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La pobreza menstrual aumenta por la pandemia

Día de la Higiene Menstrual 

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Unos 300 millones de mujeres y niñas están menstruando un día cualquiera y aunque el mundo se haya parado debido a la pandemia, su periodo no se ha detenido por la COVID. En muchos países del mundo, la regla es un tabú y las mujeres tienen que hacer frente al estigma que lleva asociada la menstruación. A ello se suman la falta de agua corriente o jabón, tan indispensables para hacer frente al coronavirus como para la higiene menstrual.

La ONG Plan International ha llevado a cabo una encuesta online a más de 60 profesionales de la organización que trabajan los derechos de la salud sexual y reproductiva en 24 países del mundo. Con ella se pretende analizar el impacto que han tenido en la menstruación de niñas y mujeres la pandemia y las medidas adoptadas para frenar su propagación.

Los profesionales creen que la COVID puede aumentar los riesgos sanitarios para quienes menstrúan, debido a que recursos como el agua puedan dedicarse a atender otras necesidades.

El acceso reducido a agua limpia para asearse supone un problema para un 15% de las chicas encuestadas. En muchos países, las mujeres y las niñas son las responsables de ir a recoger el agua para toda la familia, teniendo que recorrer para ello distancias considerables.

Los confinamientos han reducido el acceso al agua en muchos hogares, de forma que la higiene durante la menstruación ha dejado de ser una prioridad. Muchas de ellas, además, ya no tienen acceso al baño que utilizaban en otra casa, pues era compartido con otros vecinos.

El acceso a los productos de higiene menstrual se ha complicado

En tiempos de escasez de recursos resulta complicado encontrar productos básicos como el jabón, que además se raciona para lavarse las manos. El acceso se complica para quienes menstrúan y la situación se agrava en campos de refugiados o desplazados. Alrededor de un 80% de los encuestados se mostró preocupado por la falta de recursos para gestionar la higiene menstrual.

En países como Uganda o Somalia, la falta de productos de higiene menstrual hace que muchas niñas se vean obligadas a quedarse en casa durante la menstruación, lo que las priva de importantes oportunidades de aprendizaje, al no poder asistir a la escuela durante esos días.

Los profesionales creen que la situación ha empeorado debido a las restricciones en el acceso a los productos, especialmente en áreas remotas de algunos países, y las instalaciones para cambiarse.

Dos tercios de los profesionales encuestados consideran que se ha interrumpido el acceso a las instalaciones donde las chicas pueden asearse. La construcción e instalación de baños para mujeres es una carencia en muchos países del mundo. “En WorldVision estamos trabajando en que todos los colegios y centros educativos tengan un espacio donde niñas y mujeres puedan cuidar su higiene esos días y se sientan mucho más protegidas, porque hay colegios que no tienen baños”, explica Eloisa Molina, coordinadora de Comunicación de la ONG en España.

Al menos 500 millones de mujeres y niñas en todo el mundo carecen de acceso a las instalaciones adecuadas para poder gestionar su menstruación de forma segura y privada debido a la falta de acceso a agua limpia, aseos con puertas que garanticen su intimidad o un lugar al que echar los productos usados según datos de WorldVision.

Las instalaciones en las escuelas para niñas que menstrúan son muy raras y limitadas: el 53% no tiene acceso a un baño con privacidad y solo el 3% tiene cubo de basura dentro del baño. Casi la mitad de mujeres y niñas de países del Pacífico tiene problemas para encontrar un lugar en el que cambiarse o disponer de productos de forma segura, privada e higiénica.

El precio de estos productos resulta prohibitivo para muchas mujeres

La COVID-19 ha exacerbado "la pobreza menstrual" y el acceso a los productos de higiene menstrual se ha complicado en las poblaciones más vulnerables.

Tres cuartas partes de profesionales y una de cada tres mujeres creen que la pandemia ha dificultado el acceso y la distribución a productos sanitarios durante la pandemia de COVID-19. Muchos lugares que los proporcionaban han cerrado y al no ir al colegio, muchas niñas se han quedado sin acceso a los productos de higiene menstrual.

Ello supone una amenaza a la salud y la seguridad de las personas que menstrúan, según se recoge en la Guía de salud e higiene menstrual editada por UNICEF. “Cuando resulta difícil obtener productos sanitarios, las personas se ven obligadas a utilizar alternativas poco higiénicas que pueden aumentar el riesgo de infecciones urinarias o en el aparato reproductor”, alerta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

En primavera de 2020, la organización estadounidense I Support the Girls experimentó un aumento del 38% en las solicitudes de productos de higiene menstrual tanto para personas individuales como para entidades no sólo porque no podían pagarlo, sino también por la falta de suministros.

Una de cada tres mujeres del área del Pacífico no sabrían ni dónde encontrarlos. Ello no siempre se debe a la falta de suministros, sino que en ocasiones se han inflado los precios. Para más de la mitad de encuestadas ha aumentado en el precio de estos productos, que resulta prohibitivo para muchas mujeres.

El precio de los productos de higiene menstrual se ha incrementado desde que empezó la pandemia para dos tercios de los profesionales de Plan International Australia y 1 de cada 5 chicas de países del Pacífico. Según una encuesta realizada en 2020 por UNICEF y la ONG WASH United, casi un 60 por ciento de las encuestadas aseguraron que tenían menos dinero para comprarlos durante la pandemia. La mayoría considera que deberían ser gratis.

“Parece que no se necesitan” productos para la menstruación

Aunque en Europa no se ha producido una falta de acceso a los productos de higiene menstrual, durante los primeros meses de pandemia sí se complicó para algunos colectivos.

En España, ante la alerta sanitaria por la COVID-19 se han activado redes de soporte. Sin embargo, en situaciones como la pandemia, cuando se proporcionan productos de primera necesidad a las personas más necesitadas no se suelen incluir los productos para la menstruación, que “parece que no se necesitan”, denuncia María Victoria López Benito, coordinadora del Encuentro de Cultura Menstrual autor del manifiesto “Menstruación Digna”.

El documento pide a las autoridades que velen por la accesibilidad a los productos de higiene menstrual. “Instamos al Gobierno de España a que garantice, en estos momentos de alerta en los que muchas personas se han quedado sin sustento económico, el acceso gratuito a los productos y recursos para una higiene menstrual digna”, reza el texto, que recogerá adhesiones de cara al 'Día Internacional de la Higiene Menstrual' el 28 de mayo.

La pandemia ha ralentizado el trabajo de muchas ONG que llevan años abordando la pobreza menstrual y trabajando en otra manera de gestionar la menstruación en opinión de María Victoria López Benito, debido a que ahora es más difícil la gestión directa.

Aunque con la vuelta a las aulas se han reactivado las charlas y programas sobre sexualidad en muchos centros educativos, en todo el mundo hay colegios que no han incorporado este tipo de clases a la enseñanza online.

La falta de acceso a la información sobre higiene menstrual es otro de los problemas que recoge el informe de Plan Internacional. Al dejar de ver a sus profesores, amigas y profesionales sanitarios, muchas niñas afrontan su primer periodo sin educación menstrual, especialmente en lugares donde no hay conexión a internet.

También el cierre de los centros sanitarios ha tenido un impacto negativo y muchas adolescentes se enfrentan a embarazos prematuros no deseados.

“En los talleres de La caravana roja en centros de menores nos hemos encontrado con falta de información, nunca nadie les ha hablado de menstruación y no saben lo que es o es un tema del que no se puede ni hablar en sus casas”, explica la psicóloga Lola Hernández, directora de ese movimiento de cultura menstrual.

Eloisa Molina, coordinadora de Comunicación de WorldVision España, nos cuenta que el objetivo de los proyectos contra el tabú de esta ONG “se centra en dar visibilidad y derribar barreras sobre la menstruación, que las niñas sepan lo que va a ocurrir, porque hay países en que un porcentaje altísimo de niñas no sabe nada hasta el día en que sangran por primera vez”.

Por contra, el acceso a recursos online durante la pandemia ha sido una oportunidad para muchas mujeres del mundo, que durante el confinamiento han tenido tiempo para buscar información acerca de sus ciclos.

Invertir en una buena salud e higiene menstrual repercute en la salud y el bienestar de las mujeres, además de promover la igualdad, recuerdan desde WASH United, promotora y coordinadora del Día Mundial de la Higiene Menstrual.

Una salud menstrual que también se ha visto afectada por la COVID. Casi un 25% de los profesionales de Plan International Australia cree que han aumentado el estigma, la vergüenza o algunas prácticas culturales dañinas asociadas a la menstruación y una de cada 5 mujeres o niñas asegura que se ha sentido más cohibida en esos días durante la pandemia.

Las mujeres y niñas con discapacidad se han visto especialmente afectadas por la pandemia y en la gestión de su menstruación, según la ONG.

Las recomendaciones de Plan International incluyen: que los Gobiernos inviertan en agua, saneamiento e higiene; incluir la higiene menstrual en el currículo escolar; que la gestión menstrual forme parte de las medidas adoptadas frente a la COVID, y que se aplique una respuesta inclusiva y participativa a la pandemia.

Euronews





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