conviertan en «el perro de Pavlov» y desconecten las notificaciones.
Dependientes, solidarios. Foto: La Semana de Bogotá
En suma, tal como explica la Unesco y la Cepal, el concepto de la cohesión social surge como tema prioritario cuando la humanidad y atraviesa por un cambio de época, cuando las bases mismas de la vida en común empiezan a ser cuestionadas y erosionadas.
Hay buenas y objetivas razones para creer que estamos viviendo un período de transición histórica mayor, de que estamos viviendo un profundo cambio de época en la historia de la humanidad.
La sociología clásica estudió los cambios ocurridos en la humanidad como consecuencia de la instalación de la sociedad industrial.
A las actuales generaciones les toca observar las mutaciones sociales que trastocan a la humanidad debido a la revolución tecnológica, de las comunicaciones, de la globalización.
¡Me gusta!. Leer esta frase en Facebook, genera, exactamente, la misma dopamina que un "jackpot" (premio mayor) en un casino.
Celulares en Los Andes
Esta conclusión, que publica la Revista Time Edicion Especial Abril, 2020, sugiere que los jóvenes enganchados al teléfono inteligente están condenados mental y socialmente.
Y esta realidad implica y convoca a profesionales de la salud mental, publicistas, ejecutivos de grandes consorcios y comentarios de diversos profesionales de la comunicación.
New York Times Magazine, refiere que el alarmante aumento en el número de universitarios afectados por «ansiedad acuciante» se manifiesta en las redes sociales como uno de los factores responsables.
Asinismo, la psicóloga social Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, argumentaba que tanto adultos como adolescentes estaban perdiendo la capacidad de entenderse y prestarse atención mutua por culpa de la naturaleza desarticulada y solitaria de las comunicaciones electrónicas.
A las redes sociales se las acusa a menudo de ser culpables de los problemas mentales que afectan a los adolescentes, y una de las manifestaciones podría generar insomnio.
Pero los traumas psicológicos y la pobreza, se asocian por ejemplo, a la inestabilidad económica. Tras la recesión probablemente sea esta más responsable del repunte de la ansiedad que el uso del fono móvil.
¿Hay algún colectivo más difamado que el de los adolescentes? Son desgarbados, narcisistas, superficiales, se sienten fuera de lugar, se creen que tienen derecho a todo, están saturados de hormonas:
En 2015, Lauren Sherman, en Psychological Science desató una ola de exageraciones. «Puesto que implican los mismos circuitos cerebrales, la prensa llegó a decir que los “me gusta” de facebook, eran como el crack. ¡Y no lo son en absoluto!».
Una emisora de televisión se atrevió a proclamar que los «me gusta» eran mejores que las drogas y el sexo.
Existen estudios que destacan los riesgos del acoso cibernético, y otros que subrayan todos los recursos en línea pueden resultar útiles a los adolescentes que afrontan problemas.
Entre lo que empieza a decirse de los jóvenes de la Generación Z (aquellos nacidos alrededor del año 2000), de lo que más ha cuajado es que son más depresivos y ansiosos y que la culpa es del teléfono.
Que el adolescente sufra o no una crisis de autoestima o tristeza por influencia de otros depende de con quién se esté relacionando en línea y de lo que esté buscando exactamente.
Los investigadores, sin embargo, no se muestran tan preocupados. «No hay indicios de que el uso de redes sociales altere el desarrollo de las habilidades sociales. De hecho, conectarse a través del móvil incluso podría mejorar la empatía", es una afirmación de un estudio de la Universidad de Arkansas.
Otra área vinculada al teléfono es el acceso sin precedentes a la pornografía, que podría dificultar que muchos adolescentes, sobre todo aquellos con otros factores de riesgo, entablen relaciones amorosas en la vida real.
«Aunque no existen pruebas concluyentes, la exposición sin restricciones a la pornografía podría influir en su manera de entender la sexualidad y las relaciones afectivas, afirma una profesora de psicología de la Universidad de Nueva Brunswick, en Canadá.
Investigaciones de la Universidad de Tilburg, en los Países Bajos, consideran los móviles inteligentes como un arma de doble filo para la formación de la identidad. «Una cosa que los adolescentes suelen hacer es buscar a personas que son como ellos para hallar un espejo».
Aunque el teléfono móvil no esté fomentando el aislamiento social de los adolescentes ni esté agravando la confusión acerca de su identidad, sí parece estar arrebatándoles parte de un elemento esencial de su etapa vital: el sueño.
El dormir al lado de un celular ocasiona efectos neurológicos negativos y al despertase immediatemente al mirar el celular altera el estado de ánimo de la trasalad a insomnio persona, como sentirse feliz o ansiosa, etc.
El siguiente compendio de datos pertenecientes a 690.747 niños de 20 países entre 1905 y 2008 permitió calcular que, hoy, los jóvenes duermen una hora larga menos que hace un siglo.
Una visión desde el Sur. Según Julia Zavaleta-Camerieri, psicóloga de la Universidad Ricardo Palma (Lima-Perú) y Master en negocios administrativos de la Mount St Mary's University, señala que el funcionamiento del cerebro aún en esta era del desarrollo tecnológico sigue siendo un misterio. Ese misterio que convierte al ser humano como el animal más destructivo del planeta.
Es útil adoptar la visión antropológica. Los adolescentes de hoy están creciendo en un mundo muy distinto, en otro contexto «El desempleo es galopante en muchas partes del mundo. Es realmente difícil emprender tu propia vida si eres joven; emanciparse de los padres y obtener la independencia económica y psicológica. Esos son peligros peores que el uso del móvil»
Los investigadores ven oportunidades para paliar los efectos negativos del uso del teléfono. Diversos profesionales de la salud instan a los adolescentes a que no se conviertan en «el perro de Pavlov» y desconecten las notificaciones.
Dependientes, solidarios. Foto: La Semana de BogotáEn suma, tal como explica la Unesco y la Cepal, el concepto de la cohesión social surge como tema prioritario cuando la humanidad y atraviesa por un cambio de época, cuando las bases mismas de la vida en común empiezan a ser cuestionadas y erosionadas.
Hay buenas y objetivas razones para creer que estamos viviendo un período de transición histórica mayor, de que estamos viviendo un profundo cambio de época en la historia de la humanidad.
La sociología clásica estudió los cambios ocurridos en la humanidad como consecuencia de la instalación de la sociedad industrial.
A las actuales generaciones les toca observar las mutaciones sociales que trastocan a la humanidad debido a la revolución tecnológica, de las comunicaciones, de la globalización.
