El sistema agrícola tradicional del bambú en la República de Corea se inscribe en el patrimonio agrícola mundial
26 de junio de 2020, Roma - El sistema agrícola tradicional de bambú de la República de Corea en Damyang ha sido reconocido como uno de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), designación gestionada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Es la quinta vez que un sitio de la República de Corea logra un reconocimiento de SIPAM. Basado en prácticas agroecológicas tradicionales, el sitio es un ejemplo destacado de enfoque de agricultura sostenible que vincula la naturaleza y las prácticas agrícolas ancestrales, respetando el medio ambiente.
Basado en prácticas agroecológicas tradicionales, el sitio es un ejemplo destacado de enfoque de agricultura sostenible que vincula la naturaleza y las prácticas agrícolas ancestrales, respetando el medio ambiente
Iniciado hace más de mil años, el sistema se organiza en base al cultivo del bambú en varios niveles, en la que se intercalan árboles de té y hongos con bambúes. La gestión del paisaje incluye también tierras agrícolas, huertos, arrozales y depósitos de agua. Las arboledas de bambú -que crecen normalmente en las zonas montañosas más bajas, como en las áreas colinares de un valle-, proporcionan cauces naturales alrededor de los campos. De esta manera, el sistema asegura la circulación dinámica del agua, los nutrientes y la biodiversidad, aportando servicios ecosistémicos esenciales a las comunidades locales. Además, la maraña de rizomas de los bambúes evita la pérdida de suelo a causa de las lluvias torrenciales o inundaciones, evitando así los desastres naturales. Gracias a su densidad, los campos de bambú forman una barrera que protege también a las aldeas de los vientos fríos del invierno y del calor sofocante del verano. Así pues, el cultivo de bambú en Damyang desempeña un papel importante en la preservación del paisaje frente a la erosión del suelo y las variaciones bruscas de temperatura.
Seguridad alimentaria, medios de vida, agrobiodiversidad y conocimientos tradicionales La estructura en varios niveles de los campos de bambú de Damyang permite a los agricultores obtener saneados ingresos no sólo de la recolección de brotes de bambú, sino también del té jukro (un té verde especial), de plantas medicinales como el liriope de hoja ancha y las bayas de goji, así como de cultivos especiales como los hongos, todos ellos compatibles con el cultivo del bambú. Además, la artesanía de bambú ha sido durante mucho tiempo la principal fuente de sustento de los agricultores.
El sistema agrícola de los campos de bambú de Damyang aporta una rica agrobiodiversidad. Los árboles de bambú se seleccionan y cultivan de acuerdo con las necesidades de cada productor y son genéticamente diferentes. Los campesinos siguen dependiendo de los conocimientos y técnicas ecológicos tradicionales para la gestión correcta de los árboles de bambú en las diferentes etapas de crecimiento, que incluyen la selección del lugar, siembra, abonado, clareo, poda y recolección.
Más información sobre la nueva incorporación aquí
Sobre el programa SIPAM Con esta nueva incorporación, el número total de SIPAM en el mundo alcanza los 62 en 22 países. Este programa de la FAO da visibilidad a maneras singulares que las comunidades rurales han ido desarrollando a lo largo de generaciones para fomentar la seguridad alimentaria, medios de vida viables, ecosistemas resilientes y niveles elevados de biodiversidad, contribuyendo al mismo tiempo a la creación de paisajes excepcionales.
Basado en prácticas agroecológicas tradicionales, el sitio es un ejemplo destacado de enfoque de agricultura sostenible que vincula la naturaleza y las prácticas agrícolas ancestrales, respetando el medio ambiente
Iniciado hace más de mil años, el sistema se organiza en base al cultivo del bambú en varios niveles, en la que se intercalan árboles de té y hongos con bambúes. La gestión del paisaje incluye también tierras agrícolas, huertos, arrozales y depósitos de agua. Las arboledas de bambú -que crecen normalmente en las zonas montañosas más bajas, como en las áreas colinares de un valle-, proporcionan cauces naturales alrededor de los campos. De esta manera, el sistema asegura la circulación dinámica del agua, los nutrientes y la biodiversidad, aportando servicios ecosistémicos esenciales a las comunidades locales. Además, la maraña de rizomas de los bambúes evita la pérdida de suelo a causa de las lluvias torrenciales o inundaciones, evitando así los desastres naturales. Gracias a su densidad, los campos de bambú forman una barrera que protege también a las aldeas de los vientos fríos del invierno y del calor sofocante del verano. Así pues, el cultivo de bambú en Damyang desempeña un papel importante en la preservación del paisaje frente a la erosión del suelo y las variaciones bruscas de temperatura.
Seguridad alimentaria, medios de vida, agrobiodiversidad y conocimientos tradicionales La estructura en varios niveles de los campos de bambú de Damyang permite a los agricultores obtener saneados ingresos no sólo de la recolección de brotes de bambú, sino también del té jukro (un té verde especial), de plantas medicinales como el liriope de hoja ancha y las bayas de goji, así como de cultivos especiales como los hongos, todos ellos compatibles con el cultivo del bambú. Además, la artesanía de bambú ha sido durante mucho tiempo la principal fuente de sustento de los agricultores.
El sistema agrícola de los campos de bambú de Damyang aporta una rica agrobiodiversidad. Los árboles de bambú se seleccionan y cultivan de acuerdo con las necesidades de cada productor y son genéticamente diferentes. Los campesinos siguen dependiendo de los conocimientos y técnicas ecológicos tradicionales para la gestión correcta de los árboles de bambú en las diferentes etapas de crecimiento, que incluyen la selección del lugar, siembra, abonado, clareo, poda y recolección.
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Sobre el programa SIPAM Con esta nueva incorporación, el número total de SIPAM en el mundo alcanza los 62 en 22 países. Este programa de la FAO da visibilidad a maneras singulares que las comunidades rurales han ido desarrollando a lo largo de generaciones para fomentar la seguridad alimentaria, medios de vida viables, ecosistemas resilientes y niveles elevados de biodiversidad, contribuyendo al mismo tiempo a la creación de paisajes excepcionales.