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El espectro de los tres Grandes

OPINI脫N de Glauco Benigni

Son conocidos por el nombre de Vanguard, BlackRock y State Street Global Advisor y son los tres fondos mutuos m谩s grandes del mundo. Tambi茅n se les conoce como administradores de activos o fondos de inversi贸n que, operados por expertos profesionales, recaudan dinero "fresco" de un n煤mero inmenso y variado de inversores y ahorradores. Usan este "dinero fresco" para comprar en las diversas bolsas de valores del planeta y redistribuyen las ganancias (cuando las cosas van bien) a quienes les han confiado el excedente de su capital y/o de sus ahorros. Los inversores pueden ser de naturaleza comercial o institucional, pero tambi茅n individuos privados simples que acceden a los diversos planes de inversi贸n atribuibles y controlados por Los Tres Grandes (the big three, por su nombre en ingl茅s).

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Los Tres Grandes parecen estar estrechamente interconectados, gracias a las intersecciones de propiedad y los v铆nculos extremadamente confidenciales y personales entre sus representantes al frente de las operaciones y las respectivas juntas directivas.

B谩sicamente, cuando hablamos de "capitalismo financiero", de "imperialismo neoliberal", o cuando evocamos las "finanzas" tout court (en franc茅s en el original: a secas; simples), hablamos o, m谩s bien, "evocamos" como una especie de br煤jula para guiar los destinos del mundo de hoy y el futuro sin mencionarlos directamente. Como cualquier poder verdadero, ya se han convertido en tab煤.

Los Tres se encuentran en el centro de una gran galaxia de siglas, en la que aparecen otros fondos mutuos importantes y entidades financieras como Fidelity, T-Rowe, Goldman Sachs, JPMorgan y Morgan Stanley. Las masas financieras administradas por ellos act煤an como si estuvieran dentro de un sistema gravitacional, causando atracciones y repulsiones en toda la constelaci贸n de bancas y seguros. Gracias a las posiciones estrat茅gicas de los diversos accionistas, formadas por sus imponentes inversiones, Los Tres Grandes pueden "condicionar" la direcci贸n de cada 谩rea de actividad: producci贸n, distribuci贸n de bienes y servicios, transporte, atenci贸n m茅dica, investigaci贸n, etc.

Imagine que, en los 煤ltimos 12 a帽os, tres nuevos planetas han crecido dram谩ticamente en un sistema planetario din谩mico, pero fundamentalmente equilibrado, y han asumido una posici贸n central en el sistema, determinando as铆 nuevos equilibrios y desequilibrios y nuevas 贸rbitas para todos los planetas y sat茅lites que ya exist铆an en ese sistema. Esos tres nuevos planetas disfrutan, obviamente, del respeto m谩ximo, pero en realidad asustan a todos aquellos que, con raz贸n, temen la verticalizaci贸n del poder.

Ya en 2017, Jan Fichtner, Eelke M. Heemskerk y Javier Garc铆a, tres investigadores de la Universidad de Amsterdam, explicaban que "desde 2008, se hab铆a producido un cambio masivo de las estrategias de inversi贸n de activas a pasivas (ver m谩s abajo, ed.). El sector de los fondos de 铆ndice pasivo est谩 dominado por 'Los Tres Grandes'. Hemos mapeado, exhaustivamente, las propiedades de Los Tres Grandes en los Estados Unidos y descubrimos que, de conjunto, constituyen el mayor accionista en el 88% de las 500 empresas del 铆ndice S&P".

En otras palabras, esto significa que Los Tres Grandes son los mayores accionistas en alrededor del 90% de las empresas en las que invierte la mayor铆a de las personas. Para dar una idea, el S&P 500 suma a los antiguos gigantes de la “vieja econom铆a” (como ExxonMobil, General Electric, Coca-Cola, Johnson & Johnson y JP Morgan) y a todos los nuevos gigantes de la “era digital” (Alfabeto -Google, Amazon, Facebook, Microsoft y Apple). Esto significa que su influencia se extiende tambi茅n a los principales veh铆culos de la informaci贸n y el comercio electr贸nico.

Estos son hallazgos excepcionales. Si, como parece, se corresponden con la realidad, el escenario que se revela contradice cualquier visi贸n previa de la libre competencia y describe una posici贸n dominante nunca antes alcanzada en la historia.

"A trav茅s de un an谩lisis de los registros de voto por poder", contin煤an los profesores de Amsterdam, "encontramos que Los Tres Grandes utilizan estrategias de votaci贸n coordinadas y, por lo tanto, siguen una estrategia centralizada de gobierno corporativo. Generalmente, votan con la gerencia, excepto en las reelecciones del director. Adem谩s, Los Tres Grandes pueden ejercer 'el poder oculto' a trav茅s de dos canales: primero, de compromisos privados con la administraci贸n de compa帽铆as en las que han invertido; y segundo, porque los ejecutivos de las compa帽铆as podr铆an inclinarse hacia la apropiaci贸n de los objetivos de Los Tres Grandes".

BlackRock asegur贸, recientemente, que no es el "propietario" legal de las acciones que posee. "Somos m谩s bien los custodios del dinero que nos conf铆an los inversores", afirmaron.

Se trata de un tecnicismo para ser interpretado: lo que es innegable es que Los Tres Grandes ejercen los derechos de voto asociados con estas acciones. Por lo tanto, deben ser percibidos por los ejecutivos corporativos como propietarios de facto. Es f谩cil "sentirse propenso" cuando su puesto y su liquidaci贸n millonaria dependen del "custodio" del paquete de acciones que controla la compa帽铆a para la que trabaja.

Mientras los europeos levantaban su dedo acusatorio, y a pesar de las preocupaciones de la Comisi贸n Antimonopolio de la Uni贸n Europea (UE), la escena en los Estados Unidos fue minimizada y los riesgos asociados fueron subestimados. Sin embargo, los departamentos de Justicia y Antimonopolio de Estados Unidos despertaron el a帽o pasado. Las verdaderas razones del nuevo estado de alerta son obviamente pol铆ticas y se atribuyen a las estructuras de poder en la Casa Blanca y alrededor de ella. Oficialmente, las autoridades mostraron preocupaci贸n porque entre los que pusieron a Los Tres Grandes bajo la lupa se encuentra la Facultad de Derecho de Harvard. Desde sus prestigiosos bancos, Lucian Bebchulk y Scott Hirst, dos acad茅micos considerados entre los m谩s importantes expertos en gobierno corporativo, produjeron un estudio alarmante con el t铆tulo "El espectro de los tres gigantes".

En esencia, con las cuentas a mano, se demuestra que solo Los Tres manejan 16 billones de d贸lares (2019) y as铆 controlan 4 de cada 10 acciones de las principales corporaciones estadounidenses.

Seg煤n lo explicado por Vincenzo Beltrami en Startmagazine, "el peri贸dico de Harvard tiene el m茅rito de fotografiar el crecimiento exponencial que especialmente BlackRock y Vanguard tendr谩n en los pr贸ximos a帽os en las estructuras financieras conocidas hasta la fecha, desencadenando un cambio de paradigma a nivel global y cuyos efectos ya es posible predecir en el d铆a de hoy. Los acad茅micos de Harvard han calculado que las masas administradas por estos gigantes, con el poder relativo de representaci贸n que se deriva de ellas, est谩n destinadas a aumentar, respectivamente, en 34% en los pr贸ximos diez a帽os y en 41% si se calcula un per铆odo de veinte a帽os".

Ahora echemos un vistazo a algunos "detalles" publicados en Wikipedia:

Vanguard Group tiene su sede en Malvern, un suburbio de Filadelfia, Pensilvania. Fundada en 1975 por John C. Bogle, administra 6.2 billones de d贸lares en activos y tiene alrededor de 17,000 empleados. El CEO actual es Mortimer J. Buckley.
BlackRock tiene su sede en Nueva York. Gestiona un total de 7,5 billones de d贸lares en activos, de los cuales invirti贸 un tercio en Europa, 500 mil millones solo en Italia. Fue fundada en 1988 por Laurence D. Fink (CEO), Susan Wagner y Robert S. Kapito. Cuenta con 15,000 empleados.
State Street Global Advisors es la divisi贸n de gesti贸n de inversiones de State Street Corporation. Maneja alrededor de 3 billones de d贸lares. Tiene su sede en Boston, Massachusetts. El CEO es Cyrus Taraporevala. Cuenta con 2,500 empleados.

Estos datos confirman que los activos totales administrados por Los Tres Grandes ascendieron a 16 billones de d贸lares en 2019. Ahora la pregunta es: si los fondos son iguales a cuatro veces el PIB alem谩n o, si lo desea, cuatro veces la deuda p煤blica italiana... ¿cu谩l es la visi贸n de futuro de qui茅n los maneja?

Pero, sobre todo, volviendo a las proyecciones de los acad茅micos de Harvard, si superas los 20 billones en 2030 y vuelas hacia los 30 billones en 2040, entonces los fondos ser谩n equivalentes a la mitad del PIB de todo el planeta Tierra.

Si sumamos a todos los empleados de Los Tres Grandes, unas 35,000 personas, ¿c贸mo es posible administrar una masa financiera equivalente a la producida por la mitad de la poblaci贸n mundial, o sea 3,5 mil millones de humanos? Algo serio est谩 sucediendo. Por consiguiente, las autoridades antimonopolio tienen raz贸n (pero, ¿pueden intervenir?). Si hay una trampa, ¿d贸nde se encuentra?

Enrico Marro nos da una primera respuesta "t茅cnica" de las columnas de Sole 24 Ore. "Debe aclararse que el principal motor del crecimiento est谩 representado por la gesti贸n pasiva: es decir, por los ETF, destinados a alcanzar 25 mil millones de d贸lares en activos administrados en los pr贸ximos siete a帽os, seg煤n las estimaciones de Jim Ross, presidente de State Street".

Los ETF, o fondos cotizados en bolsa, son un tipo de fondos de inversi贸n que pertenecen a ETP (Exchange Traded Products), o a la familia macro de productos indexados, con el objetivo de replicar un 铆ndice de referencia (benchmark) con intervenciones m铆nimas. A diferencia de los fondos mutuos de inversi贸n y las SICAVs, tienen una gesti贸n pasiva, se liberan de la capacidad del administrador y se cotizan en la bolsa de valores de la misma manera que las acciones y los bonos.

La gesti贸n pasiva significa que el rendimiento est谩 vinculado a la cotizaci贸n de un 铆ndice burs谩til (que puede ser renta variable, materias primas, bonos, recursos monetarios, etc.) y no a la capacidad del administrador del fondo para comprar y vender. El trabajo del administrador se limita a verificar la coherencia del fondo con el 铆ndice de referencia (que puede variar seg煤n las adquisiciones de la compa帽铆a, quiebras, colapso de cotizaciones, etc.), as铆 como a corregir su valor en caso de desviaciones entre la cotizaci贸n del fondo y el del 铆ndice de referencia, que est谩n permitidas en el orden de algunos puntos porcentuales (1% 贸 2%).

La "gesti贸n pasiva" hace que estos fondos sean muy econ贸micos, con costos de administraci贸n generalmente m谩s bajos que el punto porcentual y, por lo tanto, competitivos con respecto a los fondos activos. Su amplia o gran diversificaci贸n, combinada con el comercio en la bolsa, los hace competitivos con respecto a la inversi贸n en acciones individuales. ¡Y ah铆 lo tienes!

Estos fondos nacieron en los Estados Unidos en 1993 y fueron negociados en AMEX para reproducir la tendencia del 铆ndice Standard & Poor 500 (en Italia est谩n en la lista desde 2002).
Los ETF tambi茅n pueden denominarse "clones financieros" porque imitan fielmente el rendimiento de un 铆ndice en particular.

Enrico Marro contin煤a: "Ahora existen 'clones' de todo tipo, desde aquellos relacionados con las cuotas rosadas hasta los que siguen la Biblia, desde los que invierten escuchando Twitter hasta aquellos guiados por inteligencia artificial o que se enfocan en la marihuana terap茅utica. Por no mencionar los ETF con sus estrategias sofisticadas de "beta inteligente", m谩s o menos contracorriente, a veces extravagantes. Todo lo que falta es un 'clon' en Bitcoin, cortado de ra铆z por los reguladores estadounidenses, debido a razones obvias de estabilidad financiera y sentido com煤n".

Me gustar铆a agregar algunas consideraciones de pol铆tica macro financiera a esta explicaci贸n t茅cnica. Antes del auge del mercado de valores y, espec铆ficamente, antes del comienzo de Nasdaq - que reemplaz贸 la compra y venta "humana" por la compra y venta digital gestionada por algoritmos-, el valor de cambio (capitalizaci贸n financiera) estaba fuertemente correlacionado con el valor de uso (producido por la econom铆a real). Para decirlo de manera m谩s simple, la riqueza material (PIB) ten铆a una contrapartida razonable en la riqueza negociada en las bolsas de valores. Con el advenimiento de Nasdaq y la primera colocaci贸n en la bolsa de valores de compa帽铆as "totalmente digitales", las finanzas comienzan un camino de virtualizaci贸n num茅rica, favorecido por los intercambios digitales que tienen lugar en un espacio-tiempo donde la velocidad y los vol煤menes tienden al infinito, mientras que los tiempos de acceso e intercambio tienden a cero.

En esta nueva "dimensi贸n num茅rico-financiera", la producci贸n de valor de cambio se exalta y su volumen crece exponencialmente, "deslig谩ndose" de la contraparte material (la econom铆a real). Esto ha permitido a los especuladores tener acceso a la producci贸n y gesti贸n de masas financieras interminables, que se crean de manera continua gracias, simplemente, a la multiplicaci贸n de los "intercambios" y que no tienen nada que ver con la econom铆a material real. Tanto es as铆 que ya se conoce que por cada d贸lar o euro correspondiente al valor de uso (econom铆a real) hay un valor equivalente ligeramente mayor en circulaci贸n en las bolsas de valores (de acuerdo con el FMI). Sin embargo, seg煤n otras fuentes, el valor de la capitalizaci贸n del mercado podr铆a ser de 4 a 8 veces mayor que el valor del PIB planetario.

Aqu铆 tenemos otra explicaci贸n, bastante desconcertante, de por qu茅 35,000 empleados manejan un valor equivalente a lo que producen 3,5 mil millones de seres humanos.

Veamos ahora la escena desde el punto de vista de las regulaciones:

En 1933, en los Estados Unidos, la Ley de Banca se incorpor贸 a una m谩s amplia, la Ley Glass-Steagall. Esta respuesta a la crisis financiera de 1929 ten铆a como objetivo introducir medidas para contener la especulaci贸n de los intermediarios financieros y evitar situaciones de p谩nico bancario. Las medidas incluyeron la introducci贸n de una separaci贸n evidente entre la banca tradicional y la banca de inversi贸n. Seg煤n la ley, las dos actividades ya no pod铆an ser ejercidas por el mismo intermediario, creando as铆 la separaci贸n entre los bancos comerciales y los bancos de inversi贸n. De hecho, se logr贸 evitar que la econom铆a real estuviera directamente expuesta a la influencia de las finanzas. Debido a su posterior derogaci贸n en 1999, sucedi贸 exactamente lo contrario en la crisis de 2007: la insolvencia en el mercado de hipotecas de alto riesgo, iniciada en 2006, desencaden贸 una crisis de liquidez que se extendi贸 de inmediato a la banca tradicional, porque esta 煤ltima se hab铆a involucrado en la actividad de inversi贸n.

Entre los efectos de la derogaci贸n, se permiti贸 la creaci贸n de grupos bancarios que, aunque con algunas limitaciones, permiten el ejercicio de la actividad bancaria tradicional junto a la actividad de seguros y de inversi贸n. Despu茅s de la nueva Gran Recesi贸n de 2008, durante la presidencia de Obama, se hicieron intentos para restaurar al menos parcialmente la Ley Glass-Steagall con la promulgaci贸n de la Ley Dodd-Frank. En realidad, la puerta del establo se hab铆a abierto y los caballos ya hab铆an salido corriendo. Hoy algunos observadores creen que la marcha triunfal de los fondos mutuos fue posible, precisamente, por la derogaci贸n de la Ley Glass-Steagall.

Y, de hecho, el alcance del cambio es sorprendente: de 2007 a 2016, los fondos administrados activamente registraron salidas de aproximadamente 1,200 mil millones de d贸lares estadounidenses (USD), mientras que los fondos indexados tuvieron entradas de m谩s de 1,400 mil millones de USD.

Ahora llegamos a consideraciones o conclusiones hist贸rico-filos贸ficas sobre el comportamiento colectivo de la especie humana. Despu茅s de las Grandes Revoluciones, la idea de la difusi贸n de la igualdad y los derechos, en algunas 茅pocas, parec铆a estar por encima de los intereses. As铆, la distribuci贸n de la riqueza se lograr铆a gracias a la negociaci贸n entre la fuerza laboral y el capital. Esta idea se proclam贸 a partir de la hip贸tesis de que los medios de producci贸n deber铆an pertenecer a quienes realmente produc铆an riqueza y no a los due帽os del capital. A pesar de las m煤ltiples batallas civiles y pol铆ticas, con la rendici贸n incondicional de la URSS y el declive de las ideas socialistas y comunistas, el capitalismo y sus sustitutos han ganado en la lucha con las masas trabajadoras y campesinas y con la clase de intelectuales que les apoyaron. Las 茅lites impusieron un neoliberalismo que no solo se basa, o no se basa m谩s, en la hegemon铆a derivada de la acumulaci贸n de la plusval铆a obtenida de la producci贸n de bienes, sino en una serie de nuevas fuentes de ingresos, entre las cuales, como se describe anteriormente, est谩 la producci贸n incontrolada de valor de cambio en bolsas de valores.

Ahora bien, en este punto es donde la poblaci贸n mundial ha hecho su elecci贸n en los 煤ltimos 30 a帽os: ¿es mejor luchar por poseer los medios y la infraestructura de producci贸n o es mejor tratar de participar en los beneficios que produce el sistema neoliberal en la bolsa de valores? Dada la brecha desventajosa entre los vol煤menes de la econom铆a real y los de las finanzas num茅ricas, teniendo en cuenta las tasas impositivas respectivas que privilegian las finanzas, junto con la propaganda pol铆tica, la seducci贸n de la publicidad y la inducci贸n de estilos de vida favorables al liberalismo individualista, la elecci贸n es cada vez m谩s hacia la segunda opci贸n. Y as铆, la visi贸n del mundo (weltanschaung) neoliberal angloamericana, caracterizada por la aceptaci贸n de la "apuesta", supera las visiones caracterizadas por la b煤squeda de "certezas". En este momento, decenas (quiz谩s cientos) de millones de ahorradores y millones de peque帽as y medianas empresas no est谩n reinvirtiendo sus ahorros y excedentes de capital en estructuras productivas y solo una peque帽a minor铆a se imagina generando trabajo para s铆 misma y para sus "iguales". ¡Ni siquiera lo est谩n pensando! Tan pronto como hay algunos ahorros, una indemnizaci贸n por despido, un legado hereditario o un capital inmovilizado, la abrumadora mayor铆a busca "un camino corto" para que d茅 frutos, o la mejor manera de invertirlo para obtener ganancias y posicionarse, sin cansarse ni preocuparse por "el pr贸ximo”.

Una cifra elocuente: seg煤n un an谩lisis de Morningstar publicado por el Financial Times, en 2018 BlackRock y Vanguard solo recolectaron el 57% de lo que circul贸 a nivel mundial en el variado panorama de los fondos mutuos.

Digamos que, en la oscilaci贸n eterna entre el individualismo y la solidaridad colectiva, el polo que representa los intereses personales inmediatos y medibles est谩 liderando el juego en un terreno que ha escapado por completo del control del humanismo solidario.

Para volver al tema de los fondos mutuos y llegar a una conclusi贸n: muchos creen que todo es leg铆timo y que su 茅xito est谩 determinado por circunstancias hist贸ricas y un conocimiento que es alto y superior al promedio de las capacidades de las masas. Pero sabemos que detr谩s de esta imagen de eficiencia se esconden pr谩cticas muy opacas y ambiguas. Pr谩cticas que incluso podr铆an permitir, dada la enorme cantidad de dinero involucrada, la compra no solo de los gerentes de las empresas sino tambi茅n de los gobiernos y las oposiciones en las democracias. Tomemos esto en cuenta.

utopia@robertosavio.info

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