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Justicia climática para África

DECLARACIÓN de organizaciones que trabajan por la Justicia Climática en África frente al COVID-19

La pandemia del COVID-19 quizás sea el evento mundial de mayor magnitud de las últimas décadas. La crisis resalta y exacerba las desigualdades que existen en el sistema socioeconómico neoliberal y patriarcal globalizado. Ya en muchos de nuestros países africanos los impactos cada vez mayores de las políticas de aislamiento están transformándose en profundas crisis sociales y económicas donde las y los más vulnerables son y serán quienes más sufren. Nuestros pueblos tienen que lidiar con un acceso limitado a la atención médica, la pérdida de empleos e ingresos, cortes de electricidad y agua, dificultades para pagar las cuentas, e incluso corren el riesgo de ser desalojados cuando ya no pueden pagar los alquileres. Una gran crisis alimentaria puede ser inminente en África, con mercados informales que se cierran y medios de sustento que se ven afectados.



En este momento de crisis, los movimientos y organizaciones de la sociedad civil de África y aliados abajo firmantes saludan a las trabajadoras/es del mundo, enfermeras/os, médicos y otras trabajadoras/es de la salud, en los mercados y supermercados, limpiadoras/es callejeros/as, recolectoras/es de residuos, trabajadoras/es domésticos/as y cuidadoras/es, transportistas, conductoras/es de camiones, trabajadoras/es del sector de la alimentación, campesinas/os, productoras/es de alimentos, a quienes nos proporcionan energía y a todas/os los/as que tienen que trabajar a diario para alimentar a sus familias, por el valiente trabajo y los sacrificios que están haciendo para mantener nuestras vidas mientras muchas/os de nosotros/as nos quedamos en casa, también haciendo nuestra parte para contener el virus.

Donde la crisis climática y la crisis del COVID-19 confluyen – África y el mundo deben forjar un nuevo camino

​Desafortunadamente, la crisis climática no se detendrá mientras el mundo está centrado en lidiar con la crisis sanitaria del COVID-19. Ambas son crisis provocadas por el ser humano que se originan en la forma en que nuestros sistemas políticos y económicos tratan a la Tierra y sus pueblos, movidos por su afán de lucro. La crisis climática ya estaba devastando nuestro continente y muchos otros lugares del planeta cuando el mundo entero se vio inmerso en la pandemia sanitaria del COVID-19. África Austral todavía se está recuperando de los devastadores ciclones Idai y Kenneth que la azotaron el año pasado, y enfrenta impactos climáticos debilitantes como sequías, inundaciones, ascenso del nivel del mar, etc. El aumento de las temperaturas mundiales previsto para África presagia un colapso humano, social y ecológico.


Las empresas transnacionales (ETN) confabuladas con los gobiernos y otras elites africanas que operan con impunidad y sin tener reparo por los pueblos y el planeta, están entre las principales responsables de las actuales crisis energética, climática, alimentaria,de biodiversidad y ecológica. Sus actividades han afectado los medios de sustento de las comunidades locales acaparando tierras y recursos naturales,incluso a través de los mercados de carbono y otras falsas y perjudiciales soluciones y han contaminado nuestro aire, agua, suelos, cuerpos y comunidades.  La mayor parte de las ganancias que generan las transfieren a menudo ilícitamente al exterior, abriéndose paso hasta los numerosos paraísos fiscales que existen en todo el mundo. Sin embargo, a medida que el precio del petróleo cae a niveles inferiores a cero por primera vez en la historia, reafirmamos que el fin de la era del extractivismo que perjudica a los pueblos y el planeta está a la vista. Llegó la hora de decirles adiós a la explotación de combustibles fósiles sucios y la agricultura industrial dañina.
La crisis actual ha provocado una caída transitoria de las emisiones de carbono y la contaminación debido a que algunas industrias han tenido que parar o han disminuido su operativa, pero esto se produce a costa del empleo y los medios de sustento del pueblo africano y otros que cuentan con pocas o ninguna red de protección. Esta no es la “transición justa” que hemos estado reclamando junto con nuestras compañeras/os del movimiento sindical. También vemos cómo muchos gobiernos están eliminando o flexibilizando las reglamentaciones y procedimientos ambientales con el fin de impulsar de forma desesperada las inversiones a corto plazo, lo que sin dudas tendrá como resultado una mayor degradación ambiental, al colapso de la biodiversidad y la profundización del ciclo de crisis. Sin embargo, la forma en que el aire se limpió en algunos lugares donde se tomaron medidas de aislamiento es una prueba notable de lo insustentable que es la economía “normal” y el desarrollo “normal”. El planeta prosperará si elegimos una trayectoria de desarrollo diferente, la juventud verá un cielo celeste por primera vez y millones de personas con asma respirarán con mayor facilidad, tal como ocurre ahora.
Los ajustes estructurales, las medidas de austeridad, el desmantelamiento del Estado y los servicios públicos, la privatización de los servicios esenciales y las deudas han garantizado que los Estados africanos sean los menos preparados para responder a tales crisis. Esto tiene sus orígenes en la historia colonial y poscolonial de África y nuestra relación con las instituciones financieras neoliberales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que han promovido grandes préstamos con altas tasas de interés a cambio de condicionalidades de ajuste estructural.   No podemos permitir que estas mismas prácticas se repliquen en nuestra relación con el Nuevo Banco de Desarrollo o cualquier institución similar. Todas las condicionalidades referidas a apoyos solidarios y/o préstamos deben ser públicas como parte de una nueva democracia abierta.

No podemos volver a la situación anterior: ¿Qué tipo de África y mundo debería surgir de esta crisis?

La rápida respuesta de los gobiernos y otros protagonistas a la pandemia del COVID-19 también deja al descubierto el verdadero grado de inacción a nivel mundial para encarar con seriedad la crisis climática y otras crisis. El análisis es claro, lidiar con la crisis es fundamentalmente un asunto de voluntad política para liberar enormes sumas de recursos y cambiar las políticas para enfrentar la crisis y redirigir todos los esfuerzos para contenerla y resolverla.
No podemos volver a la situación anterior. Debemos concebir un mundo diferente, una África diferente, para que este momento pueda significar un punto de inflexión para nuestra región y el mundo. La pandemia del COVID-19 está demostrando que necesitamos las soluciones que nosotras/os, como grupos que trabajamos por la justicia climática en toda África, hemos venido proponiendo con urgencia. Esa es nuestra esperanza. Volver al sistema actual de funcionamiento no puede ser una opción. Necesitamos respuestas construidas sobre la base de nuevas formas de regionalismo y solidaridad para la recuperación y la transición que sean justas para todas/os, especialmente quienes viven en situación de pobreza y mayor vulnerabilidad. Nos comprometemos y convocamos a los movimientos y organizaciones de la sociedad civil de toda África y el mundo a que se nos sumen a la lucha por un mundo nuevo.

https://es.africaclimatejustice.org/




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