OPINI脫N de Jos茅 Mateos Mariscal
Yo, Jos茅 Mateos Mariscal, empleado del servicio de recogidas de basura del ayuntamiento de Remscheid, Solingen y Wuppertal, trabajo y vivo en un barrio de inmigrantes y personas de bajos recursos de Wuppertal, y aseguro que registra las tasas m谩s altas de contagios del COVID-19.

Tengo colegas y conocidos que sufrieron serios contagios del COVID-19. Y has de saber que la parte de Remscheid, Solingen y Wuppertal donde vivo y trabajo tiene una de las tasas de infecci贸n m谩s altas de Alemania. Pero yo no puedo darme el lujo de dejar de trabajar, y sigo recogiendo basura hasta 12 horas diarias, cruzando los dedos para que unos guantes de goma me prevengan del contagio. “Hay gente que me dice que no usa tapabocas porque est谩n exentos”. “Tengo miedo y debo cuidarme. Me Limpio las manos con alcohol , las puertas y los cinturones de seguridad del cami贸n de la basura. Es todo lo que puedo hacer”.
Yo y mi familia vivimos en Wuppertal. Yo trabajo en Remscheid, barrio de las afueras de Wuppertal que a mediados de diciembre ten铆a la segunda tasa de infecciones m谩s alta de coronavirus: 157 casos por cada 100.000 habitantes. Las autoridades sanitarias calculan que en determinado momento una de cada 15 personas se hab铆a infectado con el COVID-19, a pesar de que el gobierno hab铆a dispuesto la tercera ronda de confinamientos para contener una variante del virus m谩s contagiosa.
Remscheid y sus alrededores se encuentran entre el sector noreste de la capital, una zona conocida como “el tri谩ngulo del COVID” por sus tasas de infecci贸n, que en las 煤ltimas semanas fueron las m谩s altas de Alemania. Si bien las tasas bajaron bastante, las autoridades dicen que la situaci贸n sigue siendo cr铆tica y que el sector se mantiene “en el ojo de la tormenta”.
Se帽alo que en la zona vive una gran cantidad de trabajadores esenciales, abunda la pobreza, y mucha gente comparte vivienda, lo que contribuye a que el virus se propague mucho m谩s f谩cilmente que en otras partes de Alemania
Tenemos muchos trabajadores comprometidos con la batalla contra el virus: conductores de taxis, empleados del servicio sanitario nacional, conductores de los trenes que van al centro de la ciudad, personal de limpieza, basureros… La gente corre riesgos. “Mi dilema es que tengo que elegir entre alimentar a mis hijos o exponerme al COVID. Y por supuesto alimentamos a los hijos”.
Cami贸n de la basura de Berl铆n. ©Marina Monte
“Soy consciente que todo esto contribuye al exceso de infecciones, de muertes. La gente tenemos que salir a trabajar’’.
Muchos de los trabajadores de bajos ingresos que nos exponemos al virus pertenecemos a grupos 茅tnicos minoritarios, los m谩s vulnerables y al mismo tiempo de los que m谩s se resisten a ser vacunados. La poblaci贸n de Remscheid es de las m谩s diversas de Alemania con 120 nacionalidades, con grandes comunidades de indios, paquistan铆es y banglades铆es, polacos, turcos…. Menos del 40% de sus residentes se identifican como alemanes.
Numerosos estudios indican que la pandemia registra una cantidad desproporcionada de contagios graves y muertes entre las minor铆as 茅tnicas y los sectores m谩s pobres. El sistema sanitario alem谩n dijo que la tasa de muertes entre los banglades铆es era dos veces m谩s alta que la de los alemanes. La poblaci贸n de raza de color y otros grupos asi谩ticos corren entre un 10% y un 15% m谩s de riesgo.
Los expertos dicen que esto se debe a una cantidad de factores, como el hecho de que entre las minor铆as tiende a vivir mucha gente bajo un mismo techo y a usar la red de transporte p煤blico, mal ventilado, para ir a trabajar. Tambi茅n son m谩s proclives a sufrir problemas de salud graves, que los hacen m谩s vulnerables.
En muchos hogares asi谩ticos vive demasiada gente en una casa, aumentando las posibilidades de contagio.
“Pienso yo que nuestra diversidad hace que seamos algo 煤nico, pero tambi茅n nos hace m谩s vulnerables”. Alemania ha sufrido m谩s de 61.324 muertes por el coronavirus, una de las cifras m谩s alta de Europa.
“En nuestra comunidad aut贸noma todo el mundo conoce a alguien que falleci贸’’. Las autoridades, por otro lado, dicen que cada vez m谩s gente desconoce las restricciones, en parte porque est谩 cansada de los encierros.
Pero el problema m谩s grande es el de la vacunaci贸n. Varios estudios indican que los sectores minoritarios no son vacunados tanto como el resto de la poblaci贸n. Algunos investigadores dicen que esto se debe a la tradicional desconfianza de estos sectores hacia las autoridades, y a la poca atenci贸n que prestan a los anuncios m茅dicos, a lo que se suman comentarios contra las vacunas en las redes sociales. Muchos dicen que no est谩n seguros acerca de le efectividad de la vacuna y que no saben “si el gobierno y los medios de prensa dicen la verdad”.
“La gente cree cualquier cosa, como que esto afecta la fertilidad”, dice mi m茅dico de familia. “Dudan mucho. No saben si la quieren, si conf铆an en nosotros. Esa es la batalla que libramos en estos momentos”.
Los pobres del mundo, m谩s v铆ctimas del sistema que del coronavirus
La informaci贸n es abrumadora: la tragedia humana que est谩 causando el coronavirus SARS-COV-2 es incomparablemente mayor en los pa铆ses con econom铆as de libre mercado, que en aquellos que, seg煤n los medios occidentales, viven bajo un r茅gimen antidemocr谩tico, gobernados por dictadores populistas que no respetan la libertad de sus ciudadanos. Basta comparar las cifras del total de contagiados y fallecidos a causa del letal virus en pa铆ses como China, Rusia, Cuba, Vietnam, Espa帽a, etc., con las del bloque de centro Europa encabezado por Alemania. ¿Cu谩l es la explicaci贸n de estas cifras?
Poco a poco ha ido permeando la idea de que la explicaci贸n radica en la gran concentraci贸n de la riqueza mundial que el modelo neoliberal ha producido, a escala internacional, en unos cuantos pa铆ses ricos, y al interior de todas las econom铆as de libre mercado, en manos de una 茅lite cada vez m谩s peque帽a pero cada vez m谩s rica y poderosa. Esto es as铆 porque el neoliberalismo deja definitivamente en manos del mercado la conducci贸n de la producci贸n y la distribuci贸n de la riqueza social, mientras impide al Estado toda acci贸n tendente a garantizar el bienestar de toda la poblaci贸n. La escuela neoliberal admite que el primer e inevitable fruto de su modelo es esta concentraci贸n de la riqueza, pero sostiene que eso permite a los grandes capitales crear todos los empleos que hagan falta, elevar los salarios y prestaciones de sus trabajadores y, con ello, mejorar su nivel de bienestar. La riqueza acumulada “gotea” hacia abajo, hacia los estratos inferiores de la pir谩mide social y, de ese modo, reparte la riqueza mejor que cualquier Estado, y ponen como ejemplo el caso de Alemania.
Pero las cifras de las estad铆sticas econ贸micas no avalan este optimismo. Esas cifras demuestran, s铆, que la concentraci贸n de la riqueza ha alcanzado niveles no vistos antes del modelo neoliberal, pero tambi茅n que el famoso “goteo” no se ve por ning煤n lado en Alemania. En vez de eso, el n煤mero de pobres ha alcanzado cifras r茅cord y su pobreza se ha vuelto m谩s aguda. En el caso de Espa帽a de forma m谩s agresiva e intolerable que nunca. Adem谩s, las clases medias (bajas y altas) han perdido esa condici贸n y han pasado a engrosar las filas de la pobreza. En Alemania, por ejemplo, tan solo en un a帽o de pandemia, doce millones de personas han sufrido ese proceso de pauperizaci贸n.
Por otro lado, los pa铆ses opulentos se pueden contar con los dedos, mientras los pobres que forman la gran mayor铆a luchan en vano por salir de esa situaci贸n, sometidos a los intereses de los pa铆ses ricos.
La inacci贸n del Estado en materia social y econ贸mica es causa de la ausencia casi total de programas oficiales para el mejoramiento de la vivienda, de la salud, de la educaci贸n y de servicios b谩sicos. Esas poblaciones viven en cuchitriles estrechos, inc贸modos y sin adecuada ventilaci贸n, y est谩n excluidas de los servicios de salud. En las grandes urbes, los pobres viven en ambientes f茅tidos, contaminados f铆sica, visual y auditivamente, con graves repercusiones en su salud f铆sica y espiritual. A todo esto, hay que sumar el desempleo galopante, el subempleo, el empleo informal o el auto empleo. En Espa帽a, por ejemplo, m谩s del 50% de la poblaci贸n econ贸micamente activa (PEA) se halla en esta 煤ltima situaci贸n. Son millones los que sufren “pobreza laboral”, carecen de estabilidad en el empleo y de prestaciones sociales. Muchos no pueden adquirir la canasta b谩sica y padecen hambre y desnutrici贸n; se alimentan con productos chatarra y refrescos embotellados, y son presa f谩cil de obesidad, diabetes, hipertensi贸n y cardiopat铆as, que el sistema atribuye a su irresponsabilidad o a su ignorancia. ¿Qu茅 de extra帽o tiene que, en este terreno abonado, la pandemia se haya desarrollado hasta alcanzar las dimensiones de tragedia que hoy vemos entre indignados y horrorizados?
Jos茅 Mateos en su lugar de trabajo.
Jos茅 Mateos Mariscal es trabajador aut贸nomo residente en Wuppertal y autor de una serie de art铆culos sobre la vida de los migrantes espa帽oles en Alemania llamada “Un espa帽ol en Alemania”. Se define como “perjudicado por la crisis econ贸mica”. En su pa铆s perdi贸 todo, “menos mi dignidad”. Despu茅s de dos desahucios la crisis lo llev贸 a Alemania con su mujer y sus dos hijos, donde lleva ya 7 a帽os. Ha colaboradora en numerosos medios de comunicaci贸n digitales de Espa帽a. En el siguiente enlace se puede descargar una muestra representativas de su actividad como autor de art铆culos de opini贸n.
Yo, Jos茅 Mateos Mariscal, empleado del servicio de recogidas de basura del ayuntamiento de Remscheid, Solingen y Wuppertal, trabajo y vivo en un barrio de inmigrantes y personas de bajos recursos de Wuppertal, y aseguro que registra las tasas m谩s altas de contagios del COVID-19.

Tengo colegas y conocidos que sufrieron serios contagios del COVID-19. Y has de saber que la parte de Remscheid, Solingen y Wuppertal donde vivo y trabajo tiene una de las tasas de infecci贸n m谩s altas de Alemania. Pero yo no puedo darme el lujo de dejar de trabajar, y sigo recogiendo basura hasta 12 horas diarias, cruzando los dedos para que unos guantes de goma me prevengan del contagio. “Hay gente que me dice que no usa tapabocas porque est谩n exentos”. “Tengo miedo y debo cuidarme. Me Limpio las manos con alcohol , las puertas y los cinturones de seguridad del cami贸n de la basura. Es todo lo que puedo hacer”.
Yo y mi familia vivimos en Wuppertal. Yo trabajo en Remscheid, barrio de las afueras de Wuppertal que a mediados de diciembre ten铆a la segunda tasa de infecciones m谩s alta de coronavirus: 157 casos por cada 100.000 habitantes. Las autoridades sanitarias calculan que en determinado momento una de cada 15 personas se hab铆a infectado con el COVID-19, a pesar de que el gobierno hab铆a dispuesto la tercera ronda de confinamientos para contener una variante del virus m谩s contagiosa.
Remscheid y sus alrededores se encuentran entre el sector noreste de la capital, una zona conocida como “el tri谩ngulo del COVID” por sus tasas de infecci贸n, que en las 煤ltimas semanas fueron las m谩s altas de Alemania. Si bien las tasas bajaron bastante, las autoridades dicen que la situaci贸n sigue siendo cr铆tica y que el sector se mantiene “en el ojo de la tormenta”.
Se帽alo que en la zona vive una gran cantidad de trabajadores esenciales, abunda la pobreza, y mucha gente comparte vivienda, lo que contribuye a que el virus se propague mucho m谩s f谩cilmente que en otras partes de Alemania
Tenemos muchos trabajadores comprometidos con la batalla contra el virus: conductores de taxis, empleados del servicio sanitario nacional, conductores de los trenes que van al centro de la ciudad, personal de limpieza, basureros… La gente corre riesgos. “Mi dilema es que tengo que elegir entre alimentar a mis hijos o exponerme al COVID. Y por supuesto alimentamos a los hijos”.

“Soy consciente que todo esto contribuye al exceso de infecciones, de muertes. La gente tenemos que salir a trabajar’’.
Muchos de los trabajadores de bajos ingresos que nos exponemos al virus pertenecemos a grupos 茅tnicos minoritarios, los m谩s vulnerables y al mismo tiempo de los que m谩s se resisten a ser vacunados. La poblaci贸n de Remscheid es de las m谩s diversas de Alemania con 120 nacionalidades, con grandes comunidades de indios, paquistan铆es y banglades铆es, polacos, turcos…. Menos del 40% de sus residentes se identifican como alemanes.
Numerosos estudios indican que la pandemia registra una cantidad desproporcionada de contagios graves y muertes entre las minor铆as 茅tnicas y los sectores m谩s pobres. El sistema sanitario alem谩n dijo que la tasa de muertes entre los banglades铆es era dos veces m谩s alta que la de los alemanes. La poblaci贸n de raza de color y otros grupos asi谩ticos corren entre un 10% y un 15% m谩s de riesgo.
Los expertos dicen que esto se debe a una cantidad de factores, como el hecho de que entre las minor铆as tiende a vivir mucha gente bajo un mismo techo y a usar la red de transporte p煤blico, mal ventilado, para ir a trabajar. Tambi茅n son m谩s proclives a sufrir problemas de salud graves, que los hacen m谩s vulnerables.
En muchos hogares asi谩ticos vive demasiada gente en una casa, aumentando las posibilidades de contagio.
“Pienso yo que nuestra diversidad hace que seamos algo 煤nico, pero tambi茅n nos hace m谩s vulnerables”. Alemania ha sufrido m谩s de 61.324 muertes por el coronavirus, una de las cifras m谩s alta de Europa.
“En nuestra comunidad aut贸noma todo el mundo conoce a alguien que falleci贸’’. Las autoridades, por otro lado, dicen que cada vez m谩s gente desconoce las restricciones, en parte porque est谩 cansada de los encierros.
Pero el problema m谩s grande es el de la vacunaci贸n. Varios estudios indican que los sectores minoritarios no son vacunados tanto como el resto de la poblaci贸n. Algunos investigadores dicen que esto se debe a la tradicional desconfianza de estos sectores hacia las autoridades, y a la poca atenci贸n que prestan a los anuncios m茅dicos, a lo que se suman comentarios contra las vacunas en las redes sociales. Muchos dicen que no est谩n seguros acerca de le efectividad de la vacuna y que no saben “si el gobierno y los medios de prensa dicen la verdad”.
“La gente cree cualquier cosa, como que esto afecta la fertilidad”, dice mi m茅dico de familia. “Dudan mucho. No saben si la quieren, si conf铆an en nosotros. Esa es la batalla que libramos en estos momentos”.
Los pobres del mundo, m谩s v铆ctimas del sistema que del coronavirus
La informaci贸n es abrumadora: la tragedia humana que est谩 causando el coronavirus SARS-COV-2 es incomparablemente mayor en los pa铆ses con econom铆as de libre mercado, que en aquellos que, seg煤n los medios occidentales, viven bajo un r茅gimen antidemocr谩tico, gobernados por dictadores populistas que no respetan la libertad de sus ciudadanos. Basta comparar las cifras del total de contagiados y fallecidos a causa del letal virus en pa铆ses como China, Rusia, Cuba, Vietnam, Espa帽a, etc., con las del bloque de centro Europa encabezado por Alemania. ¿Cu谩l es la explicaci贸n de estas cifras?
Poco a poco ha ido permeando la idea de que la explicaci贸n radica en la gran concentraci贸n de la riqueza mundial que el modelo neoliberal ha producido, a escala internacional, en unos cuantos pa铆ses ricos, y al interior de todas las econom铆as de libre mercado, en manos de una 茅lite cada vez m谩s peque帽a pero cada vez m谩s rica y poderosa. Esto es as铆 porque el neoliberalismo deja definitivamente en manos del mercado la conducci贸n de la producci贸n y la distribuci贸n de la riqueza social, mientras impide al Estado toda acci贸n tendente a garantizar el bienestar de toda la poblaci贸n. La escuela neoliberal admite que el primer e inevitable fruto de su modelo es esta concentraci贸n de la riqueza, pero sostiene que eso permite a los grandes capitales crear todos los empleos que hagan falta, elevar los salarios y prestaciones de sus trabajadores y, con ello, mejorar su nivel de bienestar. La riqueza acumulada “gotea” hacia abajo, hacia los estratos inferiores de la pir谩mide social y, de ese modo, reparte la riqueza mejor que cualquier Estado, y ponen como ejemplo el caso de Alemania.
Pero las cifras de las estad铆sticas econ贸micas no avalan este optimismo. Esas cifras demuestran, s铆, que la concentraci贸n de la riqueza ha alcanzado niveles no vistos antes del modelo neoliberal, pero tambi茅n que el famoso “goteo” no se ve por ning煤n lado en Alemania. En vez de eso, el n煤mero de pobres ha alcanzado cifras r茅cord y su pobreza se ha vuelto m谩s aguda. En el caso de Espa帽a de forma m谩s agresiva e intolerable que nunca. Adem谩s, las clases medias (bajas y altas) han perdido esa condici贸n y han pasado a engrosar las filas de la pobreza. En Alemania, por ejemplo, tan solo en un a帽o de pandemia, doce millones de personas han sufrido ese proceso de pauperizaci贸n.
Por otro lado, los pa铆ses opulentos se pueden contar con los dedos, mientras los pobres que forman la gran mayor铆a luchan en vano por salir de esa situaci贸n, sometidos a los intereses de los pa铆ses ricos.
La inacci贸n del Estado en materia social y econ贸mica es causa de la ausencia casi total de programas oficiales para el mejoramiento de la vivienda, de la salud, de la educaci贸n y de servicios b谩sicos. Esas poblaciones viven en cuchitriles estrechos, inc贸modos y sin adecuada ventilaci贸n, y est谩n excluidas de los servicios de salud. En las grandes urbes, los pobres viven en ambientes f茅tidos, contaminados f铆sica, visual y auditivamente, con graves repercusiones en su salud f铆sica y espiritual. A todo esto, hay que sumar el desempleo galopante, el subempleo, el empleo informal o el auto empleo. En Espa帽a, por ejemplo, m谩s del 50% de la poblaci贸n econ贸micamente activa (PEA) se halla en esta 煤ltima situaci贸n. Son millones los que sufren “pobreza laboral”, carecen de estabilidad en el empleo y de prestaciones sociales. Muchos no pueden adquirir la canasta b谩sica y padecen hambre y desnutrici贸n; se alimentan con productos chatarra y refrescos embotellados, y son presa f谩cil de obesidad, diabetes, hipertensi贸n y cardiopat铆as, que el sistema atribuye a su irresponsabilidad o a su ignorancia. ¿Qu茅 de extra帽o tiene que, en este terreno abonado, la pandemia se haya desarrollado hasta alcanzar las dimensiones de tragedia que hoy vemos entre indignados y horrorizados?

Jos茅 Mateos Mariscal es trabajador aut贸nomo residente en Wuppertal y autor de una serie de art铆culos sobre la vida de los migrantes espa帽oles en Alemania llamada “Un espa帽ol en Alemania”. Se define como “perjudicado por la crisis econ贸mica”. En su pa铆s perdi贸 todo, “menos mi dignidad”. Despu茅s de dos desahucios la crisis lo llev贸 a Alemania con su mujer y sus dos hijos, donde lleva ya 7 a帽os. Ha colaboradora en numerosos medios de comunicaci贸n digitales de Espa帽a. En el siguiente enlace se puede descargar una muestra representativas de su actividad como autor de art铆culos de opini贸n.