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Nuevas sanciones de Trump contra Huawei y China

 OPINIÓN de Sergio Ortiz

EL MAYOR IMPERIO QUE ESPÍA AL MUNDO ACUSA A HUAWEI DE ESPIAR

Donald Trump viene endureciendo sanciones contra la cooperativa china Huawei y cerrando consulados de China. Su excusa: supuesto espionaje. Motivo real: China le viene ganando a EE UU la carrera tecnológica con la red 5G.


SERGIO ORTIZ

Las represalias vienen por partida doble. Por un lado impactan sobre la cooperativa Huawei, con sanciones económicas y comerciales, detenciones en Canadá con pedido de extradición a Estados Unidos de familiares de Zhengfei, el fundador de la compañía, etc.

Y por el otro, agresiones que afectan las relaciones bilaterales, por ejemplo al disponer el 21 de julio pasado el cierre del consulado de China en Houston, el más antiguo de todos desde que se reanudaron las relaciones bilaterales tras la mentada diplomacia del “ping-pong” de 1971-1972.

Estas agresiones no quedaron sin respuesta de Beijing. Su embajada en Washington emitió un comunicado diciendo que “esto es una provocación política emprendida unilateralmente por la parte estadounidense, lo cual viola seriamente el derecho internacional, las normas básicas que rigen las relaciones internacionales”. Y seis días más tarde se cerró el Consulado General de EE UU en la ciudad de Chengdu. Para cualquier observador neutral quedaba claro quién era el agresor y quién el agredido, por más que a Trump el punto no le interese.

Desde mayo de 2019 aquél puso a Huawei en una lista negra. Las empresas estadounidenses y las residentes en EE UU no podrían comprar ni vender componentes a la compañía china. Ese boicot, copiándose del que se aplica contra Cuba desde 1962, se plantea también como mecanismo extraterritorial: empresas de terceros países no pueden vender sus productos a Huawei si tienen partes estadounidenses.

Ahora las sanciones se extendieron a otras 38 compañías ligadas a Huawei, bajo la sospecha de servir para evadir o aligerar el mencionado boicot.


Las acusaciones

Los argumentos de la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado y la Secretaría de Comercio son pobres y repetidos. Huawei sería una empresa integrada al Estado chino y entregaría sus datos al Partido Comunista y al Ejército chinos. Eso pondría en grave riesgo a los clientes y países porque sus datos estarían en poder del “comunismo”.

Pese a los avanzados sistemas de espionaje norteamericano en el mundo, con la CIA y 16 agencias de inteligencia, no pudieron presentar un sólo caso de aquel espionaje chino.

Ante esa pobreza de pruebas, la acusación fue más leve pero igualmente falsa: el sistema de 5G de la cooperativa china dejaría “una puerta de atrás” abierta para espiar. O sea no sería un espionaje activo propio sino una facilidad para husmear, igualmente indemostrable.

El secretario de Estado Mike Pompeo viene acusando a la firma china de ser el “Caballo de Troya”, que si la deja participar de las redes 5G de los países europeos transferiría al “Partido Comunista chino y los servicios secretos chinos los datos de todos los usuarios”. Así apuntó contra Beijing en la Conferencia sobre Seguridad en Munich, Alemania, a mediados de febrero de este año.

La fobia antichina, si bien es más fuerte en el bando republicano, también campea entre el demócrata. En la citada conferencia, Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes, instó a todos los países a mantenerse alejados de Huawei. “China está buscando exportar su autocracia digital a través de su gigante de las telecomunicaciones”, dijo.

Tratando de infundir miedo en sus aliados europeos, el secretario de Defensa, Mark Esper, advirtió: “si no entendemos la amenaza y no hacemos algo, al final podría comprometer lo que es la alianza militar más exitosa de la historia, la OTAN”.

Esa presión yanqui ha tenido algunos logros, aunque no totales ni definitivos. Un mes antes de la reunión de Munich, el gobierno conservador de Boris Johnson había dispuesto admitir a Huawei en las redes británicas de 5G, aunque con un tope del 35 por ciento y sin injerencia en los puntos neurálgicos o “nudos”. Eso fastidió mucho a EE UU que se lo reclamó de muchas maneras. Al final el 24 de julio el gobierno inglés retrocedió y anuló sus permisos anteriores, dando plazo hasta 2023 para que la empresa china retire todos sus equipos. Francia estaría en la misma onda de aceptar el chantaje norteamericano en tanto Alemania aún no ha resuelto el dilema.

Países importantes como India y Brasil siguen abiertos a Huawei.

El ladrón grita al ladrón

Las caras de Trump, Pompeo, Pelosi y Esper son de cemento armado, o sea muy caraduras. Sólo así se entiende que acusen a una cooperativa china de espionaje cuando las agencias de inseguridad “made in USA” espían al mundo entero. Y no lo hacen solo con la CIA, NSA y otras dependencias que tienen la marca en el orillo sino también en firmas privadas como Google y Facebook. Desde 2013, vía acusaciones de Edward Snowden, salieron a luz esos negocios sucios con las agencias de espionaje.

Ese año el fundador de Xmission, Peter Ashdown, un proveedor de servicios de Internet en EE UU, afirmó al portal ruso RT que “Google, Microsoft o Apple están cobrando por abrir sus redes para que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) las inspeccione”.

Los dueños de esas compañías ganaron miles de millones de dólares en esta pandemia. Ayer se publicó que “los 12 multimillonarios más relevantes de Wall Street, que incluyen a los fundadores de Amazon, Microsoft y Facebook -Jeff Bezos, Bill Gates y Mark Zuckerberg respectivamente-, alcanzaron por primera vez en la historia una riqueza combinada de 13 cifras, es decir, más de un billón de dólares de patrimonio y un 40 % más que cuando comenzó la pandemia global del coronavirus”.

Lo que está en juego

Las redes de 4G van a ser reemplazadas por por la de quinta generación (5G). La desgracia yanqui y europea es que la china Huawei es la más adelantada en la materia, muy superior a las europeas Nokia (finlandesa) y Ericsson (sueca). Un indicio de debilidad es que el fiscal general de EE UU, William Barr, dijo que las empresas de su país deberían invertir en Nokia o Ericsson para contrarrestar la amenaza de Huawei con su dominio en 5G.

Esa nueva tecnología será 10 veces más veloz y permitirá tener conectados más dispositivos, incluso robots. Eso tendrá impacto en la telefonía celular, las comunicaciones, el comercio y la economía, la ciencia y robótica, y, de rebote, en cuestiones geopolíticas y estratégicas. Los yanquis vienen detrás del país socialista. Y en vez de remontar su desventaja por medios lícitos de más investigación y desarrollo (I+D), quiere hacerlo con zarpazos, sanciones y mentiras. La agresividad yanqui es mayor porque viene perdiendo la partida. Los suyos son manotazos de ahogado.

La ventaja china no está sólo en el 5G. Fortune publicó su última lista “Fortune Global 500” y, por primera vez, China tuvo el mayor número de empresas representadas, superando a las de EEUU por 124 a 121.

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Sergio Ortiz

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