Jorge Zavaleta Alegre
"Despu茅s de cuatro d茅cadas, se abre las grandes alamedas". La frase recuerda al presidente chileno Salvador Allende.
Latinoam茅rica, en el 煤ltimo medio siglo ha transitado por una econom铆a libre o lib茅rrima, y ahora pasa por un conflicto entre los grupos econ贸mico tradicionales y las emergentes fuerzas populares, cuyos ingresos no transitan por la banca ni los sistemas de tributaci贸n. Esta crisis se complica por las pandemias y la vigencia de una informalidad ampliada y delictiva de la droga amaz贸nica, concentrada en el sur oriente del Per煤, Bolivia y Paraguay.
Chile (al igual que Per煤, Venezuela y Ecuador) ha decidido tener una nueva Constituci贸n Nacional que reemplace aquella que dej贸 la dictadura de Pinochet.
Para los latinoamericanos de pensamiento conservador, el presidente Allende fue un orgullo temporal porque su antepasado conquistador hab铆a recibido un t铆tulo de nobleza por la cantidad de ind铆genas que hab铆a eliminado.
Pero ese pensamiento cambi贸 tres a帽os m谩s tarde, cuando el presidente Allende era derrocado en un violento golpe de Estado, comandado por Pinochet y respaldado por el gobierno de los Estados Unidos, que puso fin al gobierno de la Unidad Popular y a su propia vida.
Era el 11 de septiembre de 1973. Poco antes de morir, en su discurso postrero, Allende dijo: “Mucho m谩s temprano que tarde, se abrir谩n las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Durante la era del dictador Pinochet se hab铆an hecho reformas para implantar una econom铆a de libre mercado. El pa铆s puso en manos de inversionistas privados las empresas estatales existentes al mismo tiempo que los servicios de salud, la seguridad social, la educaci贸n, la vivienda y las telecomunicaciones. Se prohibieron las acciones reivindicativas de los sindicatos y gremios.
Despu茅s de la vuelta a la democracia, en 1990, varios gobiernos de la llamada Concertaci贸n se sucedieron entre ese a帽o y 2010. Las pol铆ticas neoliberales se profundizaron a煤n m谩s. Se impuls贸 el consumo y el cr茅dito. El pa铆s crec铆a econ贸micamente e ingresaba a organismos de pa铆ses desarrollados.
El otro lado de la medalla era que Chile segu铆a estando dentro de las naciones m谩s desiguales del mundo. Balances de la primera d茅cada del siglo, revelan que las cuatro familias m谩s ricas en Chile pose铆an una riqueza equivalente al 20 por ciento de lo que produc铆a el pa铆s al a帽o (PIB).
La protesta que siempre ha sido parte del escenario chileno se desat贸 con una fuerza inusitada hace diez a帽os. El movimiento por volver a hacer p煤blica la educaci贸n se constituy贸 en uno de los m谩s fuertes desde el retorno a la democracia. Los esfuerzos del pueblo chileno obtuvieron como resultado de las protestas el llamar a una nueva Constituyente para abolir la Constituci贸n de Pinochet. Las marchas feministas es un elemento muy valioso que ayud贸 y ayuda al cambio de este pa铆s que termina en la Ant谩rtida y en la Latinoam茅rica del XXI.
El ciclo de sufrimiento al que el pueblo chileno ha sido sometido en los 煤ltimos cincuenta a帽os con desaparecidos, exilio, represi贸n y presos pol铆ticos parece haberse cumplido.
Las palabras prof茅ticas de Salvador Allende acaban de hacerse realidad. Las pasadas elecciones en el pa铆s austral para elegir representantes a la Convenci贸n Constitucional, alcaldes y gobernadores han tenido resultados contundentes.
El resultado de la votaci贸n: “La suma de los independientes con las dos grandes listas de la oposici贸n al gobierno de Pi帽era supera los dos tercios de los 155 esca帽os de la Convenci贸n, que contar谩 con 17 cupos reservados para los pueblos ind铆genas y tendr谩 paridad entre hombres y mujeres, algo in茅dito en el mundo”, enfatiza la prensa de Santiago, la capital nacional.
El pueblo chileno ha retomado la vocaci贸n de participaci贸n sencilla y en humildad. Elisa Lonc贸n, una ling眉ista chilena, que creci贸 en una choza tradicional de madera y paja donde viven los ind铆genas mapuche en 谩reas rurales del centro-sur de Chile, ha obtenido el liderazgo en esta nueva etapa.
Ella fue la 煤nica ni帽a ind铆gena en su clase. Pero renunciar a la oportunidad de la educaci贸n no era una opci贸n. Ya su madre abandon贸 la escuela en tercer grado, cansada de caminar largas horas descalza para llegar a su sal贸n de clases, mientras que su padre no aprendi贸 a leer hasta los 17 a帽os.
Elisa Lonc贸n, hoy con 58 a帽os, tiene una maestr铆a y dos doctorados. Es una de los 155 miembros de la nueva asamblea constituyente encargados de redactar la nueva carta magna del pa铆s.
En octubre pasado, m谩s del 78% de los votantes chilenos aprobaron el cambio constitucional, y el junio volvieron a votar para elegir a los miembros de una asamblea constituyente. La asamblea ya tuvo su primera sesi贸n oficial, de un proceso que debe durar hasta un a帽o y producir un texto que ser谩 ratificado a trav茅s de un nuevo plebiscito.
Este acontecimiento no solo pone fin al legado del r茅gimen autoritario de Chile. Es una oportunidad 煤nica para que cualquier pa铆s establezca nuevas pautas para el siglo XXI. Se espera que la asamblea constitucional de Chile trate de limitar los privilegios de una 茅lite con un control dominante en el poder pol铆tico, que todav铆a act煤a como una oligarqu铆a.
En el centro del debate constitucional estar谩 si eliminar o no una secci贸n existente que regula el poder del Estado para desarrollar actividades empresariales, lo que la mayor铆a de los chilenos cree que conducir铆a a nuevas pol铆ticas de bienestar social.
La constituci贸n de Chile que fue redactada bajo la influencia del modelo neoliberal, no obstante muchas enmiendas, la mayor铆a de los chilenos la considera demasiado dirigida al libre mercado y marca las desigualdades del pa铆s.
La lucha de Chile con su pasado autoritario no es 煤nica. Los pa铆ses con democracias recientes, como Birmania, Corea del Sur y Turqu铆a, se han regido por constituciones autoritarias durante a帽os o incluso d茅cadas.
En algunas naciones, como Argentina, que han oscilado una y otra vez entre la democracia y la dictadura, varias transiciones democr谩ticas han sido guiadas por constituciones redactadas por gobiernos autoritarios.
Este hecho refleja una vez m谩s c贸mo Sebasti谩n Pi帽era, el multimillonario presidente empresario de Chile, est谩 sumamente desconectado de la manera en que viven la mayor铆a de los chilenos. El gobierno de Pi帽era est谩 consciente de esto y est谩 tomando medidas para oponerse a un cambio pol铆tico radical.
El proceso de reforma no necesariamente tiene que descarrilar el estatus de Chile como una fuerza econ贸mica en la regi贸n. Un sistema pol铆tico m谩s inclusivo que promueva los intereses de la mayor铆a de sus ciudadanos tambi茅n puede beneficiar a los empleadores mediante estabilidad pol铆tica y una fuerza laboral m谩s feliz y saludable, coinciden m煤ltiples pa铆ses.
La mayor铆a de los electores, sobre todo los j贸venes, son conscientes que no es lo mismo una nueva constituci贸n tutelada, regida y regulada por un parlamento donde se votan leyes represivas y se da impunidad a los violadores derechos humanos y a los corruptos pagados por el empresariado.
Se espera que una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, plenipotenciaria tenga realmente el poder fundacional de decidir, sin condicionamientos de los poderes f谩cticos vigentes (de la clase dominante, la clase capitalista).
En definitiva la mayor铆a de ciudadanos de Chile espera que la Asamblea Constituyente respete al movimiento masivo de la poblaci贸n, que ponga en pie un gobierno en el cual las trabajadoras y los trabajadores puedan vivir en una sociedad democr谩tica, expresi贸n de este nuevo electorado.