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Demos las gracias a los trabajadores y alimentos a quienes pasan hambre

OPINI脫N de Amy Goodman

Largas filas. Filas de personas que esperan para conseguir comida en los bancos de alimentos se extienden a lo largo de cuadras y cuadras en los vecindarios urbanos de Estados Unidos. En los suburbios y zonas rurales del pa铆s, se multiplican las filas de autom贸viles de varios kil贸metros de longitud, al tiempo que las personas que pasan hambre y sufren de inseguridad alimentaria esperan durante horas para poder recibir una caja con comida, muchas de ellas por primera vez en su vida. Tambi茅n crecen las filas en los centros de diagn贸stico de COVID-19, a medida que los contagios se propagan a un ritmo exponencial, con m谩s de un mill贸n de casos confirmados por semana en Estados Unidos. Ya van nueve meses desde el inicio de la pandemia y todav铆a hay una escasez generalizada de pruebas de diagn贸stico para detectar el coronavirus. A pesar del alto riesgo de exposici贸n al virus durante los viajes en avi贸n y en las grandes reuniones familiares, largas filas de personas se acumulan ante los controles de seguridad de los aeropuertos y se congregan en las puertas de las terminales aeroportuarias. La Administraci贸n de Seguridad en el Transporte informa que, el fin de semana pasado, m谩s de tres  millones de pasajeros viajaron a trav茅s de los aeropuertos de Estados Unidos, lo que constituye el n煤mero m谩s alto desde mediados de marzo. Todo este movimiento, en medio de una explosi贸n de contagios, hospitalizaciones y muertes por COVID-19, que sobrepasan la capacidad de las morgues en algunas ciudades del pa铆s, ha obligado a los funcionarios de salud p煤blica a suplicarle a la poblaci贸n que se quede en casa durante las festividades del D铆a de Acci贸n de Gracias.

La pandemia nos confina a todos a la par, aunque nos obligue a estar separados, y deja al descubierto el racismo sist茅mico, la desigualdad creciente y los defectos fundamentales de nuestro sistema de gobierno. Todos necesitamos comer para vivir, pero aqu铆, en Estados Unidos, la naci贸n m谩s rica de la historia de la humanidad, muchas personas est谩n pasando hambre.

El profesor Raj Patel, un investigador especializado en estudios sobre el sistema alimentario mundial de la Universidad de Texas, dijo en una entrevista con Democracy Now!: “Siempre nos referimos a la pandemia de COVID-19 como la gran reveladora de las desigualdades en Estados Unidos, pero cuando escuchas que alrededor del 40  % de los hogares estadounidenses se enfrentan a alg煤n tipo de inseguridad alimentaria, te das cuenta de que se ha roto un nuevo r茅cord, y uno bastante sombr铆o”.

En un informe publicado en octubre, Feeding America, una organizaci贸n sin fines de lucro que gestiona la principal red de bancos de alimentos de Estados Unidos, estima que 50  millones de personas sufrir谩n inseguridad alimentaria como resultado de la pandemia el pa铆s. El informe tambi茅n se帽ala: “Desde que comenz贸 la crisis, los bancos de alimentos se han enfrentado a una 'tormenta perfecta', que implica un aumento en la demanda de alimentos, una disminuci贸n de las donaciones debido a los desaf铆os que enfrenta la cadena de suministro de alimentos, una menor cantidad de voluntarios para dar una mano y otras alteraciones”. Los menores son los m谩s vulnerables, en especial los millones de ni帽os y ni帽as que dependen de las comidas servidas en las escuelas, que ahora est谩n cerradas o han limitado las actividades presenciales y sus servicios durante la pandemia. El mes pasado, un tribunal federal revoc贸 una pol铆tica del gobierno de Donald Trump que habr铆a dejado a 700.000  personas sin acceso a sus cupones de alimentos, proporcionados bajo el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, en medio de la pandemia.

Si bien en las 煤ltimas semanas hemos recibido noticias prometedoras sobre las vacunas contra el nuevo coronavirus, la posibilidad de que se pueda vacunar a la poblaci贸n dentro de seis o nueve meses no pone comida sobre la mesa.

¿Cu谩l es la respuesta del presidente Donald Trump? El presidente publica incesantemente mensajes sobre teor铆as conspirativas en Twitter, juega al golf y, en un claro desaf铆o a las pautas de salud p煤blica, fomenta la inmunidad colectiva y se la impone a toda la poblaci贸n, permitiendo que el coronavirus se propague por el pa铆s sin impedimentos. El l铆der de la mayor铆a republicana en el Senado, Mitch McConnell, le dio la semana libre a todos los senadores por las festividades de Acci贸n de Gracias. En respuesta, la congresista dem贸crata Alexandria Ocasio-Cortez dijo: “En la semana del D铆a de Acci贸n de Gracias, nuestro pa铆s est谩 pasando hambre y el Senado no est谩 trabajando. No me importa de qu茅 partido sean. Es un abandono de nuestras responsabilidades”.

Mientras millones de personas no tienen acceso a la comida que tanto necesitan, los trabajadores y trabajadoras que producen los alimentos tambi茅n se exponen a enormes riesgos durante la pandemia. Muchos de estos trabajadores esenciales, desde agricultores y distribuidores, hasta quienes abastecen los estantes de los supermercados y entregan las compras, han contra铆do COVID-19. Ellos no pueden darse el lujo de trabajar desde casa.

Los trabajadores de las plantas empaquetadoras de carnes han sufrido algunos de los peores brotes de coronavirus de todo el pa铆s. En la primavera boreal de este 2020, cuando el coronavirus arrasaba las plantas empaquetadoras de carne en todo Estados Unidos, el presidente Trump orden贸 que las plantas siguieran trabajando. Los trabajadores, muchos de los cuales provienen de comunidades de inmigrantes y de hogares multigeneracionales, se vieron obligados a trabajar en espacios cerrados, a menudo con un equipo de protecci贸n personal contra la COVID-19 m铆nimo, sin distanciamiento social y pr谩cticamente sin acceso a pruebas de diagn贸stico.

Un estudio reciente de la Universidad de Columbia concluy贸 que, hasta el 21  de julio, las plantas empaquetadoras de carne hab铆an sido la fuente de hasta 300.000  casos de COVID-19 y hasta 5.200 muertes a nivel nacional, m谩s que nada debido a la propagaci贸n comunitaria del virus a trav茅s de trabajadores que se hab铆an contagiado en las plantas.

Sedika Buljic, Reberiano Garc铆a, Jos茅 Ayala  hijo e Isidro Fern谩ndez trabajaban en la planta de procesamiento de carne de cerdo de la multinacional Tyson Foods en la ciudad de Waterloo, en el estado de Iowa, y todos fallecieron entre abril y mayo por complicaciones derivadas de la COVID-19. En una demanda que las familias de los trabajadores presentaron contra Tyson Foods se hace la impactante acusaci贸n de que “el gerente de planta Tom Hart hab铆a organizado un juego de apuestas con dinero en efectivo y una modalidad donde el ganador se llevaba todo, para que los supervisores y gerentes apuesten cu谩ntos empleados de la planta dar铆an positivo por COVID-19”. Al final, fallecieron al menos seis trabajadores y m谩s de 1.000  se contagiaron de coronavirus. La empresa multinacional suspendi贸 a Hart y a por lo menos otro gerente m谩s, al tiempo que lanz贸 una investigaci贸n al respecto. Mel Orchard, abogado de las familias, le dijo al peri贸dico Waterloo-Cedar Falls Courier: “Esto no va a cambiar lo que sucedi贸. Estas personas ya se fueron, pero ¿podemos prevenir otras muertes como estas en el futuro?”.

La respuesta a esta pregunta es poner en marcha una iniciativa federal coordinada en todos los niveles, que incluya pruebas gratuitas de diagn贸stico, rastreo de contactos y distribuci贸n equitativa de las vacunas contra la COVID-19. En cuanto a este fin de semana largo por el D铆a de Acci贸n de Gracias, de ser posible, qued茅monos en casa. Pensemos en el riesgo al que se exponen quienes nos proveen los alimentos y extendamos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a los m谩s necesitados.

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