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Greenpeace: Más trenes y menos aviones para frenar la crisis climática

La organización despliega una pancarta en Atocha en protesta por la "falta de trenes en verano"


Activistas de Greenpeace han desplegado esta mañana una pancarta sobre las vías de Atocha para denunciar la falta de trenes en un verano marcado por la crisis de la COVID-19. Bajo el texto “Ábalos: faltan trenes, sobran aviones”, la organización ecologista demanda al Ministerio de Transportes que apueste clara y decididamente por el ferrocarril como elemento clave para la descarbonización del transporte.

Greenpeace defiende el papel del ferrocarril como alternativa sostenible para reducir un gran número de vuelos, puesto que un viajero en tren emite hasta 20 veces menos CO2 que si viaja en avión. Por este motivo, los activistas también han señalado la supresión de servicios ferroviarios bajo el pretexto de la bajada de la movilidad durante este verano. Unos recortes que han alcanzado tanto a AVE y Larga Distancia como a Cercanías y Media Distancia y que han provocado escenas de trenes completos y falta de plazas en varias conexiones.

A la denuncia de Greenpeace por la falta de servicios ferroviarios se suma la demanda de condiciones climáticas a los rescates de la aviación: hasta el momento, España ya ha ayudado con 1.010 millones de euros a Iberia y Vueling mediante créditos ICO avalados por el Estado.[2] A esta ayuda podría añadirse en breve una inyección directa de capital público en Air Europa para evitar su quiebra. Un rescate que no supondría la entrada del Estado en el accionariado (como sí ha sucedido con Air France o Lufthansa) sino que serviría para facilitar la operación de compra de Air Europa por parte del Grupo IAG, el holding de Iberia y British Airways.

Condiciones climáticas para la aviación

Ya el pasado mes de junio Greenpeace desplegó frente al Congreso una enorme pancarta pidiendo “no más dinero público a empresas contaminantes” [3] en referencia a las multimillonarias subvenciones concedidas a la aviación y al automóvil. Ambos sectores dependen masivamente de los combustibles fósiles y deben afrontar su urgente descarbonización para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.

Greenpeace exige al ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que cualquier medida de rescate público incluya el estricto cumplimiento del Acuerdo de París y reducir las emisiones del sector aéreo. Para lograr este compromiso, Greenpeace propone acabar con los vuelos cortos siempre que exista una alternativa ferroviaria por debajo de seis horas o, en su caso, un tren nocturno. 

“De completarse la operación de compra, más del 85% de dichos vuelos cortos serían operados por aerolíneas del grupo IAG. Por eso consideramos que el Ministerio de Transportes tiene capacidad para fijar un veto a los vuelos cortos como condición para el rescate, del mismo modo que el Gobierno francés de Macron ha hecho con el rescate a Air France”, ha señalado Adrián Fernández, responsable de la campaña de Movilidad de Greenpeace.  

Greenpeace también demanda que cualquier rescate público a las aerolíneas se destine a proteger los salarios y las condiciones de las personas trabajadoras, al mismo tiempo que se prohíba cualquier beneficio particular como los repartos de dividendos o bonos de beneficios. Cualquier aportación pública debe sentar las bases para una transición ecológica justa con planes de inversión masiva en soluciones de transporte sostenibles, como una red transeuropea de ferrocarril o un transporte público accesible para todos. 

Menos trenes y más caros que nunca

El descenso en la oferta ferroviaria no se limita a una reducción de frecuencias. También se han suprimido todos los trenes nocturnos (que están en auge en otros países) y los servicios de atención a bordo, provocando que los trenes circulen sin personal suficiente a bordo mientras hay 2.000 personas de tripulación en ERTE. Todo ello contribuye, según Greenpeace, a degradar el servicio del tren, que es una pieza clave para reducir las emisiones en el sector del transporte.

“Renfe ha comunicado que implantará más servicios en función de la demanda, pero la realidad es que es imposible conocer la demanda del tren cuando se empuja a los viajeros a ir en avión o en su coche por falta de trenes. El primer paso para impulsar el ferrocarril como medio de transporte es que haya un servicio y que sea accesible a todos, pero este verano hemos visto todo lo contrario: menos trenes y más caros”, añadió Fernández, en referencia a la ausencia de tarifas promocionales, las cuales sólo se han aplicado esporádicamente en las últimas semanas. 

Desde Greenpeace se pide al Ministerio de Transportes que ponga en práctica sus buenas intenciones en favor del tren y que queden plasmadas en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado previstos para 2021 y en la futura Ley de Movilidad y Financiación del Transporte Público, una norma muy demandada por la organización y actualmente en trámite de audiencia previa.

Más trenes y menos aviones para frenar la crisis climática

por Adrián Fernández Carrasco  




Vivimos un verano extraño. La ausencia de turistas y la bajada general de la movilidad nos ha traído un escenario inusual con estaciones y aeropuertos vacíos. Sin embargo, algunas personas sí se han podido desplazar para ver a sus familias y amistades, o simplemente para descansar tras un durísimo confinamiento. Y muchos han visto como al coger el tren -uno de los transportes menos contaminantes- Renfe había recortado horarios, o no quedan billetes, o estaban carísimos por falta de promociones. Ante esta situación, muchas personas han optado por ir en su coche o en avión, medios más contaminantes y que no ayudan a reducir las emisiones del transporte.

La crisis del coronavirus no nos puede hacer olvidar los efectos de la crisis climática. El transporte acapara casi un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en España. Su descarbonización es un reto urgente: no basta con parar unos meses. Hay que dar la vuelta al sistema, reducir los medios más contaminantes como el avión y promover soluciones respetuosas con el planeta. Y lo hemos hecho en la estación más grande (Madrid-Atocha) donde un grupo de activistas ha pedido al Ministro Ábalos que deje de quitar trenes y piense en cómo reducir las emisiones de la aviación en la “nueva normalidad”.

El avión es el modo de transporte más contaminante por viajero transportado, sobre todo cuando se trata de vuelos cortos. Y no hay una tecnología que nos permita volar sin CO2. Pero también tenemos que ser realistas: no podemos pedir a lugares como Canarias o Baleares que renuncien a su conectividad, pero sí podemos promover el tren para movernos dentro de la Península y evitar un gran número de vuelos innecesarios.

Ya se lo pedimos a las estrellas de LaLiga, cuando equipos como el Madrid o el Barça volaron en trayectos ridículamente cortos en lugar de usar el tren y mitigar su huella de carbono. Y ahora se lo pedimos al Ministerio de Transportes para que limiten los vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren.

Tras una ingente inversión pública en nuevas líneas ferroviarias, actualmente disponemos de una red infrautilizada por una planificación errónea. Sin embargo, el tren ha demostrado ser el transporte preferido por la población cuando es competitivo en tiempo y coste, por lo que es hora de poner en valor nuestra red ferroviaria y convertir al ferrocarril en el transporte preferente contra la crisis climática.

Por este motivo, desde Greenpeace pedimos al MITMA que apueste por el tren con una serie de medidas concretas:
Revertir los recortes de horarios llevados a cabo este verano, en especial los trenes de Servicio Público que muchas personas utilizan para ir a trabajar.
Recuperar los Trenhotel suprimidos durante el confinamiento, así como establecer nuevas conexiones internacionales con Francia y Portugal.
Incrementar la cuota de mercancías por tren, de las más bajas de Europa.
Tarifas más accesibles a todas las clases sociales, fijando el inicio para los servicios de bajo coste como AVLO, aplazado ‘sine die’
Suprimir los vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren inferior a 6 horas o, en su caso, un tren nocturno.



El avión seguirá siendo necesario para conectar las islas o para los destinos más alejados, pero en la península lo mejor es usar el tren siempre que se pueda y evitar los vuelos cortos. Solo así podremos alinear la actividad aérea con los objetivos del clima, mientras se desarrollan nuevos combustibles que nos permitan volar en el futuro de forma neutra en emisiones.

La eliminación de los vuelos cortos es una tendencia en Europa. Por ejemplo, el gobierno francés ha impuesto medidas climáticas como condición para ayudar a Air France, limitando los vuelos nacionales en favor del tren. Mientras, en España nuestro Gobierno prepara una inyección de capital para rescatar Air Europa y facilitar así su compra por Iberia. Un rescate que debe mirar por las personas que trabajan y no por la cuenta de resultados de las empresas.

Y sobre todo, estas ayudas no pueden olvidar al medio ambiente como se ha hecho hasta ahora: subvencionando a empresas contaminantes con dinero público, como ha pasado con la automoción. Si se completa la compra de Air Europa, casi todos los vuelos cortos de España serán operados por el holding de IAG. Una oportunidad para que el Gobierno regule los vuelos peninsulares y llevarnos así por la vía correcta: ¡la del tren!




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