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La pandemia no terminó y las elecciones ya meten la pezuña

OPINIÓN de Sergio Ortiz

Si bien la vacunación avanza, y es un dato muy positivo, la pandemia continúa enfermando y matando. Y las próximas elecciones complican más, con la oposición derechosa muy irresponsable. 
En la lucha contra la pandemia hay datos positivos como el avance del plan de vacunación, con diversas vacunas conseguidas a pulmón y pagadas con el sudor de los argentinos. Hoy se contabilizan 18.5 millones de dosis recibidas en su mayor parte de Rusia y China, y en menor medida de AstraZeneca (sueco-británica). Se aplicaron más de 13 millones, la mayoría en primera dosis.


Esto pone a Argentina en el puesto 20 de los países con más vacunaciones. No seremos campeones, pero tampoco estamos en el fondo de la tabla ni nos fuimos al descenso, como asegura el macrismo en sus variantes y cepas mutantes.

Esas vacunaciones se expresan en las caras de felicidad de quienes se fotografían al momento de recibir el pinchazo y sus posteos en redes sociales. Nada que ver con recibir un veneno, como calumniaba Elisa Carrió.

Y si bien no se puede hacer un traslado mecánico entre salud y política, aquel avance vacunatorio tuvo muchísimo que ver con los acuerdos del gobierno de Alberto Fernández y el de Vladimir Putin, plasmados en la conferencia donde el primero agradeció al segundo la ayuda recibida. Y no fueron sólo vacunas recibidas sino, y esto puede ser más importante a futuro, los acuerdos para que la Sputnik V empiece a fabricarse en Argentina en el laboratorio Richmond. 

La lupa científica del Instituto Gamaleya de Rusia ya aprobó el material enviado por Richmond y enviará su principio activo para que sea descongelado acá y, siguiendo los pasos respectivos, envasado como Sputnik V. Según Marcelo Figueiras, antes de fin de mes, podrían fabricar 500.000 dosis y luego 500.000 semanales. Posteriormente podrían exportarse a la región y el mundo.

En este punto hay que abrir algún interrogante acerca de las fechas y cantidades, porque han sido materias donde el gobierno tuvo algunos aplazos. En diciembre de 2020 el presidente afirmó que para esta fecha de 2021 estarían inmunizados 25 millones de compatriotas. Eso no ocurrió. Las demoras no fueron de su autoría sino de los laboratorios extranjeros, algunos desbordados, otros por mala fe de sus directivos, caso Pfizer, o bien por directivas de los países imperiales, como las de la Casa Blanca frenando la llegada de las de AstraZeneca que ahora empiezan a venir, en cómodas cuotas.

“JUAN SABE, HACE Y CUMPLE”

Más allá de la vacunación no hay mucho para festejar porque el coronavirus sigue enfermando y matando compatriotas, con camas de Unidades de Terapia Intensiva que ya no dan más. Igual de agotado está el personal de salud, tan mal pago como antes con el bono de 6.500 pesos.

Los 30.950 contagios de ayer y los 538 muertos llevaron  la estadística argentina a 3.92 millones de enfermos y 80.411 fallecidos desde marzo de 2020.

Esta segunda ola venía con los botines de punta y había dado  señales de su virulencia.

En este punto señalo una deficiencia política-sanitaria del gobierno de Fernández: si bien fue adecuando planes de contención, llegó tarde con medidas de restricción. El presidente y su ministro de Educación sostuvieron hasta principios de mayo las clases presenciales, cuando muchos especialistas habían planteado que la circulación alrededor de esa modalidad era una vía importante de contagio. Y que la educación debía hacerse en forma virtual.

En beneficio de AF hay que decir que en forma tardía tomó una decisión restrictiva incluyendo las escuelas, en su DNU tan cuestionado por el alcalde porteño Rodríguez Larreta, la Suprema Corte de Injusticia y el vocero de los monopolios, Clarinete.

Como el AMBA recibió un alto impacto de contagios y muertes por esos días,  con 24 muertos de maestros y personal de educación, el alcalde del PRO optó por una resistencia más moderada cuando Fernández renovó las prohibiciones hasta mediados de junio. Su mentiroso eslogan de campaña es “las escuelas son lo último que se cierran y las primeras que se abren”. Los resultados fueron funestos e irrefutables. Y como el Guasón tiene aspiraciones presidenciales, para lo cual tendrá que salir vivo de una interna que puede tener formas de guerra, moderó un tanto su confrontación con Nación.

El peor resultó ser el gobernador de Córdoba: recién el viernes 4 se decidió a restringir actividades, incluyendo suspensión de clases. Juan Schiaretti es un peronista de derecha, de excelente vínculo con la Mesa de Enlace Sojera y las multinacionales automotrices, las desarrollistas que atacan al monte nativo y demás ramas del gran capital.

Aunque es un hombre de edad, el ejemplo de Joe Biden llegando al Salón Oval a los 77 años  parece haberle dado más ínfulas presidenciales. Los políticos que mantenían abiertas actividades económicas susceptibles de mayores contagios denotaban el deseo de mantener la mejor relación con el establishment. Fernández no era la excepción, pero los que lideraban ese ranking de políticos jugados a “mantener abierta la economía” (léase negocios de grandes  empresarios) eran Rodríguez Larreta y el gobernador cordobés.

En La Docta los contagios pasaron de mil a 5.000 por día, y los muertos de 15 a 50, en todo el territorio provincial, con hospitales colapsados. Para muestra basta un botón: el delegado de ATE en el Hospital Misericordia, el médico Pablo Aguirre, mostró a Canal 10 que hasta la garita policial de ese nosocomio se había habilitado para atender enfermos.

En mayo de 2019, cuando fue reelecto gobernador, Schiaretti usaba el eslogan “Juan hace, Juan sabe, Juan cumple”. Engañó a muchos incautos, incluso al Instituto Patria que ordenó bajar la lista kirchnerista para votar a “mi amigo Gringo”, quien en octubre no adhirió a la fórmula Fernández-Fernández. La culpa es del chancho y del que le da de comer…

¿Y SI HACEMOS COMO EN IMPSA?

La oposición siguió metiendo cizaña, cuestionando al gobierno por no haber aceptado todos los términos humillantes de Pfizer, no haber comprado todas las vacunas de AstraZeneca que podía vender el mecanismo COVAX, etc.

El humorista “Osmar Amarilla” en el programa de Claudio Villarruel en Canal 9, retrató a esa derecha macrista: se quejaba del encierro primero y de que “no nos cuidan” después, que “nos quieren envenenar” primero y luego que “no me dan mi vacuna”, etc. Digno de verse porque en forma risueña escrachó a la derecha vernácula lobbista de Pfizer.

En cambio fue doloroso ver al canal kirchnerista C5N despedir a Tomás Méndez y el buen equipo periodístico de ADN, con un comunicado donde la dirección del canal le pidió “sinceras disculpas a Patricia Bullrich”. 

La crisis de salud no está solucionada y empiezan a complicarla las PASO de septiembre y legislativas de noviembre. Para presentar los candidatos hay plazo hasta fines de julio y ya hay roscas en los frentes con mayores posibilidades.

En las “mesas de los lunes”, como las llaman, varios dirigentes peronistas están viendo qué candidatos y candidatas ponen en el FdT en  Buenos Aires, que más que madre es la bisabuela de todas las batallas. Allí dialogan Kicillof, Máximo, Massa, Cafiero, algunos intendentes, etc, reservando la última palabra para el presidente y la vicepresidenta, que charlarán por separado. Para encabezar en Diputados suenan Daniel Scioli, Victoria Tolosa Paz y alguna dirigente de La Cámpora. Como son los primeros nombres en salir al ruedo, puede que no sean los definitivos…

Y en la vereda de enfrente hay “fuego amigo” entre el sector de Macri-Bullrich y el de Rodríguez Larreta-Vidal-Carrió. Vidal es tan oportunista que no sabe si competirá en CABA como ella quiere, si en la provincia como desean sus adversarios internos, o quedarse callada para jugar a nivel presidencial. 

Ese juego electoralista es “lógico” en un país capitalista dependiente y con un cronograma electoral. Lo que no es conveniente es dispersar fuerzas y gastar pólvora en chimangos, cuando hay de por medio algo tan supremo como ganar la guerra al COVID-19. Que en todo caso la competencia gire en torno a las mejores propuestas para superar la pandemia y reactivar la economía, atendiendo a los trabajadores y sectores más necesitados.

El gobierno nacional y el de Mendoza estatizaron Pescarmona (IMPSA), salvando 720 empleos porque se había sobreendeudado e iba a la quiebra. El Estado nacional puso 1.362 millones de pesos y Mendoza 454 millones. Se convirtieron en controlantes con el 63,7 el primero y 21,2 por ciento la segunda, de la nueva Pescarmona; con 9,8 por ciento para los acreedores y 5,3 para la familia fundadora. Es una empresa estratégica que exporta el 85 por ciento de su producción para la energía hidroeléctrica, nuclear, eólica y solar. 

Eso demuestra que se pueden estatizar rubros fundamentales de la economía, para combatir la crisis, mejorar la vida de los argentinos y los números del fisco. ¿Por qué no hacerlo con la energía, el comercio exterior, las vías navegables y los bancos, para que éstos no nos maten con disparos de Leliq? ¿Por qué no suspender los pagos de la deuda externa y auditarla?

No hay que tener miedo a adoptar esas medidas de fondo. La crisis las demanda ahora. Ayer. ¿Quién hubiera dicho que el imperial “Grupo de los 7” aprobaría un impuesto del 15 por ciento a los capitales trasnacionales? Si ellos se atreven a eso, nosotros deberíamos gravar con esa alícuota a las grandes fortunas, por ley, todos los años, aunque chillen los poderosos y algunos lúmpenes macristas que se retiran del fútbol. 





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