OPINI脫N de Eduardo Madro帽al
Entre la mara帽a de informaciones sobre el “incidente del Capitolio” se esconden los hechos importantes, aunque todav铆a sean pocos, que se conocen hasta el momento y en los que se puede y se debe basar una explicaci贸n que permita orientarse a la gente de bien.
Los hechos que importan
Un primer dato significativo es que el Capitolio, edificio que concentra la C谩mara de los representantes (similar al Congreso de los diputados en Espa帽a) y el Senado -todo el poder legislativo de Estados Unidos considerado el “sancta sanctorum de la democracia norteamericana”- fuera ocupado, incluyendo actos de violencia dentro y en sus alrededores con el resultado de cinco muertes, entre ellos, una ocupante del Capitolio y un polic铆a de servicio all铆 mismo. No se hab铆a derramado sangre en el Capitolio desde el siglo XIX. Aunque no puede, ni debe, calificarse de “golpe de Estado”, porque no hab铆a ning煤n viso de que llevara a un cambio de poder en Estados Unidos- s铆 supone un acontecimiento ins贸lito y gravemente simb贸lico.
El segundo dato significativo es que para que haya sido posible la ocupaci贸n ha sido necesaria la desprotecci贸n del edificio, manteniendo una reducida presencia policial dentro y en especial en los alrededores. En todos los medios de comunicaci贸n de Estados Unidos y del resto del mundo hemos visto en distintas ocasiones en las que se han convocado concentraciones -no ocupaciones- cerca del Capitolio la presencia desbordante de polic铆as y de barreras sucesivas para impedir que los manifestantes se acercaran ni siquiera a las proximidades del edificio, como en los casos de las recientes manifestaciones antirracistas Black Lives Matter y hace alg煤n tiempo las pacifistas contra las guerras lanzadas por Estados Unidos. Y siempre con intervenci贸n agresiva y violenta de la polic铆a contra los manifestantes pac铆ficos.
El tercer dato significativo es que la convocatoria, su preparaci贸n, su desarrollo y su objetivo insurreccional eran no solo de sobra conocidos por las diversas agencias de inteligencia y seguridad estadounidenses, sino que eran de dominio p煤blico dentro y fuera de Estados Unidos. La marcha sobre el Capitolio inclu铆a una parada ante la Casa Blanca para un acto en el que Trump -el presidente saliente- areng贸 a los manifestantes y los anim贸 a seguir hacia la sede del poder legislativo para impedir la aprobaci贸n del resultado de las elecciones por el que Biden ser铆a el presidente entrante.
El cuarto dato significativo es que inmediatamente despu茅s de que se produjera la ocupaci贸n la gran mayor铆a de congresistas del partido republicano, los medios de comunicaci贸n afines al partido y expresidentes republicanos no solo lo condenaron, sino que se帽alaron a Trump como responsable. Y los dem贸cratas obviamente se lanzaron a deg眉ello a por Trump. Y tras reanudarse la sesi贸n en el Capitolio, y rechazar las objeciones a los resultados electorales presentadas por algunos contumaces congresistas trumpistas, ambas c谩maras certificaron de una vez la victoria de Biden.
El quinto dato significativo es que, para poder cerrar el proceso electoral y el relevo presidencial con ciertas garant铆as de estabilidad, aunque temporales, se haya llegado a una actuaci贸n como 茅sta, de una gravedad extrema y que convulsiona la pol铆tica norteamericana, y por extensi贸n la pol铆tica global. Unos hechos que desprestigian a Estados Unidos como democracia en el mundo y como superpotencia. Unos hechos que no se pueden reducir a la ira de un reducido grupo de extremistas ni a las maniobras desesperadas de un presidente que se resiste a abandonar el cargo.
Eliminar a Trump para que el trumpismo siga
El trumpismo tiene dos aspectos, uno secundario, llamativamente reaccionario y fascista, y, otro principal, decididamente agresivo de superpotencia. Nosotros nos referimos al trumpismo como la l铆nea pol铆tica, econ贸mica y militar que ha impuesto la clase dominante de Estados Unidos, durante la administraci贸n Trump, golpeando al resto de pa铆ses del mundo y a su propio pueblo.
Sin embargo, Estados Unidos est谩 en declive econ贸mico desde la d茅cada de 1980. M谩s de la mitad de la poblaci贸n est谩 experimentando una ca铆da o estancamiento de su nivel de vida desde hace m谩s de cuarenta a帽os. La desigualdad no solo ha llegado a ser la peor del mundo occidental, sino que ha vuelto a los niveles existentes en la d茅cada de 1930. La mayor铆a de la gente estadounidenses cree ahora que sus hijos ser谩n m谩s pobres de lo que ellos mismos eran a la misma edad. El sue帽o americano se ha roto. Habiendo estado pr谩cticamente en ascenso durante toda su historia, durante dos siglos, el despertar ha sido muy duro: en los 煤ltimos veinte a帽os, dos guerras fallidas, la crisis financiera de 2008, una econom铆a debilit谩ndose, un declive nacional acelerado y el ascenso de China.
Todo ello ha llevado a la agudizaci贸n de la lucha entre las dos fracciones existentes en el seno de la burgues铆a monopolista estadounidense. Y en el momento actual importantes sectores de la clase dominante y sus representantes pol铆ticos, incluidos algunos que han sostenido a Trump estos cuatro a帽os, apoyan ya a Biden y necesitan deshacerse de Trump.
Tenemos como ejemplos la carta de varios ex secretarios de Defensa de EEUU -todos representantes del complejo militar industrial, muchos de ellos “halcones” republicanos- que piden la aceptaci贸n de los resultados electorales. As铆 que G.W. Bush, Cheney, Rumsfeld y Mattis han instado a Trump a “dejar al Ej茅rcito fuera del debate pol铆tico”. Y la carta de doscientos presidentes ejecutivos de grandes empresas de EEUU -entre ellos grandes firmas de Wall Street- en la que instaban al Congreso a certificar el resultado de las elecciones, afirmando que “los intentos de frustrar o retrasar este proceso van en contra de los principios esenciales de nuestra democracia”.
Entre los firmantes toda una amplia representaci贸n de ejecutivos de las compa帽铆as del exclusivo club Fortune 500 (la lista anual de la revista que elige a las 500 mayores empresas del pa铆s), y de las corporaciones m谩s conocidas como grandes fondos y bancos de inversi贸n -Blackrock, Goldman Sachs, Blackstone, Carlyle Group-, tecnol贸gicas -Microsoft-, titanes del cr茅dito y los seguros -Mastercard, American Express y AIG-, gigantes farmac茅uticos -Pfizer-, grandes conglomerados medi谩ticos -Hearst-, agencias de calificaci贸n y auditor铆as financieras -Moody's, PwC y Deloitte-, grandes de la cosm茅tica -Est茅e Lauder-, y ligas profesionales -la NBA-. Tambi茅n se ha unido la Asociaci贸n Nacional de Fabricantes, que agrupa a 14.000 grandes empresas manufactureras -la “gran patronal norteamericana”- exigiendo la aplicaci贸n de la 25陋 enmienda para destituir inmediatamente a Trump.
La superpotencia en su ocaso
Estados Unidos es la 煤nica superpotencia realmente existente en el mundo actual y necesita dar una respuesta a su ocaso imperial. Una respuesta interna, ante la pandemia sanitaria y la crisis econ贸mica, y una respuesta externa, ante el avance de las potencias emergentes, en especial China, y el auge de la lucha de los pueblos del mundo.
Por ello el “incidente del Capitolio” hay que entenderlo a la luz de la lucha entre las dos fracciones de la clase dominante norteamericana para responder al reto, nunca antes enfrentado, de su propio ocaso. Se est谩 desarrollando un fuerte movimiento de cada vez m谩s sectores de la burgues铆a monopolista -incluidos n煤cleos que han venido apoyando a los republicanos- que est谩n cerrando filas con Biden y desmarc谩ndose de Trump. Biden ha salido reforzado, y adem谩s inicia su mandato con el control de las dos c谩maras del Capitolio. Necesitaban “quemar” a Trump. Pero esta crisis est谩 muy lejos de haber concluido. Pase lo que pase con Trump seguir谩 habiendo trumpismo m谩s all谩 de 茅l.
Eduardo Madro帽al Pedraza
Entre la mara帽a de informaciones sobre el “incidente del Capitolio” se esconden los hechos importantes, aunque todav铆a sean pocos, que se conocen hasta el momento y en los que se puede y se debe basar una explicaci贸n que permita orientarse a la gente de bien.
Los hechos que importan
Un primer dato significativo es que el Capitolio, edificio que concentra la C谩mara de los representantes (similar al Congreso de los diputados en Espa帽a) y el Senado -todo el poder legislativo de Estados Unidos considerado el “sancta sanctorum de la democracia norteamericana”- fuera ocupado, incluyendo actos de violencia dentro y en sus alrededores con el resultado de cinco muertes, entre ellos, una ocupante del Capitolio y un polic铆a de servicio all铆 mismo. No se hab铆a derramado sangre en el Capitolio desde el siglo XIX. Aunque no puede, ni debe, calificarse de “golpe de Estado”, porque no hab铆a ning煤n viso de que llevara a un cambio de poder en Estados Unidos- s铆 supone un acontecimiento ins贸lito y gravemente simb贸lico.
El segundo dato significativo es que para que haya sido posible la ocupaci贸n ha sido necesaria la desprotecci贸n del edificio, manteniendo una reducida presencia policial dentro y en especial en los alrededores. En todos los medios de comunicaci贸n de Estados Unidos y del resto del mundo hemos visto en distintas ocasiones en las que se han convocado concentraciones -no ocupaciones- cerca del Capitolio la presencia desbordante de polic铆as y de barreras sucesivas para impedir que los manifestantes se acercaran ni siquiera a las proximidades del edificio, como en los casos de las recientes manifestaciones antirracistas Black Lives Matter y hace alg煤n tiempo las pacifistas contra las guerras lanzadas por Estados Unidos. Y siempre con intervenci贸n agresiva y violenta de la polic铆a contra los manifestantes pac铆ficos.
El tercer dato significativo es que la convocatoria, su preparaci贸n, su desarrollo y su objetivo insurreccional eran no solo de sobra conocidos por las diversas agencias de inteligencia y seguridad estadounidenses, sino que eran de dominio p煤blico dentro y fuera de Estados Unidos. La marcha sobre el Capitolio inclu铆a una parada ante la Casa Blanca para un acto en el que Trump -el presidente saliente- areng贸 a los manifestantes y los anim贸 a seguir hacia la sede del poder legislativo para impedir la aprobaci贸n del resultado de las elecciones por el que Biden ser铆a el presidente entrante.
El cuarto dato significativo es que inmediatamente despu茅s de que se produjera la ocupaci贸n la gran mayor铆a de congresistas del partido republicano, los medios de comunicaci贸n afines al partido y expresidentes republicanos no solo lo condenaron, sino que se帽alaron a Trump como responsable. Y los dem贸cratas obviamente se lanzaron a deg眉ello a por Trump. Y tras reanudarse la sesi贸n en el Capitolio, y rechazar las objeciones a los resultados electorales presentadas por algunos contumaces congresistas trumpistas, ambas c谩maras certificaron de una vez la victoria de Biden.
El quinto dato significativo es que, para poder cerrar el proceso electoral y el relevo presidencial con ciertas garant铆as de estabilidad, aunque temporales, se haya llegado a una actuaci贸n como 茅sta, de una gravedad extrema y que convulsiona la pol铆tica norteamericana, y por extensi贸n la pol铆tica global. Unos hechos que desprestigian a Estados Unidos como democracia en el mundo y como superpotencia. Unos hechos que no se pueden reducir a la ira de un reducido grupo de extremistas ni a las maniobras desesperadas de un presidente que se resiste a abandonar el cargo.
Eliminar a Trump para que el trumpismo siga
El trumpismo tiene dos aspectos, uno secundario, llamativamente reaccionario y fascista, y, otro principal, decididamente agresivo de superpotencia. Nosotros nos referimos al trumpismo como la l铆nea pol铆tica, econ贸mica y militar que ha impuesto la clase dominante de Estados Unidos, durante la administraci贸n Trump, golpeando al resto de pa铆ses del mundo y a su propio pueblo.
Sin embargo, Estados Unidos est谩 en declive econ贸mico desde la d茅cada de 1980. M谩s de la mitad de la poblaci贸n est谩 experimentando una ca铆da o estancamiento de su nivel de vida desde hace m谩s de cuarenta a帽os. La desigualdad no solo ha llegado a ser la peor del mundo occidental, sino que ha vuelto a los niveles existentes en la d茅cada de 1930. La mayor铆a de la gente estadounidenses cree ahora que sus hijos ser谩n m谩s pobres de lo que ellos mismos eran a la misma edad. El sue帽o americano se ha roto. Habiendo estado pr谩cticamente en ascenso durante toda su historia, durante dos siglos, el despertar ha sido muy duro: en los 煤ltimos veinte a帽os, dos guerras fallidas, la crisis financiera de 2008, una econom铆a debilit谩ndose, un declive nacional acelerado y el ascenso de China.
Todo ello ha llevado a la agudizaci贸n de la lucha entre las dos fracciones existentes en el seno de la burgues铆a monopolista estadounidense. Y en el momento actual importantes sectores de la clase dominante y sus representantes pol铆ticos, incluidos algunos que han sostenido a Trump estos cuatro a帽os, apoyan ya a Biden y necesitan deshacerse de Trump.
Tenemos como ejemplos la carta de varios ex secretarios de Defensa de EEUU -todos representantes del complejo militar industrial, muchos de ellos “halcones” republicanos- que piden la aceptaci贸n de los resultados electorales. As铆 que G.W. Bush, Cheney, Rumsfeld y Mattis han instado a Trump a “dejar al Ej茅rcito fuera del debate pol铆tico”. Y la carta de doscientos presidentes ejecutivos de grandes empresas de EEUU -entre ellos grandes firmas de Wall Street- en la que instaban al Congreso a certificar el resultado de las elecciones, afirmando que “los intentos de frustrar o retrasar este proceso van en contra de los principios esenciales de nuestra democracia”.
Entre los firmantes toda una amplia representaci贸n de ejecutivos de las compa帽铆as del exclusivo club Fortune 500 (la lista anual de la revista que elige a las 500 mayores empresas del pa铆s), y de las corporaciones m谩s conocidas como grandes fondos y bancos de inversi贸n -Blackrock, Goldman Sachs, Blackstone, Carlyle Group-, tecnol贸gicas -Microsoft-, titanes del cr茅dito y los seguros -Mastercard, American Express y AIG-, gigantes farmac茅uticos -Pfizer-, grandes conglomerados medi谩ticos -Hearst-, agencias de calificaci贸n y auditor铆as financieras -Moody's, PwC y Deloitte-, grandes de la cosm茅tica -Est茅e Lauder-, y ligas profesionales -la NBA-. Tambi茅n se ha unido la Asociaci贸n Nacional de Fabricantes, que agrupa a 14.000 grandes empresas manufactureras -la “gran patronal norteamericana”- exigiendo la aplicaci贸n de la 25陋 enmienda para destituir inmediatamente a Trump.
La superpotencia en su ocaso
Estados Unidos es la 煤nica superpotencia realmente existente en el mundo actual y necesita dar una respuesta a su ocaso imperial. Una respuesta interna, ante la pandemia sanitaria y la crisis econ贸mica, y una respuesta externa, ante el avance de las potencias emergentes, en especial China, y el auge de la lucha de los pueblos del mundo.
Por ello el “incidente del Capitolio” hay que entenderlo a la luz de la lucha entre las dos fracciones de la clase dominante norteamericana para responder al reto, nunca antes enfrentado, de su propio ocaso. Se est谩 desarrollando un fuerte movimiento de cada vez m谩s sectores de la burgues铆a monopolista -incluidos n煤cleos que han venido apoyando a los republicanos- que est谩n cerrando filas con Biden y desmarc谩ndose de Trump. Biden ha salido reforzado, y adem谩s inicia su mandato con el control de las dos c谩maras del Capitolio. Necesitaban “quemar” a Trump. Pero esta crisis est谩 muy lejos de haber concluido. Pase lo que pase con Trump seguir谩 habiendo trumpismo m谩s all谩 de 茅l.
Eduardo Madro帽al Pedraza