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Medio siglo


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Yo vi del polvo levantarse audaces
a dominar y fenecer tiranos,
atropellarse ef铆meras las leyes
y llamarse virtudes los delitos.
Vi las fraternas armas nuestros muros
ba帽ar en sangre nuestra y combatirse,
Vencido y vencedor, hijos de Chile”(1).
(Leandro Fern谩ndez de Morat铆n: “Eleg铆a a las musas”)

Por Manuel Acu帽a Asenjo
Un nuevo cuatro de Septiembre
Hace exactos cincuenta a帽os atr谩s, un cuatro de septiembre de 1970(2) fue elegido presidente de Chile Salvador Allende Gossens, probablemente, la figura m谩s notable de todas las que jalonan la historia de la que a煤n creemos ‘nuestra’ naci贸n. Ser铆a consagrado como presidente de la Rep煤blica en los meses sucesivos y entrar铆a en la casa de Gobierno un 4 de noviembre de ese mismo a帽o para no abandonarla jam谩s. Porque aquella casa, aquel palacio no ser铆a solamente su lugar de trabajo sino su pertenencia, su propiedad, la propiedad de todos nosotros encarnada en su figura. Y, en t茅rminos m谩s absolutos, su mortaja, el lugar que cubrir铆a los despojos del m谩s preciado bien que dejar铆a en ella: su vida.
Fue el gobierno de Salvador Allende la culminaci贸n de un sostenido proceso de avance de las fuerzas populares para hacerse en las manos con el 谩rea administrativa del aparato estatal y, a partir de all铆, intentar la construcci贸n de una nueva sociedad sobre la base de los principios de solidaridad, cooperaci贸n e igualdad.
La elecci贸n de Allende marca un hito no s贸lo en la historia de la Rep煤blica, sino en la vida particular de todos aquellos que vivimos esa 茅poca y decidimos consagrarnos a la causa popular. Puedo afirmarlo sin temor a equivocarme: aquel hecho dio comienzo a la 茅poca m谩s bella en la vida de muchos de nosotros. A pesar de los problemas propios que derivan de la inevitable y necesaria interacci贸n entre los seres humanos. Tres a帽os en los que experimentar铆amos, en carne propia y por primera vez, lo que Francesco Alberoni llamar铆a, m谩s tarde, ‘stato nascente’, estado an铆mico en el que la euforia hace presas de una poblaci贸n que se encuentra a s铆 misma, que descubre la fuerza de sus convicciones, su propia potencialidad y, de pronto, se ve impelida a festejar todo aquello, a cantar, a re铆r, a gozar de la vida, a invitar al vecino, al amigo, a quien est谩 a su lado, a participar de ese estado especial de sublimaci贸n en donde no hay lugar para el pesimismo o la desesperaci贸n, en donde todo se ve positivo, todo es bueno, todo es alegr铆a. Porque se quiere construir una sociedad nueva, con nuevos valores, con nuevos principios morales, con generosidad hacia los dem谩s, con amor, cari帽o, dedicaci贸n. ¿Podr铆an, acaso, si no de esta manera, interpretarse aquellas sentidas palabras con las cuales el presidente electo se despidi贸 de nosotros en la noche de aquel 4 de septiembre, desde los balcones del edificio de la FECH, en Alameda?
“Ir谩n a sus trabajos, ma帽ana o el lunes, alegres y cantando; cantando la victoria tan leg铆timamente alcanzada y cantando al futuro. Con las manos callosas del pueblo, las tiernas manos de la mujer y la sonrisa del ni帽o, haremos posible la gran tarea que s贸lo un sue帽o responsable podr谩 realizar.
Les digo que se vayan a sus casas con la alegr铆a sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el ma帽ana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner m谩s pasi贸n, m谩s cari帽o, para hacer cada vez m谩s grande a Chile, y cada vez m谩s justa la vida en nuestra patria.”(3)
El ‘stato nascente’ hace milagros. Desencadena los sentimientos del ser humano. Lo desnuda para mostrarlo en su m谩s 铆ntima expresi贸n. Desencadena su creatividad; desencadena su genio. Abre, en toda sociedad, un periodo de vasta producci贸n intelectual. Hace del ser humano un ser sublime. Lo que nos lleva a comprender por qu茅 en ese per铆odo hubo tanta elaboraci贸n art铆stica. Y porqu茅 hizo su ingreso a esta naci贸n tanta intelectualidad mundial. No fue casualidad que llegaran a estudiar ese Chile tan especial personajes que hoy han contribuido al desarrollo te贸rico de la humanidad como Andr茅 Gunder-Franck, Immanuel Walerstein, Eduardo Fioravanti, Manuel Castells y muchos otros. No fue casualidad la proliferaci贸n literaria. Ni fue casualidad, por tanto, que nuestros 铆dolos juveniles fuesen Miriam Makeba, Joan B谩ez, Raymon, Silvio Rodriguez, Pablo Milan茅s, Alfredo Zitarrosa, entre muchos otros. Ni fue casualidad que cant谩ramos junto a ‘Inti Illimani’, ‘Quilapay煤n’, Isabel y Angel Parra, ‘Los Zunchos’, y multitud de otros artistas y cantautores como Victor Jara, Osvaldo Rodriguez, Payo Grondona. Porque se trataba de una 茅poca en donde la creaci贸n art铆stica en todos sus niveles parec铆a haberse desatado. Era una 茅poca de alegr铆a y creatividad. En todo sentido. Por eso cant谩bamos, ilusionados, junto a Dean Reed:
Con todos los obreros
no nos mover谩n,
Con todos los obreros
no nos mover谩n.
¡Y quien no crea,
que haga la prueba!
¡No! ¡No nos mover谩n!
O, con Quilapay煤n, luego de la nacionalizaci贸n de nuestras riquezas b谩sicas:
“Nuestro cobre
Ahora est谩s en casa
Y la patria te recibe emocionada
Con vino y con guitarras.
Son tus due帽os los mismos que murieron
Porque no te llevaran
Y de aqu铆 ya no te mueven ni con sables
Ni tanques ni metrallas”.
¿Qu茅 pas贸, sin embargo, que hizo malograrse todos aquellos sue帽os? ¿Qu茅 ocurri贸 para que un grupo de audaces pusiera fin a ese sue帽o maravilloso que nos invitaba a construir un Chile por nosotros mismos y no por mano ajena, aduci茅ndose que se realizaba todo aquello para terminar con un r茅gimen que hab铆a conducido a Chile a una ‘crisis moral, social, econ贸mica y pol铆tica’? ¿Era cierto todo ello?
Las verdaderas causas del Golpe
Se ha escrito mucho acerca de los motivos que impulsaron a los generales y almirantes insurgentes a levantarse en armas contra el presidente Salvador Allende y su Gobierno. No obstante, hay factores a los que nadie se ha referido en forma directa.
En la teor铆a de la organizaci贸n existe un axioma que es crucial para entender que la marcha de las naciones no es sino la marcha de la humanidad en busca de su destino. Y no lo contrario. Porque es el todo quien hace a la parte y no la parte al todo; y, adem谩s —algo que es necesario, siempre, tener presente—, que el hilo se corta por la parte m谩s delgada.
Es un hecho conocido que los fen贸menos recorren ciclos de existencia; tambi茅n lo hacen los sistemas, como lo es el capitalista. A lo largo de los a帽os, los ciclos que recorre el sistema capitalista parecieran encontrarse perfectamente alineados con los ciclos que recorren, igualmente, sus distintas formas de acumular. Estas formas, tambi茅n se agotan, cumplen su ciclo y requieren ser reemplazadas por otras que sean capaces de revertir la alica铆da cuota de ganancia, fen贸meno que resulta crucial para los estamentos 谩vidos de plusvalor (4). Ello implica que esas formas de acumular agotadas deben ser reemplazadas por otras o, al menos, modificadas, para enfrentar con 茅xito los desaf铆os que el futuro exige a los estamentos dominantes en esa sociedad. Porque tales fen贸menos se encuentran estrechamente vinculados al desarrollo de las fuerzas productivas que, a su vez, fijan las condiciones para el funcionamiento 贸ptimo de las relaciones de producci贸n. Cuando eso no sucede, la 茅poca de revoluci贸n social — que puede ser tanto conservadora como innovadora —, se hace inminente.
Por eso, para nosotros, las causas de las asonadas golpistas no radican en las acciones simples de sujetos no menos simples que sus actos —como el ingreso en el 煤ltimo minuto de Pinochet al magnicidio—, sino en esa circunstancia que se repite majaderamente en la evoluci贸n del sistema capitalista: el agotamiento de las formas de acumular que peri贸dicamente se introducen dentro de su modo de producir. Dej茅monos de afirmar ingenuidades tales como que fue la culminaci贸n de la lucha entre los que quer铆an destruir a Chile y quienes quer铆an salvarlo, entre quienes practicaban el bien o quienes deseaban el mal, entre los que cre铆an o no cre铆an tal o cual cosa, O como dec铆a el propio Pinochet, la lucha entre chilenos buenos o malos. Menos, a煤n, atribuir el hecho a la genialidad militar de un pu帽ado de insurrectos. El desplome de un gobierno no puede explicarse con bromas de mal gusto que, a menudo, formulan ciertos analistas poco serios, a la vez que una manifiesta demostraci贸n de incapacidad de los mismos para entender la din谩mica de los procesos sociales. Porque dejan en la inc贸gnita el verdadero por qu茅, la raz贸n que gu铆a la ocurrencia de ese mismo movimiento militar. Y en filosof铆a, los fen贸menos no se explican con ‘peticiones de principio’, ‘c铆rculos viciosos’, entelequias o sofismas, que es como explicar sin explicar o, simplemente, dejar las verdaderas explicaciones en la penumbra.
El advenimiento del Golpe
Lo que es cierto es que las formas de acumular se agotan en el tiempo por la baja tendencial de la cuota de ganancia; entonces, los negocios ya no resultan tan rentables para los inversionistas y el dinero comienza a acumularse en las b贸vedas de los bancos. La forma de acumular o modelo se agota y comienza a exigir que se realice un dr谩stico cambio en su funcionamiento o, simplemente, se la abrogue y reemplace por otra. Las clases y fracciones dominantes ven amenazada su forma de dominar. Es lo que sucedi贸 en Chile en 1973, fen贸meno que ven铆a manifest谩ndose desde hac铆a ya muchos a帽os. No olvidemos que Eduardo Frei sufri贸 algunas de esas advertencias, especialmente con la rebeli贸n de Roberto Viaux Marambio, asonada que record贸 en un memorable discurso, se帽alando haberse paseado por los corredores de La Moneda, durante esos sucesos, para detenerse ante el cuadro
“[…] de aquel que lleg贸 a la inmolaci贸n”,
en una inequ铆voca referencia al presidente Jos茅 Manuel Balmaceda, quien se suicidara un 18 de septiembre al interior de la Legaci贸n Argentina, en Santiago.
Si la base econ贸mica de la sociedad, sobre la cual ha construido 茅sta su normatividad jur铆dica y su cultura, acusa graves deterioros, no puede sino presumirse que todo el edificio institucional levantado sobre tan febles bases corre grave riesgo de derrumbarse estrepitosamente. Gobierne quien gobierne.
Y, puesto que as铆 hab铆a sucedido en Chile, el golpe vino, el tan anunciado golpe se hizo presente; se dej贸 sentir con la fuerza de un hurac谩n, como un cataclismo interminable que no dejar铆a en pie rastro alguno de la institucionalidad anterior. Porque las clases dominantes no solamente pueden destruir y construir la institucionalidad que quieren —derecho que, naturalmente, niegan a las clases dominadas— sino atribuir a los golpistas la calidad de ‘salvadores’, porque les han evitado perder sus privilegios y prebendas.
Por consiguiente, no fueron los complots que enaltecen a los conspiradores lo que condujo a la realizaci贸n de ese magnicidio ni la genialidad en la conducci贸n de la misma atribuida a los generales insurgentes sino la acci贸n un simple modelo de econom铆a hacia adentro que se hab铆a tornado inservible. He ah铆 nuestro ideario en cuanto a las verdaderas causas que hicieron explosi贸n en 1973, apenas tres a帽os de haber sido terciada la banda tricolor del mando institucional sobre el pecho de quien pasar铆a a ser el m谩s grande de los presidentes chilenos.
Nada menos que todo un hombre (5)
Allende fue elegido con una mayor铆a relativa porque as铆 lo establec铆a el sistema institucional chileno. Todos los presidentes que lo precedieron en el ejercicio de esa labor hab铆an sido confirmados de la misma manera por el Congreso. Es una afirmaci贸n mal茅vola que solamente busca una manera sucia de justificar el golpe en su contra asegurar que Allende fue un presidente elegido por una minor铆a. Porque esa misma minor铆a fue caracter铆stica en la elecci贸n de todos los presidentes que lo precedieron en el cargo. Porque, de acuerdo a la Constituci贸n de 1925, todo candidato que no alcanzase la mayor铆a relativa hab铆a de ser confirmado por el Congreso en calidad de presidente de la Rep煤blica. Por eso, tambi茅n Allende, que fue elegido con una mayor铆a relativa, debi贸 ser consagrado en el car谩cter de Jefe de Estado de la manera indicada. Por eso, no deja de ser notable que, a diferencia de otros —que recorrieron un camino inverso—, comenzara a legitimarse sucesivamente en los actos eleccionarios que se realizaron en la naci贸n hasta mediados de 1973(6).
El 11 de septiembre de 1973, el golpe se desencaden贸 con la furia de las clases y fracciones de clase dominantes que ve铆an en peligro su condici贸n de tales. Ese d铆a, Allende no entr贸 solamente al palacio de Gobierno para reafirmar su calidad de gobernante sino hizo su ingreso a la Historia, jalonado de gloria y resplandores. No solamente a la mezquina Historia de una naci贸n peque帽a, enclavada en los confines de la Ant谩rtica, sino a la magna Historia, a la Historia Mundial, aquella que solamente escriben con sus obras los grandes personajes. Entr贸 all铆, directo, al pante贸n de los h茅roes, para escribir con su sangre una de las p谩ginas m谩s gloriosas de esa Historia. Allende, para honra de quienes, como nosotros, hemos estado permanentemente rescatando su memoria, y maldici贸n de sus detractores, es hoy una de las m谩s excelsas figuras mitol贸gicas en la historia de la humanidad. Chileno, hombre como todos nosotros, muri贸 dignificando a su pueblo, reviviendo en su gesta el sacrificio de todos aquellos que le precedieron. Como Arturo Prat quien, antes de iniciar su combate hom茅rico, hab铆a jurado no arriar jam谩s el pabell贸n ante el enemigo, la vida de Salvador Allende tambi茅n se extingui贸 junto al tricolor de La Moneda, hecho girones, flameando a煤n, heroico, 铆nclito, jam谩s doblegado, en lo alto del palacio en llamas. Allende entr贸 a la Historia resplandeciente, metralleta en mano, peleando junto a un pu帽ado de los suyos y del cuerpo de polic铆a civil, defendiendo su honor de gobernante, en el interior de su palacio de gobierno en llamas, contra tres ej茅rcitos y un cuerpo policial sublevados cuya 煤nica finalidad era tomar el control de aquella naci贸n en el car谩cter de bot铆n de guerra para repartir entre sus familiares hasta las plazas de los pueblos m谩s humildes. Esa gesta, que nos enorgullece como chilenos, y que en uno de nuestros trabajos hemos querido llamarla ‘La epopeya de La Moneda’ (7), refleja el hero铆smo de un hombre 煤nico que revivi贸 en su persona a los viejos h茅roes de los cuales se nutri贸 nuestra imaginaci贸n en los a帽os que aprend铆amos la historia de esta naci贸n y parte de la historia de la humanidad. Porque Allende fue un hombre en el m谩s exacto y emotivo sentido de la palabra. Le gustaban las mujeres o, como lo dijo una vez su amigo Gabriel Garc铆a M谩rquez,
“Amaba la vida, amaba las flores y los perros, y era de una galanter铆a un poco a la antigua, con esquelas perfumadas y encuentros furtivos” (8).
Nuestro buen amigo Luis Sep煤lveda, fallecido hace poco en Espa帽a, en medio de la pandemia, dijo, una vez, que lo conoci贸
“Como un hombre excepcional, lleno de humor, de contradicciones y con una capacidad enorme de convencer, de seducir. Era tomador de vino, de whisky Chivas Regal y amante de los helados de coco”(9).
As铆 era Allende, hombre que, como muchos, gustaba de lo bueno. Y, agregar铆amos nosotros, no solo ‘Chivas Regal’ —que es uno de los mejores whiskies ‘blendeds’ sino, tambi茅n, los de una sola cosecha, los ‘one single malted’, pues hombre que sab铆a distinguir.
Nos hab铆a dicho ese 4 de septiembre que hoy recordamos:
“Yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan s贸lo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades que tiene un hombre, y si pude soportar —porque cumpl铆a una tarea— la derrota de ayer, hoy sin soberbia y sin esp铆ritu de venganza, acepto este triunfo que nada tiene de personal, y que se lo debo a la unidad de los partidos populares, a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros. Se lo debo al hombre an贸nimo y sacrificado de la patria, se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra. Le debo este triunfo al pueblo de Chile, que entrar谩 conmigo a La Moneda el 4 de noviembre” (10).
Hoy, luego del fracaso del modelo neoliberal, para cuya imposici贸n se ultim贸, tortur贸 y encarcel贸 a miles de nuestros compatriotas bajo la excusa de parte hacer de Chile una potencia econ贸mica, cuando se cumple medio siglo de aquel triunfo incomparable, cuando —bajo el modelo neoliberal, heredado de la dictadura pinochetista—, se multiplican los campamentos, el hambre, las ollas comunes y la miseria en las poblaciones, la figura de este hombre valeroso se hace cada vez m谩s presente con esa sencilla propuesta de dar medio litro de leche a cada ni帽o chileno, su proyecto de Nueva Constituci贸n y un programa de Gobierno que las organizaciones sociales debieran, nuevamente revisar. Porque bien vale la pena volver los ojos al pasado y remover propuestas de anta帽o que pueden, hoy, cobrar plena validez. Muchos de quienes las plantearon, como el propio presidente Allende, cometieron el 煤nico grave error de adelantarse a su tiempo. Tal vez es el momento propicio para que las nuevas generaciones decidan si acaso ha llegado o no el momento de hacer suyas todas aquellas tareas que quedaron pendientes un 4 de septiembre medio siglo atr谩s. Nosotros, despid谩monos de su recuerdo con estas palabras suyas, pronunciadas poco antes que el vuelo rasante de los aviones, que lo crucificaron en el palacio gubernamental, dejaran caer sus fat铆dicas cargas sobre aquel edificio:
“Seguramente Radio Magallanes ser谩 acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegar谩 a ustedes. No importa. La seguir谩n oyendo. Siempre estar茅 junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo ser谩 el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superar谩n otros hombres este momento gris y amargo en el que la traici贸n pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho m谩s temprano que tarde, de nuevo se abrir谩n las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”(11).
(1) El poema de Leandro Fern谩ndez de Morat铆n, que he parafraseado al comienzo, se llama ‘…’ y es posible encontrarlo completo en varios sitios de Internet. En la parte final del original ha de leerse ‘Espa帽a’ en el lugar donde he colocado ‘Chile’. Me lo ense帽aron con la palabra ‘fenecer’, que he empleado, y no ‘perecer’, como figura en Internet.
(2) El 4 de septiembre de 1821 fue asesinado (legalmente, por supuesto) en Mendoza, el general Jos茅 Miguel Carrera Verdugo, uno de los m谩s excelsos hijos de Chile. Empleamos aqu铆 el t茅rmino ‘asesinato’ porque tal fue el calificativo empleado por el ni帽o, hijo del pr贸cer, Jos茅 Miguel Carrera Fontecilla cada vez que su maestro, Andr茅s Bello, le inquiri贸 sobre la vida de su padre en Argentina. Jos茅 Miguel Carrera Fontecilla, despu茅s de haber encabezado el triunvirato en la llamada ‘Comuna de La Serena’ muri贸 exiliado en Per煤 el d铆a 09 de septiembre de 1860. Fue sepultado el 11 de ese mismo mes, en Lima, fecha que, curiosamente, coincide con el derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular. Y con el discurso que, ante su timba, leyera el soldado obrero Ambrosio Larraechea describiendo su amor por las clases postergadas, que pareciera haber sido dedicado a la memoria de Salvador Allende.
(3) Para quien tenga inter茅s en ello, puede encontrar el discurso completo de Allende que hemos citado, en la edici贸n de ‘Le Monde Diplomatique’ de 25 de agosto de 2017.
(4) Uno de los autores a quien llam贸 la atenci贸n la sucesi贸n de estos ciclos fue Nicolai Kondratiev quien desarroll贸 una elaborada teor铆a al respecto.
(5) Empleamos, aqu铆, en el car谩cter de subt铆tulo, el nombre de la obra de teatro que escribiera don Miguel de Unamuno.
(6) Es el caso de Sebasti谩n Pi帽era que, luego de haber sido elegido con la mayor铆a requerida por la constituci贸n pinochetista, ha ido perdiendo legitimidad hasta llegar en diciembre de 2019 a un 6% de aprobaci贸n ciudadana. Pi帽era es un presidente legal, mas no leg铆timo.
(7) V茅ase nuestro libro ‘Mar铆a Isabel’, escrito en homenaje a Mar铆a Isabel Beltr谩n S谩nchez, detenida en Santiago y ejecutada en Linares, presumiblemente, en el pol铆gono de esa ciudad.
(8) V茅ase de Gabriel Garc铆a M谩rquez ‘La verdadera muerte de un presidente’ , en varios sitios de Internet.
(9) Entrevista a Luis Sep煤lveda. Revista ‘Caras, N° 274, de 2 de octubre de 1998, p谩g. 106.
(10) Id. (3).
(11) “脷ltimas palabras del presidente Salvador Allende”, documento que se puede encontrar en varias p谩ginas de Internet.
https://www.pressenza.com/es/2020/08/medio-siglo/

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