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Justicia

OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave


A mi prima hermana María Cristina Rentería Estrada, quien la noche de este sábado emprendió el viaje al éter eterno, en la familia hacemos nuestro el dolor de sus hijas. María Cristina y Arlette Vargas, de sus yernos, de sus nietos y de sus hermanos Mercedes y el colega Juan Manuel, todos muy queridos. De niños y de jóvenes compartimos el mismo techo. Que pronto nos llegue la resignación. In Memoriam.

PRIMERA PARTE

Cuántos sentidos encierra la palabra justicia y cuántas principios implican hacerla cumplir, inclusive, a su simple enunciado. El diccionario nos dice que es "el principio moral que inclina a obrar y juzgar con respeto obligado a la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde. Por encima de todo debe primar la igualdad”. En otra acepción, nos ilustran que Justicia no es dar o repartir cosas a la humanidad, sino saber decidir a quién le pertenece esa cosa en derecho. Concluye: La Justicia es ética, equidad y honestidad. Es la voluntad constante de dar a cada uno lo que le corresponde.

Tres temas abordamos ahora en tres entregas: En el primero donde se hizo justicia, en otro donde se hace justicia a medias y uno más, donde la decisión es llegar al fondo para cumplir con el mandato de cumplimiento universal.

En una decisión inédita y por tanto histórica, desde luego que la presidencia de Joe Biden fue determinante, el tribunal de Minnesota condenó este sábado 26 de junio de 2021 a veintidós años y medio de cárcel al policía blanco Derek Chauvin, de 45 años, por el asesinato de George Floyd, un afroamericano de 46 años, quien murió asfixiado por la rodilla del agente.

Todos los crímenes cometidos anteriormente por agentes policíacos, para no pecar de omisos por falta de datos, la gran mayoría contra personas de color o de otros orígenes, quedaron en las más vergonzante impunidad.

Chauvin se encuentra internado en una cárcel de alta seguridad desde que, a finales del pasado mes de abril, un jurado le declaró culpable de los cargos de asesinato y violencia voluntaria que causo la muerte.

La colega Mercedes Arancia , nos recuerda que el asesinato de George Floyd tuvo lugar el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis, en la calle y a la luz del día, cuando intentaba entrar arrancar su coche y dos policías acudieron a la llamada del dueño de una tienda de alimentación que acusaba a Floyd, quien se encontraba en evidente estado de borrachera, de haberle pagado con un billete falso. En el forcejeo, los policías le esposaron, le tiraron al suelo y el agente Chauvin mantuvo durante más de ocho minutos su rodilla aplastando la garganta de Floyd.

Su muerte provocó un estallido de manifestaciones masivas y la aparición del movimiento Black Lives Matter, “Las vidas de los negros son importantes”, para protestar por la recurrente violencia policial en Estados Unidos.

De acuerdo con el abogado de la familia, Ben Crump: “Esta condena histórica hace que la familia Floyd, nuestra nación e incluso el mundo, den un paso más hacia la reconciliación, al permitirnos pasar página con el castigo a los responsables”.

Expuestas algunas acepciones sobre el sentido y profundidad de lo implica hacer justicia; tratado el tema donde se hizo inédita justicia -el caso de George Floyd, el joven de raza negra asesinado en plena vía pública por un policía blanco-, pasemos al siguiente donde se hace justicia a medias y nos quedará pendiente en el que se pretende hacer justicia.

En efecto, la Constitución española de 1978 es la norma suprema del ordenamiento jurídico español, a la que están sujetos todos los poderes públicos y ciudadanos de España desde su entrada en vigor el 29 de diciembre de 1978.
 
Misma que fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada y promulgada por el rey Juan Carlos I el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año. Fue muy aplaudida su promulgación, porque según se aseguró, dicho precepto implicó la culminación de la llamada transición a la democracia, que tuvo lugar como consecuencia de la muerte, el 20 de noviembre de 1975, del dictador general Francisco Franco
 
También es de resaltar que la Constitución se fundamenta en la “indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, reconociendo las nacionalidades y regiones españolas”.
 
Todo esta bien, el problema es que una parte muy importante de la población o de las autonomías, no esta de ninguna manera de acuerdo en que el rey sea  jefe de Estado, ni mucho menos que sea el símbolo de su unidad y permanencia, que arbitra y modere el funcionamiento regular de las instituciones, asuma la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, en una frase: no están de acuerdo con la monarquía absolutista, retrógrada, reaccionaria y corrupta.
 
Ese es el principio fundamental, en pocas palabras, del movimiento independentista de Catalunya, que llevó al confinamiento carcelario de los principales líderes en tiempos del gobierno ultraderechista del Partido Popular, PP; cuando lo lideraba el desprestigiado expresidente Mariano Rajoy.   
 
Ahora el conflicto catalán ha entrado en una nueva vía con la decisión del Gobierno del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, que encabeza el presidente Pedro Sánchez, al conceder un indulto, por desgracia parcial por reversible a los nueve líderes independentistas, designados por su pueblo como los próceres, personajes de alta dignidad. 
 
Cabe hacer mención que esa ultraderecha a ultranza representada por PP derrotado y otras organizaciones de la misma índole, que por cierto no han encontrado eco alguno y en cambio la decisión de Pedro Sánchez cuenta con el apoyo de Europa, que ha rechazado una vez más y de plano la retrógrada posición de la derecha española. Inclusive empresarios y obispos se muestran indulgentes con respecto al indulto que permitió que los nueve líderes salieran el miércoles de la cárcel. 
 
Así se cumplió el anuncio que hiciera en un discurso en Barcelona, Pedro Sánchez en su idea de buscar que el conflicto catalán reencuentre el camino de la política.
 
Todo es medianamente correcto, porque es una justicia a medias, a “la justicia” se le ha condicionado con indultos parciales y reversibles. Craso error. Esperemos que triunfe la política sobre el enfrentamiento y la imposición arbitraria del “supremo poder”.

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Empezamos esta serie, que ahora concluye, con algunas acepciones sobre el sentido y profundidad de lo implica hacer justicia; abordamos los dos primeros temas: el  referente al que se hizo inédita justicia -el caso de George Floyd, el joven de raza negra asesinado en plena vía pública por un policía blanco-; el de la justicia a medias, porque los indultos a los líderes independentistas catalanes están supeditados, y finalizamos con el que se pretende hacer justicia. 

Estamos ciertos de que con el Papa Francisco nos se juega, sobre todo en dos aborrecibles procederes que han manchada a la Iglesia Católica Apostólica y Romana: la pederastia y la corrupción, en forma precisa por el encubrimiento e inclusive defensa de los presuntos delincuentes religiosos por parte de algunos altos  jerarcas. 

El 1 de junio de 2021, la Santa Sede incluyó en el Código de Derecho Canónigo los delitos de pedofilia, posesión de pornografía infantil y la reparación del daño a las víctimas, a propuesta del Papa Francisco. Tal decisión marcó un antes y después, puesto que por primera vez el derecho canónico reconoce oficialmente como criminal el método utilizado por agresores sexuales para entablar relaciones con sus víctimas, con regalos y otras distinciones, para obtener favores sexuales.

El documento reconoce los daños causados y espera que al tipificar el delito se logre “prevenir males mayores y sanar las heridas causadas por la debilidad humana”.

Además, los delitos contra menores por parte de sacerdotes serán considerados por la sección titulada Delitos contra la vida, la dignidad y la libertad humana, detalló el secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Juan Ignacio Arrieta.

Precisamente ahora el Vaticano investiga al que fuera ayudante del Papa Juan Pablo II, el cardenal polaco y arzobispo de Cracovia Stanislaw Dziwisz, por encubrir abusos a menores, en retiro desde 2016.

El Vaticano informó este sábado que estaba investigando al influyente ayudante del fallecido Papa Juan Pablo II. Por su parte la Nunciatura Apostólica en Polonia dijo que la Santa Sede envió al cardenal italiano Angelo Bagnasco a esa nación del 17 al 26 de junio para investigar los graves sucesos.

 

Son muchas denuncias y muchos cargos contra Dziwisz, actualmente de 82 años, documentados por la cadena polaca TVN24, además de una denuncia por pederastia presentada ante la fiscalía de esa nación.

Otros casos: desde el año pasado, el Vaticano ha sancionado a los obispos polacos por encubrir la pederastia de miembros del clero: al cardenal de 97 años Henryk Gulbinowicz, ya fallecido; el dimitido obispo Edward Janiak, y el del arzobispo de Gdansk, Slawoj Leszek Glodz.

Seguro que el ayudante del Papa Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz no será la excepción; con el Papa Francisco no se juega. La limpieza en la Iglesia era imprescindible, en ello está inmerso el primer obispo de Roma de origen  latinoamericano.




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