OPINI脫N de Ilka Oliva Corado
Estoy concentrada leyendo mi libro cuando de pronto la veo aparecer, una mujer asi谩tica, alta, esbelta, con un abrigo de invierno majestuoso. Regreso a mi lectura pero no puedo concentrarme y vuelvo a verla, tanta hermosura en una sola persona. Pero c贸mo es posible, me pregunto, intentando leer mi libro de nuevo, que tanta belleza adem谩s tenga la sutilidad de la ternura, porque en sus ojos vi ternura.
Regreso a mi libro, solo por bajar la cabeza y fingir que leo porque perd铆 la concentraci贸n. La mujer esbelta va a recoger a su hija de cinco a帽os que se encuentra entrenando baloncesto, la toma de la mano y sale del recinto, yo la sigo con la mirada y la veo subirse a un Mercedes-Benz de lujo. Se marchan. ¡Qu茅 especie de aparici贸n fue esa! Suspiro.
No es com煤n ver a una mujer asi谩tica alta, existen claro que s铆 pero no es com煤n verlas. Adem谩s, ese abrigo t铆pico de invierno, a cuadros, largu铆simo. Que son mis favoritos, pero no tengo la altura para usarlos y siempre me encanta verlos en otras mujeres altas que los lucen estupendamente.
Pasan los d铆as y la mujer de ternura en sus ojos sigue llegando a recoger a su hija, a veces se sienta en uno de los sof谩s en el 谩rea de espera, con una elegancia, toda ella es pura delicadeza y yo pierdo la concentraci贸n y solo me quedo viendo las letras inteligibles en el libro. Hasta que un d铆a se sienta justo al lado m铆o y siento desmayarme, algo as铆 como una especie de vah铆do, dir铆an en mi pueblo. Hasta que la veo directamente a los ojos y le digo a manera de queja: tienes una hermosura sobrenatural que me hace perder la concentraci贸n en la lectura, es imposible leer. Ella sonr铆e y me dice que le caigo bien, que me ha visto leer desde que estaciona su autom贸vil, me pregunta c贸mo le hago para no perder la concentraci贸n, que ella era como yo cuando era joven y viv铆a en Corea.
Cu茅ntame de Corea, le digo despu茅s de saludarla en su idioma, su sonrisa es de sol cuando le hablo en coreano, asombrada me pregunta c贸mo aprend铆 ese idioma y le digo que en mi primer trabajo en el pa铆s con una familia coreana, que adem谩s s茅 cocinar algunas comidas t铆picas pero que solo s茅 algunas palabras para saludar, nada m谩s. Sigue sonriendo admirada, me pregunta de qu茅 pa铆s soy y contin煤a nuestro intercambio de culturas. Tiene 50 a帽os y emigr贸 a Estados Unidos cuando estaba a mitad de la carrera universitaria, quer铆a salir de donde viv铆a e irse lejos y conoci贸 a un coreano nacido en Estados Unidos que lleg贸 a visitar a su familia, le ofreci贸 matrimonio y no lo pens贸 dos veces y se larg贸 con 茅l. Tuvieron dos hijas, una de 15 y la otra de 5, pero con la de quince no se lleva me cuenta porque tiene el car谩cter y la arrogancia insoportable como la familia de su esposo. En cambio, la peque帽a es toda ella.
La mujer de ternura en sus ojos no tiene familia en el pa铆s, ni siquiera una t铆a lejana o primos algo as铆 por estilo, est谩 totalmente sola. Su esposo un hombre adinerado le ha dado todos los lujos que puede dar el dinero, pero ella vive dentro de una c谩rcel porque tiene que obedecerlo y a toda su familia. Me recuerdas mucho a m铆 cuando era joven me dice, me pregunta de mi d铆a a d铆a, si estoy casada si tengo hijos, le digo que no, me pregunta qu茅 hago en mi tiempo libre adem谩s de leer y le digo que habitualmente voy a caminar y a hacer bicicleta a las reservas forestales, que convivo con muy pocas personas porque no me gusta, que me gusta m谩s el monte y la soledad que la gente. Que tomo mi bicicleta y me voy a la ciudad, que me como una pizza y me tomo dos cervezas y luego voy a visitar los museos para regresar cuando cae el sol, pedaleando mi bicicleta. Suspira conforme le voy relatando mis actividades. Me recuerdas mucho a m铆 cuando era joven, no te cases nunca, no sabes lo feliz que eres ahora, la libertad que tienes, todo cambia cuando uno se casa y nacen los hijos, salvo que tengas suerte y te cases con un hombre distinto al del patr贸n machista. O con una mujer, secunda. ¿Con una mujer?, y me atoro de la risa. S铆, ¿no me digas que piensas como lo hace la mayor铆a que creen que una mujer solo puede estar con un hombre?, yo no lo creo. No, ni yo tampoco.
Uno no espera tener este tipo de conversaciones, una persona tiene que ser mente abierta en realidad para que no se escame con cosas de g茅neros, tan insignificantes. La mujer contin煤a hablando de todo tipo de temas, con lo que yo pienso que tiene la mente de una persona anarquista, pero ¿c贸mo una mente tan brillante fue a terminar casada as铆 y viviendo de esta forma? Nada del otro mundo tampoco, sucede todo el tiempo. Nunca practic贸 ninguna religi贸n en Corea, pero desde que se cas贸 tiene que asistir todos los domingos a la iglesia coreana con la familia de su esposo, as铆 se est茅 muriendo de un dolor de cabeza o de cualquier otra cosa que la haga sentir indispuesta, porque la familia de su esposo es adinerada y muy querida y respetada en el sector, no se ver铆a bien que ella no asista a la iglesia con ellos.
Conoce infinidad de pa铆ses y tiene varias tarjetas de cr茅dito, cada a帽o cambia de autom贸vil, pero lo dar铆a todo me dice, por tener la libertad de agarrar la bicicleta y perderse un d铆a en la ciudad como lo hago yo. Que no monta bicicleta desde que emigr贸, que en Corea lo hac铆a todo el tiempo. No te cases, me vuelve a decir, tienes la libertad y la felicidad que muy pocas mujeres tienen, goza por ti y por todas ellas. Pero si llega un loco o una loca con tu misma locura entonces inv铆talos a dar un paseo en bicicleta contigo y ah铆 decides. Tiene que ser paseo en bicicleta, le pregunto muerta de la risa y se atora ella igual. S铆, y ponlos a que te alcancen a ver si pueden y ll茅valos a los museos a ver si aguantan, a la pizza y las cervezas no porque seguramente dir谩n que s铆 encantados, ¡ambas nos matamos de la risa!
Pero tienes una vida plena y no necesitas a nadie que la importune. Te veo, me dice, y me veo cuando eran joven. Yo era exactamente como t煤, no cometas el mismo error que yo. No me atrev铆 a preguntarle por qu茅 no se divorciaba.
Me fascina hablar con personas desconocidas porque son un ramillete de colores, esperanza, vivencias, aprendizaje, no importa en torno a qu茅 gire la conversaci贸n, siempre se aprende algo nuevo con ellas y se conocen otras culturas, otras formas de vida, otras rutinas, otros pensamientos. Y me hacen ver, con su sola existencia que no somos 煤nicos, que el mundo no gira en torno a nosotros, que podemos conservar nuestro propio para铆so pero que al abrir las ventanas podemos observar el de los dem谩s, que son como en el campo abierto, las flores silvestres que lo embellecen.
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Ilka Oliva Corado
@ilkaolivacorado