OPINI脫N de Samuel Schmidt
Al pueblo pan y circo, pero el pueblo no tiene pan, entonces que coman pasteles.
La frase no va exactamente de esa manera.
Los romanos crearon la frase y se ocuparon muy bien de darle circo a su sociedad, aunque el circo consisti贸 en poner a pelear a los esclavos y deshacerse de los “indeseables” entre los que iban cristianos; mientras que Mar铆a Antonieta, totalmente cegada ante la crisis que viv铆a Francia y rodeada del boato y exceso de la corte, cre铆a que el pueblo tendr铆a a su disposici贸n los pasteles (brioches) de los que ella gozaba cuando le dijeron que no ten铆an pan.
Tal vez habr铆a que retrabajar el concepto: la carencia de pan por el pueblo no afecta las viandas de los poderosos y el circo le sirve a todos; a los jodidos los entretiene y puede distraer un poco de la condici贸n miserable que viven cotidianamente, mientras que a los poderosos les tapa la vista desagradable de la ruina que han creado. Y si, no solo de pan vive el hombre, y la mujer, tambi茅n de circo.
Estaba viendo un noticiero en la televisi贸n estadounidense, el entrevistado era un senador, y despu茅s de preguntarle sobre el juicio pol铆tico a Trump y los vericuetos de la ley de auxilio contra el COVID, la conductora le pregunta:
Bueno y ¿a qui茅n le vas?
El senador respondi贸, pero no registr茅 la respuesta porque no me interesaba qui茅n ganar铆a el superbowl, adem谩s que ni siquiera sab铆a qui茅n jugaba. Tal vez soy de los que se excluyen frente a la presencia omnipotente del deporte en la vida social.
Cu谩ndo era profesor de Ciencia Pol铆tica en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), hab铆a un estudiante que llegaba a clase y se sentaba a leer el peri贸dico. No le铆a discretamente, sino que lo abr铆a por completo y se lo pon铆a frente a la cara. Posiblemente la clase era aburrida pero eso parec铆a arrogancia y desprecio mezclado con insulto.
El estudiante llegaba vestido con ropa deportiva, era alto, delgado, moreno y como era esperable, reprob贸 el examen final porque no sab铆a absolutamente nada, no incluy贸 preguntas de la secci贸n deportiva del peri贸dico.
No le d铆 mayor importancia al asunto, era uno m谩s de los reprobados, hasta que v铆 mensajes telef贸nicos del entrenador a uno de mis dos n煤meros de tel茅fono, llamadas que nunca respond铆. Un buen d铆a, el entrenador me llam贸 a casa para reclamarme la reprobaci贸n del alumno, le aclar茅 dos cosas: el no era mi alumno, y por ning煤n motivo pod铆a llamarme a mi casa, a煤n para los entrenadores debe haber l铆mites en el respeto a la privacidad.
El alumno entonces se dign贸 a ir a verme y con actitud retadora, como cuando le铆a el peri贸dico, me reclam贸 diciendo que deb铆a aprobar el curso porque hac铆a algo muy importante para la universidad.
- ¿Qu茅 es eso que haces?
- Juego basketball
- A mi el basketball ni me gusta. Y con eso termin茅 la entrevista.
La reprobaci贸n le cost贸 a la universidad una beca y una marca negativa en la liga. Se supone que los entrenadores deben asesgurarse que los alumnos aprueben las materias, sea como sea, consiguiendo tutores o presionando profesores, una corrupci贸n mayor y es que el deporte es un gran productor de dinero.
Esa historia es de una universidad menor. En las universidades mayores los entrenadores llegan a ganar m谩s que el presidente de la universodad y la parte acad茅mica es una burla, muchos profesores se prestan para evitar represalias de la administraci贸n.
Es tan grave el problema que recientemente se descubri贸 un mecanismo por medio del cual familias hac铆an “donativos” a universidades muy destacadas, para que sus hijas(os) fueran admitidos como miembros de alg煤n programa deportivo.
Las manipulaciones y corrupciones del deporte han llegado al cine y sin embargo, ante la potencia de la denuncia cinematogr谩fica, nadie hace nada por eliminar los malos manejos, porque bien dijo Don Francisco de Quevedo:
Madre, yo al oro me humillo,
脡l es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues dobl贸n o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.