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Prohibido olvidar

OPINI脫N de Ricardo Luis Mascheroni

“Memoria y olvido son como la vida y la muerte. Vivir es recordar y recordar es vivir. Morir es olvidar y olvidar es morir.” Samuel Butler




 A 18 a帽os de la mayor calamidad sufrida por la ciudad de Santa Fe, es necesario evocar lo ocurrido, no para  alimentar odios, rencores o venganzas, sino como medio para la toma de conciencia, de darse cuenta, de saber, en definitiva como actitud de vida y proyecci贸n hacia el futuro.


Abril de 2003 fue mucho m谩s que el desborde del r铆o Salado; fue un antes y un despu茅s en la vida de miles de santafesinos, que vieron que como consecuencia de la imprevisi贸n e irresponsabilidad de los que deb铆an velar por su seguridad, se le escurrieron de las manos: sue帽os, afectos, seres queridos, historias e ilusiones compartidas.

Fue tambi茅n, un tiempo de consolidaci贸n de impunidad, silencios, complicidades y olvidos interesados, por parte de quienes deb铆an dar respuestas a las angustias de tantos.

18 a帽os no son nada en el devenir de los pueblos, pero son un mont贸n, para aquellos que hemos padecido tantos dolores, sin siquiera ver una condena ejemplar de parte de quienes deb铆an impartir justicia.

Justicia, que tambi茅n estuvo anegada por una trama de lealtades,  una lentitud exasperante y poco valor desde el punto de vista de la equidad.

Frente al papel, me siento impotente para describir, en unas pocas l铆neas, los gritos ahogados, las frustraciones, los dolores del alma que no curan y la sinraz贸n de los hechos.

Quiz谩s, los recuerdos capten en su mayor significado y dimensi贸n el desastre y revelen, lo que mis palabras no pueden, dejando como testimonios sensibles, lo cotidiano y querido transformado en basura, los sue帽os interrumpidos, los desgarros sin cicatrizar y la angustia ante lo inexplicable.

Tambi茅n exhibir谩n la solidaridad hacia el otro, el compartir, la fuerza para levantarse ante las zancadillas y seguir adelante, con los dientes apretados y dejando como ense帽anza de vida, que se puede.

Quienes padecimos esta lamentable experiencia y que hicimos de los techos nuestra isla salvadora, sabemos que los ojos, los rictus y los rostros fueron y son fieles testigos de cargo, que reflejan lo vivido y que nos seguir谩n acompa帽ando, marcados a agua por el resto de nuestras vidas.

Tal vez a muchos de los responsables de esta calamidad, se los recordar谩 por sus 茅xitos electorales, sus buenas posiciones econ贸micas o sus cargos encumbrados, pero estoy seguro de que no se los recordar谩 por haber contribuido al mejoramiento de la dignidad y la calidad de vida de miles de santafesinos.

El prohibido olvidar se debe constituir en una consigna, un testimonio indeleble y un recordatorio, para pensar, reflexionar y exigir justicia.

Ricardo Luis Mascheroni  

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